-Si piensas que Superman vendrá a salvarme entonces eres más estúpido de lo que creí-dijo con calma.
-Que valiente eres para decir eso estándo encadenado a una roca y a punto de ser exterminado, Batman.
-Ambos sabemos que eso no es parte de tu plan.
-¿Qué te hace pensar eso?
-¿Para qué necesitarías a Superman aquí si solo se tratara de acabar conmigo?
-Tal vez quiero que me vea asesinar a su amado omega para verlo completamente acabado.
-Ya intentaste eso una vez, con Martha.
-Aprendo de mis errores, murciélago, pero desgraciadamente ya no me queda tiempo para explicartelo, porque, ¿qué crees? Tu príncipe azul llegó.
Justo en ese momento, se escuchó un ruido ensordecedor que Bruce reconocía muy bien. Era el sonido que hacía el súper hombre al aproximarse a un lugar, y el omega no pudo más que gruñir y removerse en la tablilla de piedra donde Luthor lo había encadenado con los brazos y piernas a los costados. No esperaba realmente que el alfa apareciera, pero como siempre, el hombre no podía quedarse en su ciudad, y ahora, estaba volándo a una trampa segura.
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Despertó un tanto desorientado y con una ligera migraña que no le impidió incorporarse y recorrer con la mirada su entorno. No le sorprendió haber despertado en una celda, de hecho, era lo más lógico luego de que el tal Steven los traicionara, pero no esperó que lo dejaran sin más vigilancia que una cámara de seguridad, y se preguntó a qué clase de juego estaban jugándo.
Sacudió la cabeza. No necesitaba pensar en eso ahora, tarde o temprano, el hombre a cargo entraría y le diría lo que necesitaba saber. De momento, lo más importante era saber cómo había terminado ahí, no recordaba nada más que balas lluviendo por todos lados, camionetas negras, bombas de gas, y luego nada, y sintió un terrible Dejà vú al entender que esa era la segunda vez que abría los ojos en un lugar totalmente desconocido y sin recordar nada.
Aunque, por las circunstancias, podía deducir que Clark y él fueron superados más que en número.
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Un día antes.
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Todo había sucedido en un parpadeo, los agentes, los disparos, incluso los tanques, todo comenzó en el segundo que le tomó darse cuenta de que los seguían. Sabía que el rubio iba a traicionarlos, pero esperaba conocer su centro de operaciones antes de que eso sucediera. Desgraciadamente, el omega era más listo de lo que imaginaba y pidió ayuda antes de siquiera mostrarles el camino a la torre.
Bruce chasqueó la lengua con molestia y explotó otra bomba de humo, usándo la confusión para abrirse paso entre los agentes, desarmándolos y noqueándolos, lanzándo sus batarang y valiéndose de ellos y sus puños para vencer a los primeros escuadrones antes de que el humo se disipara, pero tan pronto como estos cayeron, aparecieron más, y los tanques abrieron fuego. Corrió para esquivar los disparos, y siguió repeliendo a los agentes que intentaban capturarlo. Miró a su alrededor, no había personas cerca de aquel parque, seguramente ya habían sido evacuados, y lo sabía porque, incluso antes de que emprendieran el camino a la torre, las calles por las que transitaban estaban casi vacías, y aunque eso era un alivio, también era una desventaja ya que de esa forma SHIELD no se contendría al atacar, y lo confirmó cuando bombardearon las áreas verdes y de juegos en un intento por darle.
-¡Clark, los tanques!- gritó, observándo al alfa luchar contra un escuadrón a unos metros de él.
-Estoy en eso-respondió el otro sin ser realmente escuchado por el omega.
Bruce bloqueó entonces el golpe de un sujeto que lo superaba en altura y músculo, y se lo devolvió con una patada lateral y un puñetazo que lo obligó a retroceder.
-No uses tu visión de rayos lázer-advirtió al ver como el alíenigena miraba fijamente a sus objetivos.
Clark bufó y escapó de los agentes que lo habían rodeado dando un poderoso salto con el que logró acabar con uno de los tanques al aterrizar, para luego arremeter contra el resto usándo únicamente sus puños.
Todo el cuerpo de SHIELD gimió con incrédulidad al ver a Clark cargar dos tanques como si se trataran de plumas, y lanzarlos contra los otros con tal fuerza y precisión que más parecía haber lanzado una pelota de baseball que dos máquinas de 86 toneladas cada una. Y no eso no era todo, Bruce notó que, aunque estaban sorprendidos por la invulnerabilidad del alfa en cuyo pecho rebotaban las balas como si fueran de goma, no lo estaban lo suficiente.
