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Un mes de locura por Sioa Shun

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Notas del capitulo:

Notas de Sioa: ¡Hello! Este capítulo se centrará un poco más en la pareja egoísta, la cual es mi pareja favorita. Disfruten la historia. 

Tucumán, 25 de enero del 2013

Corregido y re-subido:  San Miguel de Tucumán, Tucumá, Argentina. Sabado 18 de Mayo del 2019.

 

Un mes de locura. 

Capítulo 4: Situaciones incomodas.

By Sioa Shun Uchiha-san. 

 

La habitación estaba obscura cuando el sonido de un despertador se dejo escuchar en el cuarto; sacando a un joven universitario de su ensueño. Misaki apagó el despertador con sus ojos cerrados tanteando la cama como si buscara un cuerpo junto a él.

-¿Usagi-san?- Llamó abriendo sus ojos y frotándolos con su mano, como intentado disipar su somnolencia. A unos pasos de él se encontraba un hombre alto mirándolo totalmente enternecido ante sus gestos, su cabello era azul al igual que sus ojos y su piel era pulcramente blanca.

-"Que ternura ¿Quien será Usagi-san? Su novia quizás, es muy dulce"- Pensaba encantado Nowaki, viendo al estudiante como si se tratara de un pequeño niño de primaria.

-Buenos días, Misaki-kun- Saludó dulcemente.

Sobresaltado al oír el saludo, él muchacho de ojos verdes se sentó de golpe en el futón, sintiendo sus mejillas arder al haber nombrado a su casero a penas despertar pero aún así pasó su vista a Nowaki y respondió a su saludo, levantándose inmediatamente.

-"Lo había olvidado, Usagi sigue en París y yo me estoy quedando con Kamijou-Sensei y Kusama-san"- Pensó un tanto triste. –"El día de ayer fue tan pensado, que creí que había sido una pesadilla" Buenos días, Kusama-san- Saludó amablemente para ir a tomar algo de ropa de su bolso e ir a vestirse al baño, una vez listo salió de este disponiéndose  a enrollar su futon y guardarlo, como todo había sido tan repentino su profesor no había tenido tiempo de arreglar un cuarto para el nuevo inquilino así que dormía momentáneamente en el salón en ese futón extra. Una vez termino de acomodar todo, se dirigió a la cocina donde Nowaki comenzaba a preparar el desayuno.

 -Misaki-kun... No quiero ser atrevido pero ¿Quien es "Usagi-san"?- Preguntó el pediatra, necesitaba sacarse esa duda de la cabeza, le daba bastante curiosidad dado a que el muchacho había usado un tono bastante dulce al decir aquel nombre a penas despertar.

Él castaño se había paralizado con la pregunta y reía nerviosamente entre dientes. -Bu-bueno... él es mi casero, es solo que desperté algo desorientad y creí que me había quedado dormido- Dijo tranquilizándose para evitar más cuestionamientos y terminar de preparar el desayuno junto al mayor.

-Ya veo- Cuando estaba por decir algo más vio a su pareja salir de la habitación y dirigirse a la cocina. -Buenos días, Hiro-san- Su sonrisa se amplio, dedicándole una mirada dulce y cargada de amor a su castaño.

-Buenos días- Saludó el profesor en tono casino sentándose en la mesa viendo a ambos hombres terminar de cocinar y poner los platos sobre la mesa acompañado del jugo de naranja recién exprimido y el café. -No sabía que supieras cocinar, Misaki- Dijo de forma tranquila probando maravillado la comida del menor combinada con el perfecto arte culinario del pediatra.

Los tres se sentaron a disfrutar del desayuno en mutua compañía, extrañamente había un aura de tranquilidad en el apartamento que lo hacía en cierta forma acogedor, la verdad es que el estudiante se sentía bastante cómodo en aquel lugar, casi como ¿En familia? Le era extraño, pero la verdad era que por extraño que parezca así se sentía, esa mezcla de incomodidad y comodidad similar a la que le daba cuando se sentaba en la mesa con su hermano y su cuñada.

-Dime, Misaki-kun ¿Por qué decidiste estudiar Economía en la universidad M?- Preguntó Nowaki interesado, intentado sacar algo de amena charla a ese silencioso desayuno.

-Pues...- Su mirada se entristeció un poco, se lleno de nostalgia y se quedo mirando el palto, provocando que los otros dos adultos presentes se miraran entre ellos. -Cuando yo tenía 8 años mis padres fallecieron en un accidente de tránsito. -Murmuraba recordado ese trágico hecho de su pasado. -Mi hermano y yo nos quedamos solos, y como era de suponerse intentaron separarnos para que yo fuera a un hogar adoptivo, mi hermano ya tenía 18 años y había sido aceptado en la universidad M para estudiar economía, pero decidió no estudiar para hacerse cargo de mi, y así evitar que nos separaran, desde entonces él comenzó a trabajar para que a mí no me faltara nada, cuando termine la prepa, decidí que debía cumplir el sueño que mi hermano no pudo realizar por tener que cargar conmigo... si no entraba a la universidad M no quería ir a ninguna otra. Sé que mis motivos no fueron los mejores, pero ya estoy muy cerca de conseguir mi título y hacer feliz a mi hermano- Terminó con una amplia sonrisa en los labios.

Los adultos se miraron entre sí, Hiroki sintió pena al conocer la historia del niño, entendía completamente su postura.

-No me gusta ser una molestia, así que mientras este aquí me encargare de las tareas del hogar, no quiero convertirme en un peso más- Informó a sus oyentes el menor.

-No tienes que hacer eso, no eres una molestia en lo absoluto, tu solo concéntrate en estudiar y así poder terminar lo que empezaste tan orgullosamente- Le dijo Nowaki con una sonrisa amplia y dulce, en lo que Hiroki carraspeaba algo incomodo con la situación.

-Hay algo que no entiendo- De pronto dijo el pediatra. -¿cómo es que terminaste aquí?- Preguntó mirando al menor.

-Pues, en realidad no sé - Confesó apenado el estudiante. -Mi casero, Usami Akihiko-san resulto ser amigo de Kamijou-Sensei: cosa que yo no sabía, y ayer estaba en la oficina de Kamijou-Sensei cuando Akihiko-san me llamó para avisarme que había llegado bien a París y luego me pidió que le pasara el teléfono Kamijou-Sensei y cuando corto él me dijo que tendría que vivir aquí con ustedes hasta que Akihiko-san volviera - Dijo algo confundido, la verdad era que ni él mismo entendía como había terminado viviendo en aquel pequeño pero acogedor departamento.

