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Un mes de locura por Sioa Shun

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Redactado: Buenos Aires, 9 de Febrero del 2013

Re-subido/corregido: San Miguel de Tucumán, Tucumán Argentina. Domingo 26 de Mayo del 2019.

 

Un mes de locura.

Capítulo 10: ¡Maldito terrorista!

By Sioa Shun Uchiha-san. 

 

Después de lo ocurrido en casa de Haruhiko, Misaki estaba realmente decaído, todos habían notado su estado de decadencia, sus ojeras eran marcadas, sus pasos cansados y distraídos, la sonrisa que esbozaba era siempre falsa y forzada, y con los únicos con los que se había animado a hablar de su tristeza eran Nowaki y Hiroki, pero aún así, aunque ellos eran amables y pretendían ayudarlo, se seguía sintiendo miserable, además estaba aún enfadado con Hiroki por su imprudencia.

Caminaba sin rumbo por la facultad y tenia a su nueva amiga a su lado mirándolo con preocupación.

-Misaki-kun, en verdad se nota que estas tristes ¿Por qué no me cuentas que sucede? quizás pueda aconsejarte - Susurró la joven muchacha de cabello obscuro, apoyando su mano en su hombro.

-Nao-chan en verdad estoy bien, es solo que... - Miró a su amiga con tristeza. -No estoy pasando un buen momento. 

-Entiendo ¡Ah! tengo una idea - Dijo alzando su dedo indice con seguridad. -Pasaras tu día conmigo, y no se hable más ¡No acepto un no por respuesta Misaki!- Sentencio mirándolo amenazadora mente al ver el gesto de querer librarse del asunto de su compañero sin embargo saliendo del campus un joven de cabello rubio se acerco a ellos.

-Shinobu-san ¿Cómo estas? ¿Vienes a ver a Miyagi-san? - Preguntó Misaki sonriendole levemente, se podía decir que los dos jóvenes que estaban allí, junto a él, era los pocos amigos que tenia.

-En realidad no, veía a decirte que intente hacer lo que me enseñaste el otro día, y me quedo mal ¿Tienes algo que hacer hoy? ¿Podrías ayudarme a hacerlo de nuevo?- La joven los miraba a ambos algo desorientada, sin entender quien era ese joven, y mucho menos de que hablaban.

-¿Eh? pues iba a pasar el día con Noa-chan, pero si a ti no te molesta que valla conmigo entonces si podre ayudarte sin problemas. - Dijo tranquilamente el castaño.

Shinobu miró a la muchacha y se sonrojo levemente. -De acuerdo, pero solo porque necesito de verdad que me ayudes con "eso"-

El griterío emocionado que soltó la joven al escucharlos desencajo a los otros dos, mirándola en busca de una respuesta pero ella solo apunto a Shibonu con un dedo, y luego tomo sus mejillas entre sus manos sonriendo ampliamente. -¡Sos adorable! ¡Que tierno!- Ante eso el rubio se puso totalmente rojo alejando a la mayor de él de un manotazo.

-¡Déjame tranquilo!- Replicó mal humorado, prácticamente salían corazones de la cabeza de la extraña chica. 

-Sos muy adorable, no se en que necesitas ayuda, pero yo te ayudo- Declaro la joven, haciendo reír a Misaki, como hacia ya días que no lo hacia, le recordó a Aikawa-san, casi había olvidado que su nueva amiga era... ¿Cómo era que le había dicho? ¿Foyoshi? ¿Fushishi? ¿Fugishi? ... ¡Fujoshi! creía que así se decía, el caso era que estaba loca y le gustaban esas cosas pervertidas como las que escribía Usagi-san de él.

-¡Hasta que te ríes! Creí que ya estabas más muerto que vivo - Replicó Shinobu, mirándolo. -Por cierto, me Llamo Takatsuki Shinobu- Se presentó ante ella para luego comenzar a caminar los tres con dirección al departamento de Miyagi.

-Soy Yamada Naomi , pero puedes solo decirme Nao ¿Puedo decirte Nobu-chan?-

-¡No!- Contestó serio el rubio.

