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LA BESTIA por Artemisa Fowl

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CAPÍTULO 65

Le gustaba el mar de arena, se extendía hasta el infinito, lo hacía sentir pequeño, insignificante; como si él, los demás, sus problemas y el mundo entero no importarán, igual que si fueran granos de arena desperdigados en la más absoluta nada o todo. ¿Acaso importaba?

Faltaban un par de minutos antes de que arribarán a la Provincia de Kappa, Zwein aprovechó para releer la carta que había recibido de su hermano mayor Ciro semanas atrás, mucho antes de que su Madre enloquecida se presentará en casa del Señor Alphonse.

No sabía mucho de su hermano, era el mayor de los varones y el segundo en nacer, un usuario de magia superior a la media, dominaba un elemento importante y otro menor: agua y aire, la mezcla podía ser peligrosa en manos de un Hechicero capacitado. Servía en la Guardia Real como Teniente y tenía un batallón a su mando. Su Familiar era una Licántropo femenina y no se le conocía ninguna pareja sentimental ni amorío por el momento.

Zwein recordaba pocas cosas de su hermano, se colaba por las noches a su habitación y le leía libros infantiles, le llevaba caramelos, pastelillos y chocolates. Ciro no era su hermano favorito, a veces lo asustaba, siempre parecía triste, nunca sonreía, su cabello castaño claro casi siempre cubría sus ojos color avellana; cuando veía los moretones que le dejaba el señor Fergal su mirada se ensombrecía y parecía miserable. Zwein nunca alcanzó a comprenderlo. ¿Cómo podía ser infeliz viviendo afuera? Si a él le permitieran vivir en el exterior estaría tan feliz como su hermana Keira quién siempre entraba riendo y cantando en su habitación y lo invitaba a moverse al ritmo de una música secreta que sólo ellos eran capaces de escuchar. Kheira parecía ser la única capaz de provocar emociones en s Ciro.

“Querido hermano, he escuchado que regresaste a Ómicron. Me gustaría saludarte. Cuando lo desees, puedes venir a visitarme a la Provincia de Kappa, en donde sirvo a su Real Majestad”

La carta escrita con letra apretada y pulcra le gusto por la simpleza de su mensaje. Incluso le daba gracia cuanto se podía transmitir en tan pocas palabras. Ciro no le exigía que fuera a verlo como Deux o su Padre, ni hacía alusión a su pasado, simple y sencillamente lo invitaba a saludarlo como dos hermanos que llevan mucho tiempo sin tener noticias uno del otro. Esa sensación de familiaridad en parte lo impulsó a emprender el viaje, eso y la necesidad de recolectar información.

Tras mucho meditarlo pensó que quizás había encontrado la mejor manera de ganarse la confianza de sus enemigos y su hermano podría serle útil.

El viaje de seis días había transcurrido sin grandes incidentes, incluso le pareció aburrido. Sin Aysel no llamaba la atención, era sólo un joven hechicero que iba a ver a un familiar. Con diecinueve años ni siquiera era considerado mayor de edad, sino un chiquillo al que quizás sus padres habían enviado a cumplir un recado. Pocos jóvenes de su edad tenían Familiares y todavía menos Vampiros. Se despidió de Aysel con la sensación de que lo había traicionado, pero si Ciro resultaba ser un hijo de puta no tendría segundas oportunidades para enmendar sus errores. Max era un buen chico, si algo sucedía lo protegería.

— ¿Estás ansiosos por ver a tu hermano mayor? — le preguntó un soldado de rango superior, desconocía cual con el que había entablado cierta relación a lo largo del viaje. El hombre quién volvía de un permiso, al igual que muchos otros lo había confundido con su gemelo, Deux. Zwein pasaba la mayor parte de su tiempo en el camarote y como casi todos los pasajeros eran soldados que volvían al servicio, preferían pasar sus últimos días descansando sin meterse en los asuntos de otros, no había tenido incidentes de ningún tipo, para ser sincero no sabía cómo sentirse. Ser tratado como alguien “normal” no era un sentimiento con el que estuviera familiarizado. —. Ciro es un tipo serio casi todo el tiempo, pero seguro que contigo se muestra más abierto. En el fondo es un buen sujeto, algo amargado, pero tú sabes, con ese hermano tan peculiar que tiene no es lo de menos. No muchas mujeres quieren casarse con un tipo emparentado con una Bestia humana. Seguro que hay peores cosas en el mundo, pero esa mierda apesta amigo, sin ofender. Supongo que soy un idiota que nunca sabe cuándo cerrar la boca. Disculpa si te ofendí amigo, pero hay cosas que uno debe sacar de su pecho. Nos vemos, debo prepararme para desembarcar.

—Deberían asesinar a todas las Bestias humanas— respondió Zwein a modo de broma.

