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La identidad del tiempo por Kuro Kaori

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Finalmente, sus creencias sobre el hecho de estar encaminándose hacia una trampa, habían sido confirmadas. Lo habían emboscado al llegar al centro de un enorme salón, sin embargo, la pelea que daban los hombres que le atacaban, no le parecía demasiado complicada.


La situación le había resultado extraña; hombres fuertemente armados, que eran por demás cautelosos en cada paso que daban, como si temieran a algo que no era específicamente él. Cuando menos se dio cuenta, se encontraba sin su escudo y cayendo por un pozo oscuro.


Y allí estaba en esos momentos, en una habitación enorme, cuya única ventana se encontraba abarrotada y por lo menos, a unos 10 metros de altura. Para su mala suerte, no estaba solo. Clint estaba con él.


—Entonces, ¿lo harás, Cap?


—A la cuenta de 3- respondió, Steve y dio unos pasos hacia atrás.


—Uno, dos...


Steve corrió hacia la pared y aprovechando la inercia que había logrado, en base al impulso que había tomado, y de esa forma llegó a la ventana. Cuando quiso sostenerse de los barrotes, sus manos resbalaron y apenas pudo posicionarse para no golpearse contra el suelo.


—¡Mierda! - vociferó, Clint, cuando le vio caer al piso. —Si, ya sé. Lenguaje- dijo cuando Steve lo hubo mirado de manera reprobatoria.


Steve se sintió frustrado. Quizás, si no hubiese estado tan preocupado por la maquina y por Tony, no hubiese caído en esa trampa tan obvia. Sin embargo, no era tiempo de lamentaciones.


Steve tomó impulso otra vez y trepó la pared, esta vez, consiguiendo tomar los barrotes de la ventana, quedando en cuclillas. Comenzó a tironear los barrotes, con la finalidad de hacer un espacio entre ellos, cuando unos gritos y varios disparos se escucharon en el exterior de la celda, antes de que el sonido de una llave pusiera a Clint y él en alerta.


Saltó de su posición, dispuesto a atacar a quien estuviese por entrar. Cuando la puerta se abrió y dejó ver a Natasha detrás de ellos, se relajaron.


—Caballeros... ¿Necesitan que los rescaten? – sonrió, la mujer, con autosuficiencia.


-.-


Steve hizo una seña con los dedos, contando con ellos, para dar la orden de salir de sus escondites. Corrieron por un pasillo principal y esquivaron los drones que sobrevolaban sus cabezas disparándoles. Clint se encargó de ellos con sus armas, destruyéndolos hasta que solo eran pedazos de plástico que daban a parar contra el suelo.


Natasha, esquivando los pequeños trozos con gracia, corrió hacia una de las cámaras del salón para colocar el dispositivo que permitía "engañarlas", mientras que él avanzó hasta la habitación en donde la espía, había visto que llevaban sus armas. Derrumbando la puerta con todas sus fuerzas, ingresó a una especie de laboratorio siendo recibido por varios gritos de terror, producto de unos científicos que alzaban las manos como si fuesen a atacarlos.


Unos guardias se abalanzaron contra él, dispuestos a arremeter en su contra, mientras que otros empezaron a disparar. Esquivó un par de disparos, escuchando el zumbido característico y la fricción del roce con las balas que pasaban a escasa distancia de su cuerpo. El olor a humo y pólvora inundaba el ambiente y sus ojos comenzaron a picar. Tacleó a los hombres que se le habían arrojado encima, pero no encontró señales del escudo, el arco y las flechas.


Girándose, para ver a las personas que aún estaban allí, apenas consiguió esquivar un balazo y saltó a una de las mesas de trabajo, tomándola de las patas para voltearla y protegerse con ella. Aparentemente, lo que había encima de la mesa, era alguna especie de preparado químico, puesto que el ambiente comenzó a llenarse de gases tóxicos que, al aspirarlos, le causaron irritación.


