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Shisa por Silvia_Riffie

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Notas del capitulo:

Hiiiii Sweeties!! Cómo están, espero que bien, yo un poco enferma pero lo normal, con los fríos que hacen en mis tierras sureñas de Chile.


El título del capítulo es la primera oración que Canta la Reina de la Noche a su hija diciéndole que debe matar a Sasastro. Es la Opera La Flauta Mágica compuesta por el gran Mozart, fue la última que pudo crear antes de morir y es una delicia, pueden ver la Opera completa en Youtube en español, está divida en dos partes ya que dura 3 horas toda la Opera. Se las recomiendo es maravillosa.


Y qué tiene que ver con la historia mucho jijijiji, además aviso si alguien quiere ver American Horror Story están subidas sus temporadas a Amazon Prime.


En fin espero que os guste el capítulo, nos vemos en unos días más.


Enjoy the chapter!!

Kushina salió a explorar el pueblo y ver si podía comprar, era una compradora compulsiva, que evadía todos sus problemas a través del adquirir cosas que algunas veces jamás usaría. Dejó a Minato en compañía de los Uchiha, su esposo no hizo amago de detenerla, parecía comprender su necesidad de salir de ahí, solo le dijo que tuviese cuidado y que no volviera tarde.

Buscaría comida, artículos de aseo para la casa, y luego lo que encontrase, pero sobre todo mucho licor.

Minato estaba sentado en el pasillo interno, mirando a la nada, estaba solo, los Uchiha se habían disculpado aludiendo cosas que debían hacer. El tiempo transcurría y él en la misma posición, preocupado por su hijo, y por él mismo, qué había pasado la noche anterior, por qué no lograba recordar.

En su visual entro un zorro, un hermoso zorro de extraordinario pelaje brillante, de frondosa cola, era un animal majestuoso, pero más grande de lo que él recordaba haber visto, y a pesar de lo hermoso que era. Algo en él se remeció con fuerza, al tiempo que convulsionó en una arcada, al cerrar los ojos una grotesca imagen llegó a su mente, de las manos de él aferrado a unos hombros peludos del color del pelaje cobrizo del zorro, se vio besando el hocico de un zorro. Comenzó a vomitar cayendo sobre la tierra mezclada con arena del patio.

Itachi estaba saliendo de su casa por lo cual presenció lo que pasaba con el Namikaze y también vio al maldito zorro metiche, entro nuevamente en su casa en busca de su tío.

- Creo que fue el zorro quién tuvo una noche ardiente con el rubio – Informó a su tío que jugaba Shogi.

Madara inmediatamente dejó de prestarle atención a su juego para colocarla toda en Itachi, de un salto se levantó yendo hacía la casa del rubio. En efecto el maldito zorro estaba casi al lado de Minato con la obvia intención de amedrentarlo.

- Sale de aquí Kyubi – Rugió Madara con sus ojos rojos como la sangre, unos ojos que al zorro que miraba con malicia al hombre rubio aulló molestó, pero luego de poner pose de ataque y mostrarles sus colmillos se marcho.

Minato tenía los ojos llenos de lágrimas, se sentía un completo perdedor, mostrándole a Madara los peores momentos de él, ese día, se sentía demasiado avergonzado.

- Hey, tranquilo – Madara se ubicó a su lado, sobando su espalda con cariño.

- No lo puedo estar – Susurró asqueado de sus propios fluidos, quiso levantarse pero para su maldita mala suerte sus piernas cedieron y es que aún dolía demasiado sus caderas, lo que faltaba caer de rodillas sobre su propio vomito. Madara alcanzó a sujetarlo y abrazarlo por la cintura.

- Vamos, no has comido nada – Lo tomó en brazos como si no pesara nada – Puedes llorar todo lo que quieras – Le dijo al oído, mientras lo llevaba a su casa.

Minato no supo la razón pero ese hombre le dio seguridad, así que escondió su rostro en ese amplio y firme pecho, dejando que aquel lamentable sollozo saliera de su garganta, sus manos estaba abrazadas al cuello del Uchiha.

Madara lo dejó, maldito zorro del demonio, siempre metiéndose entre ellos, los Uchiha y los Senju, tendría que hacer algo con él, porque una vez que probaba el cuerpo de un humano no lo dejaba hasta despedazarlo.

