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Save Me (Superbat) (Crossover Marvel/DC) por Mariela

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Nueva York

 

-Bruce, no me siento bien haciendo esto.

-Deja de quejarte y vístete.

-Pero esto es robar, ¿desde cuando los héroes roban?

-Les enviaré un cheque cuando averigüe lo que está sucediendo.

-Pero...

-¿Quiéres que vean a Superman caminándo en las calles? Tenemos que mezclarnos, Clark.

-Al menos podríamos...

-Una queja más y tendré que golpearte.

Clark no pudo evitar sonreír ante esa amenaza, y no porque supiera que Bruce se rompería la mano de intentar golpearlo, sino porque le parecía encantadora esa ferocidad que distiguía al hermoso omega de Gótica. No negaría que era una de las cosas que más le atraían de él.

-Si sigues sonriendo como idiota en verdad te golpearé-advirtió el murciélago, terminándo de vestirse.

-Me alegra que te guste mi sonrisa.

-No digas idioteces y apuráte.

Superman soltó una pequeña risa y precedió a cambiar su traje por la ropa casual que Bruce había robado de una casa en Nueva York, mientras pensaba en todo lo que estaban viviendo.

Luego de confirmar que Gótica había desaparecido sin dejar rastro, ambos héroes decidieron viajar a Métropolis para buscar respuestas, solo para darse cuenta que ésta tampoco estaba, ni Star City, Coast City, Central City, o alguna otra de las ciudades que sus compañeros de la Liga protegen, ni siquiera pudieron dar con Smallville, y eso casi los condujo al pánico de no ser porque Bruce supo manejar mejor sus emociones y lo ayudó a él a calmarse.

Y es que no solo habían desaparecido esas ciudades, sino que lo habían hecho de tal forma que ni siquiera parecía que alguna vez hubo civilización ahí, ya que en su lugar solo habían carreteras, caminos, y campos de maíz. Clark, por supuesto, pensó en la posibilidad de que Luthor estuviera detrás de todo, pero Bruce argumentó que ni él poseía tanto poder como para hacer algo así, y ni siquiera estaban seguros de haberlo enfrentado anoche. Primero tenían que averiguar qué había sucedido para poder señalar a los posibles sospechosos, y por eso, el omega decidió ir a Nueva York, ya que, si había una ciudad además de Metrópolis que recibía noticias de todo el país y de villanos y super héroes, esa era sin duda la gran manzana.

La lógica era que, para que tantas ciudades hayan desaparecido de forma tan perfecta de la noche a la mañana, tenía que haber pasado algo grande, tan grande como para llegara a los periodicos de la ciudad que nunca duerme, así que era ahí donde empezarían a buscar pistas.

Solo había dos pequeños problemas. Batman no salía de día, y Superman no debía ser visto caminándo en las calles de una ciudad que no es la suya como una persona normal.

Ese era el motivo del robo de ropa por el que Clark realmente no se sentía bien, pero que había aceptado solo porque reconocía que el omega tenía razón.

-¿Ya estás listo?-preguntó Bruce, sobresaltándo a su colega-¿Qué te ocurre?

-¿Eh? Oh, nada, nada, solo estaba pensándo.

-Bien. Vamonos-dijo, pasándo de largo para salir del callejón a las concurridas calles de la ciudad.

-Voy detrás de ti.

Había algo extraño en Nueva York, ambos lo sintieron, pero no pudieron decir exactamente de qué se trataba. Clark incluso exámino su entorno con su súper visión en busca de algún desperfecto, sin embargo, no halló nada fuera de lo normal. Bruce hizo lo mismo, y aunque notó que las grandes pantallas típicas de la gran manzana tenían un aspecto ficticio, y las personas estaban muy relajadas, lo que verdaderamente confirmó sus sospechas fue esa gran torre que se alzaba por encima de todas las demás con un diseño muy extravagante y futurista, con una "A" enorme que no había visto nunca en sus visitas a la ciudad, ni siquiera en algún noticiero, periodico, revista, u otro medio de comunicación, lo cual lo hizo detenerse en la acera ante la mirada interrogante del súper hombre.

