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PROTCOLO: GHOST por J Young

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Mientras ingresaba al nivel reservado para los reclutas que ya habían superado la infancia y los periodos de entrenamientos primarios, Hayden era presa de una terrible perturbación. Por fin había ascendido al que podía ser la última etapa de instrucción, la más ardua de todas.

Caminaba hacia su primera clase. Aun no le habían asignado un grupo, pero sabía que sería pronto. Esquivó a un par de reclutas que pasaron a su lado y lo miraron con expresión extraña, Hayden agacho el rostro para ignorarlos, la verdad es que estaba sudando de nerviosismo.

Sin embargo, lo que más le preocupaba no era tener que adaptarse a su nueva posición. Sino las imágenes que lo asaltaban una y otra vez desde que había despertado aquella mañana, con el cuerpo sacudido por una descarga eléctrica.

‘’¿Acaso asesine a alguien?’’ Todo estaba manchado de sangre, era confuso y borroso, y si trataba de tomar una para contemplarla con claridad, no lograba más que marearse.

Siempre había sido víctima de sueños vividos, casi carnales. Por un tiempo pensó que era un efecto secundario de su energía psionica. O de sus traumáticas experiencias de su paso. Pero decidió que, por lo menos aquel día, no debía pensar en ello; le traería problemas, ahora estaría rodeado de personas verdaderamente avanzadas, con capacidades telepáticas superiores, tal vez, a la suya.

Nadie debía extraviarse en su mente por… casualidad… y toparse con aquello. Lo metería en serios problemas.

‘’Pero la mujer. La mujer ¿Quién era?’’ lucía apenada, tan devastada allí en medio de tantas personas, y la forma en que se había acercado, como le había sujetado la cabeza, pronunciado su nombre… Hayden

Aquel sueño repleto de sangre y muerte, ese sueño tan vivido. Tan cierto. Tan claro como si fuera, como si fuera un….

‘’Recuerdo’’ otro relámpago de dolor ‘’No, eso no puede ser. Es solo un mal sueño, no puede ser un recuerdo’’ Hayden había estudiado minuciosamente todas sus memorias desde que había entrado a la Academia hace ya dos años, y conocía exactamente el lugar de cada uno de ellas.

Una voz electrónica sonó cerca de su oído, como un consejero dando un aviso a su jefe.

-Hayden Kingston, lleva cinco minutos de retraso. – Dijo la IAT 307 – Se encuentra a distancia: 37 metros de su objetivo. Tiempo estimado: 86 segundos. Retraso previsto…

-Mierda. Alto, ya oí – Dijo con labios apretados.

La IAT 307 obedeció. Hayden ya estaba cruzando el último tramo del pasillo pentagonal, y entro un gran recinto de terminación conoidal, estando en lo alto de una escalera que descendía por medio de hileras de mesas curvas y vacías.

Un gran número de reclutas se congregaba casi al final, formados en semicírculos los del frente, y algo disperso los de más atrás. Hayden, sin embargo, dio cuenta de que no habrías más de cien personas, sin contar a la Prefecta Irelia Akhil, cuya voz resonaba en todo rincón de la estancia. Hayden decidió quedarse atrás del último, y escuchar.

-… La última fase de su adiestramiento no es un juego de niños, no se trata de adivinar una frase, de hacer levitar objetos o dar vueltas en la pista por cada sanción que os llevéis. Nada de eso, aquí se os pondrá a prueba desde la mínima manera hasta la que apenas podrán imaginar. Muchos de ustedes, tal vez, habrán pasado ya por cosas peores, algunos sentirán que no podrán superar el límite previsto, o las expectativas. Pero una sola cosa es clara, esta es la recta final, y hace mucho tiempo que ya no hay vuelta atrás. Y si tengo que permitir que los machaquen, que atrofien cada una de sus neuronas para que lo completen, créanme que lo haré. No se irán, no terminarán el día, sin que conviertan en verdaderos Fantasmas del Dominio, así sea con el cerebro hecho papilla y cargándolo sobre sus manos.

Cuando el hechizo paralizante que ocasionaba cualquier voz de alto rango se filtro, todos los cuerpos frente suyo comenzaron a vibrar, y con ellos, las mentes que hasta entonces habían estado concentrada, fluyeron en un millar de pensamiento.

