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La identidad del tiempo por Kuro Kaori

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Notas del capitulo:

Creo que me llevo un poco mal con esta página... ahora parece, que todas mis respuestas han desaparecido :C 

Muchas gracias por sus hermosos comentarios ♥
Los leo a todos, siempre ♥

—He estado demasiado ocupado como para ponerme con nuestro proyecto. Para ser sincero, una parte de mi está un poco desmotivada al no encontrar una respuesta para lo de la fuente de energía, pero estoy seguro de que estamos cerca.


Ed observó el perfil del doctor Erskine, quien estaba atareado observando unas muestras a través del microscopio, de lo que había dicho, eran células cancerígenas y una especie de fórmula que debía atacarlas. No habían hablado en ningún momento sobre lo que había sucedido con Madame Le Pine y Darlene y algo dentro de él, le decía que no debería sacar el tema. Sin embargo, no sabía el porqué de que el asunto le generase tanto malestar.


¡Genial! Esa sensación de vacío que venía teniendo hacía días, simplemente aumentaba más y más. A eso también se le sumaba una palabra que había escrito después de su sueño esa mañana, que sin saber por qué, había causado que su estómago doliese todo el día.


"Sincrotrón... ¿Qué demonios era eso?"


—Maldita sea- murmuró el doctor por lo bajo y retiró el portaobjetos con un gesto brusco antes de mirarle y sonreír.


—Si... yo... He estado ocupado también. Es más... Ni siquiera debería estar aquí- sonrió y se puso de pie de la alta banqueta en la que había estado sentado. Sus músculos se quejaron doloridos por ello, como si hubiese permanecido en la misma posición durante horas.


Se dirigió hacia la puerta del laboratorio, dispuesto a marcharse cuando Erskine lo llamó.


—Edward-


Volteándose miró la expresión del científico. Se lo notaba preocupado.


—No te ves bien, muchacho. Deberías descansar.


—Gracias. Trataré de hacerlo- respondió desanimado, y se dirigió a su taller.


-.-


Ed arrastró sus pies hasta la puerta de su casa sintiéndose enormemente cansado. Dejó que la llave girara en la cerradura, mientras cada uno de sus músculos parecía doler ante el pequeño esfuerzo. Era probable que estuviese por enfermarse, aunque, en realidad prefería creer que así sería. Estaba cansado de buscar las respuestas en el fondo de su mente.


Escuchó un suave sonido proveniente de la sala de estar y preocupado, se encaminó hacia ella, encontrándose con Madame Le Pine. La mujer tenía una expresión de sumo cansancio en su rostro y él juró que casi podía competir con la suya. Pronto, sus ojos se dirigieron hacia el vaso con whisky que sostenía entre sus huesudos dedos y la botella que descansaba sobre la pequeña mesa. Sintió su boca ponerse pastosa en respuesta y se maldijo a sí mismo por, aun, no haber sido capaz de eliminar la necesidad que había en él por satisfacer sus vicios.


—Bienvenido a casa- saludó ella con tono burlón y a Ed le pareció que había arrastrado las palabras, pero no estaba seguro. Dejó su abrigo abandonado en el respaldo de uno de los sillones que estaba frente a ella y tomó asiento.


—¿Me estaba esperando?


—¿Deseas? - tomó la botella de whisky y la alzó en su dirección.


—Si, pero no, gracias.


Ella sonrió y un deje de amargura asomó a sus ojos.


—Hoy enterramos a Darlene...- comentó la mujer y la compostura regresó a ella como por acto de magia. —Hablé con sus padres, dijeron que no tenían una hija. En fin, no es a esto a lo que he venido. - sirvió un poco más de whisky y apuró el trago, antes de meter la mano en su vestido y sacar de allí un pequeño objeto, al cual, arrojó con gesto brusco sobre la mesa.


—¿Una llave? - preguntó confundido.


—Eres brillante. Ahora comprendo porque trabajas para Stark.


Ed la miró, dejando en claro el hecho de que no estaba para bromas.


—Tengo una casa, en un pueblo en Texas... Es un pueblo, un poco complicado- dijo ella revoleando los ojos. —Fuera de la ley y esas cosas.


—Suena como todo un paraíso.


Ella sonrió.


