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El Error que Cometí por AniBecker

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Notas del capitulo:

Perdón por el retraso y haber tardado casi un mes en actualizar, me sentía completamente bloqueada con este capítulo, y perdón también por no haber respondido a los rws, ahora lo hago sin falta. 

 

Capítulo VII: Desecho

—d

Oía murmullos entre sueños, quería abrir los ojos, pero no podía. Más bien, no quería. Había tenido un sueño horrible, en la que temía que si despertaba, esa pesadilla se agravaba más de lo que ya estaba viviendo.

El fuerte olor a alcohol le hizo que volviera a la realidad. Cuando abrió los ojos, se encontró en una habitación de hospital, y con su familia, preocupada por él, junto con Tsunade, Naruto y Menma.

—Por fin despiertas, ¿cómo te sientes? —preguntó la rubia, acercándose a él para revisar sus constantes vitales.

—¿Qué… pasó? —se llevó una de sus manos a la cabeza, le dolía.

—Te desmayaste en los juzgados, pero te trajimos rápidamente aquí. Me alegro que estés bien, hijo —suspiró su madre al verlo recobrar la consciencia.

—¿Todo lo que pasó en el juicio, no lo soñé?

—Me temo que no.

—Entonces… ¿Keiichi es…?

—Sí, es nuestro hijo —terminó la frase por él el rubio, tomándole de la mano, que rápidamente Sasuke evitó el contacto. Bajó su mirada con frustración. Eso significaba que Mamoru no era su hijo. Había criado desde que nació, al hijo de aquella mujer. Lo creyó su hijo, lo cuidó, alimentó, jugó con él, se desveló en las noches que se enfermaba…

No podía ahora olvidar todos esos sentimientos sólo porque le dijeran que no era su hijo. Y Keiichi… quién de verdad salió de sus entrañas, había crecido alejado de él. No hacía nada más que torturarse al recordar como esa mujer lo trataba.

Se le encogió el corazón al pensar si había sido bien cuidado, si enfermaba se desvelaban por él, si le daban suficientes muestras de cariño, si lo trataban bien, si se había sentido solo…

—La culpa ha sido tuya —recriminó Naruto a su hermano.

—¿Perdona? ¿Mía por qué? Fue tuya, tú empezaste toda esta historia. Tú y tu estúpida esposita —se defendió el moreno.

—¡Claro, ahora las culpas a mí! ¿Cuándo me ibas a decir que nos visteis la cara a todos? Bien que te metiste con ella, tuvisteis un hijo y me encasquetasteis a mí. ¿Para qué era eso? ¿Para que así tuvieras el camino libre para intentar quedarte con Sasuke?

—Yo no sabía nada de que Mamoru era mi hijo. Lo empecé a sospechar desde el día de la fiesta de su cumpleaños.

—Y no podías haberlo dicho de otra forma, tenías que decirlo delante de todo el mundo, sin haber hablado primero con los que estábamos implicados en esto.

—¡Vale ya vosotros dos! —cada hermano recibió un golpe en la cabeza por parte de una Tsunade enojada—. La culpa la tenéis los dos, ambos os metisteis con la misma mujer. Tú desconfiaste de tu pareja creyendo a esa tipa, y tú, después de venir en mi busca, podrías haberles contado la verdad y no callártelo de esa forma. Ahora, os quiero fuera de la habitación, a todos —incluyó a la familia del Uchiha también.

Los Namikaze protestaron, pero no tuvieron más elección que salir. Una vez la estancia fue desalojada, se acercó al azabache.

—Lo siento, el día del nacimiento yo no me encontraba en la ciudad… debería haber vuelto para esa fecha y supervisar los nacimientos… si hubiera estado presente, esto no hubiera pasado.

—No tiene por qué disculparse, no tiene la culpa de nada.

—Claro que sí. Kabuto era un médico de mi hospital, y él se alió con esa mujer para hacer toda su idea. Además, cuando volví y me dijeron que la prueba salió negativa, debí indagar y buscar la verdad…—se mordió el labio con frustración. 

