¿Cuántos días habían transcurrido?
Los suficientes para mantenerlos ocupados y con la excusa perfecta de poder evitar el vergonzoso suceso de días atrás. Ninguno había sacado el tema a relucir de nueva cuenta, como si aquello en realidad jamás hubiese ocurrido, ambos jóvenes decidieron pasar de ello y seguir con la misma extraña relación de amistad disfrazada de rivalidad y comentarios hostiles.
Y si todo estaba marchando tan bien, ¿Cómo habían terminado en esa situación tan incómoda?
Es cierto... El entrenamiento y la constante necesidad de no dejarse superar por el contrario, por no darle ventaja al rival.
El ocaso había dado lugar a un nuevo anochecer, envolviendo el bosque con su majestuosa oscuridad y el coqueto destello de una hermosa luna llena filtrando su etérea luminosidad a través de frondosas ramas de árboles tan imponentes como sombríos.
Ambos habían concluido su entrenamiento.
Exhaustos, Naruto y Sasuke se observaban con una sonrisa retadora dibujada en sus rostros, satisfechos de no haberse dado tregua.
-Es increíble que lo hayas logrado, después de todo... No dejas de ser un perdedor –se refiere el moreno con burla, y como lo esperó, el rubio picó el anzuelo de la provocación con facilidad.
Naruto, pese al cansancio que albergaba su cuerpo increpó al mayor cogiéndole por el cuello de la prenda que vestía, acercándole a sí mismo.
-Maldito bastardo –susurra un gruñido infantil apenas a unos centímetros del rostro ajeno.
Sasuke sabía que el rubio reaccionaría de aquella manera, Naruto era demasiado temperamental e impulsivo, sobre todo cuando se trataba de él, y en su fuero interno, disfrutaba mucho de hacerle enojar.
Era evidente que de los dos, el moreno era quien estaba en mejores condiciones de resistencia en ese momento, pero la susceptibilidad y terquedad de Naruto lo tenía ahí de pie plantándole cara al bastardo que le hacía perder por completo la paciencia; sin embargo, en un rápido movimiento de Sasuke, éste terminó de espalda al suelo con su rival encima, inmovilizándole por completo. El rubio se removió con toda la intención de zafarse, mas todo lo que logró fue rozar accidentalmente su sexo con el muslo de Sasuke que estaba entre sus piernas.
-Ah... –Y sus ojos se agrandaron en sorpresa ante su propia voz en un gemido que, al parecer, no había sido indiferente para el moreno.
El mayor lo mira con incredulidad, ¿había escuchado bien? Sasuke no dudaba de ello, pero no pudo ocultar la sorpresa en su expresión, gesto que duró sólo unos segundos para dar lugar a una sonrisa suficiente, que por cierto, no le dio buena espina al de ojos azules.
Naruto se sentía más débil que hacía momentos atrás, y por una extraña razón que desconocía, afectado por una atmósfera que no supo en qué momento se volvió tan confortante y abrumadoramente placentera... Estaba confundido, pero sobre todo, seducido.
Los ojos de ambos se encontraron en aquel crepúsculo, abstraídos en sus propios pensamientos, ajenos por completo a lo que pudiese pasar por la mente contraria. Ambos se contemplaban con expectación de quién haría el siguiente movimiento.
-Mh... –Naruto reprimió un nuevo gemido mordiéndose el labio inferior con torpeza, sus piernas apretaron el muslo de Sasuke instintivamente al sentir como éste le rozaba nuevamente, arqueándose en respuesta.
Sasuke sintió curiosidad en aquel momento, y es que bien pudo levantarse e irse de ahí en cuanto notó el accidental roce, pero en lugar de ello, presionó nuevamente su muslo sobre el sexo del rubio, maravillándose con la reacción del cuerpo que se estremecía bajo él, arqueándose en respuesta, sintiendo como éste apretaba su pierna deseoso de más.
Impulsado por la reacción de su amigo y sus propios deseos nacidos de sus más bajos instintos, Sasuke se abrió paso entre las piernas de Naruto, acomodándose completamente entre ellas mientras aún mantenía inmovilizado a éste con las manos sobre su cabeza. Sin detenerse a meditar sus acciones, el moreno comenzó a embestir al rubio sobre la ropa, creando una fricción tan placentera entre sus sexos en cada encuentro que ambos comenzaron a gemir, sus miembros despertaron con facilidad ante el estímulo y las hormonas alborotadas en sus jóvenes cuerpos.
El mayor liberó las muñecas ajenas con la imperiosa necesidad de explorar con sus propias manos la figura de su compañero de equipo, y es que para ese momento, el rostro de Sasuke estaba oculto en aquel cuello acanelado, desahogando ahí sus jadeos y gemidos, dejando a sus manos seguir un recorrido a través del torso contrario, explorando hasta guiar una de estas al muslo de quien tenía a su merced, apretándolo con saña.
-Ah, sí –La voz de Naruto se oía tan cargada de deseo y satisfacción, que Sasuke sólo podía pensar que aquello era una locura cargada de un erotismo y un morbo que podían por completo con él y su cordura.
El moreno sentía como Naruto correspondía sus envestidas, buscando con desesperación mayor fricción y más placer en ello, haciéndole gemir con mayor intensidad tal cual su rubio amigo. Estaban llegando al clímax.
La diestra del rubio se aferró a los cabellos negros de Sasuke jalándolos hasta sacarlo de su escondite y enfrentarlo... Luz y oscuridad, ambos con un brillo lujurioso deslumbrándose mutuamente. Naruto con los labios entreabiertos tomó los labios de Sasuke en un beso torpe e inexperto, nacido por el menester de sentirle más cerca, de adentrarse más en aquella realidad que le hacía sentir de aquella manera tan increíble.
El roce entre sus miembros era cada vez más urgente y placentero, lo estaban disfrutando en grande y sus gemidos haciendo eco en medio del bosque era la clara evidencia de ello. Tanto Naruto como Sasuke se habían entregado por completo al placer de su primera experiencia sexual sin importarles nada más que satisfacerse en cada enviste, caricias y besos compartidos.
Las jóvenes figuras a merced del potente orgasmo, el moreno oprimiendo con vehemencia los glúteos ajenos mientras se deshacía en espasmos y un prolongado gemido que hizo eco con el de su amigo, quien arqueó su espalda sensualmente mientras apretaba las caderas de Sasuke con sus muslos... Ambos dejándose consumir por el goce, eyaculando dentro de sus pantalones.
Sus jadeantes respiraciones se regularizaban poco a poco, ninguno se movía de su posición, ninguno mostraba atisbo de reacción, sin embargo, luego de unos minutos, Sasuke se incorporó observando desde la altura el cuerpo exhausto de su amigo que yacía aún recostado en la hierba. El moreno le ofreció su mano para ayudarle a ponerse en pie y luego pasó el brazo contrario sobre sus hombros para que ambos retornaran juntos a casa de Tazuna.
Ninguno habló durante el camino de regreso, sólo se limitaban a caminar lentamente, deleitándose con la naturaleza que les rodeaba, con un silencio interrumpido únicamente por la brisa nocturna, el "canto" de los grillos, aves y otros animalitos escondidos en la penumbra. Todo parecía tan tranquilo, tan pacífico que nada más importaba en ese instante, tanto Naruto como Sasuke estaban satisfechos, maravillados con aquel descubrimiento en sí mismos... Por saber que podían experimentar un éxtasis tan avasallante. No merecía la pena arruinar la experiencia hablando de más, aquello fue una vivencia compartida, y un secreto entre los dos.