El zorro corrió divertido entre medio del bosque, feliz de haber atormentado a ese dulce humano rubio, había pasado una noche fantástica gracias a él, ese rubio era una distracción porque su gran deseo estaba ahí en el paramo con Sasuke.

Afilo su añil vista, el ese maldito Uchiha como siempre usando sus asquerosos ojos, parecía ido sobre los ojos de Naruto, quizás que estaba haciendo, pero era mejor andarse con cuidado con él, todos los Uchiha eran peligroso, sobre todo ese que estaba con su presa.

No podía dejar que siempre los Uchiha se llevasen toda la diversión, menos está vez, hace mucho no veía la sangre de un Senju en la isla, pero más a un Uzumaki, ya era suerte que la mujer y él estuvieran ahí. Pensó en la mujer, si bien a él le venían los hombres humanos, dejar preñada a una Uzumaki no era mala idea, soltó un sonidito de éxtasi, que sonó como un agudo chillido. Lo mejor era desaparecer de ahí, antes que el idiota de de Sasuke lo detectara, una cosa era jugar con la presa de Madara pero otra con la de ese maldito monstruo.

Sasuke se dejó caer al lado de Naruto, luego de un incesante y tortuoso recuerdo, aunque habían pasado solo como cuatro desde que se internó en la mente del rubio, había revivido todos los días de Naruto desde el momento que fue interceptado en el automóvil por aquellos malditos cretinos.

Su deseado, añorado compañero había sufrido la tortura de ser golpeado, violado, torturado para luego enterrarlo vivo, sintió su desesperación, sus gritos, el dolor de sus uñas al desprenderse de sus dedos en su abatido afán de salir de esa caja.

Vio sus días en el psiquiátrico, como si fuese un muerto viviente. Observó días antes del atentado su verdadera o mejor dicho su antigua personalidad, una dulce, alegre y divertida, demasiado inocente para su propio bien.

Una furia inundaba su interior quería matar a esos hijos de putas, cazarlos como animales de presa y torturarlos hasta que muriesen de tanto dolor. Por supuesto que Naruto dormía con la luz prendida, que temía al contacto, menos mal que le había dado el Shisa, aún así tenía que hacer una restricción para que nada lo perturbase, y quizás hasta poner trampas para zorros molestos, sintió al Kyubi momentos antes, pero no quiso ir a por él, prefería enfocarse en Naruto.

Acarició el rostro durmiente del pequeño Namikaze, parecía tan apacible, quisiera borrar todo aquel episodio atroz pero si lo hacía habría grandes consecuencias, que podrían destruir todos sus planes. Tocó esos carnosos labios, que ganas de besarlo, pero con lo que había visto ni se le ocurría hacer algo sin su consentimiento, acomodó la flor en la oreja del menor, lo dejaría dormir un poco más.

Naruto se removió abriendo con pereza sus ojos, pestañeo unos momentos para acostumbrarse a la luz, y ver su entorno, se encontró con flores por todos lados, a su mente llegaron los recuerdos de haber salido de su casa corriendo con el Uchiha, le había contando sobre su pasado y luego nada. Cómo podía ser posible que se hubiese quedado dormido, así tan a la ligera, con un chico que no conocía.

- Veo que bella durmiente ha despertado y no necesitó de mi besó – Escucho a Sasuke hablar, recién el rubio se dio cuenta que frente a él estaba el pelinegro, aunque podía jurar que no lo vio antes, era demasiado extraño.

- Qué hora es – Preguntó soñoliento, estirándose levemente, cuestionándose por qué no había sentido el frío que hacía en ese lugar donde el viento soplaba fuerte.

- Tarde, tipo cuatro de la tarde – Sasuke sonrió al escuchar como rugía la pancita del menor, lo cual le pareció una ternura - ¿Hambre? –

- Sí, bastante – Aceptó al verse descubierto, con sus mejillas tiernamente coloreadas.

- Vamos, ya está haciendo frío aquí, y no es la idea que te enfermes en tu primera semana  en este lugar – Estiró su mano para ayudar a Naruto a levantarse, pero este no la aceptó prefirió hacerlo solo. Se sintió un poco mal por aquello, pero sabía que el Namikaze odiaba el tacto de otros que no fuera su padre, sonriendo un poco turbado bajó su mano.