—Estás hablando de tu hermano, chico— le gritó el soldado desde lejos—. No deberías ser tan duro.

Tal vez el tipo no era un completo idiota después de todo.

Zwein volvió al camarote y se recogió su maleta, era una bolsa pequeña de viaje. Bajó junto al resto de sus pasajeros y se dirigió a una casa de aspecto rústico donde una mujer con aspecto aburrido le pidió que esperará mientras contactaban a su hermano.

La Provincia de Kappa era la tercera más grande de Stigma, rica en minerales y piedras preciosas surtía a la Capital y el resto del reino de materia prima para las más hermosas joyas, objetos decorativos y artículos de sobremesa. Era una de las cinco Provincias sin Academias de Magia, gobernada por militares. En Kappa particularmente se forjaban los soldados de la Guardia Real y todos aquellos mandos superiores a los que sólo los Hechiceros podían aspirar. También se entrenaba como soldados rasos a cualquier habitante de las Provincias sin talento para la magia lo suficientemente talentoso como para ser admitido; cada año decenas de miles de chicos y chicas de todo Stigma se presentaban en Ómicron para presentar el examen de admisión, sólo el 1% era admitido, pero ese pequeño porcentaje tenía asegurado alimento de por vida para él y su familia siempre y cuando no traicionará al Rey y al ejército.

Al ser una Provincia dirigida por militares se administraba con una precisión que rozaba en la perfección.

Tenía dos puertos, uno donde las naves de pasajeros desembarcaban y otro para las mercancías que salían y entraban día y noche.

Con una población total que rondaba los cinco millones de habitantes y una producción de alimentos y productos bastantes pobre, debían importar casi todo lo que consumían.

El 25% de la población se dedicaba a la minería, el 5% por ciento trabajaban en otros gremios como agricultura, herrería, comercio y el 20% restante lo constituían esposas e hijos de ellos mismos. La otra mitad aproximadamente estaba conformada por personal del ejército.

Los magos encargados de regular el clima lo mantenían en un agradable ambiente templado, ni muy cálido o frío, ideal para trabajar.

Para ser admitido dentro de la Provincia se necesitaba un permiso expedido por el Ejército o que un funcionario de alto rango respondiera por el solicitante.

Zwein supuso que ya que su hermano lo invitó a visitarlo no le daría una patada apenas lo viera, aunque rodeado de tantas personas vestidas de aspecto militar y Familiares tan diversos no estaba tan seguro, quizás Ciro se diera media vuelta apenas lo viera y fingiera no conocerlo. Estaba preparado para cualquier resultado, pero la ansiedad corroía sus entrañas de cualquier manera.

Tomó asiento en las incomodas bancas donde la mujer le indicó y espero, deseó tener la mano de Aysel para acariciarlo, tocarlo siempre lo hacía sentir mejor, menos confuso.

Después de una hora la puerta se abrió, al principio no lo reconoció, tenía el cabello más corto, casi cortado a rapé y era más alto, mucho más musculoso, pero los mismos ojos tristes de siempre.

Olvidando las formas su hermano se dirigió a él y lo estrechó entre sus brazos con fuerza, un par de lágrimas se les escaparon a los ojos inexpresivos de Ciro.

— ¡Te extrañe tanto, hermano!

Tal vez lo estaba confundiendo con Deux, no sería extraño, él mismo se sorprendía del parecido que tenía con su gemelo.

—Soy Zwein— se obligó a decir con un nudo en la garganta.

—Lo sé. Lo sé. ¡Oh, Zwein, hermano! ¡Soñé tanto con este día!

Zwein paso los brazos alrededor de los brazos de su hermano y confesó.

—Yo también.

Y se sentía mucho mejor de lo que había imaginado.

Notas finales:

Por cierto, aunque hay muchas cosas que escribo según avanzo (No me juzguen muy duramente, lo siento), hay otras que arrastro.

El “lugar especial” de Aysel es mencionado desde los primeros capis, es donde se refugia cuando Zwein lo rescata y se niega a salir hasta que le da sangre y ¿frutas?, jejeje y el capítulo 63 no es el primero narrado por Iyad, el Capítulo 34 también es narrado por Iyad, aunque en aquel momento no tenía nombre, ni forma, ni aspecto a decir verdad. Pero bueno…

Y disculpen si a alguien les molestó que los separará, pero cada uno debe desarrollarse por separado. Zwein parece estar mas jodido que Aysel, creo…pero, ya veremos.

En los próximos capis Aysel hará una nueva amiga, Zwein descubrirá algunas cosillas con sus hermanos y un personaje de la segunda parte regresará, bueno, más de uno en realidad si recuerdo bien ahora. ¿Adivinen quién será?

Gracias por leer, adiós…

 

 


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