—Ahora entiendo por qué esa mujer no quería a Keiichi…porque no era su hijo, porque quería vengarse de mí haciéndole daño a mi hijo…

—Espera, ¿hacerle daño? ¿Qué le hizo al niño?

—Son suposiciones mías, pensé que le hacía algo cuando vinieron al hospital por el bracito de Keiichi —la cara de Tsunade pasó de asombro a enfado.

—¡Será maldita! Ojalá que se pudra en la cárcel. Tranquilo, ella perderá todo poder sobre Mamoru, Menma no lo permitiría —al ver que el moreno agacha su cabeza al pensar en que el pequeño no era su verdadero hijo, decidió cambiar de tema—. Sólo sufriste un desmayo, por lo que aquí tienes el alta y puedes marcharte a tu casa —posó su mano en el hombro ajeno—. Tranquilo, todo estará bien.

Trató de animarle antes de abandonar la habitación. En cuanto salió la mujer rubia, su hermano entró para hacerle compañía y darle ánimos. Sasuke le dijo a Itachi que se quería ir lo más pronto posible.

Quería salir de ahí, y no tener que ver —al menos de momento— a Naruto o Menma. Pero para su mala suerte, ambos entraron por la puerta, y para no variar, empujándose y golpeándose por entrar primero.

—¿Qué hacéis? —habló Itachi—. Creo que lo mejor es que os marchéis.

—¿Qué es lo que haces? —preguntó ahora Naruto, al verlo completamente cambiado y fuera de la cama.

—Me marcho a casa, no aguanto más aquí.

—Pero no sería lo más conveniente, te desmayaste, lo mejor es que te quedes más tiempo, podría ser malo para ti marcharte tan rápidamente.

—Soy médico, Naruto, sé perfectamente lo que me pasó y si estoy en condiciones de marcharme a casa o no.

—Creo que deberíamos hablar —intervino Menma—, yo… es difícil y duro para los tres, pero debemos pensar en cómo decirle a los niños.

—¡No! —exclamó Sasuke—. Son niños, ¿cómo se supone que les puedes explicar eso?

—¿Y entonces? ¿Qué no les decimos la verdad nunca? ¿Qué crezcan sin saber quiénes son sus verdaderos padres? Porque yo quiero decirle a Mamoru que soy su padre.

—¡Eres un egoísta! Sólo piensas en ti. ¿Acaso puedes pensar en los niños? ¡Sólo tienen seis años! No es fácil decirle algo tan fuerte como eso —levantó la voz Naruto.

—En eso le doy razón, y aunque vosotros también estáis involucrados, quiénes peor están pasando y pasarán esto son Sasuke y los niños. Lo mejor es pensar cómo contarle a los niños todo esto, no es cuestión de hacerles más daño del que recibirán al saberlo —razonó el Uchiha mayor.

—Para ti es muy fácil —se dirige a su hermano—, ya que a ti no te influye todo esto, porque quién tú creías que era tu hijo sí es tu hijo, y lo criaste, y él sabe que eres su padre, mientras Mamo-chan no sabe que yo soy su padre.

—Sólo sabes pensar en ti.

—Es que yo también estoy involucrado en todo esto, Mamo-chan es mi hijo, no el vuestro, y creo que tengo el derecho de estar con él, y que sepa que es mi padre —estalló Menma furioso.

—Oye, que para mí también es fuerte haberme enterado todo lo que organizó Kurama y cómo me usó y me engañó. 

—¡Basta ya los dos! No tenéis ni puñetera idea de cómo me siento yo —dicho esto, abandonó la habitación corriendo.

—¡Sasuke! —antes de salir detrás de su hermano, se volvió para fulminar con la mirada al Namikaze moreno, por lo que cuando salió en su busca, ya lo había perdido por los pasillos del hospital.