—Para ti y para el muchacho sí.


Ed abrió la boca sorprendido, quiso decir algo y no pudo. Había comprendido lo que ella quería decirle.


Poniéndose de pie, Madame Le Pine tomó la botella.


—No te preocupes. No la dejaré aquí, contigo- dijo y se dirigió a la salida.


—¿Por qué? - pudo preguntar él, al fin, cuando la nebulosa que era su mente se despejó por un momento.


—Sé dar las gracias cuando debo hacerlo- respondió ella, encogiéndose de hombros en un gesto desinteresado, antes de marcharse.


Ed tomó la llave y la miró como si se tratase de un objeto extraño, antes de apretarla con fuerza.


-.-


La puerta no era golpeada con violencia, pero sí de manera insistente, haciendo que la cabeza de Ed doliera. Era temprano en la mañana, demasiado, para su gusto. El sol todavía no hacía acto de aparición, pero algún imbécil había considerado que era una buena hora para visitarle.


Bajó las escaleras, tratando de dejar atrás su pereza y gritó un "Ya va" antes de abrir. La persona se abalanzó al interior de la casa, sin embargo, lo que más le tomó por sorpresa, fue darse cuenta de que se trataba de Bucky. El muchacho vestía un traje marrón -bastante feo, si le dejaban opinar- y olía a frituras, por lo que pudo deducir que recién salía de trabajar.


¿Qué hora era?... Quizás, no era tan de madrugada como había creído.


—¿Qué haces aquí? - preguntó sin poder evitar el tono hostil.


—Vengo a hablar contigo... Sobre Steve- dijo con cierto nerviosismo.


—¿Qué?... No tenemos nada de qué hablar.


—Escúchame, Ed...- dijo acercándose a él, mientras bajaba la voz. El aludido retrocedió de manera inconsciente, sin embargo, no pudo eludir la cercanía — Yo lo sé.


—¿Qué? - preguntó, apartándose un poco más, para mirarlo.


—Me costó un poco aceptarlo- admitió avergonzado —Pero... creo que siempre lo supe... Que a Steve- se rascó la cabeza con cierto nerviosismo—Que las chicas no son para él... Y cuando tu apareciste, tuve miedo. ¿Sabes las cosas que le hacen a la gente como él? No quería perderlo. Y luego se dejaron y yo me alegré de que no corriese peligro... pero él no es feliz. Y... yo no recuerdo vez alguna en que lo haya sido, excepto, las veces en las que ha estado contigo... Tú haces que su rostro se ilumine. Y yo pensé que eso era bueno... Que quizás, tú eras bueno para él y... Que, quizás, vale la pena que se arriesgue.


Ed se quedó mirándole, tratando de buscar palabras, sin embargo, Bucky no lo dejó hablar. Era como si el muchacho, de repente, tuviese mucho para decir.


—Mira... Yo, no sé qué pasó, porque decidiste finalizar la relación. Bueno, en realidad, se me ocurre que pudiste haberte asustado. Yo solo... yo no quiero meterme. Solo te diré que, si ese es el problema, deberías pensarlo... No puedes pasar toda tu vida con miedo, ¿Qué clase de vida es esa? Tú ¿Realmente quieres vivir así?... y si es por Steve, si tienes miedo de lo que pueda pasarle... ¿Crees que, en todo este tiempo, él no supo cuáles eran las consecuencias? Él las sabe, pero decidió que era más importante estar contigo... Que tú le hacías bien. Él te quiere.


—Y yo a él- soltó sin poder evitarlo, sintiendo su corazón apretarse de manera dolorosa ante la sola mención de sus sentimientos.


—Entonces... Deberían hablar. Arreglar las cosas ¿No te parece? Y, bueno... si deciden que la relación no da para más, que sea de mutuo acuerdo.


Ed frunció el ceño, sintiéndose en una encrucijada.


—Yo... tengo miedo- admitió después de unos segundos en silencio.


—Él también lo tiene- dijo y colocó una mano en su hombro —Pero juntos pueden sobrellevarlo.


Ed sintió un ligero pinchazo de esperanza, sin embargo, se esforzó por ahogarlo. No podía dejarse llevar tan fácilmente por sus emociones.


