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Recuerdame (el crononauta) por jenova

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Deán se hallaba muy confuso, ¿quién era ese hombre? ¿qué hacía en su propiedad? El arma que tenía en la mano estaba apuntada a alguien, ¡era Filiph! Que salía con unos amigos.





Cuando el extaño estuvo apuntó de disparar Deán no lo pensó y se le fue encima, no logro hacerle mucho, pero si lo suficiente como para que fallara el tiro, y alertara a lo que quería matar que no era precisamente Filiph.





- ¡maldita sea! - exclamo el hombre y lo lanzó con un empujón haciendo que se lastimara.





- ¡seguridad! ¡seguridad! - grito histérico el menor pero el ojiverde le tapó la boca





- callate maldita sea, ¿donde esta tu amigo? ¡dime! - le ordenó haciendo fuerza en él y haciendo que el rubio gimiera a dolorido.






- ¿para que quieres saberlo? ¿¡para matarlo?! - le enfrentó poniéndose de pie con dificultad, Michael lo miro curioso, no lo había atacado tan fuerte para hacer que se doliera así, el chico debía ser muy delicado, había visto el berrinche de la fiesta, si que le encantaría darle una elección.






- ¡estoy tratando de salvarle la vida niño idiota! - le dijo tironeandolo del brazo





- ¡no te lo voy a decir! ¡ibas a dispararle!






- no le disparaba a él, le disparaba al ser que estuvo apunto de matarlo.





- ¡al único que vi fue a Filiph! ¡nadie mas estaba!






- ¡dime donde esta pedazo de forro! No tengo tiempo que perder - le dijo tomandolo de la cara y apretandola fuerte, quería lastimarlo quería terminar su misión y volver.





Se supone que debía tener sensores para detectar intrusos como Deán, pero Siena se los había echado a perder, estaba despechada, no le prometió nada pero tampoco se lo aclaro, y no ayudo que Michael también se pasara por las armas al hermano menor de la fémina.





Pensaba reponerlos cuando le pagaran, era delito trabajar si no los tenía pero tampoco la darían dinero si no lo hacía, era un círculo.




- ¡estoy tratando de salvar al idiota de tu amigo!





- ¡¿de quién?! ¡¿de los mosquitos?!





- el atacante... - ¿qué podía decirle? No le iba a creer, pero si ese mocoso no le decía donde iba su amigo perdería todo, había metido la pata en ir a trabajar sin artefactos.





- ¡¿el atacante que?! - le encaro





- el atacante era invisible, era un cronoterrorista, tu amigo sera el principal defensor de muchos derechos civiles, y mandarlo a matarlo desde el futuro, yo soy un soldado del tiempo que fue mandado a evitarlo - Dean arqueo una ceja, que demonios pensaba ese tipo con ese cuento absurdo.




- claro, ya te creí, ¡seguridad! ¡seguridad! - volvió a gritar pero Michael le tapó la boca





- puedo demostrartelo - darle un breve vistazo al pasado no iba a matarlo - ven conmigo y te muestro mi maquina...





- claro que no voy a ir contigo, ¡de seguro eres un violador! - le grito retorciéndose para liberarse del agarre - quitame las pezuñas de encima, ¡¿por eso me salvaste esta mañana?!





- ¿que? En vida te he visto - Deán se hecho para atrás y su brazo resbalo por poco cae del techo pero Michael se movió mas rápido.





- fijate - le regaño, ese muchachito no era rival para él así que lo abrazo y lo pegó a su cuerpo, en un principio el ojiazul quería ofenderlo con eso de violador pero ahora se aterró, ¿eso sería lo que quería? ¿tanto guardarse para que le quite la virginidad y la inocencia un pordiosero desconocido?





- ¡sueltame desgraciado no te atrevas a tocarme! - le reclamó golpeando con sus puños en fuerte pecho de su agresor




- ni en tus mejores sueños - le dijo dándose cuenta de lo que creía el chico, el podía tener jóvenes como ese rubio por docena - solo te voy a mostrar que no miento.





El mayor puso al adolescente de espaldas a él y lo envolvió en sus fuertes brazos, se lanzo del techo, el hombre sabía como caer y con su cuerpo procuro amortiguar al rubio.





- ¡eres un bruto! - le reclamó no tenía heridas de gravedad pero Deán era muy delicado.