-Pues entonces así te diré Nobu-chan- Escuchó replicar al rubio pero no dejo de llamarle así en todo el camino, Misaki no podía evitar reírse y de vez en cuando se veía en medio de la discusión de sus amigos, la verdad se sentía más alegre, casi podía olvidar que su vida amorosa pendía de un fino hilo.

Llegaron al departamento de Miyagi, y el rubio abrió la puerta con la copia de la llave que su novio le había encomendado. -Pasen- Invitó cordialmente. Una vez dentro, sus acompañantes se sacaron el calzado, dejando sus cosas en la entrada bien acomodadas y se dispusieron a seguir al rubio.

-Bien, ahora...¿Alguien me explica en que necesitas ayuda? - Preguntó curiosa Naomi, mirando la casa, era extraño, estaba muy limpia ni siquiera había adornos, solo había una foto en todo el lugar sobre un mueble discreto contra la pared detrás del sofá marrón, en ella aparecían la pareja de terroristas, era una foto extraña, el de cabello negro tenia una mueca extraña en el rostro, mientras Shinobu sonreía y parecía obligarlo a tomarse la foto con él. -Miyagi-sensei- Dijo impresionada la joven. -¿Ésta es la casa de sensei?- Preguntó la joven girándose a ver a los chicos que la acompañaban.

-Si- Respondió secamente el rubio. -Y pues necesito arreglar esto.- Entonces saco de la heladera, lo que parecía ser una mutación genética de un pastel.

Misaki vio el "intento" de su alumno y una risa nerviosa escapó de entre sus labios -Shinobu-san habrá que empezar de nuevo ¿Tienes todos los ingredientes?- Preguntó tranquilamente a lo que el rubio asintió y saco de las alacenas todo lo necesario.

-No eres precisamente agraciado para la cocina ¿Verdad, Nobu-chan?- Preguntó divertida la joven, provocando que el rubio frunciera notoriamente el ceño y un aura obscura saliera de él. -Tranquilo no importa, no me hagas caso - Se disculpó sacando un cigarrillo de su cajetilla lo encendió y dio una profunda calada, viendo los dos jóvenes comenzando a cocinar, estaba al borde de un ataque de hemorragias se veían, a su criterio, demasiado lindos tan concentrados en la cocina.

Misaki corregía a Shinobu, ayudándolo a batir de forma más suave, el rubio era demasiado bestia para esas cosas, pero de a poco iba tomando mejor técnica, pronto la cocina era un caos de utensilios sucios y harina por todos lados.

-Oye, Nobu-chan ¿Miyagi-sensei es tu novio?- Preguntó mirándolo con picardía.

-No me llames así- Protestó nuevamente el rubio con un sonrojo cruzando su rostro y  finalmente asintió. -Si lo es ¿Por qué? 

-Porque se ven muy lindos juntos, ya decía yo que Miyagi-sensei estaba enamorado. - Dijo con travesura la muchacha.

-¿Cómo puedes darte cuenta de esas cosas Nao-chan?- Preguntó Misaki, mientras comenzaba a lavar lo que habían utilizado ya que la torta estaba en el horno.

-Sexto sentido femenino- Confesó orgullosa. -¡Vamos! ¡Es muy obvio! Miyagi-san se la pasa distraído, aveces sonríe porque si cuando esta fumando en el campus, sus ojos dicen "cupido me flecho" tiene un cartel luminoso que dice "tengo novia", bueno en este caso "novio"- Decía riendo la joven haciendo enrojecer a los dos jóvenes. -Tu también Misaki, tu tenías un cartel luminoso que decía "tengo novio" pero últimamente dice " Me rompieron el corazón"- Ante eso el castaño bajo la mirada, con el rostro como tomate pero al mismo tiempo entristecido. La conversación pronto derivo en las tristezas del joven Takahashi, mientras esperaban para sacar la torta del horno.

-Debes ir a buscarlo, o seguir insistiendo, llámalo todos los días, al final te tendrá que atender- Decía Shinobu mirándolo con decisión. -Él es el hombre destinado para tí, no lo dejes ir.- Aseguraba, haciendo suspirar al castaño, pronto sonó el reloj de la cocina avisando que el biscochuelo estaba listo. Entre los tres lo decoraron y ayudaron a Shinobu a preparar una deliciosa cena.