Naruto se percató que aquello no le había sentado bien al moreno, pero no quería más contacto de lo que ya había permitido, su piel crispaba ante el tacto de ese chico, de una manera diferente a su fobia.

Caminaron en silencio ameno, escucho el sonido del viento al chocar contra las ramas de los árboles y las plantas, el cantar de los pájaros, el choque del mar con el risco, era como una sonata indómita a los oídos de Naruto, extrañamente relajador.

Sasuke le dijo que había recibido un texto de su tío que su madre había ido al comercio de la isla y que su padre estaba en casa de ellos, ya que lo habían invitado a comer, extendiendo la invitación también al rubio, quien acepto, mientras estuviera su padre a su lado todo estaba bien para él.

Kushina llevaba horas dando vuelta por el lugar, se sentía frustrada, no por el comercio, más bien por todo lo que desde antes del secuestro de su hijo estaba viviendo, solo que aquello intensificó aún más todo aquello.

Su padre había llamado minutos antes, exigiendo saber el cómo estaba Naruto, quería que hiciese todo lo posible para que salieran de ahí derecho a Tokio, a él no le importaba en realidad la condición de su nieto, quería que estuviese a su lado para ya ingresarlo al mundo de las finanzas para prepararlo para ser el siguiente heredero, algo que a Naruto estaba lejos de estar interesado. Lo peor del caso era que iba a ir el mismo en unos días si ella  no llevaba a Tokio a Naruto en cinco días.

Compró víveres, algo de ropa para Naruto, y una que otra cosa como recuerditos, tonteras que poco y nada de tenían de útil.

Minato miró su teléfono, tenía varias llamadas perdidas de su padre y su suegro, seguramente para exigir algo, a su edad ya le daba igual todos, sobre todo en aquellos momentos, que no eran los mejores para él, prefirió bloquear ambos números y los de sus fieles asistentes, para así tener un poco de libertad.

Naruto llegó junto a Sasuke a casa del último, parecía lleno de vida con las mejillas sonrojadas, los labios hinchados por el ejercicio, sus ojos brillantes y su cabello todo desordenado.

Vio como Itachi entraba a la cocina y salía de ella rápidamente con una bandeja con comida, para ambos chicos. La casa era prácticamente igual a la de ellos, incluso con esa vibra medio pesado.

- Gracias – Dio Naruto a Itachi cuando éste lo invitó a sentarse, frente a Sasuke – Se ve delicioso –

- Lo está – Afirmó Minato – ¿Todo bien? – Era costumbre consultar aquello.

- Sí ¿todo bien contigo? – Devolvió el menor.

- Sí – Vio como su hijo sonreía como un gatito antes de comenzar a comer sus alimentos.

Madara entró en la estancia con pantalones de jeans negros y una camisa blanca, Minato al verlo perdió la noción un segundo, un atuendo tan simple lo hacían ver tan sexy, más que con yukata como el día anterior, realmente se vía guapísimo.

- ¿Vamos? – Madara habló al mayor de los rubios.

- Vas algún lado – Naruto se puso en guardia no quería quedarse solo con dos hombres que no conocía. Él no se fiaba en nadie.

- Sí, Madara-San me enseñara como es la isla al caer la tarde – Hizo un movimiento con su mano, diciendo que iba a beber.

- Bueno entonces me voy a casa  y espero a mamá – Dijo levantándose.

- No has terminado de comer – Intervino Sasuke.

- No te preocupes Naruto, también saldré – Itachi dijo – Tengo pacientes que ver – Llevaba su maletín en mano – Ya estuviste a solas con Sasuke, podrás estar más tiempo con él, no es necesario que estés solo en tu casa, pero si es lo que deseas –

- Yo – Naruto sintió como todos le miraba – Comeré esto y luego iré a casa –Informó a su padre – Ve tranquilo –

- Bueno, cualquier cosa, me llamas y correré a por ti –

- Lo sé, padre –

Los tres mayores se despidieron y salieron de ahí dejando en silencio a los menores, Naruto jugaba con sus palillos, y daba vueltas en círculos con sus ojos, tratando de romper el hielo. Se sentía bien al lado de Sasuke, era extraño, pero también ansioso y nervioso.