Hayden recordaba como en su etapa inicial se había visto incapaz de controlarlo, aquel bullicio de voces que pasaban por su cabeza de forma incontenible, como si fuera un filtro de transmisión.

Casi todos los sujetos con aptitudes psionica poseían telepatía. Y en años anteriores, estos se habían visto casi incapaces de bloquear los pensamientos. La única opción que tenían era utilizar una pantalla psi, de las cuales se sabía desgastaban el cerebro.

Pero la energía psionica era una herramienta, y fantasmas más diestros en al arte de la telepatía habían idea una manera de resguardarse utilizando su propio poder contra esta. Hayden casi había perdido la cordura en más de una ocasión, y era una de las primeras cosas que se aprendían, a duras penas.

Decide, chico, aprende, o termina por perforarte los tímpanos, claro eso no te servirá.

Señal de alto. Un escudo Psionico que demandaba una insignificante cantidad de energía, en su cabeza. Era lo más difícil, entender la abstracción del concepto, no como un material que te rodea, no era un casco, sino más bien un manto, una segunda piel, en tu cerebro, una extensión de tu cuerpo intangible.

Se suponía que para aquella altura del adiestramiento debía ser algo tan natural como respirar, como pestañar. Aun así, para Hayden seguía siendo un interruptor que debía encender todas las mañanas, pues se apagaba sin que lo supiera durante el sueño. Así lo había aprendido, y así lo utilizaba.

Noto que los reclutas lejos de irse estaban acomodándose en las sillas detrás de las mesas. Incomodo, se dirigió hacia una, lejos de los demás, solitario y a un pie del pasillo.

La prefecta Irelia ahora estaba hablando en el privado con quien reconoció como el profesor de Historia Universal. Hayden sabía que los exámenes teóricos sumaban puntos, y otorgaban honores, pero que para los reclutas resultaba el punto más flojo de la instrucción. El más difícil era el examen de ingreso, seguido del test de factor psi. Pero en este punto, ya todos habían dado ese paso.

Una vez la pequeña conferencia hubo terminado, la mujer se volvió nuevamente hacia ellos y dijo:

-Os veo luego en el salón de simulaciones, reclutas.

Sencillas palabras de despedida, que atinaba a los nervios.

El profesor se presento como Orson When. Presentó su clase, que servía mas como demostración e iniciación, con un movimiento de manos se deshizo de la luz del atrio, y encendió un enorme holograma que ocupaba tres cuartas partes del extremo del salón frente a Hayden. Era una increíble representación del espacio, mas allá del sector Koprulu, un magnifico juego de luces que daba vida al vacío inherente.

Hayden ya había recibido clases como aquella en sus primeros años, pero lo que veía, la imagen cartografiada, aquel mapa, era totalmente nuevo. Distinguía al sector Koprulu en medio, entre tantas otras galaxias.

Percibo un ligero movimiento a su lado que lo hizo girar para encontrarse con otro joven que le rozaba en brazo con su mano. Lo miraba fijamente, y se acerco de forma confidencial.

-¿Impresionado, novato? Apuesto a que si, Orson siempre saca su mejor carta con los nuevos. – Se arrimó un poco mas –  Parece que nadie le dijo que esto ya es tan común como ver una estrella en el cielo todos los días, o una colmena zerg invadiendo un nuevo planeta

Dicho esto, se alejó y soltó una carcajada. Hayden miro al frente, sin expresión alguna, esperando la reprimenda por parte del superior, pero esta nunca llego.  De todas formas, ya había perdido su explicación por escuchar al joven de su lado.

‘’Nunca fue mi fuerte’’ pensó intranquilo.

Su acompañante volvió a indagarlo.

-Oye, no te preocupes, esto no entra en el examen final. ¿Cómo te llamas? A menos que tu nombre sea novato…

Hayden lo miro fijamente, dudando, por alguna razón, aquel tipo de cabello rubio y ojos claros como el agua, le daba mala espina. Pero al final, cedió.

-Hayden. Kingston. Hayden Kingston – Dijo, extendiendo la mano.

El otro la acepto con un apretón firme y enérgico.

