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El Error que Cometí por AniBecker

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Notas del capitulo:

¡Holis! 

Sólo puedo decir que un súper millón de gracias por la aceptación y todos los comentarios que ha recibido este primer capítulo. En serio, no os podéis ni imaginar lo feliz que me han hecho. ¡Muchas gracias! 

Informo, que este fic es la "adaptación" mejorada de un fic "original" que tengo para otro fandom, y que van a la misma vez publicándose, y que esta tiene más edición y más cambios que el otro, sólo por si lo ven en otro fandom. 

Está también publicado en wattpad, sólo que ahí se llama "Costoso y Grave Error", sólo por el motivo de que el otro fic del otro fandom está con el mismo nombre, y para que así no se vean ambos fics ahí con el mismo nombre, mientras que aquí le seguiré dejando este jejeje. 

Sin más, espero que les guste el capítulo :)

Capítulo II: Empezando de Cero

Naruto se encontraba en su oficina mirando unos informes, aunque su cabeza se encontraba en otro lugar. Se dejó caer bien en su silla, y la movió hacia atrás para observar las vistas de la ciudad. No podía concentrarse en el trabajo.

Apagó y cerró su portátil, y salió de su oficina. Le indicó a su nueva secretaria que se ausentaba de la empresa, y que no le pasara ninguna llamada a su teléfono, a no ser que fuera muy importante.

Tomó su auto y fue hasta su apartamento. Llevaba días que no se pasaba por allí. Cinco, para ser exactos desde que su hijo nació, que dormía en un hotel junto a Kurama, quién se negaba a vivir ahí, diciendo que cómo iba a permitir que su futura esposa y su hijo vivieran en el mismo lugar que lo hizo con su expareja.

En eso le dio la razón, de sólo recordar todos los momentos que vivió allí con Sasuke le hacía que le doliera el pecho. ¿Por qué le mintió de esa forma? ¿Por qué jugar con sus sentimientos y quererle encasquetar un hijo que no era suyo?

Giró su llave y entró, encontrándoselo exactamente igual a como lo recordaba. Fue hasta la habitación, encontrándose con que el azabache se había llevado la mayoría de sus cosas. Vio el anillo, ese que le regaló por uno de sus cumpleaños, el mismo día que le confesó que debía marcharse a América con su familia para llevar junto a su padre su empresa, al igual que le pidió que lo acompañase.

Lo tomó y estuvo a punto de tirarlo, pero se arrepintió en el último momento, y decidió guardárselo. Siguió pasando su vista por la estancia, y viendo como una cunita se encontraba en un cuarto pintado de tonos anaranjados.

No se llevó nada más. Ni si quiera las cosas necesarias y básicas para el bebé, sólo notó que faltaba alguna ropita en los cajones y demás cosas, y comprendió que se trataban de cosas que el Uchiha le había comprado, porque todo lo que él mismo le regaló, se había quedado ahí.

Sintió dolor y traición. Él podía haber sido un desgraciado que lo había engañado en una noche de borrachera con su secretaria, dejándola embarazada, pero Sasuke no sólo le había sido infiel, sino que lo había engañado haciéndole creer que ese hijo que tanto amó y deseó, resultó que no era suyo.

¿Error? ¡Por favor! Él había pedido una prueba de paternidad para corroborar que el hijo de Kurama era suyo, pero le dijo que si tanto desconfiaba de ella, por qué no desconfiaba de él, no era justo por mucho que ella sólo hubiera sido de una noche y él su pareja.

Por tal de que la mujer le hiciera la prueba al bebé, pidió también una para el que creía su hijo, y se llevó una desagradable sorpresa, al ver que quién creyó que iba a ser suyo, resultó negativo, mientras que de quién desconfió, resultó ser positivo.

Además, ese bebé… no se parecía a él en nada. Tenía el cabello negro, y ni siquiera podía ver ningún parecido en él, o al menos así pensaba. Mientras que en cambio, el otro sí era idéntico a él. Hasta sus curiosas marquitas había heredado, por favor.

Las pruebas estaban ahí, no había nada más, había sido engañado de la forma más vil y rastrera que pudiera ser posible. Él confiaba plenamente en Sasuke y resultó que le engañó. Después de eso, ¿qué pretendía, que siguiera como si nada?