- Puedes hablar de lo que sea conmigo – Sasuke lo miró ya impaciente por el continuo nerviosismo del rubio, parecía una ardilla, y él, Sasuke, no era precisamente una persona paciente.

- Qué hacen los jóvenes para divertirse aquí –

- Qué hacían en Estados Unidos –

- Depende de la estación y tu estatus social – Contestó con franqueza – En verano estaba una temporada en los Hamptons, íbamos a la Riviera, fogatas y fiestas con desmadres, pero siempre me iba a temprano –

- No te gusta el alcohol –

- A qué joven no le gusta – Dijo sonriendo zorrunamente – Amo el tequila – Contó como en secreto – Pero no me gustan las drogas, no es que sea puritano, pero no me gustan, no me gusta perder el control de mí –

- Ya pero amigo el Tequila aniquila – Sasuke lo miró extrañado.

- No a mí, amigo – Rebatió – Puedo emborracharme pero al otro día amanezco fresco como una lechuga –

- No te creo –

- Si tuviera alcohol te lo mostraría -  Dijo casi como si fuese un niño pequeño.

- Aquí hacemos lo mismo, en unas horas estarán mis compañeros de clase y otros de la secundaria en la playa, alrededor de una fogata, habrán grupos que contaran historias de terror, otros cantaran y bailaran, definitivamente algunos idiotas se meterán en el mar,  y otros jugaran juegos estúpidos en la arena –

- ¿Iras? –

-¿Quieres ir? – Consultó.

- No lo sé –

- Naruto sé que estás preocupado y que es obvio que no confíes en nadie – Comenzó el Uchiha – Pero si quieres olvidar lo que pasó, si quieres comenzar otra vida aquí, debes abrir tu mente y corazón a conocer a personas, a confiar, y seguramente nuevamente te van a traicionar, de eso se trata la vida ¿no? No siempre las cosas saldrán como quieren, pero francamente no estás cansando de ser una víctima, siempre llorando, durmiendo con la luz prendida, sin poder sentir el tacto de alguien. Si no dejas de ser la víctima si no trabajas para salir adelante, solo te queda una opción y es encerrarte en una esquina auto-compadeciéndote de tu miserable existencia ¿Eso es lo que quieres?  –

Naruto abrió grandemente los ojos, completamente sorprendido de los dichos de su vecino, era como si un balde de agua fría callera por su cabeza, se levantó con rapidez para salir de ahí.

Sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas, pero daba igual, escuchó como Sasuke se levantaba.

- Ni te atrevas a seguirme –

- ¿Vas a ir a llorar a tu esquina? – Molestó Sasuke – Como un gatito asustadizo –

- Qué mierda sabes tú de mí –

- Al parecer que eres un llorón –

- ¿Un llorón? – Naruto soltó una risa casi rayando en la locura – Que mierda sabes tú, nunca has vivido nada, a ti te violaron tres tipos, no te marcaron como una zorra – Gritó poniendo sus manos al lado de sus mejillas – No te enterraron vivos, no fue tu familia que no pagó el rescate. No tienes idea de lo que es orinarse en la cama a los diesciseis años, en no poder dejar que alguien te toque, en no poder dormir en una cama porque te acuerdas de lo que hacen, en no poder estar en la oscuridad porque sientes sus malditas manos recorriendo tu cuerpo, no sabes – Cayó al tatami llorando desesperado golpeándolo con rabia – No sabes lo que es querer matarte cada día de tu vida y no tener el maldito valor para hacerlo, y solo poder llorar en una maldita esquina viendo tu miserable vida, tengo tan rabia, tanta –

Sasuke lo abrazó con fuerza, Naruto lo rodeó con sus brazos como si fuesen serpientes, aún no entendía como podía tolerar su tacto. Sintió como el Uchiha daba palmaditas suaves en su espalda. El Namikaze siguió llorando un buen rato hasta que se calmó.

- ¿Un poco mejor? –

- Si –

- Vamos a la playa –

- No me dejarás solo – Su voz era nasal, sus ojos estaban hinchados y su rostro mojado por las lagrimas y los mocos y aún así Sasuke deseaba besarlo.

- Ni por un segundo, seremos como siameses – Prometió.

