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La identidad del tiempo por Kuro Kaori

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Notas del capitulo:

Holaaa
Perdón por no haber publicado a tiempo... con esto de que se terminaron las clases, ando un poco perdida con los días.

Tony acomodó los mechones rubios que caían sobre el rostro de Steve y lo observó dormir. La lluvia afuera parecía haber cesado y el viento corría de manera tranquila.


No sabía que había llevado al muchacho a correr hasta allí, en medio de la tormenta, ni que era lo que había provocado que estuviese tan triste. Ni siquiera se había atrevido a preguntarle qué era lo que sucedía, simplemente, lo había abrazado y había hablado de temas banales con él hasta que cayó dormido. Podía sentir su dolor como propio, era por eso, que las palabras de Erskine le resultaban desconcertantes a pesar de que comprendía el significado de las mismas.


Ese Steve, el Steve que lo amaba, no era real. Era energía pasada, energía que no estaba en su misma sintonía.


¿Había algo más doloroso que eso?


Y, sin embargo, acariciaba su rostro y sentía la calidez de su piel bajo las yemas.


A decir verdad, él tampoco existía. Solo era un montón de partículas flotantes, pertenecientes a otra época. Entonces, ¿Qué existía realmente?


Tony suspiró sintiéndose muy triste y acercó su rostro un poco más al de él, apreciando así, un poco mejor las facciones que se sumían en la oscuridad. Su corazón latía con fuerza bajo ese reactor, se sentía cálido. Amaba a Steve, ya fuese que Ed o Tony o quien sea que se adueñara de su cuerpo en determinado momento, esa era la única cosa de la cual siempre estaría seguro. Todas sus versiones lo amaban, sin importar el tiempo en el que estuvieran envueltos. Ni las circunstancias ni la falta de recuerdos, hacían que ese sentimiento desapareciera.


Y, en ese momento, en el que justamente era feliz con él, debía dejarlo para regresar a su tiempo.


¿Para qué negar que las dudas carcomían sus entrañas? ¿Qué le esperaba en su época realmente? El Steve de allí ni siquiera parecía recordarle y si lo hacía, aparentemente, lo había superado.


Se aferró al menudo cuerpo sintiendo la tibieza de su aliento y los latidos suaves de su corazón. El Steve que estaba junto a él en esos momentos, lo miraba con amor, le sonreía con cariño ¿Cómo abandonarlo, entonces? ¿Cómo dejar de lado su oportunidad de ser feliz junto a él?


Esa mañana, Steve había despertado con un resfriado, por ese motivo, se había sentido un poco culpable de dejarlo solo. Bueno, lo que se dice "solo" no era exactamente así. Se había visto en la obligación de llamar a Bucky y él había prometido ir a buscarle.


No quería que Steve se fuera de su casa. Quería llegar y que él estuviese allí, para poder cuidarle.


Ed sonrió ante su propio pensamiento. Era tonto sentirse de esa forma.


Atravesando el hall de entrada, se encontró con la señorita Brown. La muchacha le sonrió alegre y se peinó los cabellos con un gesto distraído. Poco quedaba de aquella amargada secretaria que había hecho que los de seguridad lo echaran a la calle la primera vez que estuvo allí.


Correspondiendo el gesto, detuvo su andar, cuando la vio acercarse a él.


—Buenos días, Ed.


—Buenos días, Maggie.


—Yo... Tengo tu identificación para la muestra de mañana.


Ed pensó unos segundos, tratando de recordar a lo que ella se refería.


—La exposición- habló, Margaret, como si hubiese sido capaz de leer sus pensamientos.


—¡Oh, tienes razón! Lo había olvidado por completo. Debe ser la edad- dijo y sonrió coqueto, provocando que ella se sonrojase.


—Vamos, no eres un hombre tan mayor.


—Que jovencita agradable- respondió, luego de soltar una carcajada. La traducción a lo que ella había dicho, era: "Sigues estando bueno" y obvio que él lo sabía.


—Ven conmigo... También tengo tu invitación a la fiesta que dará el señor Stark en su casa. Me han dicho que te dé la de Steve también. El pobre se reportó enfermo otra vez- dijo ella y Ed supo que iba a agregar algo más, un comentario desagradable, pero se contuvo y esbozó una sonrisa nerviosa, antes de pararse junto a su escritorio para cederle la credencial y las invitaciones.


—Muchas gracias, cariño- respondió forzando una sonrisa y se fue de allí.


No le gustaba cuando atacaban a Steve y no podía evitar que un lado protector se despertara en él, cada vez que algo como eso ocurría. Sabía que debía contenerse, reprimir sus emociones o sería demasiado evidente, sin embargo, había momentos como ese en el que le costaba lograrlo.


—Ed... ¡Edward Starkenson!


