Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Error que Cometí por AniBecker

[Reviews - 90]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Naruto llevó a Sasuke y a Mamoru hasta tu apartamento. Nada más entrar, la niñera que estaba a cargo de cuidar a Keiichi, lo saludó. El rubio le agradeció por el cuidado de su hijo y le pagó, despidiéndose de ella.

Dejó al pequeño, que seguía durmiendo ajeno a todo su alrededor, en la habitación de Keiichi, que preguntó al verlo llegar con el niño.

—¿Qué hace aquí Mamo-chan?

—Es que él y su papi vinieron de visita, pero se quedó durmiendo por el camino. ¿Te quedas cuidándolo un poquito? —el infante asintió y su padre le revolvió los cabellos con cariño.

Después tomó al azabache de la muñeca y lo llevó hasta el baño, metiéndolo en la ducha. 

—¿Se puede saber qué mierdas haces? ¡Está helada! —se quejó el Uchiha al sentir el chorro de agua fría sobre él.

—Así te despejarás —una vez fue empapado y vuelto en sí, cambió la temperatura del agua para que su cuerpo entrara en calor—. ¿Qué era lo que pretendías yéndote así del hospital? Por no decir de coger al niño e irte por ahí-ttebayo.

—Quería…quería irme con Mamoru…pero no pude hacerlo —confesó, abrazándose a sus piernas y escondiendo su rostro entre estas.

—¿Cómo pudiste pensar algo así? Si te hubieras ido con el niño, hubieras complicado las cosas.

—¿Es que no lo entiendes? —elevó su voz—. Mamoru no es mi hijo, y acabará destrozado, Menma puede quitármelo, y Keiichi me odiará porque pensará que lo abandoné —rompió a llorar.

—Eh, eh, no —se metió en la ducha con él, para poder tomar con sus manos el rostro ajeno—. Primero, es cierto que para Mamoru será un golpe duro, pero Menma no te lo quitará. Es su hijo, sí, y por ende tendrá su custodia, pero en ningún momento te prohibirá verlo o estar con él. Y Keiichi absolutamente para nada te odiará, ya lo verás.

—Es muy fácil decirlo, pero sólo son niños… no entenderán lo que los adultos han llegado a ser por maldad.

—Estoy de acuerdo, pero también están involucrados en todo esto, por lo que tienen derecho de saberlo. Sólo… que tendremos que tener mucho tacto a la hora de decírselo, y sobre todo, hay que ser fuertes, no puedes venirte abajo-ttebayo.

El azabache siguió sollozando, y el rubio lo abrazó para tratar consolarlo. Estuvieron un rato así, abrazados bajo el agua caliente, ambos sentados en la placa ducha, hasta que seguido por un impulso, Naruto lo besó.

Sólo bastaron unos segundos, para que Sasuke fuera consciente de lo que estaba pasando, por lo que rápidamente lo separó de él.

—¿Se puede saber qué diablos te pasa? —lo empujó tan fuerte que cayó fuera de la ducha—. ¡No vuelvas a besarme en tu maldita vida!

—Lo siento, yo… sentí que…

—Sentiste nada —se levantó, y lo sacó del baño—, no te intentes aprovechar de la situación sólo porque estoy mal, imbécil. No tienes ningún derecho de besarme, ni mucho menos de intentar nada, no después de que desconfiaras de mí y me echaras de tu vida.

El Namikaze no dijo ni una palabra, se levantó del suelo en silencio y aceptó como el Uchiha cerraba la puerta del baño, seguramente querría quitarse esa ropa empapada, por lo que fue hasta su armario para buscar algo que prestarle y dejárselo en la puerta para que la usara.

Por lo pronto, fue a preparar algo caliente para comer, aunque Mamoru se hubiera quedado dormido, seguro pronto despertaría. Mientras preparaba la comida, se quedó pensativo.

Sasuke llevaba razón, él no tenía ningún derecho a haberlo besado, por mucho que hubiera sido un simple impulso, o una broma de mal gusto, no era así. Él se portó como un auténtico imbécil desgraciado, que si se ponía a pensar, cuando desconfió de buenas a primeras de Sasuke, pareciera que muy enamorado de él no estaba, pero no era así.

Aunque él tenía la gran parte de culpa, por no haber indagado más en ese supuesto engaño, ahora no estarían pasando por todo eso. Si él no hubiera dudado de esa prueba negativa y hubiera indagado más en buscar la verdad, de demostrar que Sasuke no mentía y que ese era su hijo, quizá hubieran descubierto el engaño de Kurama.

Él no se hubiera tenido que casar y estar con ella durante estos años, también su hermano hubiera sabido desde primera hora, que tenía un hijo, Keiichi y Sasuke no hubieran estado separados y los niños, ahora no tendrían que explicarle algo que no iban a entender bien y que les iba a doler.