Por el rabillo del ojo y tratando de enfocar su visión, observó a una persona aterrorizada, arrodillándose junto a él, devolviéndole una mirada alarmada. De inmediato, le tomó de la bata que llevaba puesta.


—Las armas- dijo y un caos pareció desatarse del otro lado de su escondite.


—No me mate... No me mate- suplicó el hombre despavorido.


—El escudo y el arco- insistió


El hombre apenas alzó su mano, para señalar tras ellos


Volteándose, Steve vio una enorme caja negra en un rincón, detrás de un armario. Se dirigió hacia ella y trato de abrirla por la fuerza, sin embargo, no lo consiguió.


—Si me permites, Cap.


Escuchó la voz de Clint tras de él y sin pensarlo dos veces, se hizo hacía un costado para observarle trabajar con una especie de alambre en la cerradura de la caja de metal.


—A la vieja usanza- dijo el arquero con tono bromista y observó la tapa de la caja ceder. Rápidamente, tomaron sus armas y Clint le advirtió que deberían correr.


Agarrando la bata del hombre que aún permanecía atemorizado detrás del escondite, lo obligó a pararse y se dirigieron hacía la salida. Pronto, escucharon el sonido de una potente explosión detrás de ellos. El fuego, casi los alcanzó, haciendo que sintieran sus lengüetazos de calor en la espalda.


Las sirenas que daban aviso de un incendio comenzaron a sonar y el desordenado protocolo para huir del lugar se desató. El agua de los aspersores sirvió a Steve para eliminar los rastros de aquel extraño químico que había conseguido irritar su garganta y sus fosas nasales. De igual manera, había poco tiempo para descansar. Reuniéndose con Natasha, aprovecharon el caos y se escabulleron por los pasillos, tratando de encontrar a Hammer.


El científico no deseaba huir. Les explicó que lo habían secuestrado para la creación de un arma química, por lo que, en esos momentos, opinaba que era mejor opción permanecer al lado de los vengadores. No sabía dónde estaba Hammer, por supuesto, pero los ayudaría a descubrirlo.


Lo observaron entrar en una sala de armamentos, en donde varios hombres trataban de tomar todo lo que pudieran para huir y permanecieron alertas, escondidos detrás de la puerta, dispuestos a atacar.


—Por favor...- habló el químico y pronto un hombre avanzó hacia él, dando violentos gritos en lo que parecía ser ruso.


Steve dirigió una mirada a Natasha, sintiendo un ligero resquemor en el estómago. La preocupación porque le hicieran algo al hombre no le dejaba en paz. No había sido buena idea dejarlo hablar con los guardias, y no lo tranquilizaba el hecho de que Natasha hubiese bajado la cabeza, en un gesto que era para transmitirle un poco de calma.


Escucharon unos gritos y el científico se puso de rodillas con las manos detrás de la cabeza cuando el hombre colocó el cañón de su arma sobre su frente.


Steve volvió a mirar a Natasha sintiéndose alarmado, cuando una calma voz se escuchó. Otro hombre se acercaba al científico y obligaba al agresor a bajar el arma.


El hombre de ciencia se puso de pie y los tres, seguidos de unos hombres más, se dirigieron a la salida.


Steve apretó las correas que sostenían su escudo sintiéndolas crujir bajo su agarre. Apenas el científico pasó por delante de él, atacó, seguido de cerca por Natasha y Clint. El factor sorpresa jugó a su favor y pronto redujeron a los guaridas.


Clint se abalanzó contra el ruso y lo agarró con violencia de los hombros.


—¿Dónde está, Hammer? - exigió saber y el tipo balbuceó un par de incoherencias. Parecía aturdido. —Hammer – repitió sacudiéndolo.


Natasha se acercó a ellos y tradujo lo que Clint decía, recibiendo una respuesta de parte del hombre que, repentinamente, parecía aterrorizado.


—Dijo que vayamos por el pasillo- señaló hacia su izquierda —La última puerta de la derecha. Es como una habitación del pánico.


