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La identidad del tiempo por Kuro Kaori

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Steve sintió que el mundo daba vueltas hasta el punto en que creyó que no resistiría y terminaría por vomitar en ese lugar. Una fría sensación le recorrió la columna vertebral, haciéndole temblar. Sabía que, si se ponía de pie en ese momento, sus propias piernas cederían y se caería al suelo, como si un abismo oscuro se hubiese abierto a sus pies.


Esta sensación... era la misma de aquella vez.


Hubiese gritado, si no le costase tanto respirar.


No podía creerlo, no podía ser verdad. Alzó sus ojos y miró a sus compañeros, igual o más consternados que él. El silencio que se había instaurado en la sala de juntas, se hizo demasiado pesado, como si se hubiese extendido sobre todos, una cortina de plomo.


—Si no tienen más preguntas...- habló, nuevamente, Fury, el único que permanecía en una pieza y Steve cerró los puños con fuerza, hasta que sus nudillos se pusieron blancos. Deseaba tanto golpearle, pero sabía que no arreglaría nada el hacerlo. —En unas semanas, daremos el comunicado a los medios.


—Solo han pasado tres meses... - dijo, negándose a creer lo que estaba sucediendo


—Tres meses es tiempo suficiente, Capitán.


—Tony no renunciaría a una búsqueda tan rápido- habló Bruce, quien parecía aún más abrumado que él.


—Pues, le informo doctor, que es a Anthony Stark a quien estamos buscando.


—Considero injusto que las Naciones Unidas hayan decidido retirar la subvención, sin embargo- soltó Natasha — ¿Qué sucede con la financiación por parte de Industrias Stark... Pepper...?


—Preferiría que esos asuntos, los traten directamente con la señorita Potts. En lo que a S.H.I.E.L.D. respecta, la búsqueda de Tony Stark, se ha dado por finalizada.


—Wakanda, no renunciará a...-habló Shuri.


—Lo que hagan o dejen de hacer en Wakanda, es concerniente de los asuntos de ese país. Sin embargo, y en vista de los pocos resultados que se han obtenido, es inevitable que Tony Stark sea declarado desaparecido...


Desaparecido... Vaya eufemismo- se quejó, Natasha.


—Agradezcan que he logrado que no se utilice un término menos feliz que ese.


Clint soltó una risilla irónica.


—No encuentro lo feliz a la desaparición de Tony.


—Si hay desaparición, no hay cuerpo y si no hay cuerpo, aun puede haber vida.


-.-


A ojos de Steve, todo aquello era una terrible excusa. La gente había perdido la esperanza o quizás, habían estado esperando el momento perfecto para repartirse como aves de carroña, lo que quedara de Tony o, mejor dicho, lo único que les importaba de él... su dinero.


Por lo que Pepper les había explicado, los accionistas de Industrias Stark habían pedido un recurso de amparo ante la ausencia de Tony. Hasta que esa situación se resolviera, sus cuentas, aquellas que la señorita Potts manejaba, estaban congeladas.


La solución: declarar a Anthony Stark muerto y proceder con la lectura del testamento.


El solo pensar en ello, hacía que su estómago se revolviera a causa de la impotencia.


Era por eso que había decidido salir y respirar un poco de aire fresco, a pesar de que sus pulmones parecieran arder en cada bocanada.


Bruce no había perdido el tiempo y se había ido, junto a Shuri, a África y pronto, más temprano que tarde, él los seguiría. La situación le había abierto los ojos al punto de saber que había intereses ocultos detrás de todo. La muerte de Tony, beneficiaba a personas por demás poderosas, que harían todo lo posible por evitar su regreso. Era por eso, que el proyecto de la máquina del tiempo había sido desmantelado tan rápido y por ese mismo motivo, se le hacía más que evidente, que iban a necesitarle en Wakanda.


Alzando los ojos, se encontró con la Torre Stark, imponiéndose con magnificencia entre los otros edificios.


Un suspiró se escapó entre sus labios.


