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LA BESTIA por Artemisa Fowl

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Notas del capitulo:

Hola, gracias a "Anónimo" por comentar.

Me alegro que te haya gustado, en realidad estoy hecha un lío con el mundo, sus leyes, sus razas, su geografía, su historia y demás y francamente no creo que este haciendo el mejor trabajo, pero lo intento. Gracias por leer, saludos...

CAPÍTULO 12

La criatura que yacía junto a sí era extraordinariamente bella, Zwein luchó contra el impulso de permitirle a sus manos vagar por el cuerpo joven y hermoso que sostenía entre sus brazos, después de todo el niño estaba inconsciente, ni siquiera se enteraría. Sonrió con cinismo. Era igual a su padre, un maldito bastardo interesado sólo en sí mismo, quizás se mereciera todo lo que le había pasado.

El vampiro descansaba recargado sobre su pecho, los latidos de su de corazón tan suaves que casi habría pasado por un humano muerto.

¿Qué estaba haciendo?

En años humanos el joven vampiro no alcanzaba ni siquiera los dieciocho años, era un niño prácticamente y ahí estaba él, manipulándole para sus propios beneficios. En el momento en que lo arrancó de los brazos de Francis no lo había hecho con la intención de erigirse en un titiritero, sino de protegerlo de las garras de ese cerdo. Vampiro o no, ese muchacho no merecía lo que los humanos le habían hecho.

Sintió deseos de dormir, su magia menguaba cada día más, si continuaba regalándola de esa forma a Aysel para cuando llegarán a la capital no le quedaría nada y dependería de las habilidades de su familiar.

Sin la ayuda de Zenda y sus contactos había tenido que ocuparse personalmente del tratamiento del vampiro, al no ser un Curandero tenía que confiar en su magia en su estado más puro para reparar las heridas internas, desnutrición y deficiencias de su futuro familiar. Además, no bastaría con sanar su cuerpo, necesitaría remendar su alma lo suficiente para presentarlo en el selecto Gremio de la capital del que su familia era parte; una tarea que normalmente llevaría años, pero que habría de desarrollar en cuestión de semanas. Con una bestia humana no habría tenido tantas dificultades, bastaría con que se conectarán para que sus pensamientos, acciones e incluso sentimientos quedarán unidos, en el fondo eran iguales, pero entre un ser humano y un vampiro, incluso siendo ambos bestias había tantas diferencias como entre un pájaro y un pescado, por lo que esta idea quedaba descartada.

Quizás no fuera mentira, era fuerte, hermoso y valiente. Aysel era perfecto. Pero el mundo en que había nacido no podía verlo. Estrechó al delgado cuerpo entre sus brazos y se prometió a si mismo hacer hasta lo imposible por protegerlo. No sabía cómo, pero no permitiría que le volvieran a hacer daño. Dentro de Aysel veía mucho de sí mismo. Tal vez el vampiro tuviera alguna probabilidad de ser feliz en esta vida.

Zwein sintió como el suave latido del corazón de su familiar se aceleraba, el vampiro estaba despertando, lo apartó de si con delicadeza. La máscara continuaba ahí, sentía curiosidad por lo que encontraría debajo del pedazo de hierro. Si las leyendas eran ciertas, entre más hermoso el vampiro, más intensa su magia. Entre ese pueblo sus líderes se elegían en función de su atractivo físico, eran seres vanidosos y superficiales.

—Lo siento, maestro— se disculpó Aysel con la voz clara—. Me dormí sin darme cuenta.

—Perdiste el conocimiento. Es natural. Los cuerpos orgánicos, bestias o no, no están diseñados para soportar grandes cargas de magia.

—Si, Señor.

— ¿Te han enseñado los principios fundamentales de la magia?

—Soy demasiado estúpido e inútil como para comprender algo tan complejo.

—No vuelvas a decir eso. No eres estúpido y tampoco inútil. Cuando mejores, hablaremos.

Sin importar su tipo, a las bestias siempre se les inculcaba conceptos de inferioridad en todo su sentido, de esta forma era más sencillo controlarlas. Los viejos y adultos que eran capturados no siempre se lo creían, pero los que fueron llevados desde muy jóvenes como Aysel no tenían razones para creer que los estaban engañando.

—Ahora, te quitaré esa horrible máscara. ¿Estás listo?

