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LA BESTIA por Artemisa Fowl

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Notas del capitulo:

Gracias a los que comentaron el capi pasado, los quiero...

Perdón por no explayarme, pero publico súper rápido porque ando corta de tiempo.

Saludos y besos...

CAPÍTULO 34

Aysel dormía, a cambio él soportaba con mudo escepticismo el lacerante dolor que desgarraba sus músculos, podía soportarlo, lo importante era cuidar de su Recipiente, había visto en los recuerdos del niño, bastaron un par de imágenes para reforzar su decisión. Los seres humanos no eran merecedores de la magia, debían ser despojados de su dominio sobre el éter o en caso contrario destruidos.

Su Recipiente creía en que ese mago vendría, la esperanza lo mantenía con vida, de otra manera ni siquiera él habría sido capaz de protegerlo de la perfidia de ese hombre llamado Francis. Al principio intentó provocar el máximo dolor posible, pero tenía un único objetivo: asesinar a Aysel. Por fortuna su Recipiente reaccionó a tiempo y lo asesinó antes, nada de magia accidental o defensiva, ira y deseos de muerte en su forma más pura. Ni siquiera necesitó alentarlo o susurrarle consejos, el elegante cuerpo de Aysel se movió por voluntad propia con la gracia y fiereza de un vampiro y desgarró la carótida sin miramientos ni piedad, regocijándose con el dulce néctar de la sangre, descubriendo su fuerza…; después vino el colapso, la incredulidad, la lucha contra toda una existencia de esclavitud e inferioridad, terminó por hundirse. Aysel se derrumbó completamente aterrorizado de su fuerza, heridas y límites auto impuestos.

Él tomó su cuerpo y esperó por el hombre que su Recipiente amaba, aquel llamado Zwein.

Porque en esos momentos era su única salvación, sólo él podría rescatar a su Recipiente, Aysel.

Las celdas eran oscuras, frías y malolientes. Observó con una mezcla de curiosidad y aversión a sus hermanos acurrucados en los calabozos a su lado. ¿Qué había sucedido para que su pueblo cayera a este grado de ignominia? Intentó salir antes, muchas veces, pero Aysel nunca se lo permitió, su terror era tan absoluto y denso que lo sumía en una neblina soporífera en donde ni siquiera alcanzaba a mover los párpados. El niño destinado a ser su Recipiente no estaba preparado para contenerlo ni enfrentarse sólo a ese mundo diseñado para devorarlo; necesitarían de ese hombre llamado Zwein, Aysel confiaba en él lo suficiente como para seguirle con la misma confianza que un niño pequeño a su madre.

La vida no fue justa con su Recipiente, pero tampoco con él y sus hermanos cuando los coronaron como Príncipes.

¿Dónde se encontraría el resto de sus hermanos? Tal vez no hubieran sido invocados, quizás continuarán dormidos o ya habrían iniciado su preparación como Príncipes. Tan sólo le rogaba al destino que la vida hubiera sido más misericordiosa con sus Recipientes.

Escuchó a lo lejos un par de voces conocidas.

— ¿Se encuentra muy mal herido? — preguntó Zwein.

—Si, aunque no ha recuperado el conocimiento. Lo encontramos inconsciente junto al cadáver del maestro Francis, desgarró su garganta y bebió su sangre.

— ¿Lo lastimaron?

—No fue necesario, el maestro Francis lo llevó cerca de la muerte.

Reconoció a Tirys la sirena como la interlocutora de Zwein.

Tras el asesinato de Francis, él mismo mandó a su Recipiente a dormir con la esperanza de reducir su carga mental. El dolor físico estaba resultando toda una experiencia.

Cerró los ojos, redujo al mínimo los latidos de su corazón, ralentizó su respiración. A ojos de los humanos dormiría tan profundamente que casi parecería muerto.

La puerta de su celda se abrió.

— ¡Aysel! — exclamó Zwein con pesar arrodillándose a su lado—. Lamento haber tardado tanto, iremos a casa.

El hombre olía a sudor, angustia y sexo.

Por lo poco que sabía de ese humano su aversión a las relaciones sexuales era incluso mayor que las del propio Aysel. ¿Qué había intercambiado a cambio de la seguridad de su Recipiente?

Lo envolvió en una tela áspera con sumo cuidado y lo tomó entre sus brazos con delicadeza.

—Todo estará bien, lo prometo— le susurró al oído antes de besar su frente.

Había hecho bien en decirle a Aysel como salvar a ese hechicero, Zwein correspondía al afecto que Aysel le profesaba, en mayor o menor medida, no sabría decirlo todavía. Sería un poderoso aliado en sus objetivos.

Quizás se iría a dormir un poco también.

Le daría un voto de confianza al compañero de su Recipiente.

Ese mundo nuevo, diferente y confuso al que había despertado no le gustaba. Dejaría que el hombre cumpliera su palabra y cuidará de Aysel por un par de horas. Necesitaba procesar toda aquella información nueva que había descubierto, estudiarla y tomar una decisión. Dormiría un poco, al despertar sabría qué hacer.


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