"Hasta que nos volvamos a ver" pensó y su corazón latió con fuerza en su pecho.


-.-


Sus manos temblaron haciéndole contener el aliento. Su corazón latía con fuerza y aún se debatía si parte de ello era producto de la emoción de encontrarse, al fin, en ese laboratorio. O si, por el contrario, se debía a que estaba manipulando materiales altamente inflamables. La soldadora que sostenía, volvió a liberar chispas y él sonrió por los nervios. Un movimiento en falso y volaría por los aires.


Alzó los ojos, en un acto casi inconsciente y observó al doctor Erskine, quien, concentrado, se dedicaba a mirarle, sin nada mejor que hacer.


"Lo mío es la biotecnología, muchacho... Ya sabes, las pócimas y esas cosas" le había dicho.


A decir verdad, no comprendía la reticencia del doctor por participar en la construcción de la máquina, sin embargo, estaba tan emocionado por estar trabajando en ella al fin, que ni siquiera hizo preguntas.


Año y medio había pasado desde que se encontraba varado en los '30. Era demasiado tiempo, no obstante, lo dejaba tranquilo el saber que, en su época, era bastante menos.


Pocas semanas habían pasado, desde que Erskine, lo invitase a su bunker- como lo llamaba- y la emoción que Tony sentía, había hecho que, por unos días, los pensamientos negativos lo abandonasen.


Hacía calor en el laboratorio secreto del científico, la humedad del ambiente estaba pensada más para las plantas que allí había, que por el bienestar de los ocupantes del lugar. Llevándose la mano al pecho, se rascó dónde estaba el reactor. A pesar de que se encontraba sudando, algo le decía que no se debía a la temperatura. Otra vez, estaba reduciéndose. La mano que sostenía la soldadora tembló a causa de los nervios que la conciencia de ello le generó. Lo último que supo, fue que la onda expansiva lo empujó contra una de las paredes más cercanas, haciendo que varias macetas con plantas y otro tipo de cosas, cayeran sobre él.


Ed abrió los ojos y observó el blanco techo. Volteando el rostro con esfuerzo hacia la izquierda, observó el armario blanco con puertas de vidrio que había pegado a una pared y dentro de él, los que parecían, ser medicamentos. Luego, su mirada se dirigió a la mesa de metal, que se encontraba justo a su lado, en ella, un par de vendas blancas algunas limpias y otras con restos de sangre, descansaban junto a una bandeja de metal, que contenía un bisturí, unas tijeras y una aguja.


Su brazo punzó dolorosamente y dirigiendo su mirada hacia él, descubrió que estaba vendado.


—¿Cómo te encuentras, muchacho?


Girando el rostro hacia la derecha, se encontró con el doctor Erskine devolviéndole una mirada preocupada. El científico llevaba una pequeña gasa sobre la frente, que denotaba que también se había herido.


—Bien...- respondió y se sentó sobre la camilla en la que se encontraba. El doctor levantó su mano y colocando su dedo cerca de sus ojos, lo movió para que lo siguiera con ellos.


—Estoy seguro de que no tienes daños neurológicos- dijo y colocó sus dedos sobre las mejillas de Ed, para ejercer presión hacia abajo. —¿Crees que puedas seguir trabajando?


Si le dijera al doctor Erskine, que se sentía lo suficientemente bien para trabajar, pero que no tenía ni la más mínima idea de que carajos estaban haciendo ¿Qué le respondería el pobre doctor? Sin embargo, si le decía que se sentía mal, conseguiría preocuparlo y eso era injusto.


—Yo... creo que estoy un poco confundido.


—Está bien, muchacho... Será mejor que descanses.


Ed le sonrió al doctor y pensó que lo mejor que podía hacer, era exigirle a su propio yo, las respuestas que no le estaba dando.

Notas finales:

el capítulo es muy cortito... Lo séeee... ??’”??’”

No tengo consuelo para ofrecerles :C ??’”??’”

Muchas gracias por su paciencia...

Hasta la próxima actua


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