Aun así, lo echaba de menos. Echaba de menos su carácter del demonio, sus quejas, sus gritos, sus maldiciones, sus manías, sus rabietas, su forma de tratarlo y quererlo, sus abrazos… Y tampoco dejaba de pensar en dónde podría estar ahora.

¿Seguía en Los Ángeles? Lo más seguro es que hubiera vuelto a Japón junto a sus padres, pero recordó que no se tomaron muy bien que cinco años atrás se fuera con él de buenas a primeras, dejando todo, sólo porque él debía hacerse cargo de la empresa de su padre.

¿Se encontraría bien? ¿Qué habría hecho con el bebé? ¿Después de que se viera descubierta su farsa, lo daría en adopción o lo criaría él? ¿Se lo diría al verdadero padre? ¿Quién podría ser el tipo con el que lo engañó? ¿Lo conocía?

Dejó de pensar cuando su teléfono lo interrumpió. Era Kurama, pidiéndole que regresara al hotel. Bufó con fastidio. Él no amaba a esa mujer, sólo se iba a casar con ella porque tenía un hijo con ella, y debía reconocerlo y darle su apellido y una familia.

Una vez que llegó, un grito de enojo por parte de la pelirroja y un lloro por parte de su hijo le hizo volver a la realidad. Esa era su nueva vida ahora.

—¡Naruto! ¿Dónde narices estabas? —cuestionó, enojada la mujer.

—Estaba trabajando.

—Mentira, llamé a tu oficina y tu nueva secretaria dijo que no te encontrabas. A todo esto, ¿por qué tienes nueva secretaria?

—Salí sólo un momento, debía atender unas reuniones con unos clientes —mintió—. ¿Y qué querías que hiciera, que estuviera sin secretaria? Si tú no has querido volver a tu puesto debía contratar a otra.

—¿Volver a mi puesto? Voy a ser tu futura esposa, y soy la madre de tu hijo, ¿pretendes que siguiera con ese puestucho? De eso nada. Además, llevo sólo una semana de haber dado a luz, no iba a ponerme a trabajar.

—Vale, muy bien, en eso te doy la razón por la baja por maternidad. ¿Para qué me llamabas?

—Es tu hijo —señaló a la cuna que había en la habitación—, no para de llorar, me duele la cabeza con tanto llora que llora.

—Es un bebé, es normal que llore, ya que no sabe hablar —dijo con pesadez—. Tendrá hambre, o necesitará un cambio de pañal.

—Ya ha comido y está limpio. Sólo sabe hacer eso, comer y cagar. Bueno, y llorar también, porque no calla —protestó.

—¿Le dolerá algo? —se preocupó, y lo tomó en brazos, meciéndolo. Al poco tiempo, dejó de llorar y se durmió—. Lo que tenía era sueño. Algunos bebés no se duermen con facilidad. Además, lo que necesita cerca es a su madre o su padre, y tú no eres muy afectiva con el bebé.

—Tampoco voy a estar todo el tiempo con él en brazos. Debe acostumbrarse a estar también solo en su cuna —el rubio suspiró, no entendía cómo podía tener tan poco afecto maternal—. Por cierto, ¿cómo es esa secretaria?

—¿Y qué más da cómo sea? Es eficiente, con eso es suficiente.

—¿Es joven? ¿Es bonita? Porque si es así, exijo que la despidas hoy mismo.

—¿Perdona? No puedo despedir a alguien sólo porque sea joven o bonita como dices. Deja tus celos. Además, es mi prima Karin, así que deja tus celos. Ahora, si no se te ofrece nada más, me voy a la empresa otra vez.

—¿Encontraste una nueva casa dónde vivir después de que nos casemos? Porque ya te he dicho que me niego a vivir en el apartamento dónde vivías con ése.

—Aún estoy buscando una donde vivir. Me imagino que será en el barrio alto, a las afueras de la ciudad. ¿Contenta? —la mujer sonrió, satisfecha. El Namikaze se acercó de nuevo a su hijo, le dio un pequeño beso en la frente y se dirigió hacia la puerta—. Vuelvo a la oficina.

.

—Naruto —habló su secretaria, una vez llegó a la empresa—, vino preguntando por ti Menma, yo le dije que no te encontrabas, pero insistió en esperarte dentro de tu oficina alegando que es tu hermano y que no necesita una cita previa y mucho menos autorización, aunque le dije que no debía —explicó Karin algo preocupada, ya que sabía que sus primos no se llevaban muy bien y no quería un reclamo por ello.

