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La identidad del tiempo por Kuro Kaori

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Notas del capitulo:

Lo prometido es deuda ♥

Trataré de publicar la semana que viene, pero no prometo nada :C 
Ando con muchos parciales :C
Muchas gracias por leer... Espero que les guste el capítulo :)
Besos ♥♥♥

Tony tomó asiento en una de las mesas de la cafetería de industrias Stark y esperó a que Erskine hiciera lo mismo. Aquel día, luego de que durante varias semanas el científico le pagara el almuerzo a él y a Steve, al fin había podido devolverle el gesto.


Miró pensativo su bandeja de alimentos tratando de hallar la forma más casual posible, para entrar en el tema de los viajes en el tiempo. Aquella era su oportunidad, Steve había pedido permiso para presentarse a un examen, por lo que él y el doctor estaban solos.


—¿Cómo vas con tu proyecto? - preguntó el doctor, sacándole de sus reflexiones.


Tony sonrió al recordar que le habían encargado el diseño y la construcción de un prototipo de tanque de guerra, a modo de probar sus habilidades.


— El chasis y las orugas están en montaje. Una de las propuestas que hice, es que posea un cañón de 105 mm que lance proyectiles con una velocidad en boca de 840. Mi equipo quiere que utilicemos casquillos de 1100mm, pero, a mi parecer, los de 88 son más efectivos. Todavía estamos viendo ese asunto.


—Vas bastante avanzado.


—Se que un tanque de guerra no es lo mejor que Howard podría haberme encargado.


—No te preocupes. Por ahora, te encargará proyectos sencillos para probarte, pero cuando note tus habilidades, te permitirá que seas más creativo. Como ya te he dicho, si Howard te contrató así como así, es porque ha visto algo en ti.


—Ni siquiera recordaba quien era yo.


Erskine rio.


De repente, un revuelo se armó en la cafetería. Tony y el doctor, voltearon su rostro en la dirección de la que venía, encontrándose con Albert Einstein y un equipo de científicos que lo seguían como si se tratase de un objeto de estudio.


Abraham sonrió con cierto deje de rencor y alzó la mano en su dirección, a modo de saludo.


—Dile hola a Albie, Eddie- dijo en voz alta.


Era la primera vez que Tony notaba cierto tono de reproche en Erskine, por lo que lo observó un poco sorprendido.


—¿Cómo te fue con tus quejas en Washington, Albie? - preguntó Abraham, a lo que Einstein respondió esbozando una forzosa sonrisa.


Erskine se volteó a ver a Tony, con un gesto de victoria en el rostro.


—Está enojado conmigo, porque le gané en un proyecto para las Fuerzas Armadas. Se quejó con Howard, pero como no le hizo caso, decidió ir directamente al Departamento de Guerra-rio- Al parecer, no le fue nada bien. De igual forma, él me robó algunas de mis ideas para su famosa, Teoría de la relatividad, cuando estuvimos en la EidgenössischeTechnischeHochschuleZürich- soltó con cierto deje de desprecio- Así que no sé porque tanto rencor. Yo soy quien debería estar ofendido.


Tony forzó una sonrisa al escuchar lo que el doctor acababa de confesarle. Si Einstein le había robado algunas de sus ideas, sería complicado conseguir que Erskine confiase en alguien nuevamente. El panorama, después de todos sus esfuerzos, seguía siendo desalentador, pero eso no significaba que él no pudiese crear su propia máquina. Ahora tenía una pequeña idea como punto de partida.


—Entonces... deberé mantenerme alejado de "Albie"- respondió, con tono gracioso, haciendo que el doctor riese.


—No, muchacho. Tú puedes hacer lo que desees. Yo solo expongo los hechos.


—Cuando me dice muchacho, me hace sentir como un chiquillo.


—¿Cuántos años tienes? ¿41, 42?


—48


—Soy 9 años mayor que tu... y 9 años, me dan la potestad para llamarte muchacho.


Tony rio ante aquello.


-.-


El doctor Erskine había dicho que Einstein había usado sus ideas para la teoría de la relatividad, por lo que se le hizo evidente a Tony, que era probable que estas tuviesen algo que ver con la creación de la máquina, sin embargo, era difícil saber cuáles eran los preceptos que había utilizado y cuales, los que había descartado.


A pesar de hallarse aún en el trabajo y tener un proyecto entre sus manos, no pudo evitar ponerse a pensar en ello.