—¿Crees que él quiera hablar conmigo? Dije cosas que...


—Él querrá hacerlo... Y si no quiere, le diré que pediste tus llaves.


—Eres un buen amigo, Bucky- Lo había notado antes, lo que el muchacho significaba para Steve, pero en ese momento, se sintió agradecido de la relación que entre ellos existía. Que Steve tuviese a alguien que lo quisiera y lo cuidara tanto, hacía que se sintiera bien... tranquilo.


—Oh, no te encariñes. - El peso de su mano sobre el hombro de Ed se hizo un poco más evidente. —Todavía estás a prueba... Si le haces algo, te arrancaré las pelotas y haré que te las comas- Sonrió, pero algo en el gesto, solo causaba escalofríos.


"Carajo" pensó y trató de sonreír.


-.-


"—Debes regresar Tony, por favor, regresa"


¿Dónde debo regresar?


La angustia provocó que su pecho doliera de manera asfixiante; sintió sus parpados moverse en medio de esa enorme oscuridad, pero no podía abrir los ojos.


—Por favor, Tony. Regresa.


¿Quién es, Tony?


La ansiedad se acrecentó y sintió deseos de llorar. Las lágrimas rodaban frías por sus mejillas, las sentía en las orillas de sus ojos, cayendo sin control. Su mente era una laguna confusa y en su estómago se agolpaban las sensaciones causándole opresión.


"—Regresa, por favor... Vuelve a casa"


No reconocía esa voz, pero dolía... Dolía demasiado.


—Ed... Ed. ¡Despierta, por favor!


Lentamente, sus ojos se abrieron, sin embargo, no comprendió donde estaba. La angustia, pareció envolverle en un manto frío y comenzó a temblar. ¿Qué estaba sucediendo? Soltó un gemido y de repente, su llanto se convirtió en incontrolable. Se sentía desesperado, perdido en un mar de emociones que lo estaba llevando a la deriva. Quería que esa sensación se fuera, dejar de tener frío. Abrazándose a sí mismo, trató de calmarse, pero no podía, sentía que no tenía consuelo. Estaba solo y su corazón dolía ante esa certeza.


Unos brazos pequeños le atrajeron hacia un cuerpo menudo y él se aferró con fuerza a la fina cintura, apretando su rostro contra el cálido vientre, como si su vida dependiera de ello. La calidez pareció meterse dentro de él, cuando reconoció el aroma que desprendía esa persona.


El sol ingresaba por la ventana, ayudando a que el frío comenzara a abandonarlo al fin, sin embargo, no podía dejar de llorar. La angustia aún estaba allí, acechándole, haciendo que su estómago siguiera contrayéndose, que pesara como si se hubiese tragado una enorme piedra.


—¿Qué sucede, Ed? - preguntó con preocupación, la suave voz de Steve y sintió los dedos delgados acariciando su cabello. Quiso contestarle, pero sintió que no podía, su garganta aún tenía resquicios de su desesperación anudada en ella. —Ed... Por favor- suplicó, Steve y él se esforzó por hablar.


—De-bo... Debo regresar-


—¿Dónde, Ed?... ¿Dónde tienes que volver?


—No lo sé... Yo, no lo sé- dijo y ya no pudo retener el llanto.


 

Notas finales:

Debo decir, que he esperado publicar este capítulo, más o menos desde que empecé a subir el fic :v pero solo, porque había elegido éste momento en especial, para dejarles la siguiente canción... (Qué no sé si escuchan o no las canciones que pongo XD ) Que es para mi, como la canción de la historia... o sea, no en especial de éste capítulo, sino de toda la historia. La pongo ahora, porque es como el capítulo más significativo de la problematica del fic. En éste capítulo nuestro Tony, ha tocado fondo definitivamente. Es más... ya ni siquiera puedo decir que realmente sea Tony.
Es Ed... y Ed ha llegado al punto máximo de su personalidad, siendo consciente de que el olvido está tragandose una parte de él y ofreciendo una lucha, por fines que desconoce totalmente.
¿Regresarás? ¿Dónde tienes que volver, Ed? ¿Eres tú, quien realmente debe regresar a alguna parte? 


https://www.youtube.com/watch?v=PR47jojMmKM


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