—No te preocupes, es mi hermano, puede entrar sin problemas. De todas formas, él siempre ha sido así, ha entrado cuando se le ha pegado la gana —suspiró, y la mujer siguió con su trabajo y él entró en su oficina—. Hombre, qué milagro una visita tuya, ¿a qué se debe, hermanito? —un golpe en su rostro lo tiró de espaldas al suelo—. ¡Se puede saber a qué viene esto!

—¿Qué a qué viene? ¡No! A qué viene tu actitud. ¿Cómo se te ocurre decirle a Sasuke que no es tu hijo? ¡Eres un desgraciado!

—Vaya, parece que las noticias vuelan —hizo una mueca—. ¿Cómo te has enterado? ¿Ha ido corriendo a llorarte o qué?

—Por supuesto que no. Me lo encontré en el aeropuerto, y me lo contó todo.

—En el aeropuerto… —se limpió con un pañuelo los restos de sangre de su labio—. Entonces ha abandonado el país, ¿a dónde iba? Seguro que con su amante, me imagino.

—No pienso decirte dónde fue, porque no te mereces saber su paradero.

—Como si me interesara —respondió, desinteresadamente—. Y bien, ¿qué te dijo exactamente?

—Rompiste con él, lo corriste y rechazaste a tu propio hijo. Eres un maldito.

—Error, no es mi hijo. ¿No te contó que me fue infiel con vete tú a saber con quién? Ese hijo, resultó que no era mío, y las pruebas no mienten.

—Una prueba no tiene por qué mentir, pero sí puede dar error por cualquier motivo. Sólo creíste en un supuesto resultado, en vez de darle voz y voto a quién se supone era tu pareja. ¿Por qué no le hiciste otra prueba? O intentar averiguar por qué esa prueba resultó negativa, pero no, es más fácil desconfiar en quién era tu pareja. Yo sí creo en él, y ese hijo es tuyo, te guste o no.

—Puedes creer lo que se te pegue la gana, allá tú si quieres creer mentiras. Aquí el único hijo mío es el que tengo con Kurama.

—¡Ja, con Kurama! Por favor, ¿y a ella sí la crees? ¡Por favor,  fuiste el único con quién se acostó, lo hizo con varios trabajadores de la empresa! Y con quién vete tú a saber más —confesó.

—No hables así de quién será mi esposa y es madre de mi hijo. Pues para tu información, no miente, porque ese bebé, es idéntico a mí, además que la prueba es positiva. Vaya, qué lástima, ¿esperabas que Kurama me hubiera mentido también? Pues te equivocas, porque sí es mío.

Menma se quedó callado por unos segundos. No se esperó que de verdad llegase a ser hijo de su hermano, él pensaba que pudiera ser de cualquiera con quién se hubiera acostado.

—¿Te quedas callado? ¿No sabes qué responder? Pues lo siento mucho, pero ya has visto quién mentía y quién decía la verdad. Ahora, si no vienes por nada de negocios, te pediría que te marcharas, tengo trabajo.

—Un día te arrepentirás de todo esto. No sabes cómo has destrozado a Sasuke. Puedes creer tú lo que quieras, pero luego no te arrepientas cuando de verdad corrobores que se trata de tu hijo, porque no esperes que ni él ni mucho menos ese niño, te lleguen a recibir con los brazos abiertos.

—Sigue hablando todo lo que quieras, no sé por qué te empeñas tanto en hacerme cambiar de opinión, sólo porque te lo encontraras y te llorara un poco. Es normal, su plan se vino abajo, fue descubierto. Ahora te repito que si no viniste por algo de negocios, te marches —dijo con frialdad.

—Está bien, me marcho. Pero no esperes que vaya a tu boda, no después de saber cómo en verdad eres.

—¡Pues no vengas, no te necesito! ¡Y se supone que tú eres mi hermano! No me lo puedo creer que tú, que nunca has tenido relación con él, lo defiendas de esta manera —una sonrisa apareció en su rostro—. Ya veo, es que a lo mejor te da pena porque en el fondo quieres tirártelo. ¡Pues adelante, es todo tuyo!