- Confiaré en ti –

- Puedes hacerlo Naruto, eres el único con ese privilegio - 

- Tan guay eres –

- Ni siquiera te lo imaginas Dobe –

- Por qué dijiste esas cosas tan crueles –

- Naruto eres demasiado para adentro, tienes un millón de dolor dentro de tu ser, tienes que sacarlo, necesitas gritar, llorar, patalear, enfurecerte para sanarte –

- Ya doctor Phil –

- Quién es – 

Ante tal pregunta Naruto se largó a reír como hace mucho no lo hacía, Sasuke había sido tan inocente a su parecer al preguntar, con cara de póker que no pudo más que reírse de lo lindo.

- Es un psicólogo, que tiene un programa de televisión – Contestó luego de dejar de reírse – Pensé que aquí lo conocían –

- Puede que mi tío sepa quién es. Casi no consumo televisión – Confesó – Aunque mi madre era psicóloga, mi padre médico al igual que Itachi y mi tío es psiquiatra –

- Familia de médicos, que hace una familia así aquí –

- En todos los lugares necesitan médicos, incluso en la isla con las personas más longevas del mundo –

- Tiene sentido, este lugar es hermoso –

- Lo es, pero si pudiera saldría de aquí – Dijo con cierta melancolía que Naruto captó.

- Nadie es feliz en su propia tierra – Comentó sin querer inmiscuirse más de la cuenta, parecía que no era el único con dramas internos.

- Vamos arreglarnos para ir a la fiesta – Sasuke cambió el tema – Tienes traje de baño –

- No – Contestó sorprendido de la pregunta - ¿Necesito uno? –

- Sí, porque seguramente querrás meterte al agua, como todos – Le hizo saber – Vamos te prestaré uno y una ramera de baño – Lo dijo sabiendo que el menor no querría exponer su cuerpo –

- Está bien, pero no pienso bañarme – Acepto muy seguro que no lo haría.

- Eso lo dices ahora, veamos luego de unos cuantos shots de tequila –

Madara iba junto a Minato, saludando a los aldeanos, le dijo al rubio que habían muchos ancianos, más que adultos y jóvenes, pero que igual en los últimos años habían llegado más personas a vivir creciendo un poco la cantidad de habitantes, tampoco era tanto, eran tan solo uno tres mil trescientos y fracción.

Le contó sobre el Ikegai  y como siempre llegaban occidentes para saber los secretos de la longevidad de los ancianos, Ikegai era el fluir, seguir haciendo, seguir levantándose cada mañana para ir a trabajar, hacer lo que aman con pasión como el primer día. También le contó sobre Moai, grupos de personas que se reunían con aficiones  iguales. Madara le contó que pronto se daría cuenta que Ogimi era un lugar de eterna vitalidad.

Minato lo podía ver, toda la gente mientras caminaba estaba felices riendo, algunos haciendo redes de pescas, otros cosas con bambú, más allá vio que alguien hacia papel, gente en sus huertos trabajando a pesar de la hora.

Otros jugando con uno más compañeros, entre risas y copitas de bebida, que el rubio supuso que era alcohol en la mayoría de los cosos. Muchos le miraba con suspicacia por su cabello, pero le sonreían con afabilidad, saludándolo, ahí el Uchiha paraba para presentarlo como el nuevo dueño de la casa “Fumetsu no monsutā” Todos le miraba sorprendido, algunos hasta nerviosos.

- Por qué la casa se llama así –

- No querrás saber – Advirtió Madara.

- Creo que merezco saber por qué mi casa se llama Monstruo Inmortal – Insistió Minato una vez que estuvieron instalado en un pequeño restaurant. Donde de inmediato pusieron una botella de sake caliente y dos vasos además de rábano blanco, mientras le pasaban la carta.

- En realidad es “Fumetsu no monsutā to fushi no akuma” (Monstruo Inmortal y  Demonio Inmortal) – Reveló  - Las dos casas se construyeron hace ciento de años, ambas estuvieron en manos de mi familia Uchiha, todo en donde viven, hasta el final del paramo es de los Uchiha, excepto claro ahora tu casa y tu terreno –

- Eso no explica lo escabroso de los nombres – Minato bebió su sake de un golpe.