Todo era su culpa.

—¡Oh, joder! —maldijo al derramarse el agua que estaba calentando, y quemarse en el proceso.

—Debes estar más atento, en la cocina nunca hay que despistarse —oyó una vocecita detrás de él. Se giró y se encontró al pequeño Mamoru, frotándose sus ojitos y con cara aún de sueño. A su lado, se encontraba Keiichi, mirándolo con atención.

—Hey, ¿ya te despertaste?

—¿Dónde está mi papi? ¿Dónde estoy? —preguntó, y se agachó hasta su altura.

—Tu papi está en el baño, así que no te preocupes, él está aquí también. Estamos en mi casa, así que no debes temerme, soy tu tío—le sonrió—, ¿recuerdas mi nombre? Soy el papá de Keiichi, y me llamo Naruto.

—¿Mi tío? ¿Es que eres hermano de mi papi?

—Bueno… de tu papi no.

—¿Mamo-chan y yo somos primos? —cuestionó con duda el pequeño rubio.

—¿Entonces eres hermano de mi papá? ¿Tú sabes quién es mi papá? —se le iluminó la carita esperanzado—. ¿Quién es, quién es?

—Eso… mejor te explica tu papi, ¿sí?

—Pero es que mi papi nunca me dice quién es…—dijo casi sollozando. El rubio le acarició los cabellos.

—No te preocupes, eso es algo que proto sabrás, ¿sí? No te preocupes que tu papi, esta vez te lo dirá-ttebayo —le sonrió levemente—. Y ahora, seguro que tienes hambre, ¿qué te parece el ramen? ¿Te gusta?

—Papi dice que no es sano.

—¡Pero si el ramen es lo mejor que hay! ¿Verdad, papá?

—El Teme de tu papi no sabe nada, eso lo dice porque no le gusta mucho a él, pero por una vez que lo comas, no pasa nada. Siéntate —le indicó. El niño asintió y se sentó junto al otro niño, mientras el mayor le puso delante de ellos un envase de ramen instantáneo—. ¡A mí me encanta!

Cuando estaban comiendo, apareció en la cocina Sasuke, y Naruto le preguntó si quería comer algo. En total silencio, se acercó a la mesa junto a ellos, aceptando el ramen y comiéndolo sin mediar palabra alguna.

Poco después, se oyeron golpes en la puerta. Ya se sabía quiénes se trataban. El de ojos azules fue a abrir, haciendo pasar así a su hermano y a Itachi.

—¡Sasuke! ¿Estás bien? ¿Por qué te fuiste así? ¿Qué era lo que pretendías? —se preocupó el de cabello largo, acercándose a su menor y abrazándolo. En cambio, Menma abrazó a Mamoru, cosa que el infante entendió porque era su padrino.

—Perdón yo…se me fue la cabeza, lo siento —miró de reojo al moreno Namikaze, temiendo que se enojara con él por haberse llevado a su hijo y con esto no le permitiera estar con él.

—Ha sido un día largo, lo mejor es descansar —habló Menma, cargando a su hijo. Cómo le gustaría poder llevárselo a su casa, pero sabía que, aunque fuera su hijo, no podía quitárselo así de pronto a Sasuke.

—No —dijo rápidamente el Uchiha menor—. Lo mejor sería…acabar con esto lo más pronto posible.

—¿Estás seguro? Pienso que primero deberíais pensar cómo decirlo, para evitar males mayores —propuso Itachi—. Estás cansado, deberías descansar y ya mañana con todo pensado decirlo.

—Estoy de acuerdo —intervino el moreno—, antes no pensé las cosas, mejor hacerlo cuando estés listo.

—No, retrasando las cosas será peor. Aprovechemos este momento —apretó sus puños, con su mirada puesta en el suelo. Se estaba armando de valor para poder acabar con esta angustia una vez por todas.

—No tienes que forzarte, no te sientes preparado-ttebayo —le comentó Naruto.

—Créeme que, aunque pasara todo el tiempo del mundo, nunca estaría preparado para esto —levantó su rostro, dejando ver sus ojos vidriosos.

—¿Eso es lo que quieres? —preguntó el mayor de los presentes, para asegurarse de que su hermano no se arrepintiera después—. Entonces está bien.

Los tres involucrados se miraron entre sí, sin saber cuál de ellos era el que iba a empezar a explicar todo, pero Itachi volvió a intervenir.

—¿Queréis que sea yo el que lo explique? —nuevamente se miraron, para después asentir. El Uchiha mayor tomó aire—. A ver, pequeños, hay algo que debemos deciros, aunque es difícil de entender —los tomó de las manitas para sentarlos en el gran sofá color crema de la sala—. Antes que nada, quiero que sepáis que ellos os quieren por encima de todas las cosas, ¿de acuerdo?