—Eres imbécil —respondió, con dolor en sus palabras, y se marchó de la oficina dando un portazo.

No contento con la respuesta de su hermano, fue hasta la oficina de su padre, quería saber de la propia boca de su progenitor qué era lo que estaba sucediendo para que Naruto se comportara de esa manera.

—Menma, hijo por fin has llegado —saludó Minato sonriente. El moreno se sentó delante de él—. ¿Qué tal el viaje?

—¿Por qué mi hermano ha tratado así a Sasuke y por qué consientes que se case con Kurama? —preguntó, ignorando el saludo de su padre.

—Bueno hijo… confieso que yo no me esperaba todo esto. No estoy de acuerdo que haya despachado de esa forma a Sasuke, y yo tampoco pienso que él lo hubiera engañado, pero es la decisión de tu hermano… Además, se debe casar con Kurama, ya sabes…

—Las estupideces de los altos ejecutivos, que no aceptáis que alguien tenga un hijo con una persona sin que tenga que pasar por un matrimonio.

—Menma… entiéndelo, sabes que si no se casara, esa mujer es capaz de decir cualquier tipo de cosa en la prensa, y nos pondría en muy mal lugar —trató de explicar el rubio.

—Claro… y para mantenerla calladita, le damos lo que ésa estaba buscando desde primera hora. Sabes que no se acostó únicamente con Naruto, ¿verdad? Ese hijo puede ser de cualquiera.

—La prueba dio positiva, y es idéntico a tu hermano, no hay duda de que es su hijo.

—El hijo de Sasuke también se parece, se pronostica que tendrá el color de sus ojos. ¿Y por qué la prueba al hijo de Sasuke? Se supone que es su pareja, y debía confiar en él.

—Kurama dijo que si se le hacía una prueba a su hijo porque desconfiaban de ella, que por qué no desconfiaban de él. Naruto se quedó intranquilo, esa mujer consiguió infundirle intranquilidad y curiosidad. O quizá quiso darle en los dientes con una prueba positiva a ella y decirle que sí era su hijo, pero resultó que no lo era.

—Os habéis basado en una simple prueba que ha podido dar error. ¿Por qué no se le hizo otra? ¡Joder, es que habéis desconfiado de Sasuke a la primera de cambio! Él ha estado por mucho tiempo con Naruto, ¿cómo desconfiar así de él?

—Tu hermano no quiso hacerle otra prueba, tu madre le dijo que podría haber un error, y que por qué no se le repetía, pero él se negó. Quizá debimos insistirle más —confesó, cabizbajo.

—¿Quizá? ¡Por supuesto deberíais haberle hecho entrar en razón! —exclamó, exasperado—. De todas formas, ya no serviría de nada, porque el daño ya le habéis hecho todos a Sasuke. Y Naruto se arruinará su vida, casándose con alguien a quién no ama.

—Con el tiempo puede que la llegue a amar.

—Lo dudo mucho. No me extraña hasta que estando casada con él, lo engañe con otro —dijo molesto—. De todas formas, no estaré aquí para ver como fracasa ese matrimonio.

—¿Cómo? ¿Es que no piensas ocupar de una vez tu puesto en la empresa?

—Por supuesto que sí, pero no aquí, sino en la sucursal de Japón. Ya dije desde primera hora que yo prefiero quedarme allí.

—Pero tu deber es estar dirigiendo la empresa conmigo y tu hermano desde aquí.

—Puedo hacerlo perfectamente desde allí, ¿acaso tienes a trabajadores de confianza para que lleven la sucursal de allí? No, ¿Verdad? Pues yo soy el más indicado. Me volveré pasado mañana.

—Está bien, puedes tomar el mando de esa sucursal, pero aún no puedes irte, recuerda que está la boda de tu hermano.

—Me niego a ir. Yo no estoy a favor de ese matrimonio ni todo lo que le habéis hecho a Sasuke, así que no quiero asistir.

—Debes hacerlo, es tu hermano. Menma, nadie estamos de acuerdo con ese matrimonio ni nos cae bien esa mujer, pero esa boda debe celebrarse —el moreno suspiró, resignado.

—Me quedaré sólo por mamá, nada más por ella. Después, me volveré a Japón. Y no esperéis que esté con una sonrisa en la boda, ni que le desee a mi hermano un feliz matrimonio, porque está claro que no lo será.

