Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La identidad del tiempo por Kuro Kaori

[Reviews - 63]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

El laboratorio del doctor Charles Drew**, era una especie de galpón bastante pequeño, pero bien equipado.


El hombre de unos treinta años, de pocos cabellos oscuros, se manifestó contrariado del hecho de que llevasen una muchacha moribunda a su lugar de trabajo y tenía toda la razón para estarlo. Sin embargo, una breve discusión con Erskine bastó para convencerlo de que los dejara pasar.


Luego de eso, se mostró celoso de sus cosas, corriendo las cortinas que separaban una sala con una camilla de lo que era en sí su espacio de investigación, cuando Ed quiso curiosear entre los artefactos que allí había. Sin embargo, se portó amable y preocupado por Darlene e incluso, hizo que Madame Le Pine y Ed pasaran a una pequeña cocina en donde podrían tomar café mientras esperaban.


Madame Le Pine se dirigió en silencio a preparar la bebida, mientras él se sentaba en una pequeña silla. Se sentía incomodo, a decir verdad, su relación con la mujer nunca había sido del todo buena y en esos momentos no sabía que debía decir o hacer. ¿Debía ofrecerle consuelo? ¿Estaba, ella, siquiera afectada por la situación de Darlene? O ¿Le afectaba más el hecho de perder una fuente de ingresos?


Por lo que él había visto en el tiempo en que se había quedado en el burdel, ella si se preocupaba por las muchachas, pero ¿Hasta qué punto?


Una taza humeante de café, fue puesta delante de él, sacándole de sus cavilaciones. Observó a Madame Le Pine sentarse en la silla que había justo en frente, con su propia taza.


—El muchacho- habló, ella, después de unos segundos en silencio.


Ed alzó el rostro y miró a la mujer sin comprender a lo que se refería.


—El muchacho...- repitió con brusquedad y movió las manos como pidiéndole que completara la frase.


—¿Steve? - preguntó sin estar del todo seguro de que fuese a él a quien se refería.


—Sí, él... ¿Cómo está?


—¿Está intentando mantener una conversación cordial conmigo? - dijo con tono burlón, sin poder ocultar del todo su divertida sonrisa.


—No sé cuánto tiempo estaremos aquí, pero supongo que será bastante. Lo tomas o lo dejas- habló, ligeramente ofendida.


—Yo... él y yo terminamos- dijo y llevó sus manos a los costados de la taza, buscando que el calor le doliese al punto de poder ignorar el pinchazo en el pecho.


—¿Qué le hiciste?


—¿Por qué asume que fui yo?


Ella soltó una pequeña risilla y se llevó la taza a los labios.


—Yo... soy viejo para él.


La carcajada que Madame Le Pine soltó, hizo que la observara ofendido, pero a su vez, curioso de saber lo que ella estaba por decir.


—¡Oh, por favor! Te has dado cuenta de ese detalle un poco tarde ¿No te parece?


—No es eso... Hace un mes enfermé y es extraño... A mi edad, debería estar consciente de que la muerte es algo que me acecha, sin embargo... Lo tomé en cuenta justo en ese instante y lo vi tan mal... Tan preocupado por mí. No quiero eso. No quiero que sufra y no quiero, que, llegado el momento, él tenga que cargar conmigo o algo por el estilo... Él es joven, tiene toda una vida por delante.


—Yo no estaría tan segura.


—¿Por qué dice eso?


—Lo he notado... Las pocas veces que he visto a ese muchacho. Su salud deja mucho que desear. Probablemente, no viva demasiado.


Las certeras palabras de Madame Le Pine le dolieron ¿Para qué mentir? Se clavaron en él, como si de una puñalada se tratasen.


—¿Qué puede saber de esto, alguien como usted?... No es médica. Ni siquiera pudo darle los cuidados básicos a la muchacha...


—¡Oh, vamos!... No te pongas susceptible, hombre. Al final, voy a pensar que eres más llorón de lo que imaginé.


Ed apretó los dientes, tratando de retener la ira que nacía en él.