Había algo más ahí, lo sentía, SHIELD estaba asombrado, pero no aterrado, no deslumbrados, era como si ya hubieran lo combatido antes, o como si hubiesen enfrentado a alguien con poderes similares, y dado que estaban en otra dimensión, Bruce no dudaba de que fuera así.
Desgraciadamente no pudo analizarlo más, ya que de la nada, un rayo atravezó el parque que se había transformado en un campo de guerra, e impactó contra el hombre de acero, y, soprendentemente, éste lo lanzó a varios metros de ahí, dejándo en su pecho una horrible marca de quemadura.
-¡Clark!-gritó intentándo abrirse paso hacia él.
El kriptoniano escuchó su grito y miró en su dirección, sonriendo apenas para calmarlo, y levantándose con dificultad para localizar a la agente con el arma que lo había atacado. Bruce también la miró, y mientras noqueaba a los agentes que se atravezaban en su camino, fué testigo de un segundo ataque que Clark, afortunadamente, pudo esquivar a tiempo, para luego moverse en un parpadeo hacia ella y arrebatarle el arma.
La quemadura fue más visible entonces.
No necesitó pensar mucho, una vez visto el rayo de cerca, (relativamente cerca), Bruce entendió porque esa arma había logrado herir a Clark. Y es que la energía que la alimentaba era radición solar roja*, como el sol que destruyó Kriptón, y el alfa era vulnerable al sol rojo.
Y mientras pensaba en eso, no vió la llegada de dos camionetas del ejéricto con extraños cañones encima, los cuales, uno fue direccionado hacia Clark, y el otro hacia él, y en un segundo, ambos, (alfa y omega), cayeron de rodillas tapándose los oídos con desesperación ante las ondas de sonido con las que los atacaban, y lo último que Bruce vió antes de caer inconciente ante el sedante que le dispararon aprovechándo su distracción, fue a Kal-El intentar llegar a él antes de caer también con otro disparo de radiación roja.
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Bruce chasqueó la lengua y se sentó en la cama con los pies colgándo de ésta. Se frotó el rostro con ambas manos e intentó pensar en una forma de escapar de ahí cuando, de pronto, la puerta se abrió y permitió el paso a un hombre alto de piel morena, cuyo ojo izquierdo estaba cubierto por un parche y sus manos se encontraban entrelazadas tras su espalda. La mirada seria, y su forma de andar que imponía respeto, le dijeron que se trataba de un alfa, el hombre a cargo obviamente.
-Buenos días. ¿Dormiste bien?
El omega entrecerró los ojos sin inmutarse.
-Veo que despertaste con pocos ánimos, pero tal vez explicarte algunos detalles de tu celda te alegre el día-dijo y caminó hacia el panel que se hallaba frente a la celda-Un simple y minúsculo rasguño al vidrio que tienes enfrente...-presionó un botón en el panel y el suelo bajo la celda se abrió. Al ver esto, Bruce caminó con parsimonia hacia un extremo para revisar lo que había bajo él-Nueve mil metros de caída libre directo a una trampa de acero-volvió a presionar un botón del panel y la compuerta se cerró, obligándo a Bruce a posar su atención en él-¿Entendiste cómo funciona?
El millonario se alejó del vidrio y caminó por la celda inspeccionándo la estructura, para luego volver a mirar al moreno.
-Impresionante.
-Así que sí hablas. Me empezaba a preocupar que tuvieramos que decodificar tu idioma para entenderte.
-¿Hay algo que te urgiera tanto preguntarme?
-Hay muchas cosas que quiero preguntarte, pero tal vez la más importante es de dónde vienen.
Bruce arqueó una ceja.
-Esa es una pregunta absurda.
-Tus burlas no te ayudaran ahora.
-Seguro. Me has encerrado en una jaula muy fortificada, pero dudo que haya sido creada especialmente para mí.
-Fue creada para alguien igual o más fuerte que tú.
-¿Hay alguien más fuerte que yo?
-Mucho más fuerte.
Bruce entendió tres cosas en ese momento. Una, que ese hombre creía que tenía súper fuerza o algo similar como para siquiera hacerle un rasguño a un vidrio altamente reforzado que claramente no podría golpear sin romperse la manos. Dos, que sí, había alguien tan fuerte y peligroso como Superman, y que éste no era precisamente un buen sujeto si una agencia como SHIELD ya lo había enfrentado las suficientes veces como saber exactamente cómo combatir a los de su tipo. Y tres, que escapar de ahí iba a resultar muy difícil.