—Si, Zwein.

El Hechicero escuchó el débil titubeo en la voz de Aysel. Tras tanto tiempo obligado a portarla, seguramente la máscara se había vuelto parte de sí mismo, quizás en lugar de un castigo lo veía como un obsequio, lo mantenía oculto de las miradas furiosas que el mundo le lanzaba a diario.

—No dolerá.

Colocó su mano sobre los lados de la máscara, ejerció cierta presión sobre la superficie de metal lisa y en un segundo la máscara se partió en dos, tiró con cuidado primero de la parte trasera y después de la de enfrente. Las depositó en el suelo húmedo, más tarde le preguntaría a Aysel que quería hacer con ella, quizás decidiera conservarla o prefiriera tirarla.

El aspecto de los vampiros no variaba, a diferencia de los humanos, incluso si lo deseaban no podían rizarse el cabello o teñírselo de otro color, subir de peso o adoptar otro corte de pelo, su desarrollo cambiaba conforme a su edad, pero sus rasgos continuaban iguales, imperturbables, etéreos…

Zwein tomó una esponja preparada con una mezcla de flores preparadas que había preparado antes y comenzó a limpiar el rostro sucio del vampiro, la suciedad de años se escurrió entre sus dedos, ensució sus manos, pero no le importó, ansiaba encontrarse con la blancura bajo aquella capa de mugre, sudor y lágrimas.

Igual que si se encontrará desnudo en pleno invierno, Aysel temblaba con fuerza, se estremecía con violencia, movía los labios sin producir ningún sonido, de vez en cuando arqueaba la columna o torcía los dedos de las manos y los pies como si fuera a salir corriendo de un momento a otro. El joven Hechicero no desperdició energía pronunciando palabras consoladoras, por el contrario, centró su atención en remover cualquier signo de suciedad.

Poco a poco el verdadero color de piel de Aysel fue emergiendo, los mechones violetas cayeron desordenados sobre la frente sudorosa, los pómulos afilados se mostraron arrogantes, los labios firmes y seductores se combinaron con la nariz afilada y la barbilla cuadrada enmarcó un rostro de proporciones perfectas. El estrés, cansancio y largos años de esclavitud habían dejado su huella en los párpados hinchados y la expresión desesperada descrita en su frente, pero resultaba sencillo pasarlo por alto al fijar la atención en las espesas cejas violetas o las largas y gruesas pestañas.

—No abras los ojos hasta que yo te lo diga— le pidió mientras se levantaba a recoger las cosas que había preparado con antelación—. Quédate aquí, no tardaré.

El vampiro asintió muy lentamente y fiel a su palabra permaneció tan firme como una estatua mientras Zwein corría por las cosas que llevaba preparando desde hace una semana.

Primero le enjuagó el rostro una vez más, después lo secó, le vistió, peinó e incluso perfumo.

De pie tras el joven vampiro frente a un espejo de cuerpo completo le susurró al oído.

—Eres perfecto. Dilo.

—Soy perfecto.

—Una vez más— instó con firmeza.

—Soy perfecto.

El tono indiferente, lejano, frío continuaba ahí en la voz de Aysel. Estaba bien. Zwein siempre había sido consciente de que no podría remendar el trabajo de años en un par de días.

—Otra vez.

—Soy perfecto.

—Eres perfecto y me perteneces.

—Soy perfecto y soy tuyo.

—Abre los ojos.

Aysel abrió los ojos, aquellos grandes, inteligentes y emotivos ojos del mismo color que su cabello, se miró en el espejo un segundo, antes de caer de rodillas y comenzar a gritar…

Notas finales:

Debía de publicar la semana pasada, pero...enfermé, no de gravedad, pero padezco una poco común enfermedad llamada neuralgia que me provoca dolores de cabeza faciales que me ponen de mal humor y hacen que no me apetezca hacer nada a menos que sea necesario.

Bueno, como sea...

El hechizo que lanza Zwein fue hecho por san google en un idioma que existe, es un idioma que fue creado con la intención de convertirse en el idioma "internacional o mundial", pero fracaso miseriblamente. Una lástima, porque era un idioma sin nación y habría sido un experimento interesante.

No les diré para mantener el "misterio".

Bueno, si es que alguien me continúa leyendo...


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