Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No lo hagas, Stiles ||Sterek|| por Dark_Ness

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

    Alguien por favor deme un poco de buen internet, pls.

No tenía ni la menor idea de cuanto tiempo había transcurrido desde que Stiles le abrió la puerta a sus amigos, pero el momento se sentí eterno, como una tortura infinita y dolorosa creada en los ilustres tiempos de la edad media.

El hecho de estar a menos de tres metros de aquella persona de la cual tanto quería alejarse era lo que le causaba desequilibrio.

¿Cómo podías simplemente actuar con la extraña y poca naturalidad que tenías, cuando la fuente de tu alteración estaba cercana a ti?

Ahora entendía por que su padre siempre le aconsejaba sobre sus enamoramientos épicos y trágicos. Podía optar a escribir una especie de epopeya sobre aquellos aspectos.

Y seguramente no se aceptarían. Porque así era su suerte de asquerosa y mala.

— ¿Piensas verte las manos el resto de la noche? —la voz de Derek aún tenía el poder de causarle un respingo gracioso. Pero la dolorosa arritmia en su corazón no daba risa en lo absoluto.

—No le encuentro problemas a ello —respondió Stiles con la vista encajada en sus dedos. Tenías las uñas cortas, muy cortas, arrancadas por la ansiedad; sus cutículas dolían intensamente, y había sangre debajo de algunos dedos que se salvaron de la masacre—. Dicen que es muy terapéutico ponerle atención a los detalles.

Hubo una risa burlona en la habitación; pero no pudo descifrar de quien era. Ni tampoco quería hacerlo.

—Tú eres todo lo contrario a terapéutico, Stiles —Jackson tuvo la decencia de dar su punto de vista. Stiles sólo rodó los ojos mientras seguía mirándose los dedos, esperando a que mágicamente todo fuera un sueño de mal gusto y él en realidad estuviera envuelto entre sus sábanas—. ¿Esa es tu patética excusa?

Sí. Esa era su patética excusa.

Stiles se llevó las manos a los ojos y se los cubrió. Quería irse de su propia casa para encontrar aire libre.

— ¿Qué están haciendo aquí, de todas formas?

—Pasar el rato contigo. No vienes a las reuniones con nosotros, así que preferimos venir a ti. Ya sabes, el viejo dicho de la montaña —Erika se escuchaba un poco sorprendida. Lástima que Stiles no pudo verla—; ¿acaso nos estás echando?

No exactamente.

Pero el chico ya no lo aguantaba más. Sabía que en el sofá que estaba al lado de donde él estaba sentado, Derek y su querida novia compartían el mismo espacio; y por Dios, Stiles no era ningún mártir para aceptar su sufrimiento ni mucho menos para aguantarlo sin decir nada.

Entonces optó por hacer algo que sentía justo.

Se destapó la mirada y soltó un suspiro cuando todas las miradas estaban sobre él. Muchas se veían divertidas ("Te quedarás ciego un día de estos, Jackson, maldito desgraciado") y otras simplemente no expresaban mucho; se veían estoicas, como si esperaran algo inesperado de Stiles.

Y luego estaba Derek. Quien lo observaba con sus increíbles ojos verdes junto a esa expresión de desconcierto, la cual también llevaba el día de su cumpleaños.

Stiles se levantó, se abrió paso entre los que estaban sentados en el suelo y caminó hacia la puerta, en donde un abrigo de lana lo suficientemente abrigador lo esperaba.

Ante los ojos atónitos de todos, se colocó la prenda, tomó sus llaves y se fue.

***

No había visto la hora antes de salir. Pero todo estaba oscuro. Las luces del pueblo ni siquiera alumbraban bien las calles, y el frío se sentía abrumador, casi como si quisiera hacerle compañía a Stiles en aquella triste y dolorosa noche.

No tenía tampoco un rumbo concreto a donde ir. Sólo caminaba con las manos metidas dentro de los bolsillos del abrigo sin esperar nada.

Tal vez el tiempo seguía sin pasar correctamente; porque ese momento era eterno también. Los cambios eran tenues, demostrando que estaban ahí pero que no se manifestaban con suficiente fuerza como para hacerse notar. Tal vez solo veía la luna subir y subir en el cielo, acompañada de sus estrellas; y hasta ahí comprendió que estaba solo.

Stiles quería alejarse tanto de Derek.

