Capítulo 9: Ikki Junior y Sheir
~ Siete meses después ~
- Shaka.
Llamó Shun al rubio.
- Dime, Shun.
Dijo amablemente el guardián de Virgo.
- Sabes qué se me ocurrió, que si el bebé era niño, se podía llamar Ikki.
Shaka sonrió por la dulce inocencia del peliverde que, a pesar del embarazo y la violación, seguía ahí.
- Me parece fantástico, apuesto a que a Ikki le encantaría la idea.
Aseguró Shaka, Shun sonrió. Shun tenía una panza enorme, en cualquier momento se pondría de parto. Shun había mejorado mucho en esos meses, ya sobrellevaba mejor su depresión. Y la aversión por su bebé no nacido había desaparecido.
En cuanto a Shaka, se había volcado sobre el bebé que estaba a punto de nacer, para no desfallecer al pensar en Ikki y en su bebé, que de estar vivo tendría ya tres meses.
Shun se dio cuenta de la expresión de Shaka.
- Yo también lo extraño.
Dijo sabiendo que el rubio pensaba en Ikki. Shaka suspiró.
- Creo que jamás dejaré de amarlo.
Dijo abatido el rubio, Shun lo abrazó de forma tierna, tratando de darle un poco de consuelo.
***
- Hola, Sheir.
Dijo Shuichi con tono melosamente infantil haciéndole caritas al bebé de tres meses que era la alegría del templo de Apolo. Ikki sonrió, su hijo había robado el corazón de todos en ese lugar.
- Deja de acosar a ese pobre niño, no ves que lo asustarás.
Dijo Yuki con tono aburrido. De los ojos de Shuichi salieron chispas de fuego.
- Eres un insensible, Yuki Eiri, ¿no ves lo buen padre que sería? Deberías darme un hijo.
- Eso jamás, bola de chicle rosa.
- Algún día me rogarás que te acepte y me case contigo, Yuki.
- Alucinas.
Le aseguró Yuki.
Ikki estaba muerto de la risa, encontraba la mar de divertido al escritor y al cantante, que se la vivían como un matrimonio.
***
- Shaka.
Gritó Shun asustado en medio de la noche, desde su cama. El rubio estuvo en menos de un minuto a su lado.
- ¿Qué sucede, Shun?
- Rompí fuentes, Shaka, va a nacer.
Dijo el peliverde asustado.
- Cálmate y respira hondo, iré por Mu.
- No te tardes.
Le rogó Shun.
~ Tres horas después ~
Con todo el santuario prácticamente en el templo de Virgo, esperando a que naciera el bebé, después de muchos gritos, pujos y maldiciones, Mu, que hacía de partero, y Shun, traían al mundo a un precioso bebé de cabellos y ojitos verdes.
Shaka cortó el cordón umbilical y miró embelesado al bebé. Shun sonrió extenuado.
- Bienvenido, Ikki.
Sonrió el peliverde tomando al bebé que le pasaba el rubio. Mientras, Mu salía a la sala de Virgo, donde estaban todos los caballeros dorados y los de bronce.
- Fue un varón.
Anunció, y la sala se llenó de vivas y aplausos.
Continuará...