-.-.-.-.-.-.-.-.

 

¡Finalmente en casa! Pensaba un cansado profesor, haciendo sonar su espalda a casi una cuadra de su apartamento, cuando finalmente lo tuvo enfrente, vio las luces encendidas, y de inmediato su mente le dijo que su querido terrorista estaba allí dentro, esperándolo con mas repollo frito. Suspiró, en verdad quería ver a Shinobu, había estado tan ocupado últimamente que apenas si se veían por unos minutos ¡Estúpida época de exámenes!

-Llegue- Se anunció tras cruzar la puerta pero le llamaron la atención dos pareces de zapatillas de más en la entrada, cuando escuchó gritos de una voz muy conocida y ¿la voz de una mujer?

-¡Qué me dejes en paz! ¡No voy a hacerlo y punto! - Gritó mientras terminaba de poner la mesa, el pequeño rubio.

-Vamos, Nobu-chan, solo es un beso, no te pido que sea con lengua hasta la garganta, ni que te desnudes...- Fue cortada por un nuevo grito haciéndola reír aún más fuerte, era demasiado entretenido provocar al chico.

-¡Estas jodidamente loca!- La joven estallo renovadas carcajadas  mientras exhalaba el humo de su cigarrillo.

El rostro de Miyagi, parecía un gran signo de interrogación, camino con rapidez hasta la sala, ¿Quien era esa atrevida? ¿cómo podía pedir semejante cosa? Más aun en su propia casa. Al entrar en la sala vio a una alumna suya, no recordaba su nombre, era nueva en la facultad y parecía bastante destacada he interesada en la literatura. ¿Qué hacia en su casa intentado seducir a Shinobu? ¿De donde conocía a Shinobu?

-Bienvenido, Miyagi-san- Aquella voz lo regreso a la tierra, Misaki salía de la cocina secándose las manos con un repasador. Al escuchar esas palabras Shinobu se tensó, totalmente rojo de pies a cabeza, no se atrevía a girarse a ver a Miyagi por culpa del bochorno.

-Miyagi-sensei, bienvenido. - Salto la joven del sofá dándole una nueva calada a su cigarrillo. -Perdone, se que es raro pero ¿Podria pedirle un favor? - Miyagi aún desorientado asintió.

-Claro, pero ¿Qué hacen ustedes aquí? No es que los esté echando, solo nos esperaba. - Comentó ya mas relajado el profesor. -¿Me convidas? - pidió estirando su mano en dirección a la muchacha.

-¿Ah? ¡Claro, claro! - Le entregó un cigarrillo y el encendedor, el mayor necesitaba despejar su mente para entender algo de ese circo que había en su casa al llegar de trabajar, él solo quería poder estar con Shinobu-chin y pasar "un buen rato" y ahora tenía la casa llena de gente. -Lo sentimos profesor, vinimos con Misaki por invitación de Nobu-chan para ayudarlo con algo, bien el favor que quería  pedirle es... ¿Podría besar a Nobu-chan frente a mi?- Solicitó con los ojos iluminados. Miyagi se atraganto con el humo del cigarrillo, comenzando a toser.

-¡Nao-chan!- Protestó Misaki totalmente rojo. -Te pedí que dejaras esas cosas ¡Pervertida!-

-Estas loca mujer... ¿Cómo se te ocurre pedicelo a él?- Gritó Shinobu sacudiendo a la muchacha por los hombros ¡Quería matarla!.

Tras recuperarse un poco de la impresión, el profesor respiró profundo, resulta que él había mal interpretado todo cuando entró, la joven hablaba de querer ver un beso entre ellos.-"¡Ay esta juventud! ¿Quién la entiende?"- Pensó Miyagi, sonriendo despreocupadamente, sí esa joven le caía bien en clases por ser aplicada e interesada, fuera del salón ahora le caía bien por permitirle con total tranquilidad hacer lo que quisiera con Shinobu frente a ellos.

