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LA BESTIA por Artemisa Fowl

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Notas del capitulo:

Gracias a...

  anmamez    Al contrario, gracias a ti por tomarte la molestia de dejar unos palabras de aliento.   Besos...

CAPÍTULO 18

Aspiró la dulce fragancia del té de vainilla, la endulzó con una cucharada de miel y se deleitó con el exquisito olor. Zwein prefería por mucho el café amargo, pero esa deliciosa bebida le parecía irresistible, quizás más tarde se bebiera una taza. Colocó la bebida junto a las trufas en una bonita bandeja floreada y la sirvió en la mesa de centro de su sala. Envuelto en una gruesa manta, Aysel vigilaba sus movimientos. Su belleza aumentaba día tras días, los cortes casi se cerraban por completo, la mayoría de las heridas desaparecían, los moretones y cardenales hacía días se desvanecieron; lo que hace un par de días era un adolescente atractivo y flacucho, ahora era un joven seductor y encantador capaz de derretir el corazón de quién se lo propusiera.

Hacía un mes que vivían juntos, una semana que dormían en la misma cama y tres días desde que le ordenó a su familiar salir de su habitación y recorrer el resto de la casa, familiarizarse con su entorno, reconocer su pequeño y nuevo mundo. Todavía no le dejaba realizar ninguna actividad física, ni habían trabajado con su magia. Quería estabilizarlo en tantos sentidos como pudiera en el poco tiempo que le quedaba antes de marcharse a la capital. Sólo le quedaban dos meses y no habían avanzado ni un poco en ningún sentido.

Antes de pasar a la siguiente fase necesitaba algunas respuestas. Ayer acababa de recibir el expediente de Aysel, técnicamente debieron entregarlos apenas firmó el contrato por su familiar, pero ya que el gremio se resistía a reconocerlo como un miembro más, no le extrañaba que hubieran tardado tanto en enviárselo; no esperaba encontrar gran cosa, datos generales, los nombres de los anteriores maestros, quizás el nombre de las otras criaturas con las que fue capturado. Un puñado de hojas mal escritas, redactadas a toda prisa con letra ininteligibles en el mejor de los casos. Sin embargo, lo que recibió fueron dos hojas, la primera con los datos del vampiro a la edad que fue capturado, a los cinco años, en las lejanas tierras de Digamma en un territorio casi desconocido, un breve esbozo sobre sus características y su personalidad, en la segunda página los nombres de la docena de maestros que lo tomaron como familiar, sin especificar los motivos por los que rompieron el contrato.

Incluso tratándose de la sirena más débil sería considerado un expediente demasiado pobre.

Los magos podían ser torpes y perezosos, pero incluso su incompetencia tenía un límite.

Alguien estaba ocultando información a propósito. ¿Pero cuál era la causa? El extraordinario poder de un vampiro era algo digno de celebrar, no de ocultar. ¿Acaso un pez gordo, estaba…protegiéndolo? Imposible, la sola idea le parecía incoherente. Era difícil armar un rompecabezas cuando tantas piezas estaban perdidas.

— ¿Has probado las trufas? — le preguntó Zwein extendiendo la bandeja hasta el vampiro invitándolo a comer.

—Antes de venir aquí.

— ¿A dónde?

—Con los humanos.

El vampiro susurraba, a veces por breves momentos dejaba ver retazos de su verdadera personalidad, atrevida, vibrante, seductora; pero la mayor parte del tiempo se mantenía oculto en su caparazón de sumisión y docilidad, incapaz de comer la más pequeña migaja sin que se le ordenarán explícitamente.

—Bebe el té, quizás te guste. Es una mezcla de vainilla con miel, no te enfermará y come las trufas, son frescas, podemos ponerle miel para endulzarlas todavía más si le prefieres. He intentado conseguirte chocolate, pero no estoy seguro de las dosis de azúcar que tu cuerpo pueda procesar. Cuando practiquemos con tu magia quizás lo averiguaremos.

