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Campechana de historias por lizergchan

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Disclaimer: Los personajes de Marvel no me pertenecen, sino a Marver Estudios, Disney y a Stan Lee. Este fic lo hice sólo y únicamente como diversión. Créditos a los autores de las imágenes de portada en turno.

Personajes: Diferentes parejas.

Aclaraciones y advertencia: Romance, angustia, muerte de personaje, mpreg, violación, pactos demoníacos y lo que se me vaya ocurriendo (depende de la historia), kesesesese.

 

Resumen: Conjunto de historias.

Beta Reader:

 

—d

 

 OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

 

 

El Callejón del Beso

 (Ironstrange)

Omegaverse

 

Capítulo único

 

 

Corría el año de 1850, Eugene Strange, se había mudado a un pequeño pueblo de Guanajuato para hacerse cargo de los negocios mineros de su familia. Con él, viajó su único hijo, Stephen, un joven omega de atrayentes ojos y una aguda mente que, de haber nacido alfa o por lo menos beta, habría sido el orgullo del hombre.

 

Eugene, era celoso, estricto y violento que tenía aislado a Stephen de la sociedad, pues le preocupaba que un alfa lo arrebatara de su lado.

 

Su hijo le pertenecía. Su hermoso hijo no podía ser de nadie más que de él.

 

Eugene había enviudado al poco tiempo de que Stephen cumpliera tres años; su esposa falleció a causa de un raro padecimiento. Cuando Beverly dejó de existir, también lo hizo la cordura del hombre, quien lentamente fue viendo en su unigénito, al amor de su vida. Ahora, siendo un joven hermoso a punto de entrar a la edad casadera, el parecido era innegable; esa era la verdadera razón por la que se mudaron tan lejos de sus conocidos, de aquellos ojos indiscretos que no dudarían en señalar su aberrante y pecaminoso deseo.

 

Quería a Stephen como su omega.

 

 

En aquel polvoriento pueblucho, habitado por gente ignorante que estaba más cerca a las bestias que a los humanos, donde era tratado casi como un dios por ser un hombre acaudalado; poco podían hacer o saber para detener su atroz crimen.

 

Ajeno a los deseos pecaminosos de su padre. Stephen, siendo tan brillante como lo era, encontraba formas de escapar a la estricta vigilancia del alfa, fue en una de esas ocasiones que conoció a un joven alfa llamado Antony Stark, miembro de una prestigiosa y muy acaudalada familia americana que había dejado todo atrás para forjar su propia fama.

 

La primera vez que sus ojos se cruzaron una tarde calurosa de verano, mientras el crepúsculo bañaba con los últimos rayos de luz la vieja ermita donde Stephen solía escapar para leer libros, que lograba conseguir de la biblioteca de su padre o por otros medios.

La atracción fue inmediata, pero aun así no se acercaron enseguida; primero fueron miradas fugaces, sonrojos y sonrisas discretas, después vinieron los roces inconscientes. Susurros secretos que se convirtieron en largas platicas, promesas de una vida juntos.

 

—Cuando salgamos de aquí, podemos ir a cualquier otro lugar —dijo Tony mientras él y Stephen se encontraban sentados en la fuente detrás de la ermita; ahí nadie iba, además, Javis, el fiel sirviente del alfa, junto a Christine, la dama de compañía de Stephen y su confidente; mantenían estrecha vigilancia. —No tenemos que quedarnos en México, podríamos ir a América, estoy seguro que te encantará.

 

Stephen le dedicó una sonrisa. Nada le gustaría más que escaparse con su amado, muy lejos del control de Eugene, ser libre por fin. En unos meses cumpliría 16 años, la edad apropiada para que un omega se casara y pudiera cumplir sus obligaciones como esposa (o); pero desde hace un par de días, su padre le miraba diferente. Sus muestras de “cariño” se sentían extrañas, más de lo normal; le besaba en los labios buscando invadir su boca, sus abrazos muchas veces terminaban en roces de miembros.

Esa mañana, su padre ingresó a su recamara, mientras él se aseaba, le miró lascivo y con una sonrisa perversa le aseguró que había crecido para convertirse en un apetitoso manjar. Stephen se sentía sucio de solo recordar; si no hubiera sido por su querida amiga Christine… no quería pensar en lo que hubiera sucedido.

 

—Quisiera nos fuéramos pronto, lo más lejos posible —Strange miró anhelante a Stark. Sentía que su padre enloquecía más a cada momento y temía lo que estuviese planeando para él.

—Lo haremos Sunshine, en una semana. Lo prometo.

 

La pareja se despidió poco después. Un beso y el deseo de verse al siguiente día para planear su escape fue su despedida.

 

Escondido de la vista de los dos confidentes; Eugene Strange observó a la joven pareja mientras se despedían. La ira y los celos invadieron el corazón del hombre, quería matar al bastardo que se atrevía a tocar su propiedad, pero no podía hacerlo, no aún. Sabía quién era esa pequeña rata: Tony Stark, famoso inventor y dueño de un floreciente negocio cuyos clientes iban desde los dueños de las minas aledañas, hasta políticos y miembros ilustres de la sociedad mexicana y extranjera, si terminaba con él, no habría fortuna que evitara que lo separaran de su omega.

 

Tenía que ser astuto.

 

Debía esperar.