Los pequeños asintieron, sin entender muy bien por qué los mayores actuaban tan extraños. Itachi se sentía nervioso. Aunque él había tomado la iniciativa, por ser el más neutral de los tres en ese asunto, le costaba poder explicarle a los pequeños el motivo. ¡Sólo eran niños de apenas seis años!

—Mamoru, tu papá… tu papá es Menma —el niño lo observó con sus ojitos azules muy abiertos, tenían el mismo color que los suyos—. Antes de que digas nada, él no sabía que era tu papá, por eso era tu padrino, y por eso tu papi no podía decirte quién era, él tampoco lo sabía.

—¿Cómo su papi no va a saber quién era? —la infantil mente de Keiichi no lograba entender cómo era que el papi de su entonces ahora primo no supiera quién era el papá. Se suponía que eso siempre se sabe, ¿no?

—Veréis… ambos nacisteis el mismo día, ¿sabéis? Y en el mismo hospital, pero debido a un pequeño error de un médico, fuisteis entregados a la madre equivocada —omitió el plan malvado que tuvo Kurama junto con Kabuto, para evitar que los niños se confundieran más todavía—, por lo que Keiichi, tu verdadera madre no es con quién te criaste, sino Sasuke.

El niño posó su azul mirada en el azabache, sin mediar palabra alguna, hasta que el pequeño Mamoru rompió el silencio con su pregunta.

—¿Entonces tú no eres mi papi? —murió la pregunta en un susurro, llenándosele los ojitos de lágrimas—. Como no soy tu hijo, ¿ya no me querrás?

—¡Claro que no! Yo te crie creyendo que eras mi hijo, pero aunque ahora sepa que no lo eres, eso no cambiará mi cariño hacia ti, porque para mí siempre serás mi hijo, y te querré como tal —Mamoru se abalanzó hacia él llorando, y Sasuke lo abrazó. Después, miró a su hijo, que pareciera que le reprochaba con la mirada—. Keiichi, yo…

—¡Tú me abandonaste entonces! —chilló levantándose del sofá, sin poder evitar que las lágrimas abandonasen sus ojos—. ¡Me abandonaste para irte con él y cuidarlo, porque lo quieres a él más que a mí!

—Keiichi, eso no es así —se apresuró a decir, soltando a Mamoru para acercarse al rubio menor, que evitó el contacto con él—, yo no sabía que tú eras mi verdadero hijo, yo no te abandoné, nunca lo habría hecho. Yo también fui víctima de este engaño.

—¡Pero lo quieres a él más que a mí! ¡Hubieras querido que él si fuera tu hijo y no yo! ¡Pues yo no te quiero como mi papi! —sin dejar de llorar, corrió a encerrarse a su habitación, ante la desesperación de Sasuke. Mamoru, inconscientemente, se abrazó a Menma, aún con lágrimas en sus ojitos.

—¡Keiichi! —iba a ir tras él, pero Naruto, poniendo una mano en su hombro, lo paró.

—Déjame que vaya yo, no te preocupes, todo va a estar bien. Es un niño, es normal que reaccione así.

El pequeño rubio se encerró en su habitación, tapándose con la colcha, como si así se sintiera más protegido. Ahora entendía muchas cosas. Por qué quién creyó su madre, nunca le daba ningún afecto o cariño, incluso lo trataba mal y hasta en más de una ocasión golpeó.

Su supuesto papi lo había abandonado para cuidar a otro niño que no era su hijo. Hasta se sentía triste por enterarse de que no era su hijo. No quería verlo, no quería estar con él, se sentía abandonado y excluido.

—Kei, ¿por qué no me abres y hablamos-ttebayo? —se oyó la voz de Naruto al otro lado de la puerta.

—¡No quiero!

—Anda, ábreme y te explico, ¿vale? —no obtuvo respuesta, pero el infante salió de la cama, abrió la puerta y volvió a meterse en ella—. Escucha… nosotros no sabíamos nada, nos hemos enterado al igual que tú. Te puedo asegurar que Sasuke no te abandonó, ni mucho menos no te quiere, esto para él, después de vosotros dos, es también muy difícil.

—¡Pero está triste porque Mamoru no es su hijo! —sollozó, al sentirse alejado.

—Claro que está triste por ello, lo ha criado por todos estos años y ahora se entera que no es su hijo. Pero créeme que más dolor le causa saber que tú eres su hijo y no ha estado contigo —destapó al pequeño para verle la cara.

—¿Y ahora él estará conmigo? ¿O no quiere? —el Namikaze sonrió levemente.

—¿Por qué no se lo preguntas a él? —Keiichi miró hacia la salida de su habitación, encontrándose a Sasuke en la puerta que, lentamente, se acercó hasta ellos.