Especialmente sin su cinturón, su traje, y un carcelero muy precavido.
-¿Se supone que debo intimidarme?
-No, a menos que te rehuses a cooperar. Verás, este sujeto no siente especial agrado por las personas que usan portales interdimensionales como medio se transporte.
-Es comprensible después de la invasión alíenigena de hace un año.
-Estás muy informado al parecer.
-No tanto como quisiera.
-Responde mi pregunta, omega.
Bruce guardó silencio.
-Creeme cuando te digo que si no respondes ante mí, responderás ante mi equipo, y eso no será agradable.
-¿Qué no estaban dispersos?
El moreno endureció su mirada.
-Al líder le gusta hablar.
-No es lo que pregunte.
Bruce frunció el ceño mientras repasaba sus opciones. Era claro que no lograría salir de ahí sin ayuda de Clark, y ya que el hombre del parche había acudido casi de inmediato al verlo despierto, podía deducir que su compañero aún no despertaba, lo que explicaría la ansieadad de su captor por obtener respuestas. Bien, podía usar eso a su favor mientras aguardaba por el despertar del kriptoniano.
-De una dimensión alterna no tan diferente a la suya.
-¿Cuál es tu objetivo?
-Ningúno en particular.
-No me gustan los juegos, chico, será mejor que cooperes.
-Lo haría de sostener una plática diplomática.
-Me parece que estoy siendo muy diplomático con quien amenaza mi mundo.
-Por supuesto. Si es que encerrar y amenazar a los representantes de la otra dimensión es su concepto de diplomacia. Además, ¿qué te hace creer que somos una amenaza?
-¿Qué puedo esperar de una pareja que se mueve a la velocidad del sonido y levanta tanques con la misma facilidad con la que se respira?
-Quiero recordarte que fuíste tú quien nos agredió primero.
-De haberse entragado las cosas habrían sido distintas.
-Si quisieramos atacar su dimensión...
-Descubrirás que a diferencia de mi agente yo no soy tan confiado.
-Ya tenemos algo en común. Por cierto, ¿en dónde pusieron a mi alfa?
-Oh, no te preocupe por él. Está en una habitación muy similar a la tuya del otro lado del Triskelión.
Bruce asintió comprendiendo el trasfondo de esas palabras.
-¿Ahora pasamos de las amenazas a mi persona a amenzar a mi pareja?
-Le sugiero que empiece a hablar entonces.
-Debes estar muy desesperado si recurres a amenaza tras amenaza para sacarme información.
-He aprendido que la deseaperación funciona muy bien.
-Lo sé, eso reunió a los héroes más poderosos de su mundo en un equipo que librara las batallas que no podías ganar.
Y por primera vez desde que había entrado, Fury lució descolocado, obviamente no esperaba que supiera esa información ya que ningún medio la había recibido.
-¿Cómo...
-Lo deduje.
-¿Y debo aplaudir tu capacidad deductiva o preocuparme?
-Ambos.
-Omega, agotas mi paciencia y no tengo todo el tiempo, así que dime cuál es tu objetivo, o haré caer tu celda a nueve mil metros de altura. Caída que ni con tu invulnerabilidad lograras resistir.
Un dato interesante que Bruce había descubierto en ese momento, era que Fury creía que tenía los mismos poderes que Superman, probablemente basándose en el hecho de que habían llegado juntos, se conocían, trabajaban bien en equipo, y que él, por sí mismo, y sin utilizar ningún tipo de arma más que sus artilugios de siempre, había dejado inconscientes a muchos de sus hombres como si fueran guardias de segunda categoría. Lo cual, por cierto, dolería si desmentía las asombrosas habilidades que el alfa le estaba atribuyendo.
-Nuestro objetivo aquí es encontrar una forma de volver a nuestra dimensión.
-¿Qué?
-No estamos en esta dimensión porque así lo hayamos querido, nos envíaron.
-¿Quién?
-Un viejo enemigo nuestro.
-¿Esperas que crea que...
-No espero nada de ti en realidad.
-Ya tenemos algo en común. ¿Qué eres?
-Esa debió ser tu primera pregunta.
-Habla.
Bruce guardó silencio y su mirada se hizo más severa.
-¿Quién eres?
Silencio de nuevo.
-Bien. Hablarás tarde o temprano-dijo dirigiéndose a la salida-Siempre terminan haciendolo.
Y se marchó dejándo a Bruce nuevamente sólo.