 

Por el momento, encerró a Stephen y lo amenazó con enviarlo a un convento en Inglaterra hasta que su matrimonio con algún acaudalado noble estuviera listo —por supuesto, eso jamás lo haría—, después, despidió a Christine sin miramientos ‹‹que dé gracias que no la maté››. Si no tomó a su hijo tan pronto lo tuvo a su merced, no fue por falta de deseo, no, quería esperar a que el muchacho entrara en celo para poder marcarlo, para ponerle los grilletes de los que jamás podría escapar.

 

Entonces comenzaron los rumores; la gente hablaba sobre el desvergonzado omega que se escapaba para ver a escondidas a un alfa desconocido.

 

‹‹Escuché que está comprometido con el Sr. Strange››.

‹‹Su boda será cuando tenga su primer celo››.

‹‹Dicen que la familia del Sr. Strange no estaba de acuerdo con el matrimonio, por eso es que escaparon y vinieron a vivir aquí››.

‹‹Todo lo hace por amor y ése malagradecido le paga así››.

‹‹… seguro ya ni es virgen, ¡se ha de revolcar con todos››.

‹‹Yo estuve con él hace semanas, ¡para ser un mocoso es bueno mamándola! ››

 

Eugene odiaba esos rumores, pero al menos le ayudaban a mantener al bastardo de Stark lejos de su precioso futuro omega.

 

 

 

 

Separado de su amado, Tony buscó la forma de encontrarlo, averiguó donde vivía Stephen; creó un pequeño pajarito que ayudó a la pareja a intercambiar correspondencia, pues, sin Christine en la casa, no contaban con otra manera de comunicarse.

Entonces, descubrió las cartas., encerró a Stephen en su habitación y encaró a Tony.

 

—Aléjate de él —le dijo un día que lo encontró en la plaza. —Si te vuelvo a ver merodeando mi casa, te daré un tiro en la cabeza…

—No puede tener a Stephen encerrado —dijo Tony con el ceño fruncido. Si el menor Strange era alto, Eugene lo era mucho más, siendo una cabeza más grande que su hijo, lo que hacía ver a Stark pequeño en comparación.

—¡Es mi omega! —gritó colérico. —Haré lo que quiera con él.

 

Él era Eugene Strange, un acaudalado minero, cuya noble familia tenía historia con la realeza de su país, nadie podía decirle qué hacer, mucho menos un americano incivilizado.

 

—¡Es su hijo, maldito enfermo! —si no hubiese sido por Jarvis, y otro hombre en la plaza que lo detuvieron, le habría dado un buen golpe en esa pomposa cara.

 

Después del incidente, el pueblo se llenó de nuevos rumores; no muchos hablaban el idioma inglés, lengua materna de los dos alfas, pero había uno que otro que sí, quienes fueron los responsables de distorsionar y hacer más grande el chisme, alimentando el morbo en la gente.

 

‹‹ ¿Escuchaste, comadre? El Sr. Strange quiere pasarse por las armas a su hijo››.

‹‹ ¡Válgame el Señor!, estos gringos están bien enfermos››.

 

Aquellos chismorreos llegaron a los oídos de Eugene, pero poco o nada le importaba, lo único en su pensamiento, era las pocas semanas que faltaban hasta el celo de Stephen, a quien mantenía encerrado en su habitación, sin posibilidades de salir, ni si quiera para comer.

 

En su búsqueda por encontrar la forma de estar con su amado; Tony se dio cuenta que el balcón de Stephen casi rozaba con la residencia de en frente. De inmediato, rentó la vivienda por un mes.

Esa misma noche, parado frente a la terraza de su amado; estiró la mano para tocar con los nudillos la ventana; la sorpresa del omega fue inmensa cuando al asomarse se vio a tan corta distancia del hombre de sus sueños; ahí mismo se juraron amor eterno y decidieron escapar tan pronto Tony hiciera los arreglos.

 

Con el paso de los días, Eugene notó el cambio en el muchacho y sospechó que algo pasaba, decidió espiarlo de noche, cuando se supone que debía estar dormido y ahí fue cuando vio a la joven pareja; abrazados, tan juntos como se les permitía por las circunstancias. Llenó de rabia, tomó una daga afilada e ingresó a la habitación.

 

—¡Si no eres mío, no serás de nadie! —gritó el alfa Strange antes de clavar el arma en el corazón de Stephen, que lo observó con una mirada vacía mientras la vida se le escapaba. Eugene, al ver lo que había hecho, se apuñaló el mismo, esperando poder encontrar a su omega en la otra vida.

 

Tony, que se había quedado paralizado, se apresuró al encuentro de su amado; tomándole ente sus brazos, notando su cuerpo frio e inerte.

 

Con lágrimas en los ojos, se inclinó para besar sus pálidos y helados labios. Días después, sin poder vivir sin Stephen, Tony se arrojó a las entrañas de una mina, con la esperanza de reunirse con el amor de su vida.

 

Algunos dicen que, en las noches de luna, el espíritu de los dos amantes, se hacían presente para estar juntos, otros, que si una pareja se besaba al abrigo del balcón que una vez ayudó a la pareja; tendrían buena fortuna por 7 años, muy por el contrario, si no lo hacían, tendrían 7 años de infortunio, lo cierto es que la leyenda perdura hasta nuestros días.

 

Fin.

 

 

 

 

 

¡Hola gente! Espero les gustara la historia, en realidad no tenía pensado subir un trabajo de este libro, pero, en fin.

Si tienen ideas para otras historias o alguna pareja que deseen, no duden en ponerla en los comentarios.

 

Hasta la próxima.

 

 

Esta historia está basada en una leyenda muy famosa de Guanajuato.

 


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