-Bien, no se porque quieres que lo haga, pero no me opongo- Contestó el profesor, tomando a Shinobu del brazo y tirando de él haciendo que cayera sobre su pecho, tomando su barbilla con su mano restante, haciéndole levantar la mirada y besó sus labios de forma demandante. Misaki no sabia donde meterse, en un gesto infantil tapó su cara con ambas manos, tontamente avergonzado.

-¡Ay Dios! ¡Esto es casi Shota!. - Decía emocionada la joven, ahora si el derrame nasal era inevitable y llevó su mano a su nariz, corazones salían de sobre su cabeza, mientras los señalaba emocionada con un dedo. - ¡Qué lindos se ven juntos!

Shinobu totalmente molesto, y muerto de vergüenza empujó al mayor lejos de él.-¿Qué se creen que soy?- Protestó con enojo mal fingido.- ¡Viejo verde!- Gritó yendo a la cocina con pasos pesados. -¡Siéntense a comer de una vez!- Los dos mayores obedecieron, siendo luego Misaki y Shinobu quienes servían, sentándose a lo ultimo.

Ya después de tan disparatada situación, estaban más tranquilos disfrutando de la comida. -Dime Nao-chan ¿Por qué tanto interés por vernos besar?- Preguntó Miyagi, en medio de la amena charla, muerto de curiosidad. -No planeas chantajearme ¿verdad?

-¿Eh? No, claro que no, es solo que me parecen una hermosa pareja- Mencionó la joven mientras comía, haciendo que Shinobu enrojeciera cada vez mas. -Nobu-chan es muy adorable, y usted disculpe el atrevimiento, es muy sexy, se ven felices juntos... Solo quería ver el beso porque me gusta y punto. Soy un poco rara.- Admitió divertida.

-¡Ay esta juventud esta yéndose al...! - Suspiró y rió suavemente - ¿Qué sera del futuro si a una joven se alegra de ver a un hombre mayor besar a un niño?

-Pues yo creo que seria un futuro muy lindo- Contestó ella haciendo reír al profesor. Finalmente la cena termino y los dos estudiantes de la universidad M se retiraron, dejando solos a la pareja.

-Que extraña amiga tienes, Shinobu-chin- Comentó divertido el mayor.

-No es mi amiga, la conocí esta tarde, es amiga de Misaki. 

-Wow ¿Y tanta confianza te tiene? Creo que si está un poco loca- Comentó pensativo el mayor, comenzando a leer el diario, o al menos simular leerlo, pues sus ojos seguían los movimientos del menor por la casa, viéndolo lavar los platos.

-Miyagi ¿Quieres postre?- Preguntó, al terminar de lavar.

-Claro.- Contestó algo sorprendido, pues no solía hacer postre el joven, él era malo en la comida, pero en la repostería... pues, digamos que era mejor cocinando.

El rubio sacó de la heladera el pastel y con cuidado lo llevó a la mesa, con un par de platos y unas cucharitas. A Miyagi se le desfiguro la cara, no era precisamente perfecto, estaba des-prolijo, levemente desnivelado, la decoración era bastante mala, pero parecía totalmente delicioso.

El menor cortó dos porciones y las sirvió. -Buen provecho- Mencionó de forma suave comenzando a comer.

-Buen provecho- Devolvió el mayor probando bocado ¡Realmente sabia bien! Shinobu estaba mejorando mucho, o quizás su paladar ya estaba destruido. -En verdad esta delicioso ¿Lo has hecho tu Shinobu?

Encojiendose levemente de hombros asintió. -Si, Misaki me ha estado enseñando un poco, quería sorprenderte- Explicó pero al girar el rostro solo recibió unos duros, amargos y masculinos labios sobre los suyos.

Respondió él beso, abrazándose a su cuello, en verdad extrañaba la compañía de su novio, había estado muy ocupado esa semana y se habían visto poco, lo veía cansado y estresado, solo quería mimarlo un poco.

-Gracias- Susurró el mayor contra su rostro, tras haber robado todo el aire en sus pulmones. -Pero ahora solo te me antojas vos de postre- Una sonrisa ladina bailó en sus labios, mientras veía la mirada entregada y divertida del menor.