—Eres un maldito insensible que sólo miras por ti. Creo que para Sasuke es para quién está resultando todo esto más duro, él ha criado y amado a un niño que creía su hijo, mientras que no ha estado con quién de verdad era su hijo. ¿Cómo crees que se siente? —dijo el rubio antes de ir también detrás del azabache.

Sasuke corrió y corrió, y no paró hasta que vio que nadie le había seguido, o al menos, no le habían podido seguir. Sintió que le faltaba el aire de tanto correr, además su pecho le dolía profundamente.

¿Qué iban a saber ellos cómo se sentía? Su vida había girado alrededor de Mamoru, lo había criado, amado, educado y protegido. Había reído con él, llorado, le había hecho dulces, cuando a él no le gusta lo dulce, le había llevado al cine, había celebrado con él todos sus cumpleaños hasta ahora, había memorado todos y cada uno de los acontecimientos desde que nació en vídeos, fotos, sus primeros pasos, primeras palabras, le había enseñado a hablar escribir, leer, lo arropaba cada noche, le había curado todas las heridas que había tenido cuando se caía, enseñado a montar en bicicleta…

Pero en cambio, Keiichi, quién era su verdadero hijo biológico, no había tenido nada con él, no sabía absolutamente nada de él, ni gustos, aficiones, ni había estado con él cuando dio sus primeros pasitos, o cuando habló, entró al preescolar, tuvo malos sueños, no le celebró ningún cumpleaños, no tenía ninguna foto de él…

Keiichi era su hijo, a quién lo llevó nueve meses dentro de él, a quién le cantaba mientras se acariciaba el vientre con ternura, a quién le imaginaba su carita y cómo sería cuándo naciera, a quién anhelaba que naciera y conocer, y tenerlo entre sus brazos para darle todo su amor.

Se sentía vació y dolido, porque sentía como si hubiera traicionado a su propio hijo, como si lo hubiera abandonado, para criar y amar a otro que ni siquiera era suyo. ¿Qué iba a pensar Keiichi cuando lo supiera? Seguramente pensaría eso, y lo odiaría.

Se sentía el peor padre del mundo.

Por otra parte, tenía miedo de que Menma, al ser el padre biológico, lo alejara de Mamoru. No era su hijo, pero lo había criado como tal, no podía venir ahora y quitárselo así como así… Estaba seguro, Keiichi le iba a odiar por pensar que lo abandonó, y a Mamoru se lo iban a quitar para siempre.

Llegó hasta casa de su amiga, quién le abrió ansiosa de saber cuál fue el resultado del juicio. Al verle su semblante, se preocupó, pensando que Naruto lo había ganado y había conseguido la custodia.

—Sasuke-kun… ¿qué pasó? ¿No me digas que… Naruto ganó?

—No… no ganó. ¿Dónde está Mamoru?

—¿Y entonces? ¿Por qué vienes así? Sasuke-kun, me estás preocupando, ¿qué pasa? —el pequeño pelinegro apareció en la sala, abalanzándose a los brazos de su papi.

—¡Papi, al fin llegaste! ¿Por qué tardaste tanto en volver? ¿Es que estabas trabajando? —sí, necesitaba verlo y abrazarlo—. ¿Papi? —preguntó confuso el infante al sentir como el mayor lo abrazaba con fuerza.

—Sí, estaba trabajando, pero ya terminé y vine para irnos a casa, ¿vale? —se separó de él, mientras se dejaba perderse por esos intensos zafiros.

—¿Por qué lloras? —notó el resto seco de lágrimas que hasta no hace mucho recorrieron furtivas por sus mejillas.

—Es que te echaba de menos, tenía muchas ganas de verte. ¿Tienes todo listo? Venga, vamos.

—Sasuke-kun, algo pasa, dime por favor qué es —insistió la peli rosa.

—Todo está bien, de verdad —medio sonrió. Sakura se dio cuenda de dicha sonrisa, era más falsa y fingida que las que hacía Sai años atrás—. Anda, despídete de Sakura.

