CAPÍTULO 53
—Si puedo hacer una pequeña diferencia en este mundo siento que es a tu lado— concluyó el muchacho secándose con el dorso de las manos las lágrimas que le escurrían por las mejillas.
—Si tu padre está de acuerdo, te tomaré como alumno. Dile que no puedo moverme de aquí, si quiere hablar conmigo tendrá que venir.
¿Cuántas historias como aquellas estaban regadas por todos lados?
Pensó Zwein pasando un trapo húmedo sobre los labios resecos de Aysel.
Debía encontrarlas y unirlos bajo una misma causa.
Hasta el árbol más viejo e inmenso podía ser derrotado por la enfermedad y los insectos.
No pasó mucho tiempo para que el Capitan Vastrelly, seguido de su esposa y dos pasajeros, un hombre y una mujer que apenas recordaba entraran al estrecho camarote. Permanecieron de pie, les dirigió una veloz mirada y centro su atención nuevamente en su Familiar.
— ¿Sería interesante que alguien me dijera el momento en que me volví tan popular?
El hombre de aspecto rígido le respondió.
—Quizás cuando el Gremio lo aprobó como Mago a pesar de ser una Bestia humana.
—Soy ambas cosas— respondió encogiéndose de hombros—. Mi sobresaliente talento con la magia proviene de mi magia intrínseca, no sólo del éter. Se que para mucho es molesto escucharlo, pero es la verdad.
—Yo te creo— la esposa del Capitán Vastrelly apoyó una mano en su hombro—. Y te agradezco y a ese extraordinario joven que nos hayas salvado.
—Tal vez deberíamos haberlos dejado morir, el Dashure probablemente era una mejor criatura que cualquiera en esta nave— contestó en tono desafiante Zwein apartándose bruscamente. Sabía que debería intentar ser astuto, pero se sentía terriblemente cansado—. ¿Qué quieren? No creo que hayan venido a recibir mi veneno, dudo haber alcanzado tal nivel de popularidad.
El Capitan Vastrelly tomó la delantera del grupo.
—Te daré un consejo muchacho: mantén la cabeza fría si quieres llegar a viejo. El mundo al que te diriges no es sencillo.
—Se equivoca, Capitán, el mundo del que vengo es tan terrible que ya nadie puede asustarme.
Se pasó una mano por el cabello y recobró la compostura.
— ¿Qué es lo que desean?
—Ayudarte— respondió tímidamente la señora que según trataba a sus Bestias como hijos—. Aconsejarte.
A Zwein se le ocurrieron un par de comentarios mordaces, pero se los guardó para sí.
—Mi hijo me ha pedido convertirse en tu alumno. Que el éter me ayude a saber porque, pero he aceptado. Él te llevara con las personas correctas cuando llegues a la Capital, pero si tienes problemas para ser aceptado di nuestros nombres. Hablar en este barco es peligroso para todos, estén involucrados o no.
Zwein había tomado esta nave con la intención de encontrarse precisamente con el Capitán Vastrelly y solicitar sus contactos, pero no esperaba obtener a un mocoso como discípulo a cambio.
El Capitán señaló al hombre de aspecto rígido.
—Él es el Señor Menashe y la señora a su lado, la señorita Allysa, mi esposa y yo no necesitamos presentación.
—Hermosa reunión, pero supongo que han venido por algo más.
—Tu Familiar necesitara algo más que tu sangre si quiere encontrarse recuperado para cuando lleguemos a la Capital.
—Su nombre es Aysel.
La señora Vastrelly se inclinó Aysel y paso la yema de sus dedos sobre sus labios resecos.
—Es un joven muy valiente, mi hijo me contó cómo te mantuvo con vida. Sino te hubiera sumido en ese plácido sueño habrías muerto. Eres afortunado de tener a un Familiar tan valiente y leal.
—Lo sé.
—Y nosotros también de que estuviera dispuesto a arriesgar su vida.
La mujer sacó un cuchillo de debajo de su manga y sin dudarlo se cortó el antebrazo, colocó la herida abierta sobre los labios del vampiro y dejó que bebiera un largo rato, le paso el cuchillo a su esposo quien la imitó, al igual que Menashe y Allysa.
—Es nuestra manera de agradecerle, niño— le recriminó Menashe, el mismo hombre que durante la cena de días atrás se la paso insultándolos—. Las palabras tienen poder ciertamente, pero los actos más. Recuérdalo antes de abrir esa gran boca tuya.
Zwein pensó en sus palabras una vez se quedó solo.