-Eres un pervertido viejo verde- Respondió, siendo él quien ahora lo besaba, sintió las manos del mayor pasearse por su pecho para luego meterse bajo su camisa, acariciando sus costados, sus caderas, subiendo a sus pezones, pelliscandolos. Un gemido se oyó, el cuerpo de Shibonu fue levantado y en un abrir y cerrar de ojos estaba sobre la mesa, los labios del mayor se movían con habilidad sobre los del rubio, invadiendo cada rincón de su boca para luego bajar con lamidas por su cuello, repartiendo besos cortos hasta el cuello de su camisa.

Impaciente, le retiró el chaleco para después abrir uno a uno los botones de la camisa, repartiendo besos por su blanca piel, dejando ver algunas marcas gastadas de su ultima noche de desenfreno que habían tenido juntos. Capturo los botones rosados y duros que decoraban los pálidos pectorales entre sus labios, mordiéndolos, saboreandolos, observando como el pecho del joven se movía levemente más agitado con cada una de sus acciones. La lengua de Miyagia acariciaba la punta erecta del pezón derecho para luego seguir el dibujo de la aureola del mismo.

-¡Ah!- Un gemido más fuerte salio de la boca sonrosada del rubio al sentir los dientes morder sin piedad la sensible zona -¡Miyagi!- Sus caderas se movieron intentado buscar un contacto más intimo mientras sus manos se enrredaban entre los negros cabellos.

Sonrió con arrogancia, amaba las reacciones de ese hermoso terrorista, su lengua descendió en un camino húmedo por el centro de su pecho delineando su abdomen hasta llegar a su ombligo, lamió los bordes por pocos segundos antes de continuar bajando hasta llegar al filo del pantalón, lamiendo luego el contorno de la cinturilla abriendole las piernas con sus manos para hacerse  un espacio y así trabajar mas cómodo. Sin demoras, utilizó sus dientes para desprender el primer botón de la prenda y luego bajó el cierre. 

Las caderas del rubio temblaban de impaciencia, sus manos se aferraban a los hombros de su novio. Tenía que admitirlo, ese tipo realmente sabía lo que hacia, sabía como volverlo loco. El mayor retiró la prenda sonriendo al ver el bulto en los boxers blancos y pulcros de su pareja. Se acercó respirando sobre él, a penas sí lo rozó con la lengua sobre la tela, oyendo una queja lastimera de parte del joven.

Torturarlo un poco no haría daño, subió nuevamente lamiendo su abdomen, introduciendo su lengua en su ombligo, jugando con él, mientras sus manos subían desde la cara externa de sus rodillas a su trasero, apretándolo entre sus dedos, masajeandolo rítmicamente.

-¡Miyagi! ¡Deja de jugar! ¡Aumhg!- Sus jadeos se hacían pesados, deseosos y eso era lo que quería provocar él mayor, que le deseara, que le deseara tanto que ya no pudiera más que suplicar por su tacto.

De un tirón retiró la ultima prenda, robando un gemido de alivio al muchacho sobre la mesa pues la tela ya le estaba oprimiendo demasiado, acarició aquel duro falo con su mano, recorriendo cada vena hinchada con lujuria y apiadándose del sufrimiento del rubio pasó su lengua por el glande, dejando que la punta del aquel húmedo músculo jugara levemente en su uretra.

-¡Dios! ¡Miyagi!... ¡Ah! - Las manos del rubio arañaban la camisa, apretándola entre sus dedos con fuerza ¡Maldita injusticia! ¿Por qué ese viejo seguía vestido?

El mayor paseó su lengua por cada vena, sintiéndolo caliente y palpitante, el pre-semen comenzaba a notarse escurriendo de la punta de forma irregular y sonrió burlón. -Ya estas así y apenas te he tocado, Shinobu-chin.

-¡Cállate...! ¡ah! ¡idiota!- Se defendió inútilmente, soltando un fuerte grito, pues Miyagi aprovechó la protesta para introducir el miembro entero en su boca, comenzando con un rítmico va y ven, una de sus manos comenzó a acariciar los testículos, mientras su lengua se enrollaba en el tronco del miembro, aumentado más sus succiones a cada segundo.