Aysel sujetó con manos temblorosas la taza de té, le dio un largo sorbo y suspiró satisfecho. Comió una trufa y se lamió los dedos. Zwein tragó saliva al ver como pasaba su lengua por las puntas de sus uñas, en cualquier otro ser, bestia o no, ese acto podría haber resultado fingido o hasta asqueroso, pero en su familiar no sólo se veía natural, sino también increíblemente seductor. Ahora comprendía porque fuera de la capital, donde había pocos magos, los vampiros debían llevar su rostro cubierto; el más banal de los gestos se empapaba de sensualidad en su presencia.

—Realmente es delicioso. Gracias.

Zwein recobró su compostura, le extendió el folder que le acababa de llegar y explicó.

—Me llegó ayer. Si quieres leerlo es tu expediente.

—Prefiero no verlo.

— ¿Por qué?

—Ahí dice que soy un fracaso, ¿verdad? – el joven hechicero se sintió conmovido ante la resignación en su voz—. Planeas devolverme al ver que no sirvo para nada, por eso me diste este bonito regalo de despedida. Eres demasiado bueno.

— ¡Jamás te devolveré a ese lugar! No soy muy diferente a ti, soy una bestia, fui prisionero en los calabozos y torturado por los humanos. Preferiría matarte antes que regresarte a ese lugar.

Quizás había ido demasiado lejos con esa última parte, más sin embargo en el instante en que los ojos de Aysel se iluminaron con alegría supo que había dicho lo correcto.

— ¡Debes creerme, Aysel! ¡Eres un ser extraordinario y soy muy afortunado de que seas mi familiar!

—Si lo fuera ellos no se habrían deshecho de mí.

— ¿Qué es lo que último que recuerdas antes de que te entregarán a un nuevo maestro o te regresarán a La Academia?

—Dolor, mucho dolor, tanto dolor que perdía el conocimiento. Luego despertaba en una jaula, una habitación desconocida, un calabozo, un lugar diferente cada vez.

Zwein recordó algunos de los nombres de los propietarios de Aysel, todos provenientes de ricas familias de magos, hijos menores con la habilidad de manejar uno o dos elementos; en la capital serían un montón de perdedores, pero en cualquier provincia devastada por la pobreza y el hambre como lo era Eta su riqueza los convertía en reyes. Un mago o hechicero competente sabría establecer un vínculo con su familiar lo suficientemente estable como para que la extracción de magia no causará más que un leve malestar a ambos, pero un familiar cuya magia superará por mucho a su maestro se resistiría instantemente a esa violación de su ser y provocaría un gran dolor no sólo al mago que intentará controlarlo, sino a si mismo.

Probablemente esa era la razón por la que los maestros de Aysel se deshacían de él con tanta frecuencia. Le hacían creer al pequeño vampiro que era su culpa, cuando en realidad se trataba de su incompetencia como magos. No obstante, todavía no se explicaba el cómo una bestia tan poderosa no había sido enviada a la capital. La respuesta más simple sería que los hechiceros y brujas tenían tanto miedo de revelar sus deficiencias que no lo reportaban, pero ahora que lo recordaba incluso Tirys le explicó que Aysel casi había llevado a la muerte a varios maestros, lo que significaba que era un secreto a voces.

En su experiencia la respuesta más simple era la correcta.

Alguien por alguna razón que no alcanzaba a imaginar no deseaba a Aysel en la capital. No lo apreciaba lo suficiente para protegerlo, pero tampoco lo odiaba tanto como para ordenar su muerte.

¿Quién podría ser esa persona?

 

Notas finales:

Siempre tuve la idea de que Zwein tuviera un hermano gemelo y no se tratará de la típica historia, gemelo bueno y gemelo malvado, ni habra trío amoroso o del tipo "joder, te confundí con tu gemelo"...

En realidad el gemelo será un personaje secundario, andará por aqui y por alla sin convertirse en protagonista. Creo...

El nombre original de Zwein, iba a ser "Zwei", pero por alguna extraña, debe ser mi distracción innata y natural le agregué una "n" al nombre y cuando me di cuenta ya llevaba como cinco capítulos seguidos escritos así, ya no me acostumbraba a cambiarlo y todo eso...

Lo lamento un poquito, porque sus nombres aunque no eran lo más profundo del mundo, pues tenian un significado.

Pero, ya me iba acostumbrado a la "n" de más.

Capítulos lentos, lo sé...pero ahora se estan conociendo en un entorno más "natural".

Gracias por leer, saludos..


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