-Eso es porque él prácticamente me obligo a refugiarte en mi casa porque no quería que estuvieras solo... y dijo algo de que te cuidara de no sé quien – Comentó poco interesado el docente. -Pero a pesar de que eres un niño no veo que seas un mocoso inútil ¿Puedes cuidarte solo verdad? ¿O me necesitas de niñera?- Preguntó sin tener intenciones de ofenderle, pero lo cierto era que no entendía a su amigo con aquella actitud tan sobreprotectora para con el muchacho que tenia frente a él.

-Usagi-san es así- Digo ofendido el muchacho frunciendo notoriamente el ceño -Él y mi hermano me tratan como si todavía fuera un niño pequeño cuando él es el inmaduro y soy yo el que lo tiene que cuidar a él para que entregue su trabajo a tiempo, su editora confía más en mi que en él, tuve que prohibirle entrar a la cocina porque todo lo que hace es toxico y la ultima vez casi prende fuego la casa, además de que no cuida su salud: ya me arte de discutir con él para que deje de fumar, además de que derrocha su dinero en cualquier juguete que encuentra por ahí siendo que después soy yo él que tiene que lidiar para ver dónde ponerlos, tiene una habitación repleta de marimo, otra repleta de osos, otra con un modelo de tren a escala y así… Ya le dije que si sigue derrochando no le quedara dinero para su retiro. - Suspiró el muchacho con cansancio. -Además de tener que encargarme de él y del departamento, trabajo en Marukawa como asistente y tengo que ir a la facultad- Explicó con cierta molestia en sus palabras, le gustaba cuidar de Usagi, pero le molestaba con creces que este no tuviera mejor idea que ponerle niñera mientras él no estaba, se sentía como un niñito que necesita protección las 24 hs.

Nowaki tenía los ojos totalmente abiertos, ese niño vivía con el primer amor de su Hiro-san y acababa de describir al hombre como un completo desastre, y por supuesto él no había pasado desapercibido la sonrisa dulce y nostálgica que SU Hiro-san tenía en sus labios al oír hablar de ese escritorsucho. No era que Nowaki odiara al novelista, todo lo contrario, le tenía un gran respeto, pero ver a su Hiro-san embobado al oír hablar de aquel hombre le ponía los pelos de punta, ciertamente le causaba cierto recelo y hería su orgullo.

-Te compadezco, Akihiko es insufrible en muchos aspectos, pero es un buen hombre, además de eso tienes que aguantar que use tu nombre en esas... esas... "cosas"-  Dijo totalmente sonrojado y con el ceño totalmente fruncido. -También me uso para esas porquerías cuando éramos jóvenes- Comentó haciendo a Misaki se le estrujara el corazón.

-"Eso quiere decir que Usagi-san ¿Sentía algo por él?"- Sentía que las lagrimas querían salir de sus ojos pero no dijo nada y fingió normalidad mientras bebía algo de café. -"Es cierto, yo no conozco del todo el pasado de Usagi, es probable que cuando Usagi conoció a Hiroki yo aun no hubiera nacido."- Sus pensamientos lo torturaban mas la conversación continuaba totalmente normal. –"Cuando Usagi escribía de mi hermano era porque estaba enamorado de él, eso quiere decir que si escribió sobre Kamijou es porque también tenía, como mínimo, fantasías con él"- Sus pensamientos parecían no querer detenerse, y aquello lo estaba torturando por dentro.

-Bien me voy, tengo que trabajar- Dijo el profesor tomando su maletín y caminando hacia la salida.

-Espera, Hiro-san- Sin pensar un segundo en las consecuencias el pediatra se levanto para correr a la puerta, tomar el brazo del profesor para luego besar sus labios. - Nos vemos en la noche. - Declaro con completa dulzura contra el rostro de su pareja.

-Nowaki... - Murmuró totalmente rojo para luego enfurecerse dejándole todo el portafolios marcado en la cara -¡Contrólate, idiota!- Gritó saliendo del departamento con un gran portazo. Misaki al estar de espaldas a la puerta no terminaba de comprender lo que había pasado, no había visto el beso solo había escuchado los gritos y el portazo, su mirada se perdió por un segundo en las profundidades de su taza de café.

-"Usagi-san, de nuevo estoy pensado cosas tontas… pero es que, después de tanto tiempo aun sigo sin conocerte lo suficiente"- Pensó, suspirando con real pesadez.

-Misaki-kun ¿En qué piensas? –Preguntó el pediatra al ver tan apesadumbrado al joven.

-¿Eh? No, no en nada. - Se apuro a contestar para no preocupar al mayor.

-Y ¿Hace cuanto que vives con Usami-san? – Preguntó con curiosidad.

-Desde hace 5 años, empecé a vivir con él cuando entre en la universidad y mi hermano se casó y se fue a vivir a Osaka –Le explicó al mayor con una amplia sonrisa. –Y vos ¿Hace cuanto vives con el profesor Kamijou?- Preguntó curioseando un poco.


- Ya van a ser 9 años- Dijo orgulloso él mayor, totalmente enamorado de su Hiro-san.


-¿Cómo fue que terminaron viviendo juntos?- Pregunto algo desconcertado el menor.


- Pues… es que Hiro-san me ayudo terminar mis estudios y como ambos contábamos con poco dinero decidimos compartir departamento y gastos, al final se nos hizo costumbre y decidimos seguir así por tiempo indeterminado- Explicó con completa tranquilidad, sabía que mentía vilmente, pero si le llegaba a decir al muchacho que ellos eran una pareja establecida, no sobreviviría esa noche a la tortura que le aplicaría su profesor amado.

-Ya veo, entiendo- Tranquilamente vio la hora y suspiró -Kazuma-san tengo que irme ya a la editorial o se me hara tarde. –Explicó el muchacho levantándose de su asiento.

-Tranquilo, yo terminare de limpiar, que tengas un buen día Misaki-kun, y por favor solo dime Nowaki. – le pidió con simpleza y amabilidad.

-De acuerdo. Adiós Nowaki- Saliendo del departamento se dirigió a su lugar de trabajo.