- ven mi nave esta por allí - le dijo señalándole unos matorrales





- ¡nunca! Nunca voy a ir contigo, de seguro eres un depra... - Michael le metió un trapo en la boca y se la tapo, mientras lo cargaba en sus hombros como un bulto, debía admitir que el joven tenía un rico olor, lo que daba la buena vida, su cuerpo también era muy delicado, no sobreviviría ni un momento haciendo lo que él hacía, lo dejo caer sin mucha precaución en  el suelo.




- mira, aquí esta - le indicó mostrándole un lote vacío




- ¡ahí no hay nada loco! - le reprochó quitándose los trapos de la boca.





- es que tiene un sensor invisible





- ¡eso no existe!





- donde yo estoy si - el rubio se quedó callado cuando delante de sus ojos empezó a verse una suerte de huevo gigante un poco ovalado.





- ¿qué demonios es eso?





- es una nave - le dijo tomándolo para meterlo de un empujón dentro, cerro la puerta con la huella dactilar, era un lugar pequeño, tenía un panel en la parte frontal y arriba una enorme pantalla, lo demás lucia estéril y blanco, noto un pequeño cuarto, con paredes transparentes, tenía un inodoro justo al lado de una especie de regadera, la privacidad no era lo primordial aquí





- dejame salir, ¡¿qué mas hacer?! - le grito histerico arrojándose sobre la puerta, pero era una fortaleza - ¿qué piensas hacerme? - estaba aterrado, temía mucho por su honra, para él era inconcebible.





- ¿tú vas a seguir? Que tu no me gustas, nada mas te voy a mostrar un par de dinosaurios, eso te convencerá - tomó la pistola de chips para los turistas, eso en ocasiones lo hacían por peticiones, con la pistola de implante, le incrusto el aparato rápidamente, era menor que un grano de arroz así que no le dolería solo un pequeño piquete pero el chico humedeció los ojos he hizo un puchero, era bastante lloroncito por lo visto.




- calmate, solo te mostrare un par de animales prehistóricos, te estoy dando un paseo gratis así que disfrutalo





- los dinosaurios no existieron




- claro que si, pensé que ibas a la escuela





- la biblia no habla de eso...





- tampoco habla de canguros idiota - Michael metió un tubo cilíndrico que iluminaba amarillo tenía muchas curvaturas, y cuando la introdujo en una ranura del panel este empezó a moverse por si solo como si una mano invisible oprimía los botones.





La maquina vibró, y Deán sintió una sensación de hormigueo había luces por todos lados y su estado de confusión crecía, tratando de pararlo se tiro sobre el panel para retirar la llave con brusquedad





Eso hizo que dieran un gran brinco que hizo que el mayor tropezara con el rubio y su mano se apoyara en la puerta abriéndola.






Usualmente no era descuidado pero no estaba acostumbrado a que nadie lo acompañara, cuando la puerta se abrió Deán cayo de bruces en un pasto un poco seco, el ojiverde se asomó y sintió un poco de alivio cuando vio que era una época avitable de la tierra, su maquina no iba en linea recta y pudo aparecer en un lago de alquitrán.






- maldito mocoso - le regaño saltando fuera de la nave también, puso de nuevo la mano en el huevo gigante para que de cerrara y desapareciera.





- ¡llevame de vuelta a casa! - exigió levantanse con el corazón desbocado, Michael no le prestó atención ya que se hallaba analizando el entorno esperando algún indicio que dijera en donde y que época estaban.






- no se puedo, quitaste la llave de manera brusca debo esperar dos días para hacer otro viaje - le dijo, no eran tan malo para él estaba bien adiestrado y no era la primera vez que pasaba, Deán se lanzó de nuevo donde estaba la nave pero no se topo con nada empezó a buscarla como si pudiera encontrarle debajo de la arena.





De la nada los arbustos que estaban relativamente cerca se movieron, de él salio una tropa, a a pie, habían varios soldados, vestidos como esos romanos de la televisión, Deán los reconocía de todas las series y películas de Jesús que había visto.





Sólo había un puñado de soldados y venían otro par vestids de túnicas, y en un caballo parecía que estaba el que mandaba.





- quietos - le dijo uno de los soldados apuntándolos con espadas, ese "quietos" se lo dijeron en latín, y era uno antiguo, Michael lo entendía por el chip, y Deán entendía algo por que su abuela le había obligado aprenderlo para que le leyera la biblia en el idioma mas original que pudiera.






- parece que estamos en el antiguo imperio romano - le dijo Michael, no tenía caso correr los habían visto - quedate quieto - le advirtió al rubio para que no hiciera tonterias, lo hombres se acercaron y los inspeccionaron, les pidieron sus identificaciones y al no encontrarlas los ataron.