- Minato crees en las historias de terror –

- ¿Cómo el exorcista o Jason? – Consultó divertido – Soy un fanático del cine de terror –

Madara rió al escucharlo eso era tan benditamente irónico – Qué te gusta más el slasher o lo paranormal –

- Slasher sobre todo lo demás, la verdad la paso mal viendo películas como el exorcista, lo bueno es que últimamente solo salen basuras, así que ya no me asusto, pero no me hagas ver de nuevo el exorcista, si puedo ver mil veces pesadilla en la calle elm, o todas las Jason, incluso Jason en el espacio –

- Veo que realmente gusta el cine de terror –

- Sí – Dijo medio avergonzado por sus gustos.

- El cine de terror Japonés es mejor que el americano, quizás solo, y solo quizás, sobre pasado por el cine de terror francés, pero que esos es tan muy mal de la cabeza – Opinó Madara.

- Ambos son buenos, pero los alemanes tienen unas joyitas hermosas también – Siguió la conversación - ¿Te gusta también el cine de terror? –

- Por supuesto, no hay nada mejor que una dosis de susto, sabía que te ayuda a vivir más –

Minato lo miró un poco exceptico y se largó a reír – Por supuesto que no –

- Es verdad, te puedo mostrar estudios –

Minato levantó las manos luego de un segundo trago de Sake – Bien, bien, te creo, qué película es tu favorita –

- Ju-On – Respondió – La primera entrega la japonesa, es muy buena me encanta, aunque The Grudge de Sam Remi, tampoco es mal es solo que los americanos tienden a arruinar las cosas japonesas – Vio como Minato se estremecía – No te gusta –

- Me aterra – Confesó – Es excelente, pero me aterra, sobre todo pensaba esa maldita película cuando entre a nuestra nueva casa, y maldita sea por qué tiene ese nombre – Regresó al tema central.

- Está bien – Madara aceptó – Seguro no quieres dar marcha atrás –

- Vamos no puede ser tan terrible – Ya iba por su cuarto tragito de Sake y estaba delicioso, y con todo lo que había pasado en la noche anterior, necesitaba despejarse.

- Bien, pero no te arrepientes luego de esto…

Kushina llego a su casa, arrugó la nariz al sentir un aroma a huevo podrido y un intenso aroma a flores que no supo descifrar pero le dio escalofríos. Sabía que estaba sola, Minato le dijo que saldría con el vecino a recorrer la isla y Naruto para su sorpresa le dijo que iría a una fiesta en la playa con el vecino no muy lejos de ahí, claramente estaba preocupada por su hijo, pero también aliviada que hiciera algo tan natural par a un joven como salir de fiesta un sábado por la tarde.

Le dijo que no volviera tarde y que cualquier cosa la llamara y solo por precaución le compartiera ubicación por ocho horas.

No le gustaba la sensación que le daba la casa, nunca le gusto desde un principio algo le decía que algo había ahí, trató de acallar su mal rollo con la casa. Prendió todas las luces que fuesen posibles.

No quería tomar un baño estando sola, podía ser una estupidez, pero realmente temía del lugar, más con el golpe en su rostro, los sonido extraños de la noche anterior.

- No seas tonta Kushina, no puedes temerle a una casa – Se reprendió a sí misma abrazándose.

Caminó hasta su recamara para buscar una muda de ropa limpia, y toallas, ingresó al baño para abrir la canilla de la tina y que está se llenase de agua, colocó un puñado de rosas deshidratadas, burbujas de rosas y una bomba de sal también aroma florales.

 Volvió a la entrada de la casa en donde había dejado todos los paquetes de compras, no le apetecía ordenar las cosas, así que solo buscó la caja de bombones y el champaña.

Entró en la cocina para buscar una copa de flauta para su beber su bebida favorita, necesitaba relajarse y simplemente dejar de tener ese mal rollo con la casa. Todo se debía esas malditas películas de terror que tanto le gustaba ver a Minato y ella detestaba.

Como muchas de las cosas que su esposo hacía, como por ejemplo, el ya no quererla y haberla engañado con su maldito asistente, cuándo todo se había arruinado. Ellos realmente se enamoraron en el pasado, se casaron enamorados, lo sabía, fueron inmensamente felices con el nacimiento de Naruto.