¿Era mucho pedir mantener distancia con alguien que no te quiere como tú lo quieres?

¿De verdad necesitabas tener el constante recuerdo del rechazo pegado a tu hombro, como si fuera una capa permanente?

Ya ni siquiera podía sentirse miserable en paz.

— ¿Qué se supone que estás haciendo aquí?

Stiles se giró ante el timbre familiar de aquella voz.

Scott una vez más venía a su rescate.

—Huir... supongo —Stiles se encogió de hombros—. ¿Tú que haces aquí?

—Asegurarme de que en medio de tu huida no resultes herido —Scott se acercó con calma; no tenía motivos para correr cuando ya había encontrado a su hermano—. Te fuiste de repente y Erika no supo que decir. Pensamos que era una buena idea venir a visitarte.

—Pudo haberlo sido —concedió Stiles—. Pero no en este momento.

— ¿Es por Derek?

— ¿Tú que crees?

El silencio una vez más respondió las dos interrogantes.

—Dios, Stiles. Pensé que ya lo habías superado y que no tendrías problema en verlo de nuevo —el tono de voz de Scott se palpaba con esa brecha culpable—. De verdad lo siento.

Stiles no le respondió y sólo siguió caminando con Scott a su lado.

***

— ¿Piensas regresar?

Scott tenía un reloj en la mano izquierda, el cual veía con insistencia cada vez que pasaba cierto tiempo en el parque a donde habían ido a parar. La luna ya estaba en lo más alto del cielo, y el frío cada vez era más fuerte. Según Scott, era medianoche.

—Cuando ellos se vayan, yo regresaré.

— ¿Y si nunca se van?

Bueno, siempre podría huir a Sur América y cambiarse el nombre a Dylan. Por alguna razón, le gustaba mucho ese nombre.

—Vamos, Stiles. No puedes huir eternamente de tus problemas. Y sabes que Derek no tiene la culpa de que nunca te le hayas declarado —declaró—. ¿Acaso crees que Derek es lo suficientemente malvado como para pisotear tus sentimientos abiertamente?

¿Malvado?

Derek no era malvado. En lo absoluto. Era casi como la persona más bondadosa y amable que había conocido en su vida —lo cual era irónico, porque al verlo lo que menos pensabas era eso. Pero eso era lo peor y lo que más daño le hacía a Stiles.

Derek no tenía la culpa de lo que estaba pasando. Pero aún así era el causante del inmenso dolor que sentía. ¿Eso era mucha ironía?

—Lo sé —respondió sin más—. Pero eso no cambia nada.

Y mientras seguía lamentándose, una figura caminó a través de la oscuridad. Era al principio una sombra que se difuminaba con el ambiente, haciéndola difícil de distinguir. Pero era alta.

Stiles tenía la mirada baja, observando el suelo bajo la banca en donde estaba sentado junto a Scott. Apenas podía ver sus pies enfundados en cómodas pantuflas negras de Batman. Su cuerpo encorvado demostraba su cansancio por todo el tiempo decaído que había pasado, junto a las noches con sesiones intensas de series para olvidar momentáneamente su miseria.

Tenía unas ojeras casi violetas debajo de los ojos por todo aquel tiempo perdido sin dormir. Y su cuerpo se sentía en un constante estado de somnolencia.

— ¿Se puede saber que hacen aquí a estas horas?

Y no había nada más maravilloso que otra persona uniéndose a la ya de por sí incómoda y asfixiante reunión que tenían los mejores amigos.

—Se fueron sin decir nada y nos dejaron preocupados a todos. ¿Tiene apenas la menor idea de que hora es?

Stiles no levantó la mirada del suelo.

Derek simplemente se escuchaba muy enfadado. Como una madre a la cual sus hijos traviesos le jugaron una broma

—Y ya todos se fueron, por cierto. Andan buscándolos, par de idiotas.

—Bueno, ya aparecimos —murmuró Stiles—; ya pueden estar tranquilos.

El gruñido molesto de Derek se sentía tan malditamente familiar que le comprimía el pecho.

—Tenemos que hablar, Stiles.

Y ahí fue cuando el chico despegó la mirada del suelo.

Ahí fue cuando Stiles se le presentó la oportunidad de ser valiente una vez más.

Pero no sabía si tenía la fortaleza para intentar hacerlo de nuevo.

———

Notas finales:

¿El dolor nos hace fuerte?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).