-¿Sucede algo?

Bruce ignoró la pregunta y se dirigió a un puesto de periodicos con Clark siguiendolo de cerca.

-¿Vas a comprar algo?-preguntó, siendo ignorado nuevamente por el omega, quien revisó cada encabezado en los diferentes periodicos que exhibían.

-No hay nada-dijo de pronto.

-¿Qué? ¿A qué te refieres?

Nada. Cientos de artículos informándo las más importantes noticias del día, y ningúno hablaba de las misteriosas desapariciones de las ciudades que estaban bajo protección de algún super héroe. Y eso no era todo, la gente debería estar tensa y alamarda, cualquier cosa grande que pasara en sus ciudades siempre ponía nervioso al país y les infundía el temor de que les sucediera a ellos si los héroes o el ejército no podían contener la amenaza, pero esta vez, la gente iba y venía como si no sucediera nada, o como si nunca fuera a suceder nada, y eso era verdaderamente preocupante.

Y había algo aun más extraño, entre todos los encabezados, en un periodico obviamente demasiado pasado, se veía una imagen que ocupaba casi toda la primera plana bajo letras grandes que formaban una frase.

Los Vengadores.

Bruce frunció el ceño. Por el título y lo poco que alcanzaba a leer del periodico, se trataba de un recién formado grupo de super héroes que, suponía, eran los que aparecían en la imagen, solo que nunca en su vida había visto o oído de alguno de ellos. Además, ¿nuevo grupo de héroes? La Liga de la Justicia eran el nuevo grupo de super héroes, el primero y el único, no podía creer que existiera otro y que además, haya aparecido hace un año sin que lo supiera.

-¿Podría darme ese?-señaló el periodico con la portada de los supuestos Vengadores.

-Es de hace un año, ¿está seguro de que lo quiere?-cuestionó el vendedor.

-También llevaré uno de hoy, gracias.

Pagó ambos periodicos y arrastró al alfa a un parque cercano, donde se sentaron en una cómoda banca para leer. O bueno, donde Bruce se puso a leer durante varios minutos hasta que Clark decidió hacer la pregunta que clave.

-¿Qué hacemos aquí?

-Investigar.

-Estás leyendo el periodico.

-¿Cuestionas mis métodos de investigación?

-No, pero...

-Entonces cállate.

El periodista suspiró y decidió entretenerse jugándo con sus pies, silbándo, mirándo a los niños jugar, contándo las nubes, o recargándose. Y cuando esto no fue suficiente, posó su atención en el omega a su lado y observó sus rasgos. Bruce Wayne realmente era hermoso, muy hermoso, pudo apreciarlo en su primer encuentro en la gala de Luthor, pero ahora que podía verlo más de cerca y sin disimular por la presencia de terceros, se daba cuenta que esa palabra no alcanzaba para describirlo. Y, ¿para qué negarlo? Quería hacerlo suyo, quería poseer a tan mágnifico omega que desde un inicio sabía que ya le pertenecía, pues su lado alfa reconocía en Bruce a su omega destinado. Algo que no podía decirle al caballero de la noche.

Porque si bien era cierto que los kriptonianos y los humanos compartían las misma extraña clasificación, también lo era que su raza tenía detalles que los alfas y los omegas de la tierra no tenían. Por ejemplo, en Kripton los omegas no hacían nidos para aparearse con sus alfas, sino para tener y críar a los cachorros, por eso solían ser muy grandes, tampoco prácticaban la mordida pero sí la propiedad, solo que en lugar de morder a su pareja le entregaban un collar con una piedra en la que estaría grabado un símbolo con el que el alfa se identificaba, (en su caso, la "S" de esperanza), el cual cambiaba cuando el omega aceptaba el reclamo y se fusionaba con un símbolo que caracterizara a éste, (en el caso de Bruce, estaba seguro que sería un murciélago). No había mujeres alfa en su planeta, difícilmente nacían omegas masculinos, de hecho, casi ni existían que ni se les consideraba un grupo diferente a las féminas. Los alfas no entraban en celo, (aunque eso tampoco pasaba en la tierra), no existía el cortejo, (razón por la que tuvo que investigar en internet y preguntar a todos sus conocidos sobre cómo hacerlo para llamar la atención de Bruce), se creía en los compañeros destinados, (los cuales se reconocían por sus aromas, ya que el alfa se sentiría tan embriagado por el olor de su destinado que ya nunca podría sentirse ni mínimamente atraído por el olor de otro omega aunque dicho omega esté en celo) y los kriptonianos prácticaban la época de apareamiento, solo durante la cual estaba permitido aparearse y embarazarse, ni antes ni después, igual que los lobos. Claro, en la tierra esa costumbre estaba muerta como el instinto animal de los humanos, existinguido milenios atrás, pero en su planeta nunca se dejó de aplicar.