Ed se volteó a ver quién lo había estado llamando, descubriendo al doctor Erskine, acercándose a él con paso veloz.


—Estabas distraído, muchacho. Llevo un rato llamándote.


—¡Oh, lo siento!... Estaba pensando en la muestra de mañana.


—¿Expondrán tu tanque?


—Howard me dijo que sí- respondió, sintiéndose por demás contento ante ese hecho.


—¡Felicitaciones! - dijo el doctor y palmeó su hombro en un gesto que le resultó paternal.


—Muchas gracias... ¿Para qué me necesitaba?


—Quería decirte que he avanzado un poco con lo de nuestro proyecto. He empezado a diseñar algunos planos, pero quería pedir tu opinión sobre ellos... ¿Te parece que el viernes vaya a tu casa?


Ed miró al doctor, sintiéndose confundido. ¿De qué proyecto estaba hablando? Quiso preguntarle sobre ello, sin embargo, creyó que quedaría demasiado extraño y una pequeña sensación de miedo lo atacó. Recordaba vagamente que el doctor había estado en su casa e incluso, recordaba a Madame Le Pine haber estado allí también, no obstante, le era imposible acordarse de que demonios habían estado hablando.


Sonriendo con algo de esfuerzo, asintió un par de veces con la cabeza, antes de hablar.


—Por supuesto.


—Perfecto... Me pasaré por allí a eso de las 20 ¿Te parece?


—Está bien-


El doctor Erskine sonrió y permaneció frente a él en silencio, durante unos segundos que le resultaron incómodos. Parecía que el científico quería preguntarle acerca de algo, pero era evidente que no se atrevía a hacerlo. A punto estuvo por hablar, cuando el hombre le interrumpió.


—¿Tu tía te ha dicho algo sobre mí?


Ed miró al doctor Erskine, notoriamente sorprendido ante la pregunta. ¿Por qué Madame Le Pine, habría de decirle algo sobre él?


—Me dijo que usted le había parecido agradable- mintió, sin estar del todo seguro de que tenía que decir, en realidad.


Observó a Erskine sonreír y sintió que eso no era un buen augurio, pero ¿Quién era él para meterse en esos asuntos?


—¿Crees que el viernes vaya a visitarte? - preguntó, peinándose los cabellos con gesto nervioso.


Muy bien, aquello era más que incómodo.


—Yo... No lo sé. Ella siempre va de improviso.


—¡Oh! - contestó. Parecía repentinamente decepcionado. —Está bien... No te quito más tiempo, muchacho. Nos estaremos viendo- se despidió con una nueva palmada en su hombro y desapareció a toda prisa por el pasillo.


¿Qué acababa de suceder?


Decidido a no darle demasiadas vueltas a todo el asunto, Ed se encaminó hacia el área armamentista, dispuesto a comenzar su día laboral.


-.-


—Aun no puedo creer que Tony esté en 1937, digo... Toda esta situación, es un poco extraña. Los viajes en el tiempo, siempre me habían parecido dignos de ciencia ficción.


El doctor Banner sostenía la fotografía de la exposición de armamento y la miraba con cierto escepticismo, como si el hecho de que los análisis del sistema de reconocimiento facial, no fuesen correctos y esa persona que apenas podía verse en ella, no fuese Tony.


Steve le miró en silencio y no supo que decir. Ambos se encontraban en uno de los laboratorios pertenecientes a S.H.I.E.L.D. en donde el proyecto de la máquina del tiempo se llevaba a cabo. Allí, rodeado de tanta tecnología impensada en su propia época, le costaba darles sentido a las palabras de Bruce y ni siquiera se esforzó por hacerlo.


Para él, no era increíble que Tony estuviese allí. Aun podía recordar de manera vivida la noche anterior a la exposición, en la cual, recostados en una cama, sumidos en la oscuridad de la habitación que era iluminada por la tenue luz de la luna, mantuvieron una conversación, en la que Ed le hacía participe de sus preocupaciones.


Ahora, Steve lo comprendía un poco mejor. Ed se olvidaba de las cosas, porque ni siquiera sabía quién era realmente. Y esa consciencia, después de los años que habían pasado, le estrujaba el corazón. ¡Qué perdido y solo, debió sentirse en esos momentos!


—¿Hasta qué punto... es importante saber el año?


—Para la calibración de la máquina- respondió Bruce, volteándose a verle —Sin embargo, todavía debemos calcular exactamente dónde está... Por lo que nos ha comentado, Capitán, usted conoció a Tony en 1936.


—Sí.


—Por suerte, la franja temporal es pequeña.


Steve esbozó una pequeña sonrisa. Aun le parecía que el tiempo que había compartido con Ed había sido insuficiente... casi, un suspiro.


—A veces...trato de imaginarme a Tony perdido en esa época- confesó Bruce y mirándole con esa amabilidad que lo caracterizaba, se acercó a él para apoyar la mano en su hombro —Me imagino que debe haber sido difícil... pero me siento agradecido de que usted haya estado allí para él.