Dicho esto, abandonó el despacho de su padre, enojado.

.

.

Otro día llegó, y con él su nueva vida. Empezó de cero, y lo primero que hizo fue ir a la universidad, para inscribirse en el último año de la carrera que dejó en América por haberse embarazado, que agradeció que pudiera inscribirse. Después, fue junto con su madre y Mamoru a comprar las cosas necesarias para el pequeño y esperar encontrarse con su hermano.

—¡Sasuke! —una voz muy conocida por él llegó a sus espaldas—. ¡Ototo idiota!

—¿Nii-san? —no sabía para qué preguntaba, si sabía de sobra que se trataba de su hermano mayor.

—Itachi, no deberías correr de esa manera, te hará daño —se acercó a ellos un hombre de cabellos negros y alborotados.

——Nii-san —aceptó el abrazo del pelinegro—. Oh, ¿y esto? —preguntó, posando con ternura sus manos en la prominente curvatura.

—Te perdiste muchas cosas desde que te fuiste —susurró, mostrándole también su anillo de matrimonio—. Me dolió que no estuvieras en mi boda, eres mi hermanito, y te necesitaba, pero no pudimos contactar contigo ni con Naruto.  

—Perdón por no haber estado en tu boda —se disculpó, con tristeza. Después levantó la mirada hacia el otro hombre—. Más te vale que lo trates como se debe, porque ahora estoy aquí, y si no es así te las verás conmigo.

—No hace falta que amenaces, Sasuke-kun —confirmó Shisui. Itachi se acercó a su madre y la saludó sonriente, y entonces se dio cuenta del bebé que descansaba en el cochecito.

—¿Sasuke? ¿Es tu bebé? ¡Es precioso! —exclamó, asomándose para observarlo mejor—. ¿Cómo se llama?

—Mamoru —respondió, observando a su hermano, que lo cargaba.  

—¿Y Naruto-kun? ¿Vinieron para quedarse o sólo de visita?

—Yo vine para quedarme —los dos lo miraron sorprendidos, y Sasuke le contó por encima la historia.

—¡Te juro que cuando lo veo lo mataré! ¡Es un maldito desgraciado!

—Tranquilo, Nii-san, no es bueno que te alteres, el bebé —le recordó, volviendo a posar sus manos en su vientre—. No tiene caso, y tampoco quiero seguir recordando.

—No me esperaba eso de Naruto-kun, pero es cierto, no tiene caso pensar ni mencionar a una persona así —respondió molesto.

Durante toda la mañana, la pareja se les unió, y estuvieron poniéndose al día de todo el tiempo que estuvieron separados. Ambos trabajaban de policías en la estación de Tokio, al igual que su padre, pero su hermano ahora se encontraba únicamente haciendo trabajo de oficina.

Se alegró por ellos, pero sobre todo por Itachi, por haberse casado con Shisui, desde que era pequeño siempre pensó que le arrebataba a su hermano y el tiempo de estar con él y a veces sentía celos, pero era su mejor amigo y sabía que su Nii-san siempre estuvo enamorado de él.

Comenzar con las clases en la universidad le costó primero al principio, ya que estuvo durante un tiempo sin estudiar y debía recodar y ponerse al día, pero después se adaptó con facilidad. Estudiar y cuidar de Mamoru le resultó un poco complicado, pero gracias a la ayuda de su madre e incluso de Itachi, podía compaginarlo.

Cuando llevaba dos meses de haber regresado a Japón, recibió una llamada de Menma, sorprendiéndose de que al final fuese cierto de que se iba a poner en contacto con él. En la tarde, quedó con él en una cafetería.

—Hola —saludó el moreno, levantándose de su lugar cuando llegó el Uchiha—. Perdón por no haberme puesto en contacto contigo antes, pero hace apenas un día que regresé de América. Yo no quería quedarme, y mucho menos a su boda, pero no tuve más remedio que asistir —resopló, con fastidio.

—N te preocupes, si te confieso, no pensé que volviéramos a vernos.

—Te dije que, aunque mi hermano no quiera creer la verdad, yo sí, y ese bebé lo hace mi sobrino. ¿Puedo? —preguntó, con miedo a que se le negara cargarlo.

—Claro —tomó con delicadeza al pequeño, y se lo colocó en sus brazos.