"El tiempo no es una constante, sino que depende de la velocidad y los cambios significativos, ocurren a la velocidad de la luz, que es una constante. Cuanto más cerca estés de esta, más lento irá el tiempo..." recordó tomando su libreta dispuesto, a anotar algunas deducciones.


—Lamento la interrupción, señor Starkenson.


Ed cerró con cuidado la libreta y la dejó sobre la mesa frente a la que estaba sentado. Alzó la vista y descubrió al señor Stark frente a él. Sonriendo, pensó en que, en realidad, al señor Stark le importaba un carajo estar interrumpiendo.


—No se preocupe.


—Aquí, Steve...-


Ed frunció el ceño y se inclinó un poco hacia su derecha, para observar al muchacho que parecía ocultarse detrás de Howard. Justo en ese momento notaba su presencia y... el hematoma que tenía en el ojo. ¿Qué carajos le había sucedido? ¿Qué carajos hacía allí? Y ¿Desde cuándo, carajos, el señor Stark tenía tanta confianza con el muchacho, como para llamarlo por el primer nombre?


—Usted no se ofende, señor Starkenson ¿Verdad?


"Mierda... ¿Qué acababa, Stark, de decir?"


—No para nada.


Stark se volteó y miró a Steve.


—¿Lo ves?... No hay problema. Puedes comenzar mañana.


—Muchas gracias, señor Stark.


—Cuídate, Steve- dijo, colocando una mano sobre su hombro, en un gesto amistoso, antes de marcharse.


—Necesito muchas explicaciones- soltó Ed, mirando a Steve. El muchacho esbozó una expresión parecida a la de un perrito arrepentido, cosa que le causó ternura. Era adorable.


"Y ahí están otra vez, esos pensamientos fuera de lugar. ¡Muy bien, Eddie!"


—Yo... Me fue bien en mi examen- dijo y sonrió.


—¡Felicitaciones! - respondió, contento por él y sintiendo como la tensión en sus hombros disminuía.


—Y, como había terminado temprano, decidí venir aquí.


—Podrías haberte tomado el día...


—Mejor hacerlo cuando realmente lo necesite.


—Y bien...


—En el pasillo me encontré con el señor Stark y él me dijo que le habían gustado los dibujos que presentaste en la reunión y que si no quería trabajar en el departamento de publicidad... que me aumentaría el sueldo. Y yo le dije que trabajo para ti y que debíamos preguntarte.


—Y ¿el ojo que está comenzando a amoratarse es magia o algo por el estilo?


Steve bajó la mirada y movió los pies, inquieto.


—Yo... cuando venía hacía aquí, vi a unos jóvenes tratando de robarle a una muchacha.


Ed se sintió extrañamente conmovido ante el relato. Sabía que Steve tenía esas ideas acerca de proteger a los más débiles y lo haría, sin importar que, físicamente, él no era un hombre fuerte. Pero solo físicamente... su espíritu, en cambio, brillaba con la fuerza de mil soles.


Esbozó una pequeña sonrisa y completó lo que Steve estaba diciendo.


—Y tu... no podías evitar, entrometerte.


—Yo... ella me necesitaba.


—¿Qué sucedió?


—Me golpearon una vez, solo en el ojo...


Ed permaneció en silencio.


—Y un par de patadas en el estómago cuando caí al suelo... pero nada grave. Un oficial de policía los ahuyento.


—Y ¿Ella te besó, después? - preguntó, sintiendo que en sus palabras había algo de ponzoña.


"¿Qué mierda me pasa?"


Steve enrojeció.


—Por supuesto que no- contestó de inmediato.


Ed sintió cierto alivio al escuchar esa respuesta.


—Pues... que mal agradecida.


—La ayuda no debe ofrecerse, esperando obtener algo a cambio- dijo con seriedad, Steve, creyendo fervientemente en sus palabras.


—Tienes razón- admitió —Ve a la cafetería y pídeles hielo, antes de que se te hinche.


—Está bien- respondió y salió rápidamente de allí.


Ed permaneció en silencio, observando el lugar por el que Steve acababa de salir. Cuando se dio cuenta de que se había quedado completamente quieto, notó la estúpida sonrisilla que se había quedado esbozando.


"¿Qué diablos estás haciendo?" pensó, al instante en que se ponía serio y volteaba el rostro para concentrarse en su trabajo.


Ed miró la libreta que había dejado abandonada sobre la mesa y la tomó, para abrir en una de las páginas en blanco. Recodó que había estado pensando en la teoría de la relatividad, pero no supo el porqué de su repentino interés en el espacio-tiempo. Decidió dejar eso de lado, para más tarde. Debía continuar con el tanque.


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