—Adiós, tía Sakura —la abrazó, para después aceptar la mano de su padre y caminar junto a él.

A la mujer no le dio tiempo de reaccionar a la despedida del niño, y mucho menos del comportamiento del azabache. Algo no andaba bien, lo conocía, sabía que ese no era su típico comportamiento. Preocupada, llamó a Itachi para saber qué fue lo que verdaderamente pasó en el juicio.

.

.

Empezó a deambular por la calle, sin tener un rumbo fijo. Sujetó la mano de Mamoru, que de vez en cuando lo veía extrañado. Le sonrió y le dijo que lo llevaría a comer juntos y después al parque, para pasar tiempo con él.

Al pequeño, de su infantil mente, se esfumaron rápidamente todas las preguntas que tenía hacia su padre en cuánto oyó la palabra mágica para cualquier niño pequeño, pero sin dejar de jugar con los niños en el parque, miraba en varias ocasiones hacia el banco dónde el mayor estaba sentado con la mirada perdida.

Cuando el sol se estaba ocultando, el niño se le acercó, extrañándose de que no le dijera que ya era hora de volver a casa. Él sabía que cuando el cielo se ponía de tonos anaranjados, era cuando había que marcharse del parque para ir a casa y darse un baño antes de cenar.

—Papi, ¿no volvemos a casa? Mira, el cielo está naranja, tú siempre me dices que cuando está así, es hora de irse —enfocó su mirada en él, que lo observaba ansioso.

—A casa… sí, vamos —se levantó extendiéndole la mano. Mamoru asintió aceptándola, sin decir nada.

Siguieron caminando, pero cuando el pequeño se creía que iban a irse a casa, su padre le dijo que se pararan en un lugar por un tiempo, y después volverían a casa. Sin entenderlo, aceptó a seguir a su padre.

.

Itachi, Naruto y Menma habían salido detrás de Sasuke, y los dos primeros, después de buscarlo por todo el hospital y cercanías de este, se habían unido, mientras el Namikaze moreno buscaba en casa de este y por los lugares que él solía frecuentar.

El teléfono del Uchiha sonó, siendo una preocupada Sakura que le preguntaba del resultado del juicio, a la vez que le decía sobre el comportamiento de Sasuke y lo extraño que lo había notado, diciéndole además, que había ido a recoger a Mamoru.

—¿Piensas que se ha podido ir con el niño? —cuestionó Naruto, temiendo que así fuera y ahora fuera su hermano quién tomara asuntos legales por llevarse a su hijo.

—No creo que se lo haya llevado, no tenía dinero, ni cosas ni nada. Además no creo que sea tan inconsciente para hacer algo así.

—Dudo mucho que Menma le prohíba ver a Mamoru, o se lo quite, pero si él intenta marcharse, podría tomar asuntos en su contra.

—Ya lo sé —se desesperó el de cabello largo—. A ver, mente fría. En su casa no puede estar porque tu hermano está merodeando por ahí y si lo hubiera visto hubiera avisado. De la ciudad, con el niño no se ha ido, de eso estoy seguro. A casa de mis padres imposible porque ellos también estaban en el hospital —siguió pensando, hasta que cayó en cuenta—. ¡Ya sé dónde puede estar!

Naruto, con sólo mirarlo a los ojos, supo en dónde podría encontrarse.

—Yo también, por favor, déjame ir a mí. En cuanto lo encuentre te aviso.

—No creo que sea lo más conveniente, debería ir yo.

—Por favor —insistió, más bien suplicando, por lo que Itachi no tuvo más remedio que aceptar.

—Está bien, pero por favor, ten mucho tacto, y no lo hagas enfadar o te pongas a la defensiva.

—No te preocupes.

.

.

El sol ya se había ocultado, y el cielo había cambiado sus tonos anaranjados por el manto estrellado. Mamoru observó las estrellas que se veían desde ese lugar, cuando salía a la calle o se asomaba a la ventana no podía ver esa infinidad de estrellas.