—Ma…—no le dio tiempo a decir más, porque el azabache lo abrazó—. Má… —gimoteó, ocultando su carita en la curvatura del cuello de su progenitor.

—Perdóname, perdóname, por todo lo que pasó —apretó más el abrazo—. Nunca te abandonaría, ni dejaría de quererte, eres mi hijo.

Menma, de la mano del pequeño Mamoru, se acercaron hasta la habitación, observando desde la puerta cómo padre e hijo se abrazaban. El rubio menor se separó un poco, haciéndole un gesto con la mano a quién ahora sabía era su primo, para que se acercara a ellos, haciendo que el Uchiha también lo abrazase.

Itachi observó sonriendo. Había sido difícil, y ahora la vida de esos niños cambiaría al saber toda la verdad, pero agradeció que, aún siendo tan pequeños, hubieran entendido y, después del pequeño drama —justificable por la edad de ambos—, pareciera que todo se hubiera arreglado.

Estuvieron así un rato hasta que los pequeños se quedaron durmiendo. El de ojos oscuros los colocó mejor en la cama de Keiichi, tapándoles y dándoles un beso en la frente a cada uno.

—Sasuke… —habló Menma, despacio para no despertar a los niños—. No pienso quitarte a Mamoru, ni evitar que lo veas. Todo lo contrario, quisiera que siguieras siendo su papi, él te ve así y siempre te verá. Pero… sí quiero que entiendas que es mi hijo, por lo que quisiera hacerle un cambio de apellido y figure el mío.

—No tendría ningún problema en que le cambies el apellido. Es lo justo, es tu hijo…

—Pero… —siguió hablando—. También quisiera que conviviera conmigo. No lo malinterpretes, es mi hijo, por estos años no lo sabía, y no he estado con él. Eso no quita que no quita que lo sigas viendo cada vez que quieras. Es más, hasta podrías seguir figurando en el registro como su papi, si quieres.

—Entiendo… —le dolía. Ya no iba a tener a Mamoru con él todo el tiempo, pero entendía que Menma quería estar con él, era su hijo y tenía todo el derecho del mundo. Al menos, podía seguir siendo su papi, no le iba a prohibir verlo, o estar con él.

—También debemos cambiar el registro de Keiichi, debes figurar como su papi y, aunque Keiichi vive conmigo, si él decidiera irse contigo, no pondría impedimento, aunque lo echara de menos. Una madre, siempre será una madre —sonrió Naruto.

—Vamos, quédate esta noche en mi casa o en casa de nuestros padres —propuso Itachi. Sabía que su hermanito no se encontraba bien para quedarse en su casa solo.

—Puedes… quedarte aquí si quieres, y si Menma no tiene ningún inconveniente de que Mamoru se quede a dormir, a pasar la noche con ellos.

Sasuke no respondió, pero sí asintió a la idea de quedarse ahí a dormir. Quería estar con los niños, necesitaba abrazarlos por horas. Menma estuvo de acuerdo de dejar a su hijo por esa noche, y a Itachi pasó por él Shisui. El Uchiha menor volvió a la habitación de Keiichi y se hizo un hueco entre los niños, metiéndose en la cama junto a ellos, abrazándolos y acercándolos lo más posible a él.

—Juegas sucio, querido hermanito, le has dicho que se quede aquí a dormir para que esté en tu casa, pero no conseguirás estar a solas con él.

—No se lo propuse con esa intención, entiendo lo mal que se debe sentir Sasuke, por eso le dije que durmiera con los niños —se defendió el rubio.

—¿Cuántas habitaciones tienes? —preguntó, extrañando a su hermano.

—Tres, ¿por qué?

—Perfecto, me quedaré yo también a dormir.

—¿Qué? —exclamó, por la decisión que acababa de tomar el moreno—. Oye, ¿no sabes que no debes invitarte en casas ajenas sin permiso del dueño-ttebayo?

—No pienso dejarte pasar la noche con él bajo el mismo techo —sentenció, sin importarle los reproches de su mellizo—. Que sepas que pienso enamorar a Sasuke. Pelearé por conseguir su amor.

—No te pondré las cosas fáciles, yo también pienso luchar por él.

—No te perdonará tan fácil, le hiciste mucho daño desconfiando de él.

—Te doy la razón —afirmó el rubio—, Sasuke no me va a perdonar todo lo que le hecho, es cierto y comprensible, pero pienso pelear por ganarme su perdón.

Y, con una mirada desafiante, ambos hermanos se declararon la guerra por conseguir el amor del Uchiha.

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Perdón por el retraso de tantos días sin actualizar, confieso que me costó un mundo poner la escena de cuando le dicen a los niños la verdad...

Espero les guste, gracias por leer :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).