 

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La editorial era un caos como era habitual: editores histéricos, escritores y mangakas deprimidos, algo muy común siendo que estaban cercanos a las fechas límite de entrega de muchos manuscritos, y el joven universitario se encontraba corriendo para todos lados entregando cajas, cartas y paquetes a las diferentes secciones y a muchos autores que trabajaban dentro de aquel lugar, además de tener que llevar algunos storyboard a la sección de edición de  shoujo manga de Marukawa que habían sido enviadas por equivocación al sector de literatura.

Odiaba cuando eso pasaba porque tenía que dejarle aquellos manuscritos a Takano Masamune él jefe de esa área de edición, y ese hombre le causaba un pánico descomunal, ni siquiera era capaz de hablar cuando se acercaba a él aunque estaba muy consciente que si quería ser editor de mangas, algún día podría tenerlo de jefe, ese pensamiento lo hacía estremecerse de pies a cabeza, le resultaba un hombre sumamente apuesto, tenía que reconocer que si se lo cruzaba por la calle sin conocerlo le resultaría un adonis irresistible, pero en lo que respecta a su temperamento, le tenía un miedo irracional, la verdad es que con tan solo entrar a su sección sentía que lo estaba atravesando con la mirada y eso lo ponía incomodo y nervioso, ese hombre tenía un carácter de los mil demonios, y más de una vez había tenido que escuchar sus gritos sobre "lo inútiles que son los mensajeros por dejar manuscritos en áreas equivocadas" .

Gracias al cielo cuando todo aquello ocurría era rescatado por alguno de los editores de la sección, así se hizo amigo de Kisa y de Ritsu, que resultaron ser personas muy amenas que tratar, aunque ciertamente con Ritsu estaban logrando establecer una amistad bastante solida, se estaba convirtiendo en uno de sus mejores amigos.

 

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Eran ya las 6 de la tarde, Nowaki recién llegaba de su turno del hospital y encontró el departamento vacío, suspirando se dispuso a preparar la cena. Había estado pensado durante todo el día en su amado profesor, y en la escena del desayuno.

La sonrisa de Hiro-san al oír hablar de Akihiko no salía de su cabeza, y él soberano golpe que recibió al despedirse de él no menguaba en lo absoluto todas sus preocupaciones e inseguridades, no podía evitar pensar que su amado profesor aun sentía cosas por Akihiko, estaba ciertamente celoso.

Estaba tan distraído con sus pensamientos que no escuchó la puerta de entrada y al descuidarse por un momento, se corto el dedo con el cuchillo de cocina.

-Maldición.- Protestó abriendo la canilla de agua y poniendo la mano bajo el chorro de agua fría para cortar el sangrado.

Hiroki escuchó ruido en la cocina, recién llegaba del trabajo y estaba totalmente agotado mas no esperaba que hubiera alguien en casa, dirigió sus pasos a donde provenía el ruido y escuchó la maldición, reconociendo de inmediato la voz como la de su amado medico.

-¿Nowaki?- Llamó, cuando al verlo parado frente al lavamanos noto su herida. –Si serás inútil, déjame ir a buscar el botiquín- Preocupado pero siempre orgulloso, buscó el botiquín del baño y regresó al lugar del accidente. –Ven, déjame curarte.- Pidió tomando la mano de su pareja mientras esté solo sonreía embobadamente al ver como desinfectaba la herida y colocaba un curita sobre esta.


-Regresaste temprano- Dijo de forma tranquila dejándose curar y al notar que su pareja termino su trabajo como "enfermera de turno" tiró de su brazo no dejando que se alejara de él para luego apoderarse de sus labios en un apasionado beso, colocando sus manos en sus caderas para aprisionarlo contra su cuerpo sin ninguna posibilidad de escape.


Al castaño ese beso le supo raro, sabía que algo estaba angustiando al medico así que simplemente se dejo hacer sin protestas, llevando sus brazos a su cuello, pero tras unos segundos se alejo levemente de él. -¿Qué te sucede Nowaki?- Preguntó directamente mirándolo a los ojos, queriendo una explicación inmediata de porque cargaba con esa obscura sombra en sus siempre brillantes ojos azules.

-Hiro-san… tú…- Tomando ambas manos de su pareja entre las suyas, lo volvió a acercar a él y las besó con infinita devoción, mirándolo directamente a los ojos. -¿Tú aun asientes algo por Akihiko-san?- Exigió saber, mas no en tono demandante, sino que dolido y temeroso de la respuesta.

-¿De qué idioteces estás hablando ahora Nowaki?-Preguntó exasperado, no entendía en lo absoluto por que le hacía semejante pregunta, cuando él creía que después de tantos años estaba más que muy claro que solo le amaba a él.

-¡Hiro-san!- Su voz subió un tono, su rostro se volvió extremadamente serio. –Necesito saberlo, por una vez… déjame escuchar de tus labios la verdad.

Un sonrojo furioso cruzo el rostro del profesor de literatura, quien permanecía en un sepulcral silencio que volvía la situación cada vez mas tensa. -"¿Por qué? ¿Por qué duda de eso ahora?"- Se preguntaba en sus pensamientos, alejando la mirada de esos profundos zafiros que lo envolvían y lo hipnotizaban, arrastrándolo irrefrenablemente a ceder a todo lo que su amado medico le pidiera.

-Hiro-san… - Bajó la mirada, no podía seguir viéndolo, ese silencio no podía más que interpretarlo como una confirmación a sus sospechas, su profesor aun guardaba sentimientos de amor en su corazón para ese novelista afamado y caprichoso. Soltó sus manos dispuesto a alejarse, necesitaba pensar, quería arrojarse sobre su amante y hacerle olvidar de una vez por todas con sus caricias a ese sujeto, pero sabía que eso no serviría de nada y eso solo  lo frustraba aun más. Dio media vuelta y comenzó a alejarse en profundo silencio.

Sintio las manos del menor soltarlo, y volvió su vista hacia él al ver que este se alejaba, su cuerpo se movió solo, y tomó con fuerza su brazo queriendo retenerlo a su lado, con la vista gacha cuando un gruñido se escapo de entre sus dientes.-Eres un mocoso imbécil- Protestó en un hilo de voz  levantando la vista totalmente sonrojado, encarando a su pareja con una furia que intentaba ocultar su vergüenza y culpa. -¿Cómo puedes aun pensar que siento algo por Bakahiko? No entiendo que es lo que pasa por esa cabeza hueca tuya para tener aun esas estúpidas inseguridades,  hace mucho que olvide a ese imbécil… por… por…- Tartamudeó y cerró sus ojos respirando hondo. -¡Porque te amo!- Gritó con toda la fuerza de sus pulmones.