-Kingston, vale novato. Me gusta. Berttodd Olwhys. Pero puedes llamarme Todd. – Sonrió de forma infantil al decir aquello, inocente, como un vestigio de la persona anterior que sus músculos faciales guardaran en su memoria.

Hayden le devolvió la sonrisa de forma natural

-¿Por qué me dices novato? ¿Acaso no es tu primera vez también? – Se sintió con derecho de preguntar, ahora que se habían presentado.

Todd sonrió negando con la cabeza.

-Obviamente, no. Estoy en esto, hace ¿cuatro semanas, quizás? – Se encogió de hombros – Las clases de Orson a partir de este nivel, son integrales. Muchos de estos chicos aquí ya tienen asignado un grupo, incluyéndome.

-Pero dijiste que guardaba su mejor carta para…

-Para los novatos. Ya, vale. Tal vez la presentación sea la misma, pero de lo que está hablando ahora es totalmente nuevo para mí. – Todd se acomodo en su asiento y miro al frente.

Hayden entiendo que solo estaba tomándole el pelo. Decidió utilizar su propia carta.

-Dices que tienes asignado un grupo ¿Dónde están ellos?

Todd volvió a reír por lo bajo, con sorna.

-Novato. Las clases serán integrales, y te darán créditos y honores si apruebas los exámenes. Claro no todos los necesitan, los honores y créditos. Aprobar, si. Con esto me refiero a que, no son obligatorias.

Y dicho esto frunció el ceño y se reclino hacia delante. Hayden capto la indirecta, no habría más charla.

Se preguntó de qué barrancón provenía Berttodd Olwhys. Los reclutas de primer año eran asignados en una docena de barracones, por eso cuando eran ascendidos, se topaban con rostros nuevos, y rara vez era acompañados por que conocían del catre contiguo

Están aquí por su potencial psionico. Pero por ello significa que todos serán de utilidad.

Los treinta minutos siguientes estuvo tan enfocado como su nuevo acompañante, o por lo menos eso intentaba. Aun no podía sacarse de la cabeza las fatídicas imágenes del sueño anterior, y a eso se le sumaba el hecho de que aun no sabía a qué grupo lo iban a asignar.

 

 

 

Cuando la clase termino, el salón comenzó a despejarse, Hayden se giro para ver si Todd se prestaría para hablar un poco más, pero este ya había desaparecido, de modo que caminó solo en medio de otros tantos estudiantes. Trató de darse una idea de cuales pertenecían al mismo grupo, y cuáles eran tan novatos como él, pero fue en vano.

Los reclutas recién llegados a la luna iban y venían en los barracones, y difícilmente se lograba entablar relaciones sólidas. Allí lo único que se hacía era entrenar el cuerpo. Centenares de horas destinadas a formar atléticamente a los reclutas, antes de instruirlos en el factor Psi.

Hayden no reconocía a la mayoría de los reclutas (por no decir a todos) ya que no formaban parte del mismo barracón.

Disponía alrededor de otros veinte minutos antes de tener que presentarse en el salón de simulaciones donde la Prefecta Irelia los había citado a todos; aun así, no estaba seguro de si eso lo incluía a él también. ¿Podría ir allí, aunque aun no perteneciera a ningún equipo? ¿Le dirían por fin a que escuadrón pertenecería?  No estaba seguro.

Decidió que podía matar el tiempo en la cafetería, por lo cual debía atravesar todo el recinto de forma diagonal, y subir a la superficie. La Academia era una edificación enorme, capaz de alojar en ella fluidamente cinco mil reclutas, sin contar personal de seguridad, cocina, médico y de limpieza. Armó su mapa con un par de cálculos mentales y se los dio a la IAT 307, Tarrence, a través de su comunicador auricular. Esta sacó los datos aproximados en tan solo un segundo, claro siempre que quisiera podía pedirle los exactos.

Pero en batalla, en terreno no explorado, no dispondrás de una IAT 307 que te salve el culo, niñato.

-Distancia estimada: 67 Metros. Pasillos por recorrer: 3. Tiempo total máximo estimado: 3 minutos.

No había tantos reclutas como cabía de esperar en aquella hora del día. Aunque estaba abierta las 24 horas, los periodos de desayuno y cena eran obligatorios para todos los reclutas. Pero ahora se encontraba fuera del horario.