Las caderas del menor se movían desesperadas en busca de más contacto, y Shinobu llevó una mano a su boca ahogando sus fuertes gemidos, no queriendo ser escuchado por pudor.

-Déjame oírte, Shinobu...- Exigió agitado el mayor, alejándose un momento de su trabajo. -Si no me dejas oírte, no voy a seguir. - Lo chantajeó. 

Shinobu lo miró molesto con el ceño fruncido y los ojos apenas entreabiertos, como odiaba que él mayor pudiera estar tan tranquilo cuando él solo era un manojo de carne y huesos que se retorcía bajo sus caricias. Asintió con su cabeza, alejando su mano de su boca para complacer el pedido y así obtener lo que quería.  -Pero quítate la maldita camisa aunque sea... ¡Ah! - Protestó a lo que el mayor solo rió con diversión, y levantándose se desvistió ante los lascivos ojos del rubio para luego volver a su antigua posición.

-¿Así mejor?- preguntó mirándolo a los ojos.

-¡Si! Sigue Miyagi. -Suplicó ahogadamente. Al oír sus palabras Miyagi introdujo su miembro en su boca, comenzado a devorarlo con gula, recorriendolo con su lengua como si de el mas rico de los manjares se tratara.

-¡Ah! ¡Nngh Miya--gi! - Sus gemidos se entrecortaban, inentendibles para cualquiera, su espalda se arqueó tras unos cortos minutos, arañando el cuero cabelludo del mayor al sentir un espasmo recorrer su espina dorsal. -¡Mi---Miyag--! ¡Par--ahh! - Sus gritos de placer retumbaro en las paredes mientras su cuerpo se contraía sobre la dura madera de la mesa, acabando sin poder evitarlo en la boca de su novio. 

-Estás muy sensible hoy Shinobu...- ¡Esas palabras! ¡Esa mirada! ¿Cómo podía estar tan tranquilo? Shinobu sentía el deseo aún recorrerlo tras su orgasmo, necesitaba al mayor dentro de él. Intentando recuperar aire, se incorporó en la mesa, sentándose en el borde y abrazó a su pareja por el cuello besándolo apasionada y desenfrenadamente, mordiendo su labio inferior y tirando de él para provocarlo, las manos del adulto volvieron a recorrer las finas caderas, disfrutando de ese cuerpo que se conocía de memoria y que lo conducía al pecado. Sus manos llegaron ese sitio donde la espalda pierde su nombre y apretó las nalgas entre sus dedos, pegándolo más contra él haciendo rozar sus erecciones, escapando jadeos de ambas bocas.

Con cuidado un dedo fue introducido en el interior del estudiante, él rubio a penas lo sentía, moviendo sus caderas en busca de mas, jadeó contra el cuello del amor de su vida, dando pequeños besos, sintiendo la piel bajo sus labios erizarse. Un segundo dedo le provocó un estremecimiento, un jadeo pausado y casi inmediatamente después sintió el tercero, las envestidas de esos dedos lo estaban desesperando y dejó caer su cabeza levemente hacía atrás entre los jadeos y gemidos que salían de sus labios mientras su amante se encargaba de terminar de desquiciarlo atacando sus ya irritados pezones con sus labios.

-Dime lo que quieres, Shinobu...- Pidió desde su posición, aumentando el movimiento de sus dígitos dentro de él, buscando ese punto que sabia doblegaba la razón de su testarudo terrorista.

-No lo haré, tu lo sa--sab--bes...¡Angh! ¡Mi--Miyagii!- El grito acompañado de un fuerte arañazo en su espalda le hizo saber al mayor que había conseguido su cometido y volvió a dirigir sus dedos a ese punto, mordiendo la barbilla de su niño mientras miraba sus ojos entrecerrados y brillantes.

-¿Decías Shinobu?- Preguntó burlón.

-¡Mier--! ¡Miyagi! ¡Dios!- Pronunció entrecortadamente cerrando sus ojos con fuerza. -¡Te quiero a ti!