Al escuchar aquellas palabras el doctor se abalanzó sobre su pareja robándose un apasionado y demandante beso, envolviendo sus brazos en las finas y seductoras caderas que le tenían hechizado desde el primer momento. -¡Hiro-san!... ¡Te amo Hiro-san! – Afirmaba contra su oído, mordisqueándolo suavemente cuando sus manos bajaron un poco más hasta ese perfecto lugar en el que la espalda pierde su nombre.

-Espera… ¡aumhg!… ¿Dónde estas poniendo tus manos idiota?- Intentó apartarlo empujándolo levemente, aunque muy en el fondo sabia que amaba aquellas caricias posesivas de parte de su amante.

-Solo las pongo donde se que te gusta Hiro-san- Contestó en su oído con tono provocativo. – Hoy en el desayuno al verte sonreír, mientras Misaki-kun hablaba sobre Akihiko-san, no pude evitar pensar que aun sientes algo por él – Susurró en su oído con un tono más decaído. – Pero ahora que se que no es así permíteme recordarte esas caricias que te hicieron olvidarlo y que te hacen únicamente mío- Levantó al profesor en sus brazos, sin importarle en lo mas mínimo los gritos y las protestas de éste hasta llevarlo al cuarto que compartían y depositarlo sobre su cama, para luego ponerse sobre él y callar aquellas quejas con sus propios labios.

Hiroki estaba molesto, enternecido, seducido, tenía una mezcla de emociones en el pecho. No podía creer que Nowaki se hubiera puesto tan mal por esa idiotez, es decir Akihiko seguía siendo su amigo y le agradaba saber de su vida ya que debido a sus empleos no tenían el suficiente tiempo como para hacer sociales y tomarse una taza de café con el simple objetivo de conversar. No era algo malo que sonriera al saber de la vida de su mejor amigo, ese no suponía un motivo para armar semejante show, pero las palabras que Nowaki le había susurrado al oído habían logrado estremecerlo, sentía que se derretía para fundirse en sus brazos.

Cuando el otro silenció sus quejas con sus besos, supo que su barrera de resistencia ya había sido desquebrajada y tirada abajo nuevamente por aquel hombre tan persistente, Nowaki lo estaba arrastrando una vez más a dejarse llevar por sus pasiones, por el amor que se tenían y que le era tan difícil de expresar en palabras.

El dominante comenzó a desvestir suavemente a su pareja, bajando con suaves besos por su cuello, succionando esa delicada piel que se le ofrecía, dejando aquellas marcas que demostraban que ese malhumorado profesor tenía dueño y que ese dueño era nada más y nada menos que él.

-Nowaki… aumhg… las marcas… no dejes...- Protestó intentando alejar la cabeza de su novio de su cuello, pero sabía ya de ante mano que eso era imposible.

Los besos siguieron descendiendo, la camisa estaba olvidada en alguna parte del cuarto y los pezones semi erectos de Hiroki eran una invitación al pecado que el otro no estaba dispuesto a rechazar. Suavemente delineo la aureola del pezón con su legua, provocándolo, sintiendo la piel erizarse en respuesta a su lánguido tacto, luego besó la punta de este en un roce sutil, logrando arrancar un par de gemidos de impaciencia de su pareja.

Las manos del castaño se enredaban con desesperación en el cabello azulado del menor, sentir aquella tortura lo estaba volviendo loco, suavemente tiró de ellos en una muda suplica porque  se apiadara de él y le entregara un poco mas de ese dulce placer. Entendiendo la indirecta a la perfección el pediatra succionó aquel pezón con hambre y lujuria, mientras su otra mano imitaba los movimientos  en el pezón restante, cuando divertido y a sabiendas de que a su profesor a veces le saltaba una pequeña vena masoquista pellizco el botón izquierdo mientras sus dientes mordían el derecho sin hacerle daño.

-Haamg… Nowa--ahhh--ki- Un gemido mucho más alto que los anteriores se dejo escuchar, ese dolor mezclado con los dulces encantos del placer le dejaba un gustito embriagante en los labios haciendo a su excitación aumentar. 

Deseoso de un contacto mas "intimo" las caderas del profesor se movieron causando fricción entre sus miembros aun aprisionados por la ropa, aquel contacto desato una danza desquiciante que lo estaba llevando a tener que taparse su boca para reprimir aquellos fuertes jadeos. Nowaki precionaba con intensidad las caderas de Hiroki contra las suyas, haciendo movimientos ondulantes para que sus erecciones se frotaran otorgándoles un delirante placer a ambos, molestándose al notar que su novio se tapaba la boca oprimió un poco más sus pelvis y tomó ambas manos del "demonio" entre una de las suyas para las mantenerlas inmóviles sobre su cabeza, mirándolo a los ojos de forma demandante.

-No me niegues tu voz, quiero escucharte clamar mi nombre- Le exigió, oyendo complacido los fuertes gemidos que su pareja parecía ya no poder controlar.

-"Este este imbécil… ¿Acaso planea follarme con la ropa puesta?"- Los pensamientos comenzaban a traicionarlo y su espalda se arqueó sintiendo su cuerpo comenzar a sufrir de espasmos. –Mal--Maldición... Nowaki... ¡ah! ¡Más!… ¡Deja de jugar!- Exigió en tono demandante, totalmente sonrojado y agitado, se sentía un poco tonto al estar tan sobreexcitado con aquellos juegos siendo que estaba plenamente consciente de que aquello aun no había comenzado, sin embargo para su gratificación personal pudo notar perfectamente que su pareja estaba en igualdad de condiciones.