Pero seguía extrañándose de que aún estuvieran en la calle en vez de en la casa. Definitivamente le pasaba algo, pero ¿qué iba a saber él, que era un niño? Sabía que estaba triste, y le pasaba algo, pero, aunque le preguntara, no le iba a responder con la verdad.

—Papi… ¿aún no regresamos a casa? Tengo hambre, y frío. Y mira, ya es de noche, tú siempre me dices que un niño después de que se oculte el sol no debe estar en la calle —no obtuvo respuesta, simplemente fue abrazado por el mayor.

Volvió a preguntar, pero pasó exactamente igual. Estaba empezando a sentir algo de frío, y hambre. La salida al Burger había sido genial, rara vez su padre le permitía comer ese tipo de comida, le decía y obligaba a comer vegetales porque eran sanos, pero a él no le gustaban, y mucho menos los tomates.

Aunque tuviera hambre y frío, empezó a medio dormirse en los brazos de su padre.

—Sabía que te encontraría aquí —dijo una voz tras ellos. Sasuke no se giró, aún sabiendo de quién se trataba, y Mamoru mucho menos, porque había cerrado sus ojitos para quedarse dormido. Sacó su teléfono y le envió un mensaje a Itachi, diciéndole que se tranquilizaran y no preocuparan, que había encontrado a Sasuke, aunque le dejaran a él llevarlo de vuelta. Sin obtener respuesta alguna, caminó hasta ellos, y se sentó a su lado en las tablas de madera.

Siempre que se sentía triste venía a este lugar. Le relajaba ir hasta el pequeño embarcadero del río, se sentaba ahí y dejaba que pasara el tiempo. Se sentía a gusto allí.

—Está empezando a hacer frío —observó al pequeño, acurrucado y dormitando—, no es bueno para Mamoru estar a la intemperie a esta hora. ¿Qué te parece si volvemos a casa? —el silencio siguió haciendo acto de presencia durante mucho tiempo, hasta que sintió el rubio que ya era momento de hacerlo volver a casa.

Se levantó nuevamente, y fue hasta el infante con la intención de cogerlo en brazos para que así Sasuke no tuviera más remedio que moverse del lugar, pero el azabache le golpeó en la mano, evitando su cometido.

—Ni se te ocurra tocarlo —lo amenazó con su intensa mirada.

—Escúchame, todo va a estar bien, ¿vale? No tengo intención de alejarlo de ti, sólo de llevarlo a casa. Piensa, hace frío para Mamoru, y además el pobre está cansado. No quieres que se enferme, ¿verdad? —por fin el silencio se rompió.

—No quiero ir a casa, allí estará tu hermano, me quitará a Mamo-chan si regreso.

—No te lo va a quitar, ya verás que Menma no hará eso, de verdad. Está bien, no vayamos a tu casa, ¿qué te parece venir a la mía? Así Mamoru podrá dormir calentito, tú te das un baño y lo hablamos con calma, ¿qué te parece?

En silencio asintió, y permitió que Naruto tomara entre sus brazos al pequeño. Sin levantarse todavía, acomodó a Mamoru mejor sobre su pecho, para así con su brazo libre, acercar al azabache hacia él para abrazarlo.

—Todo va a estar bien, todo va a estar bien —repitió—, te lo prometo. Entiendo lo que sientes y lo que estás pasando, pero nada de lo que piensa esa cabecita tuya va a suceder, de verdad, te lo prometo.

Dejó que el rubio lo abrazara, le diera un beso en la frente y lo ayudara a levantarse para ir hasta su casa. Sólo esperaba que lo que le estaba diciendo, fuera verdad, quería despertar de su pesadilla.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

No es el mejor cierre de capítulo, pero me moría ya por ponerle final a este capítulo para poner lo que tengo en mente en el siguiente. 

Gracias por los rws y lecturas :) 


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