—Es precioso —dijo con sinceridad, mientras lo observaba mientras el infante también lo miraba con atención, moviendo sus manitas—. ¿Cómo se llama?

—Mamoru —sonrió. El camarero se acercó y les tomó nota.

—Es un bonito nombre. Oye… —empezó a hablar después de un pequeño silencio—. ¿Te importaría si me proclamo el padrino del niño? —Sasuke se sorprendió.

—Bueno, me imagino que tendrás que competir con Sakura —sonrió, ya que no se extrañaba que su amiga también se proclamara madrina.

—No soy celoso, ella puede ser la madrina —respondió, riendo.

—Entonces Naruto se terminó por casar con ésa, ¿no? —cambió de conversación.

—Sí… mi padre le dijo que debía casarse con ella si tenía un hijo, aunque no esté de acuerdo, nunca le cayó bien esa mujer, pero ya sabes, cosas de ese mundo de empresarios…

—Y si Naruto no hubiera desconfiado de mí de esa forma, ¿qué hubiera pasado entonces con ella y conmigo?

—Me imagino que hubieran tratado de que no se supiera que tenía otro hijo.

—Pero era más fácil desconfiar de mí, sabiendo que me iría dolido y humillado, mientras que esa mujer podría haber montado una buena ante los medios —dijo molesto—. Oye, y… ¿es su hijo de verdad?

—Es idéntico a mi hermano —susurró, sabiendo que eso le dolería al azabache—. Pero aun así, eso no quita que se portara como un desgraciado contigo y desconfiara sólo por una prueba. ¿Quieres que intente averiguar qué fue lo que pasó con la prueba? A lo mejor hicieron algo para que saliera negativa —Sasuke suspiró—. Yo pensé que puede tratarse de algo así, incluso se lo dije a mi padre.

—No te niego que pensé en eso, que algo tuviera qué ver para que la prueba de mi hijo saliera negativa y así quitarme de en medio, pero… no sé… Tampoco entiendo por qué Naruto le hizo una prueba a mi hijo, cuando se supone que yo soy su pareja, era lógico que le hiciera la prueba al de ésa, pero ¿al mío?

—Si no te la hacía a ti también, ella se negaba, diciendo que por qué desconfiaba de ella y no de ti, porque, aunque fueras su pareja, podías también haberle engañado, eso no sé por qué hizo dudar al estúpido de mi hermano, aparte de que él sólo aceptó para que ella se la hiciera y de ese modo darle en la cara con la prueba negativa, pero la de su hijo, claro.

—Vamos, que fue cosa de ella seguro —confirmó, con seguridad.

—No creas que también pensé eso, por eso, lo averiguaré, le haremos otra prueba, y Naruto verá que esta vez saldrá positiva.

—¿Y entonces qué? Saliera positiva o no, ella ya ha conseguido su propósito, casarse con el dobe. Además, ¿de qué serviría? ¿Es que acaso ahora vendría a pedirme perdón? Ni lo quiero. Incluso capaz de pensar que trucamos la prueba para que diera positiva. De todas formas, no quiero saber nada de él, en caso de que viniera arrepentido, no aceptaría su perdón.

—Hacíais bonita pareja —sonrió Menma con tristeza—. Pero si yo estuviera en tu lugar, creo que haría igual que tú, no aceptaría tan fácil un perdón después de tanto daño hecho.

—Por eso mismo, lo que quiero es olvidarme de él, y vivir mi vida, junto con mi hijo. Ni él ni yo necesitamos a una persona así en nuestras vidas.

—Mi padre me pidió que me incorporara a mi puesto en la empresa, pero yo le dije que no, que ocuparía el puesto de la sucursal que tiene aquí, así que, por lo que con cualquier cosa que necesites, sólo tienes que decírmelo. Además, me encantará poder estar cerca de mi querido ahijado.

Sasuke sonrió. Le iba a costar trabajo olvidarse de Naruto, pero ahora sólo debía pensar en él y en Mamoru, en su futuro, y con ayuda de sus amigos, sus padres y hermano, intentaría por todos los medios poder hacerlo.

 

 

 

 

Notas finales:

No pude evitar poner a mi amoroso, precioso y querido Itachi-sama de uke también, y cómo no de Shisui xD 

Gracias por leer y por sus comentarios, me hacen inmensamente feliz. 

Saludos ^^ 


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