-Hiro-san… -El pediatra jadeó en el oído del mayor, totalmente complacido con sus gemidos y la forma tan única en la que su querido novio "suplicaba", tenía que admitir que él mismo estaba sufriendo ya por lo excitado que se encontraba. Se alejó un poco del castaño observando debidamente su belleza: el rostro sonrojado, su ceño siempre fruncido en disgusto ahora formaba una adorable mueca de placer, sus ojos cristalizados le entregaban mas inocencia y juventud a su semblante, sus labios sonrojados debido a haberlos mordido para contener los gemidos, su cabello desarreglado y levemente pegado a su frente por el sudor, su pecho desnudo subiendo y bajando al ritmo acelerado de su respiración, las marcas notorias en su cuello, sus pezones erectos, sus piernas temblorosas de ansiedad y su virilidad bien alzada pero aprisionada por los molestos pantalones.

Hiroki pudo notar al otro alejarse de él, y vio claramente a sus ojos viciarse, llenarse de la imagen que le estaba ofreciendo tan abiertamente de sí mismo, su respiración se acelero un poco mas y su sonrojo creció debido a la pena. Era un hombre adulto, cierto, pero esa mirada tan cargada de deseo lo seducía, no podía alejar sus ojos castaños de los mares azules de Nowaki, lo estaba arrastrando, envolviendo, provocando, sin darse cuenta de que se estaba ofreciendo sin ningún tapujo ni tabú a su pareja para que se hiciera de él en todos los sentidos conocidos. Fue entonces que sitió que prácticamente le eran arrancados los pantalones con sus prendas interiores incluidas para luego ver a su novio a los pies de la cama besando sus tobillos con devoción pero una clara mirada de salvajismo.

Un estremecimiento lo recorrió, Nowaki era del tipo de hombre que disfruta de hacer el amor de forma lenta y romántica, apasionada pero no lujuriosa, siempre procurando delicadeza y expresar el amor  que sentía y no tanto así el deseo, pero en ese momento ese gesto lascivo en su cara, ese que pocas veces había visto y que le encantaba, le daba el aviso de que muy probablemente, sería una "maravillosa noche", haciendo que olvidara todo y que en su mente lo único que se lograra dilucidar fuera el nombre que escapaba de sus labios a cada caricia. -¡Nowaki!

 

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-¡Ya llegué!- Se anuncó en su llegada un joven con gesto fatigado, rosaban las siete y vente de la noche y estaba hambriento y cansado, había sido con todas la letras un día agotador en la editorial. Al no escuchar respuesta dedujo que se encontraba solo en el departamento y camino por el pasillo obscuro sin prender la luz hasta llegar a la cocina donde descubrió los utensilios desperdigados en la mesada con verduras a medio cortar. 

-"Nowaki habrá salido a la tienda, no quiero cocinar en verdad estoy cansado, fue un día muy largo y…. "- Un sonrojo furioso cruzó su rostro al recordar un incidente durante el día y bajó la mirada a sus manos donde se encontraba un pequeño paquete que se estaba aun envuelto. –"No quiero abrirlo, solo me causara más problemas ¡Ya sé! mañana mismo iré a verle y se lo devolveré"- Pensaba dejando aquel paquete sobre la mesa, estaba demasiado metido en sus pensamientos cuando un estrepitoso ruido de algo chocando contra la pared del cuarto donde dormía su profesor lo sacó de su cavilaciones. Preocupado se levantó y caminó con dirección a éste, aparentemente no estaba solo en casa. 

-¿Profesor? ¿Se encuentra bie---? - No pudo terminar la frase pues un fuerte grito interrumpió todo su intento de ayuda y su notable preocupación.

-¡ANMHH NOWAKI!… ¡DIOS, NO SEAS TAN BRUT--!  ¡NNGH, SI!.. 

Estaba pasmado, los colores se le subieron a la cara de forma desmesurada, no movía ni un musculo aun estando parado frente a la puerta, casi parecía no respirar en aquella situación tan incómoda en la que se veía ahora involucrado.

 

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Dentro de la habitación Hiroki se encontraba con sus piernas enredadas en las caderas de su apasionado novio, su espalda se recargaba contra la pared, y sus brazos rodeaban el cuello del peliazul rasguñando sus hombros y gimiendo con desesperación en alta voz contra su oído.

Las bajas pasiones de Nowaki totalmente desatas lo habían llevado a, en un arrebato de lujuria, alzar a su novio y prácticamente estamparlo contra la pared más cercana a ellos mientras lo poseía, las embestidas eran cada vez más fuertes y les estaba robando el aliento a ambos.

-Lo siento, Hiro-san.. Nngh, pero esta tan caliente dentro de ti…. Ya no puedo controlarme, sé que esto te gusta- susurraba contra su oído mordisqueándolo, ahogando sus guturales gemidos de placer al morder y marcar el cuello blanco que se le ofrecía gustoso.

-No dig--- ¡AH! ¡Nowaki!... ¡¡NNGH, Idio--taah! - Sus gemidos eran incontrolables sentía su espalda golpear contra la pared entre las desesperadas arremetidas y cuando la mano del menor se dirigió a su miembro para masturbarlo con rapidez, sus embestidas se volvieron más fuertes, el final estaba cada vez más cerca, la presión en su bajo vientre le advertía de la proximidad de su clímax. 

-¡Nowa--ki! ¡Ya..! ¡Nowaki! ¡No pued--nnhg! – Sus gritos se escuchaban en toda la casa pero en ese momento fue nuevamente es despojado repentinamente de su placer y arrojado en la cama sin delicadeza. Confundido el castaño alzó la vista a punto de reclamarle a su novio por haberse detenido tan repentinamente, frustrando en consecuencia su orgasmo. 

-No voy a dejarte acabar tan pronto, Hiro-san. - Obtuvo como respuesta, seguida esta de un beso desenfrenado. El cuerpo del mayor fue acomodado sobre la cama y se dejó manipular hasta que se descubrió a sí mismo apoyado con sus manos y rodillas sobre la cama, totalmente avergonzado hundió su cabeza en la almohada, alzando sus caderas en una muda suplica. Se sentía morir, sus piernas temblaban con descontrol, su erección le dolía, su interior le quemaba, necesitaba que su pediatra apagara el incendio que él había iniciado, la ansiedad y su dolorosa erección le dejaban claro lo mucho que necesitaba venirse de una vez. 

Con su lengua, el menor delineo la espalda, observando temblar a su pareja. Suavemente con movimientos lentos delineó cada musculo, oyendo las protestas ahogadas de Hiroki, quería desesperarlo, hacerlo rogar por lo que venía, saber que su Hiro-san no podía vivir sin él, que era suyo, que nadie podía llevarlo a ese extremo de locura en el que ya no le importaba pisotear su propio orgullo y suplicar sus caricias, saber que su profesor solo le deseaba a él. Llegó a su entrada y divertido la lamió, delineando el contorno con su lengua y luego introduciéndola en él.