Tomo un jugo multi-vitamínico y se acomodó en una mesa solitaria. Estudio la etiqueta de Agria Corp. Pegada en el envase y sonrió. Nueva Agria había sido instaurada después de que la guerra contra los zerg hubo terminado. Y en la actualidad, eran los proveedores de los mejores productos agrícolas del sector. Un claro signo del triunfo y la perseverancia Terran.

-Estas tomando meados de granjeros, novato. -

Dijo una voz… cerca. Levantó la mirada esperando encontrar a otro Berttodd Olwhys incordiándolo, pero no había nadie sentado en su mesa además de él. Frunció el ceño, y examinó el lugar:

Un par de reclutas hablaban mientras se servían alimentos en la barra, una joven que comía un sándwich mientras leía un libro físico, un grupo de chicos que debatía acaloradamente, pero que, aun así, estaban en el otro extremo como para poder escucharlos.

Por último, se fijó en una de las paredes laterales, en una mesa alejada del centro donde llegaba la luz escasamente. Por alguna razón, no había reparado en ellos cuando entro. Cuatros jóvenes… ¿Reclutas?... reunidos; tres de ellos sentados, jugando naipes, justo al lado de los restos de alimento que habían dejado a un lado de la mesa, sobre la cual estaba sentado el cuarto, dándole la espalda a sus compañeros, con las piernas estiradas frente si, y la mirada fija en Hayden.

Pero era imposible, tampoco podían haber sido ellos, tal vez solo estaba alucinando, tal vez…

-No lograste vernos, porque tienes mucho ruido en tu cabeza, novato-

’Que carajos...’’ Hayden sufrió un escalofrió en todo el cuerpo… eso no podía ser. No tenia… era imposible, se había puesto la capa mental… aquello… ‘’Tiene todo el sentido del mundo’’

Mantuvo la compostura y desvió la mirada hacia su bebida, tratando de restarle interés.

‘’Es descortés leer los pensamientos ajenos.’’ Pensó a propósito. Era consciente de que algunos reclutas que poseían un factor psi alto, a veces no podían controlar su telepatía. Pero aquel tipo no parecía ser uno de ellos.

-No eres tan tonto como pereces. Pero estas equivocado, eres tu quien abrió la comunicación-

‘’Estas jodiendome. Tú fuiste quien dijo que mi bebida era una mierda’’

A Hayden aquello no le gustaba, si no fuera porque la voz del otro poseía un tono y color propio dentro de su cabeza, creería que se estaba volviendo loco. Sabia de muchos Fantasmas y Ánimas, que debido a sus poderes Psionicos perdían la cordura gradualmente. No quería ser uno de ellos.

Además, le gustaban el alimento de Agria Corp.

-Es porque esas bebidas se fabrican con los complementos que sobran de las cosechas. Agria aprendió a duras a no desperdiciar nada. De todas formas, deja de incordiarme con tus pensamientos, o tú también aprenderás por las malas. -

Su voz sonaba inflexible, no había cambiado, sin embargo, con aquellas últimas palabras, Hayden sintió un pequeño aguijonazo de dolor detrás de los ojos, como una descarga eléctrica.

‘’Eso no fue justo. No tengo idea de que estás hablando, ¿así que por qué no mejor dejas de fastidiarme? ‘’ Hayden rehuía los problemas siempre cuando podía, pero aquella provocación buscaba todo lo contrario.

-¿Qué son estas imágenes? ¿Qué es toda esta sangre? ¿Acaso lastime a alguien? ¿Por qué no puedo recordar nada? Te lo dije, no tengo las respuestas, y tampoco estoy interesado en lo que sueñas, así que ¿por qué mejor no dejas tu de fastidiarme? -

La sangre de Hayden se le helo en las venas. ‘’No puedo ser… esto… mi barrera mental debió de haber evitado esto… el no pudo… el solo…’’

‘’¡Deja de leer mi mente!’’ Pensó sintiendo como le ardía de repente el rostro. Aquel tipo no tendría que haber espiado, no debería haber visto aquello. Era privado. Era peligroso.

…La sangre… los gritos de agonía… las imágenes borrosas...