- ¿qué hacemos? - le preguntó uno de los hombres de la túnica al de caballo, eso fue todo lo que entendío Deán, ya que no es que fuera muy fluido, una de las palabras que entendió fue bretonio, la cara de Michael no era nada bueno.





- ¿qué dijeron?





- piensan que eres de Bretaña, por eso te dijeron bretonio.






- ¿por que?






- por que eres rubio y de ojos azules, los rubios no abundan, el sujeto del caballo es tratante de esclavos, y nos va a vender.





- ¡¿qué?!






- así era el imperio romano, sólo extranjeros, lo saben por nuestras ropas, están hablando de mi buena contestura, de seguro me quieren vender como gladiador algun lanista, y ti dicen que también te pueden vender, de seguro alguna vieja rica que va a querer que la complazcas, eso en el mejor de los casos.





- ¿en el mejor de los casos? - le preguntó pasmado, eso sería un asco






- eres un bonito muchacho con cara de nena, eres lo que ellos llaman efebo, y les encantan - le dijo Michael de la manera mas natural, un terrible palpito





- ¿efebo?





- los romanos en esta época, eran muy... liberales, estaba lleno viejos depravados - le explicó mientras veía como los tipos esperaban algo, Deán todavía no podía creer que estuviera en ese situación, todavía esperaba que salieran de la nada a decirle que fuera una broma, que se burlaran de él, no le importaba - o peor, a lo mejor esos soldados se diviertan contigo, ¿eres virgen?





- ¡¿se diviertan conmigo?! - el rubio comenzó a sudar frío, de ninguna manera, eso no pasaría - ¡y por que están tan tranquilo! ¡no te importa que nos ultrajen!





- ¿nos? Solo te lo harán a ti - le dijo tranquilamente.






- y eso por que tu también estas guapo - le dijo respirando de manera agitada.





- los romanos pensaban que eso les quitaba la hombría y la fuerza a los hombres, yo soy alto y musculoso, y tú... pareces una niña.




Deán no lo pensó dos veces y se lavanto para correr, Michael blanqueo los ojos, eran obvio que lo iban alcanzar, teniendolo atado ni siquiera tuvo que correr el soldado, le dio un golpe con la empuñadora de su espada, haciendo que el ojiazul quedara inconsistente.





- no me maltrates al muchacho que desfigurado no hay quien me lo compre - dijo el tipo de a caballo, iba a estar así un tiempo ya que el chico era delicado, trajeron una carreta larga con barrotes en ella habían mas infelices, niños y mujeres, ellas tenían ropas desgarradas y golpes por todas partes, tenían la mirada pérdida y se abrazaban a si mismas, era evidente que los soldados se habían divertido con ellas un rato, eso era bueno ya que estarían cansados y tendrían energía para su molesto acompañante.







Los montaron y a Deán lo arrojaron dentro, amenos que alguno tuviera un fetiche con un adolescente la honra le duraría un día mas.





Por unos instantes mientras recuperba la conciencia pensó que estaría en su casa, que todo esto no era mas que un sueño loco, pero el dolor en su cabeza mas la dureza del piso de la carreta y su movimiento le dijo que era muy real






- ¡mmmm! - se quejo irguiendose, las manos atadas atrás de su espalda le limitaban el movimiento, Michael no estaba y eso lo aterro, ¿donde estaba? miro aterrado que habían llegado a una ciudad, pregunto lo mejor que pudo por su amigo, y entendio la palabra vendido, ahora estaba solo, no podía ser un montaje vio las edificaciones, antiguas bueno allí parecían nuevas, no sabía que tan temprano habían llegado a esta maldita época, pero debía ser mas de medio día, lo arrastraron por todo el suelo ocasionándole raspaduras y buscándole un regaño a los que lo llevaban.






- cargenlo - les ordenó - no maltraten la mercancía.





Lo pusieron a esperar lo que pareció una eternidad en un sótano, podía oír los llantos de las personas, miro y habían niños pequeños, hasta hora solo había pensado en él, pero para estas personas y las demás esto era su realidad y todos pensaban que estaba bien solo por que eran privilegiados pensaban que podían disponer de otras vidas.





Supo que paso todo la noche por que vio que en la rendija cambio la poca claridad por la oscuridad, fue la noche mas larga de su vida todos están amontonados, pero eso no fue la razón por la que no durmió, tenía la fantasía de que entrarían para violarlo, cada minuto era una tortura.

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