Y aunque Clark vivió toda su vida en la Kansas, había cosas que su biología distinta le exigía, un ejemplo claro era que reconocía en Wayne a su compañero, pues amaba su olor y después de su primer encuentro no volvió a sentirse ni atraído ni afectado por el aroma de otros omegas, ni siquiera el de Lois, a quien tuvo que terminar cuando volvió a la vida. Motivo por el que creía fervientemente que Bruce era suyo, debía reclamarlo, aparearlo, protegerlo, y cuidarlo, ¿qué lo detenía? Que a diferencia de los omegas de Kripton, el murciélago no reconocía en Clark a su destinado, quizás sus feromonas alfas podían atraerlo, pero jamás lo vería como alguien a quien estaba sujeto por su lado animal. Eso era un problema, ya que en otras circunstancias, un intento burdo de cortejo no habría sido necesario, Bruce ni siquiera se habría negado, en cuanto sus aromas colisionaran tanto el omega como él habrían caído perdidos por el otro. Primero pasión, con el tiempo amor, siempre terminaba en amor.

Pero no se quejaría. Kripton ya no existía, él no tenía por qué seguir las costumbres de su planeta natal, y si su omega necesitaba estar seguro del amor que le ofrecía, estaba muy dispuesto a seguir intentándo cortejarlo hasta conseguir su atención. Se lo debía por intentar ahorcarlo cuando lo revivió, y aunque Diana le había dicho que no era su culpa por no saber que Batman era Bruce Wayne, aun así estaba muy avergonzado de haberlo hecho. Dios, no había peor verguenza para un alfa que levantar su mano contra su omega, independientemente de si éste intentó matarlo conciente de que se trataba de su alfa, pero en defensa de Bruce, bueno, en la tierra no existía tal cosa de compañeros destinados, él no estaba obligado a tener un trato especial con él.

"Además", pensó, "Yo lo ataqué primero". Así es, aun recordaba aquella noche en que arruinó su misión e hizo que estrellara su batimóvil. Sin mencionar que también lo confrontó y lo amenazó para que colgara el traje.

Eso no se le hacía aun omega ni de broma. Ahora estaba aun más mortificado y avergonzado.

-Vamonos.

Tal orden lo trajó de regreso a la realidad, notándo que Bruce había dejado los periodicos y se había puesto de pie con la mochila (también robada) en la espalda, donde guardaba sus trajes y el extraño artefacto que habían encontrado en el desierto.

-¿A dónde vamos?-preguntó levantándose también de la banca.

-No averiguaremos lo que sucede sentados en un parque, ¿o sí? Además, creo que ya sé por donde empezar.

-¿Tienes una pista?

Como respuesta a su pregunta, Bruce metió su mano a su bolsillo y sacó unos pequeños aparatos que mostró al alfa.

-¿Son las cámaras de tu traje?

-Guardan información. Necesito una computadora.

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En otro lado de la ciudad, un hombre recién despertaba luego del viaje que había hecho para alcanzar a su objetivo. Examinó su entorno, y sacó el rastreador que su nuevo aliado le había dado para encontrar a su víctimas, observándo que el punto rojo que los representaba no estaba lejos de él.

-Ya los tengo.


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