- Lo estás haciendo de nuevo, novato. Para, es molesto. -

‘’ No estoy haciendo nada’’ Era como una botella agitada y destapada sin aviso. Todo fluía incontrolable.

… el fuego, el desmayo, la mujer diciendo su nombre…

-Te lo advierto Novato, déjalo ya. Déjalo. –

‘’No-puedo-hacerlo’’

Los otros tres reclutas, dejaron de jugar naipes y se giraron hacia su compañero. De repente la botella frente a Hayden comenzó a temblar, ligeramente al principio, pero se fue intensificando hasta tal punto que parecía a punto de…

-Te lo advertí-

La bebida de Hayden estallo sin consentimiento despidiendo todo su contendido sobre él. No se desperdicio ni una gota. El liquido le empapo el rostro, el cabello y la vestimenta. Sin embargo, Hayden cayó en la cuenta que había sido efectivo. Las imágenes se habían detenido.

Aun así, estaba furioso, aquel tipo se había entrometido en su cabeza, lo había acusado de hostigarlo, y además, lo provocaba volcando su bebida encima.

Las risas de los otros tres tipos no se hicieron esperar, y varios reclutas se voltearon para ver que sucedía, pero habían perdido la mejor parte. Solo se encontraron a Hayden poniéndose de pie, mirando de forma asesina a su acosador.

‘’ ¡Eres un imbécil!¡Eso no tuvo nada de gracia!’’

-No dije que lo fuera, no estoy riéndome – eso era mentira, de alguna forma Hayden sabía que estaba sonriendo, presentía su sonrisa dibujada en su rostro.

Hayden rodeo la mesa de forma impulsiva, pero antes de que pudiera dar dos pasos, una voz muy diferente y conocida lo detuvo.

-Hayden Kingston. – Dijo la Prefecta Irelia Akhil.

Los hombros de Hayden se pusieron tensos, y vio como los otros guardaban silencio, expectantes. Dio media vuelta para enfrentarla.

-¿Si, Prefecta? – peguntó, aquella mujer llena de rectitud le sacaba dos cabezas de altura.

-Ven conmigo, Hayden. Debemos hablar… ¿Qué te sucedió?

Hayden trago saliva.

-Yo estaba…

-Si dices algo, te mato-

-… eeh…Estaba jugando con mi bebida, pero se me fue de las manos.

La Prefecta Irelia lo estudió por un momento.

-La energía Psionica no es un juguete, Hayden… de todas formas, no importa. Sígueme.

Comenzó a alejarse, y Hayden pudo respirar con tranquilidad. Caminó hacia la entrada detrás de ella, y al hacerlo tuvo que pasar a tan solo metro y medio en donde se encontraba el otro tipo y sus compañeros. Le dedicó una mirada que esperaba reflejara todo su desdén.

-Te veo luego, Novato. Y deja de ensuciar tus ropas-

‘’Eres un idiota’’ Pensó Hayden, mas consternado que furioso. Pues, al poder verlos con atención, noto algo en lo que antes no se había fijado. El grupo en aquella mesa no lucia como otros reclutas, no utilizaba uniforme, o ropa habitual, ni siquiera el mono para las clases de combate cuerpo a cuerpo.

No. Los tipos allí sentados, en una mesa de la cafetería de la academia, lucían autenticas armaduras de combate. Inmaculadas, adaptables a la luz, con un sistema de camuflaje, y resplandeciente por la energía Psionica de sus portadores que fluía atreves de ella, en su característico tono azul. 

Aquellos tipos eran el máximo exponente de la evolución humana. Verdaderas armas asesinas. Entrenados con mente y corazón frio, maestros del espionaje. Capaces de desatar catastróficos poderes Psionicos contra sus enemigos…

Debían haber completado su adiestramiento hace ya un tiempo. Aun así, Hayden no terminaba de entender que hacían allí, en la cafetería de la academia, verdaderos Fantasmas del Dominio Terran.

Notas finales:

Nueva Agria es un mundo Terran fundado por una colonia liderados por la doctora Ariel Hanson, una genio y cientifica. Es reconocido en el imperio por sus aportes cientificos basados en la biologia y la bioquimica, siendo Agria Corp. una de las corporaciones mas ricas y poderosas del sector.


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