Con un gesto burlón retiró sus dedos del interior de su pareja, alejándose lo suficiente como para poder desnudarse y exhibir su escultural cuerpo a su pequeña y ansiosa presa que yacía sobre la mesa, ansioso y con la respiración acelerada. Insinuante abrió las piernas del menor, acariciándolo desde sus tobillos a sus muslos, acercando su rostro a su oído para susurrar con vos lasciva.

-Voy a entra, respira profundo- Obediente y ansioso el menor inspiro todo el aire que pudo, abrazándose a la ancha espalda de su amante como naufrago a un trozo de madera flotando a la deriva del mar de sus sensaciones, percibiendo ese duro y cálido falo adentrarse en lo más profundo de su ser, uniendo sus cuerpos en uno solo, soltando un gemido fuerte de excitación y deleite.

-¡Miyagi! - El gemido se perdió en la estancia que se hundía en un silencio solo interrumpido por la respiración errática de ambos amantes. Solo unos segundos bastaron para que el joven cuerpo del menor se acostumbrara a la invasión, comenzando a danzar en un compás de embestidas lentas y parsimoniosas, alertando sus sentidos, avivando las llamas de la pasión que parecían descontrolarse dentro de los cuerpos de los terroristas, asfixiándose con su calor, desenfrenando sus cuerpos.

-Shinobu, Te amo - Murmuró el profesor de literatura en el oído del joven universitario para luego devorar sus labios opacando sus gritos complacidos, el éxtasis los alcanzaba a cada paso, pero eso no era suficiente para el rubio, que en un arrebato de su cuerpo, dejando libre su instinto. Con un empujón alejó al mayor de él, empujandolo hasta hacer caer sentado en la silla que antes ocupaba y antes de que su mente recuperara algo de cordura se subió a horcajadas sobre él, volviendo a intruducirlo en su cuerpo y segundo después se encontró rebotando sobre su pelvis, sintiendo esa invasión más profunda, más placentera, sintiendo esa mezcla entre poderío y vergüenza al ser él quien marcaba el ritmo.

Desgraciadamente todo lo bueno tiene su fin y el clímax comenzaba a acecharlos, para finalmente golpear sus cuerpos con una fuerza inusitada, dejando en sus labios el sabor del nombre de su compañero, con su mente perdida en un vaho húmedo y blanco de las corrientes eléctricas que recorrían sus cuerpos.

Exhaustos se dejaron caer desarmados sobre la pobre silla, que de milagro no había cedido ante el peso y la fogosa actividad, mirándose a los ojos en silencio, las palabras sobraban, el silencio era más romántico y reconfortante que cualquier frase de cursi pronunciada porque lo que estaba implícito en los ojos ajenos era la mejor poesía, la mejor declaración de la mutua devoción que se tenían.

No hacia falta nada, ellos así se entendían. Con gestos lánguidos, el mayor tomó el cuerpo más pequeño entre sus brazos y con andar taciturno y aletargado se dirigió al cuarto para que   ambos se acomodaran bajo las mantas de la cama, abrazándose y acurrucándose contra el cuerpo contrario, dejando sus manos unidas, símbolo de su eterna unión, que trascendería incluso la muerte, como muchas veces había jurado el menor que seria.

Morfeo llegó, colándose por la ventana abierta por donde se filtraba la brisa suave y fría de la noche, cobijando a los amantes bajo su manto de sueños, protegiéndolos de todo daño.

-.-.-.-.-.-.-.-Continuara-.-.-.-.-.-.-.

 

Notas finales:

Notas finales: Bueno este capitulo es más largo que los anteriores y finalmente le toco el turno de algo de protagonismo a los Terroristas ¿Qué les pareció? Tuve que hacerle varias modificaciones al lemmon original, principalmente porque tenía algunos errores de continuidad pero honestamente no tenía ni muchas ganas ni mucho tiempo como para ponerme a reescribirlo entero de todas maneras creo que esta bastante bien. 

Como siempre les pido que dejen un comentario ya vamos de 600 lecturas, eso me alegra bastante :D Falta menos, en nada llegaremos al fin de este melodrama barato. 

Los veré en el próximo capítulo. 

Sioa Shun Uchiha-san


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