Steve miró a Bruce, sintiendo un mar de emociones recorrerle por dentro. Quiso responderle, pero las palabras no vinieron a su mente.


-.-


—¿Crees que deba decirle al doctor Erskine, lo de mi problema de memoria?


Ed miró a Steve a los ojos. Ambos se encontraban de lado, recostados sobre la cama de dos plazas perteneciente a la habitación principal de la casa. Aquella, que Ed había tomado como suya.


Uno de los compañeros de Bucky había enfermado, por lo que otra vez le tocaba el turno nocturno y a causa de ello, habían decidido que Steve permaneciera allí en lo que se recuperaba. Aunque, sorprendentemente, ya estaba mucho mejor. Incluso, era probable que pudiese asistir a la exposición al día siguiente e incluso, a la fiesta.


—¿Ha ocurrido algo? - preguntó preocupado.


Ed sonrió y acarició la mejilla ajena, tratando de restarle importancia al asunto.


—Hoy... El doctor habló de un proyecto que tenemos en conjunto.


—¿Y? - soltó en un susurró, antes de acomodar unos mechones de cabello que caían sobre el rostro de Ed.


—Yo... No sabía a qué se refería... No recuerdo ningún proyecto en el que estemos trabajando. Revisé entre mis cosas, pero no hallé nada.


Los ojos azules apartaron la atención que mantenían sobre sus labios, para dirigirse a mirar directamente a los suyos. Eran tan bonitos y expresivos, que Ed no pudo evitar notar el miedo y la preocupación en ellos. No quería ver a Steve así.


—Deberías hablar con él. Quizás... sepa qué hacer con tu problema de memoria.


—No quiero parecer un tonto... Si tenemos un proyecto, no quiero que lo dejemos de lado.


—Pero no sabes de que se trata... ¿Cómo lidiarás con eso?


—Si disimulo y hago que hable... Probablemente, sepa de que va la cosa.


—Pero ¿Qué sucederá si tu problema avanza?... Si poco a poco, dejas de recordarlo todo.


—Pues... cuando eso ocurra, podrás irte. No quiero que cuides a este ancianito senil- dijo tratando de bromear, sin embargo, la expresión seria en el rostro de Steve, le hizo ver que no le hacía un ni un poco de gracia.


—No digas eso... Pediste mi opinión y te la estoy dando. Habla con el doctor Erskine.


—Está bien... prometo que lo haré- respondió tratando de zanjar el tema. Ni siquiera sabía porque lo había traído a colación, si no hacía otra cosa más que incomodarle. Tomó la mano de Steve en un gesto cariñoso y besó el dorso, antes de depositar un pequeño beso en sus labios.


—Ya te dije que voy a contagiarte...


—A mí me parece que te estoy curando- sonrió —¿Vendrás conmigo a la exposición de mañana?... Será interesante.


Steve asintió despacio.


—Supongo, que mañana estaré mejor- se acurrucó un poco más contra Ed y se dispuso a quedarse dormido.


-.-


Tony observó las notas que había escrito para la maquina y las escondió, nuevamente, en la base del cajón inferior del escritorio en donde era sostenida con cinta adhesiva para que no se cayeran.


No estaba del todo seguro de cuáles serían las consecuencias de que Ed se enterase quien era realmente y cuál era su propósito, sin embargo, le parecía evidente que no serían buenas. Quizás, ocurriese un desfasaje con su personalidad o vaya a saberse que otra cosa podía ocurrir.


¿Qué haría cuando el científico hablase sobre lo de la máquina del tiempo con Ed?


Poniéndose de pie, tomó la pequeña libreta que siempre llevaba consigo, aquella, que había utilizado con anterioridad para recordar. Intento que había sido vano al verse sus datos modificados. Abrió el objeto en un par de hojas en blanco y escribió un mensaje para sí mismo, esperando que esta vez, no padeciera ningún tipo de cambios.


"Evita al doctor Erskine. No vayas con él a tratar lo de tu memoria"


Suspiró con pesadumbre y miró lo que había escrito. Solo restaba esperar que Ed obedeciera.


Unos ligeros golpes en la puerta, le hicieron actuar con rapidez, escondiendo la libreta en el bolsillo de la camisa que vestía.


—Me estoy yendo a la exposición- anunció Steve.


Tony se dirigió a abrir la puerta.


—Nos vemos allí- contestó, antes de depositar un suave beso en sus labios.


Steve sonrió y volteándose, se dirigió a la salida. A decir verdad, le hubiese gustado que fuesen juntos, sin embargo, eso solo serviría para levantar sospechas. Más, si es que ya las había.

Notas finales:

Espero que les haya gustado ♥

Muchas gracias por leer ♥♥


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