Qué arruinó todo, en el fondo ella y Minato lo sabían, fueron las influencias de sus padres en ellos, sus exigencias, la riqueza, la opulencia daba muchas cosas maravillosas a las personas, pero también venía con una gran carga, una maldición de midas, siempre querrían más, y no importaba si eso significaba vender a su propia sangre por más oro.

La mujer destapó con maestría la botella de champaña, vertiendo su burbujeante contenido en la copa; también quitó de su envoltorio de la caja de bombones, comió uno para golosear, disfrutando de su sabor a chocolate negro relleno de butterscotch, una explosión de sabor en su boca.

Se desvistió con rapidez dejando que cada prenda callera sobre el azulejo, prendió el smarth tv de última generación que había en el baño, algo que casi nadie tendría en su baño, pero para ella era esencial, amaba ver películas, escuchar música, o lo que fuese mientras tomaba un relajante baño.

Ingreso al tina suspirando al fin, el agua estaba exquisita a la temperatura perfecta, el aroma a rosas inundaba el lugar, bebió un poco más de champaña, para luego buscar algo en la televisión satelital.

La dejó un rato en un canal de arte en donde pasaban la opera La Flauta mágica, ya iban en el segundo acto, en el tercer cuadro, justo apareciendo la Reina de la Noche, cantando su Aria “Der Hölle Rache kocht in meinem Herzen” (La Venganza del Infierno hierve en mi Corazón)

La flauta mágica, la única opera que Naruto disfrutaba, la primera vez que la vio, estuvo imitando el sonido Ooooooh Ooooh, oooh ooooooh, gritando más que cantando esa parte del tema que estaban pasando en la televisión. Su hijo haciendo las poses de la reina de la noche y pasándole a su papá el cuchillo de la mantequilla para que cobrase venganza.

Naruto solía hacer cosas tontas todos el tiempo, sus ojos se llenaron de lágrimas, una mala decisión le costó todo en su vida, la sonrisa traviesa de su hijo, sus locuras espontaneas, sus bromas pesadas, ya apenas recordaba el sonido de su risa. Todo en el presente era silencio, tristeza y melancolía, Naruto parecía un árbol en otoño.

No había redención para los villanos, ella era uno y debía vivir con eso, destruyó a su hijo, perdió al bebé que llevaba en su interior que no era de Minato, y perdió a su amante.

Molesta con la opera, comenzó a subir y bajar por los canales, pasó por uno canal de noticias de Estados Unidos, mostraban el descubrimiento de un cuerpo, pasó de largo, pero luego se le hizo familiar y lo regresó.

Noticias de última hora, se leía en la franja del noticiero, torso encontrado sepultado en un mausoleo.

Kushina botó la copa de champaña al piso del susto, viendo el lugar, la imagen del torso cercenado de un hombre esta censurada, mientras el periodista hablaba de lo espeluznante de la situación.

Unos hombres que estaban haciendo unas reformas al mausoleo de la familia dueña del lugar, por accidente quebraron la tapa de cemento de la sepultura, hallando el parte de un cadáver.

Kushina incluso podía sentir su corazón palpitando a millones de latidos por segundo, estaba por salir de su boca.

Escuchó que el cadáver estaba deteriorado, que no habían marcas reconocibles y que la policía ya estaba en búsqueda de las otras partes del cuerpo.

Necesitaba relajarse, nadie iba a ser capaz de encontrar todas las otras partes del cuerpo, nadie, absolutamente nadie, jamás iban a saber de quién se trataba y menos iban a llegar a ella.

Volvió a recostarse en la tina, un segundo de relajo, para luego sentir como algo tironeaba de su tobillo, abrió los ojos asustada tratando al mismo tiempo de levantar su piernas, entonces lo vio, una mano salía desde el agua agarrando con fuerza su tobillo, gritó aterrada, trató de salir de ahí pero fue en vano, su otro tobillo fue tomando con fuerza.

- Noooo – Gritó aterrada, antes de que esas manos con fuerza atrajeran sus piernas al agua, Kushina se golpeo en la cabeza y su cuerpo fue sumergido completamente en el agua.

 

Notas finales:

Espero que os haya gustado, nos vemos pasado mañana en otro fic.


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