—A lo que me refiero- continuó ella —Es al hecho de que ninguno de nosotros tiene la vida comprada. Ni tú, ni él, ni... Darlene. La mayoría de veces, la vida es una mierda... ¿Entiendes? En realidad, casi el 90%. Por ese motivo, cuando algo bueno sucede, uno debe luchar por ello, aferrarse con todas sus fuerzas. Mira este mundo, la sociedad que nos rodea... Todos ellos se piensan que pueden juzgar al otro. Decirle lo que debe hacer, a quien debe amar. No tienen en cuenta, el hecho de que, quizás, el amor sea algo de una vez en la vida y ya no haya más. Tú y Steve, se encontraron en este mundo, en donde está mal visto que dos hombres se quieran. ¿Entiendes eso, lo difícil que es que algo así ocurra? ¿Cuántas posibilidades había de que se atrevieran a decirle al otro lo que sentían? ¿Cuántas posibilidades tenían de amar y ser correspondidos? Y ¿Darlene? ¡Oh, muchacha estúpida! Prostituta ingenua, que pensó que el amor también podía existir para ella ¡Por eso se muere! Por creer que un hombre sentiría algo por una puta. ¿No crees que dirán eso de ella?


Ed quiso contestarle, sin embargo, no supo que decir, pero ella tampoco esperaba que tuviera palabras.


—¿Quieres saber lo que pienso yo?... Yo creo, que, si ella muere en este momento, habrá tenido la muerte más honorable de todas... Porque murió por algo en lo que creyó, más allá de lo que eso significara, más allá de la desilusión que haya tenido después. Ella se puso de pie frente a este mundo de gente y les dijo que ella también podía amar, que ella también podía tener una familia... Soñar con ello. Lo que la gente haga con esa información... Ese es otro asunto.


—Usted, es toda una romántica- respondió burlón y sin embargo, sintiéndose conmovido por sus palabras (No que lo fuese a admitir) —No es tan bruja como quiere aparentar. Podría llamarla Media bruja o algo así.


Ella lo miró entretenida.


—Vamos Ed. Soy una cruel víbora que se aprovecha de la desesperación de la gente, porque yo he estado tan desesperada que sé hasta qué punto somos capaces de llegar. Sin embargo, no soy la peor de ellos... Aún hay un resquicio de mi mente, una parte de mí que siente remordimientos y se lo debo a él- dijo ella y Ed comprendió que era a su hijo a quién se refería — Cuando me pregunto si estaría orgulloso de mí es cuando me detengo y pienso en lo que estoy a punto de hacer, pero otras veces, soy incapaz de hacerme esa pregunta porque sé que la respuesta no va a agradarme.


—Estoy de acuerdo con el termino víbora- dijo tratando de quitar tensión a la conversación — Le sienta bien... incluso, ¿Son esas escamas? –acercándose a ella, hizo de cuenta que las veía en su piel.


—Bébete el maldito café. No todos los días tienes el honor de que prepare algo. Deberías estar agradecido.


Ed esbozó una media sonrisa y tomó un trago.


—Podría estar envenenado- dijo ella.


—Debe estarlo, porque está jodidamente asqueroso -respondió dando otro sorbo.


En ese momento, entró a la sala el amigo de Erskine, Charles. El hombre llevaba puesta una bata ensangrentada, guantes de látex también en el mismo estado y dirigía a ambos una expresión por demás solemne.


Madame Le Pine se puso de pie en elegante ademan y colocó una mano sobre el hombro de Ed, para darle un ligero apretón. Con el rostro en alto y andares rígidos, la mujer se dirigió hacia la sala en donde estaba Darlene, mientras que Ed permaneció sentado en el mismo lugar en donde lo habían dejado.


El vacío en su estómago se acrecentó de manera dolorosa.


"La muerte más honorable" pensó, Ed, pero llegó a la conclusión de que la muerte, de honor, no tenía nada.

Notas finales:

**Charles RichardDrew ( 3 de junio de 1904 –1 de abril de 1950 ) fue un e investigador estadounidense , conocido por sus investigaciones sobre transfusiones de sangre y bancos de sangre, incluyendo técnicas para el almacenamiento, y su uso en gran escala a principios de la Segunda Guerra Mundial, lo que salvó la vida de millares de aliados.?

Sip, me encanta poner datos históricos en mis fanfics, siempre que la situación lo amerita... ¿Lo han notado? XD

La cuarentena me tiene un poquito con un humor de los mil demonios u.u

Gracias por sus bellos comentarios. Saber que les gusta mi historia, me anima ♥

Muchas gracias por leer. ♥♥♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).