-¡AH!¡Nng! – Los gemidos incontenibles abandobana su garganta y la impaciencia lo estaba matando, sentir esas caricias ya no era suficiente, así que totalmente harto del juego se incorporó en la cama girando su rostro para así ver al hombre tras de él. –¡CON UN DEMONIO… NOWAKI!  ¡FOLLAME O TE ASESINO!  –Amenazó dejando caer despues su rostro en la cama, intentado no verse tan patético y desesperado como se sentía. 

-Si eso quieres…-  Se inclino sobre su espalda y susurró en su oído –Te amo, Hiro-san… eres solamente mío – Cierto, era egoísta, pero nunca ni en esta vida ni en otra permitiría que nadie más pudiera escuchar a su profesor así de desesperado, así de entregado y resuelto a pertenecerle. Entró en él de una sola y fuerte estocada, decidido a enloquecerlo comenzó con rápidas y fuertes embestidas, dirigiéndolas a ese punto de placer que sabía que arrancaba todo atavismo de razón de la mente de Hiroki. –Hiro-san... Hiro-san ¡Nng! Te amo... te amo - Gemía contra su oído con voz enronquecida marcando luego su espalda con su boca sujetando con una mano sus caderas y con la otra masturbaba su miembro. –Mío… mi Hiro-san... eres mío. 

-¡NOWAKI! ¡AH, NNHG! ¡DIOS, SI! ¡No puedo!... ¡Voy a...! – Anunció mientras negaba con su cabeza, empujando su cuerpo contra el contrario, buscando más, necesitando más, arañando el borde, rosando con sus manos el paraíso. 

-Juntos… Hiro-san… 

-Aumhg… ¡NOWAKI! – Su grito resonó en todo el departamento, dejándose caer en la cama, mientras un poderoso orgasmo nublaba sus sentidos, espasmos recorrían su cuerpo que temblaba de placer y goce, solo Nowaki podía hacerle sentir así, solo él.

La presión de esas cálidas paredes sobre él lo arrostró junto al mayor a un intenso orgasmo, dejando que su simiente llenara el interior de su amante con su nombre saliendo de sus labios. Le tomó unos segundos volver a la realidad después de esa explosión de placer que lo había dejando puntos de luz brillante ante sus ojos y sintiendo el corazón latiendo desbocado de forma casi dolorosa contra su pecho, pero tras recobrarse un poco, usó lo que le quedaban de fuerzas para abandonar su cuerpo, dejarse caer a su lado en la cama con la espalda contra el colchón y usar un brazo para envolver las caderas del castaño en un abrazo dulce mientras murmuraba un "te amo" bajo y sentido. 

-También te amo- Admitió el licenciado en literatura, permitiéndose sonreír de forma placida mientras peleaba contra sus pulmones para que dejaran de hiper-ventilar, girando su rostro para regalarle un beso dulce que había sido más bien un casto rose de labios, moviéndose lentamente para abrazar a su amante y disfrutar de esos momentos de mimos que venían siempre después del coito, cuando estaba lo bastante atontado y a gusto como para corresponder sin quejas a esas bobas muestras de afecto.

-Dejé la comida a medio hacer, debes tener hambre Hiro-san… ¿Nos bañamos juntos? Luego puedo ir a cocinar y cenamos juntos. – Propuso con una inmensa sonrisa de alegría el pediatra tras varios minutos de arrumacos  y resignado el mayor accedió al pedido.

 

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- Aumhg… ¡NOWAKI!...

Estaba totalmente rojo y aun nervioso apenas había logrado salir del shock inicial. ¿Su profesor era gay? ¿Cómo no se había dado cuenta de que Nowaki era su pareja? Y peor aun ¿Por qué tuvo que llegar en ese momento tan incomodo? ¿Cómo iba a hacer para verlos a la cara sin morir en el intento? Ya había terminado de cocinar así que apagando las hornillas puso la mesa y se sentó a esperar a ambos adultos que lo esperaban para cenar juntos.

La mente del joven daba tumbos, totalmente alterado y avergonzado, no había podido evitar pensar en el afamado escritor mientras oía esos gemidos, recordar la apasionada noche de despedida que había tenido con Usagi había logrado excitarlo, pero decido a distraerse con lo que pudiera se enfocó en cocinar, pero no le fue tan fácil como esperaba, tantos ruidos y golpeteos contra la pared lo traían inevitablemente a la realidad y por poco casi se corta en repetidas ocasiones.

A pesar de que seguía siendo muy tímido en la intimidad, había ya aceptado hacia un buen tiempo que deseaba a Akihiko, casi tanto como este lo deseaba a él, que disfrutaba profundamente de hacer "esas cosas" que le permitían demostrarle su amor sin tener que pronunciar aquellas apalabras aun tan complicadas de expresar para él. Estaba perdido por enésima vez en el día en sus pensamientos cuando unos pasos y una risita complise y seductora se dejó escuchar a pocos metros de él.

Nowaki, aún a riesgo de perder la vida por estarse excediendo, caminaba amarrado a la cintura de su pareja, besando las marcas notorias de su cuello, mientras éste no hacia mas que protestar e intentar sacárselo de encima de formas discretas, debido a la vergüenza,  sin embargo ambos pararon en seco el al ver la mesa puesta, la comida hecha y una cabecita castaña asomando de la silla que les daba la espalda.

Desesperado Hiroki separó las manos de su amante de sus caderas y tapó su cuello con una de las propias intentado disimular las marcas.

-Buenas noches, Misaki-kun – Saludó descorsertado el pediatra, viendo como los hombros del niños se tensaban de golpe y encojiendose aún más de ser posible en la silla.

-Bu-buenas noches Nowaki, Kamijou-san...  - Tartamudeó y se maldijo a si mismo para luego girar el rostro de forma robotica con la intención de saludarlos pero no pudo mantenerles la mirada, el sonrojo le ganó y se volvió a girar bajando la cabeza a la mesa absolutamente abochornado.

