Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La identidad del tiempo por Kuro Kaori

[Reviews - 63]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aqui, cumpliendo mi promesa y publicando en domingo

Siiiiiiiiiiiii!!!

jajajaja

En el caos que se había convertido su vida; en la oscuridad en la que se hallaba sumergido, Steve era como una luz que lo guiaba para mantenerse cuerdo.


Hubiese deseado poder retribuirle un poco, especialmente, cuando fue evidente para él el hecho de que el Steve pre-suero, no tenía un buen concepto sobre sí. Le hubiese encantado contarle en lo importante que sería para el mundo en un par de años, en el claro ejemplo de valentía, honor y lealtad que se convertiría. Decirle, que su vida inspiraba a un montón de personas a seguir adelante y a luchar por lo que consideran correcto. Que había salvado al mundo de perecer bajo las fuerzas del mal cientos de veces...y que, incluso, a él, lo había salvado cuando, en soledad, la única compañía que había tenido era una vieja fotografía suya.


Quedarse callado y verlo sufrir, le había resultado mortificante. Pero, por suerte, Steve ya mostraba grandes rasgos de valentía. Tenía proyectos e ilusiones, tenía esas ansias juveniles por vivir, esa mirada brillante y llena de ilusión que siempre tuvo, más allá de las adversidades en las que -sabía- su vida lo había envuelto y más allá de lo que en esos momentos parecía depararle. Porque lo recordaba claramente, Steve era tan enfermizo, que no consideraban que fuese a vivir durante mucho tiempo.


Tony sonrió sintiéndose contagiado de su optimismo. Dentro de unos días, la reunión con Howard se efectuaría y seguramente, estaría en sus manos el poder contactar con el doctor Erskine, para convencerlo de crear la máquina del tiempo y así, poder regresar al 2018 dejando atrás esa pesadilla.


Había acordado volver a verse con Steve. Eso también era bueno. Su presencia, ayudaría que su estadía en 1936 fuese la mitad de tortuosa de lo que estaba siéndolo hasta ese momento.


Tony buscó su camisa y se la colocó.


Ed terminó de prender los botones uno a uno y se dirigió hacia el espejo para mirar complacido, la imagen que le devolvió. Se regaló una sonrisa a sí mismo y salió de la habitación.


En el camino se encontró con Silvie y el pequeño Michael, a quien acarició con ternura los cabellos. Nunca se había planteado la posibilidad de ser padre. Evidentemente y teniendo en cuenta de lo poco que conocía sobre su propia vida, era un desastre y nunca estaría preparado para tener un hijo, sin embargo, las pocas veces que se había permitido imaginarlo, esperaba que fuese como ese niño e incluso, una mujer como Silvie.


Había sido injusto con ella cuando se habían conocido, en esos momentos lo sabía. Silvie era una mujer buena, cálida y muy valiente, que había huido de su marido alcohólico, por temor que le hiciera daño a ella y a su hijo. Habían vagado por las calles varios meses, hasta que una "adorable viejecita" le había brindado asilo y le había hecho una propuesta, a la cual no podría renunciar jamás.


Tenía una deuda con Madame Le Pine y era más que obvio para Ed, que ese tipo de deudas no se saldaban nunca.


Cruzó el patio, en donde varios niños jugaban y algunas de sus madres los reprendían para que se fueran a bañar y llegó al oscuro pasillo, que lo llevaba al salón principal. Era impresionante como todo cambiaba drásticamente, al atravesar una simple puerta.


Tony recordó quien era, a mitad de un trago que estaba sirviendo y se sintió frustrado. El dolor de cabeza era insoportable, pero no podía moverse, debía resistir la tentación de liberar su ira y golpear algo.


Casi no había diferencias consigo mismo, cuando se convertía en Ed. No era como si se tratase de una segunda personalidad y Tony perdiera la noción de lo que hacía, siendo reemplazado por alguien más. Simplemente, era Ed. Los demás recuerdos desaparecían, sus propósitos, sus deseos por regresar a su tiempo, todo se borraba de su mente como por arte de magia y eso era lo que más le asustaba. No quería que un día simplemente se le olvidara que tenía que volver a casa.


No recordaba vez alguna en que se hubiese trasformado en Ed, a mitad de alguna acción. Por lo general, sucedía de un día para otro, al despertar. Eso significaba, que los cambios estaban mutando. El pasado, estaba modificando las secuencias, probablemente, para acelerar el devenir en su nueva identidad. La sola consciencia de ello, desató en su cuerpo la tan conocida ansiedad. Necesitaba un trago con locura o algo más... ¡Si! Algunos sedantes, un poco de cocaína o heroína o ¡Lo que maldita mierda fuera!


No supo en qué momento, Madame Le Pine se acercó a él con ese gesto tan molesto que le era difícil de leer. ¿Qué carajos quería?


—Te ves mal- dijo ella simplemente.


Un sudor frio bajó por la frente de Tony y el soltó una risilla bastante extraña.


—Defina mal.


—Retírate.


Tony alzó el rostro y miró a la mujer con sumo odio. La ira ardía dentro de él de tal manera, que parecía querer romperlo todo.


—¡Estoy harto de que me dé jodidas ordenes! ¡Usted no es nadie!


—Estás haciendo un escándalo, muchacho. Retírate ahora mismo- soltó ella con firmeza.