Steve miró al hombre con cierta desconfianza, sin embargo, se limitaron a seguir sus indicaciones.


Saliendo con suma precaución por el pasillo, se dirigieron hacia la puerta metálica que les había señalado y observaron un tablero numérico al lado de ella. Clint, empujó al hombre y éste comprendió que no tenía más opción que escribir el código. Lentamente, el sonido de los engranajes funcionando, hicieron acto de aparición y las puertas comenzaron a abrirse.


Un ligero pitido llamó la atención de Steve, que pudo reaccionar para interponer su escudo casi de manera instintiva delante de él, antes de ser empujado de manera violenta por una inmensa mole de acero que apenas logró ver. El objeto empujó a Steve, haciendo que arrastrara a Nat - quien estaba a sus espaldas- con él. Fue la mujer, quien recibió la fuerza del impacto de lleno, al golpear con violencia contra el muro que estaba a sus espaldas y ser aplastada por Steve y la máquina.


Liberándose de su aturdimiento, Steve presionó en posición contraria, para evitar que el enorme robot que vio al asomarse por el escudo, aplastara a ambos.


Por el rabillo del ojo, observó al guardia intentar huir.


—Clint, atrápalo-


El arquero, que se había dirigido a ayudar a Nat, comprendió de inmediato la orden del Capitán y se abalanzó contra el guardia.


Haciendo fuerza hasta que sus músculos entraron en una tensión casi insoportable, Steve consiguió quitarse al robot de encima y de inmediato trató de arrojarle el escudo, sin embargo, unas enormes pinzas lo impidieron.


Soltando las correas del escudo, Steve giró hacía su derecha, librando el paso al robot, que, al seguir ejerciendo presión, se abalanzó con fuerza incrustando el arma contra la pared. Rápidamente, el capitán tomó al robot por, lo que podrían denominarse, sus hombros, y lo levantó sobre su cabeza, antes de arrojarlo contra la pared contraria, en donde se hizo trizas.


Regresó su atención hacia la viuda negra y se puso de cuclillas frente a ella para observar en qué estado se encontraba. La frente de la mujer sangraba, sin embargo, podía verse el tamaño de la herida gracias al agua que no había cesado de caer. Parecía profunda, probablemente, necesitaría unos puntos de sutura.


—Nat- le llamó preocupado y dio un par de suaves golpes sobre su mejilla.


Escuchó un jadeo de dolor y volteándose a ver, se encontró con Clint de horcajadas contra el guardia golpeándole con fuerza.


—Detente... Lo necesitamos consciente- ordenó y hawkeye le dio un golpe más al hombre, antes de obedecer.


Nuevamente, Steve volvió su atención hacía Nat, quien pareció reaccionar y abrió los ojos. —¿Estas bien?


Ella le miró en silencio unos instantes y frunciendo el ceño asintió, al momento en el que trataba de manera infructuosa, incorporarse. Poniéndose de pie, Steve la ayudó a levantarse. Parecía todavía aturdida, cosa que le inquietó.


—Ayúdalo a salir de aquí- le dijo señalando al científico. Natasha miró a Steve con cierto reproche, pero él no le dio lugar a quejarse —Alguien tiene que mantenerlo a salvo- dirigiéndose hacia el escudo que permanecía incrustado en la pared, lo tomó y caminó hacia Clint, quien ya se había puesto de pie junto con el magullado guardia.


—No más engaños esta vez- dijo Steve, con un tono que resultó amenazante.

Notas finales:

jajajaja soy muy mala con las escenas de acción... Espero que no les haya molestado tanto XD 
Bueno... cuarentena y esas cosas... Cuidense mucho, lavense las manos y no caigan en pánico. Quédense en sus casas, salgan lo menos necesario... Si no lo hacen por ustedes mismos, haganlo por aquellos adultos mayores que tienen de familiares.

Muchas gracias por leer ♥

Hasta la próxima actua


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