Hiroki estaba igual o incluso más incomodo que él, su estudiante, un jovencito simple que por asares del destino había caído en sus manos para que lo cuidase por un tiempo, acababa de escucharlo gemir a viva voz por el desbordante placer que le entregaba su novio, si NOVIO, es decir OTRO HOMBRE, en la intimidad de su cuarto. Quería morir. Quería que la tierra se abriera y se lo tragara en ese preciso instante.

Nowaki estaba igualmente incomodo, el aire se podría cortar fácilmente con un cuchillo, pero suspiró y se adentró en la cocina sirviendo a comida en los platos.

-Gracias por terminar de cocinar por mí, Misaki-kun, lo cierto es que me distraje un poo.– La sonrisa jovial no se despegaba de sus labios, miró al jovencito y pudo notar su cara tan roja que casi podía salir humo de sus orejas.

-De nada, Nowaki-san... Solo pensé qué podrían tener hambre... y bueno... yo...  - No podía articular una frase coherente, estaba al borde de un ataque de nervios, no podía ver a esos dos hombres a la cara después de haberlos escuchado en ese momento tan apasionado, se sentía peor que cuando Aikawa los interrumpía a él y Usagi cuando hacían esas cosas, no entendía como la editora podía estar tan relajada como si nunca nada pasara cuando los encontraba así, en pleno acto.

-Tranquilo Misaki-kun… Gracias por encargarte de esto.- Aseveró tras tomar asiento en la mesa y dejar los platos de comida en el lugar correspondiente, ignorando deliveradamente la pesada atmósfera a su alrededor. 

Hiroki seguía clavado en su sitio así que se obligó a reaccionar para acercarse a la mesa, caminando con pasos pesados como si cargara con el peso del mundo sobre sus hombros, o quizás con el peso de su insaciable deseo de matar. Si, de matar… de matar a cierto medicucho por no poder controlarse y arrastrarlo a él cuando sabían que tenían un inquilino en casa y que no podían hacer esas cosas. ¿Qué pensaría su estudiante de él después de eso?

-Hiro-san siéntate a comer o se enfriará ¿Hiro-san? – Sentía la muerte inminente, una gota de sudor caía por su cabeza al ver esa mirada en los ojos de su pareja. –Vamos Hiro-san tampoco es tan malo, hubiera sido peor que nos hubiera visto, o acaso… ¿Nos viste Misaki-kun? – Le pregunto al muchacho, como quien pregunta "Oye ¿te gusta el chocolate?" con total naturalidad.


Bordo, su cara ya había sobrepasado la tonalidad del rojo, parecía que iba a morir ahí mismo de la pena y se levantó de su asiento como si tuviera un resorte en su retaguardia, caminado totalmente tieso por el bochorno se dirigió a la pareja haciendo una leve reverencia.

-Lo siento, Nowaki-san, Kamijou-sensei… yo… no... No sabía… no volverá a pasar… no quiero ser una molestia, no importa lo que le dijo Usagi… yo volveré al departamento- Le costaba decir cada palabra, su lengua se había vuelto muy torpe. Desconcertados los adultos se quedaron mirando al joven, si alguien tenía que pedir perdón, eran ellos por ser tan desconsiderados de ni siquiera tener el valor de admitirle al muchacho que eran pareja en primer lugar y encima hacer "esas cosas" sabiendo que él podía llegar en cualquier momento de la facultad.

-Misaki, no tienes que disculparte, la culpa la tiene este idiota pervertido – Le dijo el profesor recobrando un poco la compostura, tenía que actuar como el adulto maduro que era y enfrentar el juicio de su alumno para así aclarar las cosas. –Nowaki y yo, como ya lo has comprobado...– Habló costándole pronunciar cada silaba, y carraspeando un poco. –Somos parejas, pero lo que paso fue un descuido nuestro, debimos tener a consideración que podrías llegar en cualquier momento. Voy a pedirte que guardes total discreción con respecto a esto, nadie debe saber que somos novios, si te disgusta, desagrada o hasta te da asco lo que oíste, lo entiendo perfectamente, pero no necesito que agrandes el escándalo contándole esto a alguien. Si estas incomodo y quieres irte lo entiendo, pero no puedo dejar que te vayas a ese apartamento tu solo, te voy a conseguir donde quedarte esta noche si así lo quieres – Sentencio finalmente pudiendo soltar el aire que había contenido en sus pulmones durante el monologo, estaba deprimido, sabía que había perdido totalmente el respeto de su alumno y temía demasiado a las consecuencias de aquello, ver repudio en los ojos de las personas por su relación con Nowaki era algo que aun podía afectarlo. 

-Hiro-san – Sabia lo mucho que esas palabras le habían costado a su pareja por lo que acercándose por detrás de él abrazo sus caderas, notando que este no correspondía el contacto, pero un leve estremecimiento de él le hizo saber que agradecía el gesto en lo profundo de su silencio. Así era la relación de ellos, las palabras eran lo menos importante. El saberse leer en cada uno de sus gestos había hecho de su relación la mas especial y perfecta de todas. –Misaki-kun. Lo lamento, no quisimos incomodarte, como ya dijo Hiro-san espero que seas lo suficientemente maduro como para, si nos guaras rencor por nuestro amor, al menos te lo guardes para ti y no lo divulgues. – Pidió de forma suave y amable.

Misaki los miraba desconcertado, el sonrojo desapareció de su rostro y sonrió de forma amplia y segura negando con su cabeza, los mayores lo miraban expectantes de la respuesta. -No tiene que disculparse –Declaró seguro. –No es nada malo lo que hicieron, quiero decir… no es malo que ustedes sean pareja y no me dan asco ni nada por el estilo – Afirmó con una sonrisa inocente en sus labios. –Solo fue muy incomodo… es muy incomodo – Admitió bajando la mirada al suelo un segundo en un gesto infantil que les causo cierta ternura a los mayores. –Nowaki-san es una buena persona y un hombre muy atento y amable – Comentó, cosa que le causo cierto revoltijo de celos al profesor, pues el peliazul sonreía como estúpido al oír las palabras del menor. –Y admiro mucho a Kamijou-sensei, es cierto que es muy estricto con nosotros en la universidad y que todos le tenemos un profundo temor, pero es muy buen profesor y tiene una vocación admirable por su carrera, usted es amigo de Usagi y conoce a mi hermano así que no es una persona mal intencionada, creo que todos merecen ser felices con la persona que aman independientemente de quien sea o qué genero tenga.– Los mayores estaban sorprendidos y complacidos con sus palabras.