Tony la miró desafiante.


—¡Retírate, Edward! - ordenó Le Pine, alzando la voz.


Varias miradas recayeron sobre ellos, pero ella no volteó el rostro ni se mostró intimidada.


Ed no apartó la vista de ella, durante varios segundos, hasta que al fin se decidió por marcharse.


Al llegar a su habitación, la ansiedad de hizo más insoportable. Cada uno de los miembros de su cuerpo, parecía tensionarse de manera dolorosa y el aire le resultaba insuficiente. Desesperado, buscó el vidrio que ocultaba bajo el catre envuelto en algunas telas y tomándolo en sus manos, se apresuró por arremangarse la camisa para proceder a cortarse de manera aleatoria. Poco le importaba, esta vez, que las cicatrices fuesen notorias ni siquiera la profundidad de ellas, simplemente, quería apartar el malestar que estaba experimentando, sin embargo, sus intentos eran insuficientes.


No supo cuánto tiempo había pasado. Había destruido todo lo que se hallaba a su alrededor y la ira que sentía no parecía mermar, sino, que iba en aumento a pasos agigantados.


Estaba mareado, estaba desesperado y golpearse, nuevamente, la cabeza contra la pared no había servido de nada.


Necesitaba un trago, lo necesitaba con una urgencia tan poderosa que parecía consumirle por dentro, hacerlo arder hasta el punto de consumirlo y arrastrarlo a la locura.


Bajó las escaleras a los trompicones y casi rodó por ellas.


La luz del sol iluminaba tenuemente el patio y un suave rocío caía, humedeciendo su ropa. El silencio en el lugar era casi sepulcral.


Corrió por el pasillo y llegó al salón, que hubiese estado vacío, sino fuese por la presencia de Silvie. La muchacha llevaba puesto un vestido negro de encaje muy corto e iba descalza. Su maquillaje se había corrido un poco y ella se había quitado el tocado con plumas que había usado durante la noche y los zapatos de tacón. Barría distraídamente el piso, estaba tan tranquila, que su repentina irrupción en el lugar, la sobresaltó.


—Ed ¿Ya te sientes mejor? - preguntó ella sonriéndole con dulzura.


Tony sabía que la muchacha tenía sentimientos por él y se sentía halagado. Ella era tan cálida y dulce, que muchas veces se sintió especial a su lado. Estar con ella, era parecido a la sensación que tenía cuando estaba con Pepper, pero eso, solo hacía que extrañara más a Virginia.


—¿Qué te ha sucedido en el brazo? - habló Silvie, mudando su expresión a una de preocupación.


Tony dirigió una rápida mirada a su brazo, notando que su camisa se había manchado con sangre. Quizás, se había lastimado más de la cuenta.


Sin responderle, avanzó de manera veloz, dispuesto a conseguir lo que había ido a buscar. Empujó a Silvie, provocando que trastabillara, pero eso no lo detuvo. Estaba como ido.


—¿Qué haces, Ed? - Escuchó que ella le preguntaba, cuando se abalanzo sobre la vitrina con las botellas de licor.


Haciendo caso omiso a la mujer, tomó una botella sin siquiera fijarse que era y destapándola, la llevó a sus labios para tomar de ella con ansias. El líquido bajaba y ni siquiera parecía quemarle el alcohol, si no, que simplemente le llenaba de alivio.


Lo necesitaba, lo necesitaba demasiado.


Silvie le tomó del brazo, pero ni siquiera se volteó a verla. Estaba concentrado en beber, sin embargo, le pareció escuchar que decía que lo echarían de allí.


Forcejeó un poco con ella, cuando trató de quitarle la botella y en medio de la pelea, esta se cayó al piso haciéndose trizas y provocando que enfureciera.


Se sentía dentro de una nebulosa, la ira nacía en su interior en grandes oleadas que lo enceguecía. Ella lo empujó, trató de impedir que tomara otra botella, dijo que lo cubriría, que le diría a Madame Le Pine que el licor había caído de sus manos, incluso suplicó que se fuera a su habitación.


Hubiera deseado detenerse en ese instante, hacer caso a lo que Silvie le rogaba, pero no pudo hacerlo. Ni siquiera supo qué clase de fuerza invisible lo llevó a hacer aquello... a tomar del cuello a esa mujer y apretarlo.


Iba a matarla, iba a hacerlo, sin que le importase la mirada de horror que ella le dirigía, sin que sus esfuerzos por defenderse sirvieran de algo y sin que el hecho de que no deseaba hacerlo, lo impidiera.


Un fuerte golpe en la cabeza lo hizo detenerse. Pudo observar algunos vidrios rotos saltando frente a sus ojos, por lo que supo, alguien lo había golpeado con una botella.


Alzando los ojos, se encontró con la mirada aterrorizada de Silvie, pero pudo ver en ella algo más que eso... Era tristeza y decepción, tanta, que provocó que su corazón se contrajera de angustia.


Le había fallado a Silvie, ni Tony ni Ed se olvidarían de ello. Tuvo esa certeza antes de desmayarse.

Notas finales:

Espero que les haya gustado el capi

Nuestro Ed/Tony  ya se nos volvió loquito :C

Ojalá se recupere :/

Muchas gracias por leer...
Hasta la próxima actua :D 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).