-Me alegro de que pienses así Misaki, veo que eres mucho más maduro de lo que bakahiko cree- Declaró Hiroki de forma más relajada  suspirando. – Aun así voy a pedirte que hoy no te quedes aquí, no he preparado el cuarto para ti y prefiero que te relajes un poco después de lo de hoy, además debes estudiar para él final que tienes conmigo en dos días. Le cobrare un favor a un amigo que me debe varios favores, ahora vamos a comer mejor. Y por favor ya no me digas profesor fuera de la universidad, solo dime Kamijou. 


Asintiendo los tres se dispusieron a disfrutar de la deliciosa cena que Misaki había preparado
El ambiente aun era algo incomodo, así que al terminar la cena Misaki se dispuso a juntar su cosas mientras su profesor hablaba por teléfono.

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Estaba frente a la puerta de un departamento que no conocía, y suspirando con pesadez se decidió tocar el timbre.

-"Hermano… no lo entiendo ¿Por qué todo esto tiene que pasarme a mí? ¿Por qué no puedo ser un chico normal de 22 años y ya?"- Un par de lagrimitas cómicas caían de sus ojos al pensar en la odisea que estaba viviendo –"Esto es una pesadilla, encima tengo finales y no puedo concentrarme bien, y con lo de hoy… me da miedo dormir esta noche, no confió en que mi sueño no me traicione"- Suspiró viendo a la puerta abrirse frente a él, dejando ver a un hombre alto, de cabello negro, rostro maduro y ciertamente tenía que admitir que era muy apuesto, tenía su encanto. –"Hermano mayor ayúdame… ya estoy teniendo pensamientos raros"

-Tú eres él muchacho que me mando Kamijou ¿verdad? –Preguntó con un cigarrillo colgando de sus labios.

-"Me siento como un perro sin dueño, buscando refugio, eso sonó como si Kamijou-sensei me hubiera regalado…Hermano,esto es denigrante"- pensaba asintiendo levemente con la cabeza. –Gracias por alojarme, mi nombre es Takahashi Misaki. 

-Adelante, pasa, pasa – Aceptó resignado el hombre permitiéndole el acceso al joven que se quedo parado en mitad del departamento, sorprendido por lo pulcro que era aquel hombre, se podría decir que lo único desordenado o fuera de lugar era el cenicero lleno de colillas acumuladas. –Mi nombre es Miyagi Yo – Se presentó de forma tranquila volviendo a sentase en el sofá y abriendo el periódico.

-Tengo una habitación de sobra, es aquella,puedes dejar tus cosas ahí – Le informó de forma tranquila, Misaki tenía una gota bajando por su cabeza, ese hombre parecía ser un vago, una suave sonrisa decoro sus labios,el aroma a cigarrillo mezclado con el perfume del profesor le recordaban vagamente a Usagi, se sentía cómodo allí e increíblemente ahí estaba otro hombre que era la prueba de que Usagi no era el único fenómeno que usaba traje en su casa, sino que aparentemente Miyagi también lo hacía.

Dejó sus cosas en el cuarto asignado, y se colocó su piyama, mas fijó su vista en la camisa de Usagi y suspiró.

-Solo será esta noche – Murmuró, colocándosela y luego poniéndose el pantalón bermuda blanco que usaba como pijama, buscó su celular y lo abrió, no habían mensajes, ni llamas de parte de su escritor. –"Quizás esta demasiado ocupado, Aikawa me dijo que en verdad era importante para su carrera, espero que se comunique pronto"- Cerró el teléfono, lo dejó sobre una mesita improvisada junto a la cama y salió del cuarto. – Miyagi-san – Llamó parado frente a él e hizo una reverencia leve – Gracias por permitirme quedarme esta noche, se lo compensare, sé que Kamijou-sensei dijo que le debía un favor, pero no está ayudándolo a él si no a mi – Una sonrisa dulce e inocente se formo en sus labios. – Espero no ser una molestia para usted.

-Wow, pero valla que eres adorable… - Mencionó mirando al joven frente a él, con una sonrisa ladina en los labios, se sacó el cigarrillo de los labios y lo apagó descuidadamente en el cenicero. – No te preocupes por eso, pero si estas intentado seducirme con esa ropa lo vas a conseguir- Menciono haciendo que el castaño se sonrojara de pies a cabeza.

-¡Por supuesto que no! ¿Quién se cree? – Grito totalmente avergonzado haciendo reír al mayor.

-Tranquilo, solo bromeaba, ignora a este viejo – Comentó divertido. – Mejor ve a acostarte,mañana tienes que ir a la universidad ¿verdad? Ve a descansar y si necesitas algo mi cuarto esta junto al tuyo, solo pasá y despiertamente… aunque no prometo portarme bien si lo haces – Comentó logrando sonrojar al estudiante nuevamente, pero luego dobló su periódico y se levantó. – También iré a dormir,descansa Misa-chan – Le dijo revolviéndole el cabello al muchacho, haciendo que este suspirara y se dirigiera a dormir.

Escondía su rostro contra el mini Suzuki-san, buscando algo de consuelo, y suspirando.
-"Hermano… ¿Qué es esto que siento? Estoy muy confundido, extraño a Usagi, Miyagi se le parece en algo, me hace extrañarlo más… además esta ese regalo, mañana tengo que verle y no quiero… en verdad no quiero, no he estudiado para el final, voy a reprobar de nuevo… ¡Porqué a mis 22 años sigo metido en tanto caos! Estúpido viaje a parís… todo sería más fácil si… si… si Usagi estuviera aquí"- Respirando el perfume de la camisa de su novio, se quedó profundamente dormido, sin dejar de pensar en todas las responsabilidades que tendría al día siguiente.

-.-.-.-.-.-.-. Continuara -.-.-.-.-.-.-.-

 

Notas finales:

Notas de sioa: Bueno acá esta la actualización, me alegro que el fic les este gustando, este cap no tuvo tantos arreglos como los anteriores pero es largo y me llevó mi tiempo hacerlo más ameno de leer. Si les gusto les pido encarecidamente dejarme un comentari, llevamos más de 180 lecturas, por eso asumo que les gusta pero aún no me a llegado ni un misero review, alegremen un poco gente XD


Los veré en la próxima actualización


Ahora si me despido.


Sioa Shun Uchiha-san


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