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Lüdí por Rael Amicsis

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13. La Aldea. 

Quatre envió a llamar a Kohgi y sus hijos para que regresaran a casa. Ya estaba todo listo, y era hora de seguir, no sin antes asegurarse de que el dueño del lugar estuviera, y no fuera atacado por los otros aldeanos. 

Mientras esperaban su regreso, Quatre estudiaba un mapa que le había llevado uno de los voluntarios. La casa de Kohgi estaba relativamente lejos del resto de la aldea, pero, por otro lado, iba a ser más fácil reparar el daño, si más casas estaban más juntas. Eran muy pocos los que vivían separados del resto de la aldea, por lo que era mejor seguir con ellos, y luego llegar a la parte más poblada. Estar en ese lugar le había ayudado como entrenamiento, y ya se sentía más seguro de poder usar sus habilidades sin las temidas consecuencias. 

Durante aquel día, WuFei se mantuvo apartado. Observaba todo el tiempo desde el interior de la casa, o desde algún punto en el cerco. Cuidaba de que los peligrosos no se acercaran, de que Quatre estuviera bien, y sin embargo no quería acercarse a él. Se sentía deprimido y algo atolondrado. Sentía un vacío, y sin embargo, estaba feliz de ver a Quatre junto a él. Sentía cosas que hasta entonces eran desconocidas… como por ejemplo, la molestia que le producía ver a Kirie tan cerca del amo.  

-¡Amo Sandrock! –Venía gritando un niño por el cerco –¡¡ahí viene Kohgi!! 

Todo el mundo estaba expectante ante la llegada del dueño de casa. Eso significaba, que Sandrock seguiría con el resto de la aldea… aunque no sabían en qué casa. 

Kohgi fue trasladado en una silla con ruedas de le habían pasado en el templo. A él y a los niños les habían cambiado las ropas, y lucían mucho mejor que en un principio. No podían creer lo que había pasado en su hogar. Ambos niños corrían por todas partes, y treparon el árbol, mientras reían y lloraban a la vez. En sus cortas vidas, no habían visto algo tan maravilloso. 

-Señor Kohgi… no creo ser capaz de curar sus piernas… 

-Amo Sandrock… esto fue un horrible acontecimiento en mi vida. He aprendido a vivir con ello… ¿quizás usted sólo puede curar el mal que acecha a nuestra tierra? Esto no lo hizo la tierra o lo que yo solía comer… quizás por eso no lo puede curar. Pero estoy bien… ¡¡estoy más que bien!! Mis hijos vivirán bien y felices…. Y eso… es todo lo…  

Kohgi comenzó a llorar mientras tomaba las manos de Quatre y se las llevó a los labios y luego apoyó su frente en ellas. 

-Todo está bien, señor Kohgi… está bien. 

Decidieron partir pronto, aunque se estuviera haciendo de noche. Quatre decidió que era mejor no esperar, y terminar lo antes posible. Si alguien atentaba en contra del señor Kohgi y su familia o su hogar, se regresarían inmediatamente al templo, y dejarían la aldea olvidada, así que los aldeanos estaban impacientes de que fueran a sus hogares.  

Por la madrugada, con la luna en alto, llegaron a otra pequeña casa, donde los dueños eran una pareja de ancianos. Los monjes levantaron un cerco improvisado, tal y como habían hecho antes, y Quatre sin esperar a que terminaran, comenzó a purificar la reserva de agua que tenían. De forma mecánica, le acercaron vasijas viejas, y lo rondaban cuidando de él, ya que podían ver entre la oscuridad, las sombras de quienes les seguían acechando. 

Quatre terminó con la reserva de agua, se sirvió frutos negros y sin descansar siguió con la tierra. Ordenó que plantaran un brote de Ooga, que aún seguían creciendo muy lentamente, y se concentró en hacer crecer un poco el pequeño huerto que tenían. Podía sentir bajo sus manos una gran acumulación de lo que fuera que contaminaba el agua, he intentó llegar a ella, pero en cuanto la alcanzó comenzó a expulsar por la boca una sustancia negra y viscosa, que salía sin parar, sin dejarle respirar.  

WuFei se percató de ello, he intentó zafarlo, pero era como si estuviera pegado al suelo. 

-¡¡Amo Chang!! ¡¡¿Qué pasa con el amo Sandrock?!! 

-¡¡Atrás!! ¡¡No se acerquen!! Traigan agua de la que trajimos del templo. - WuFei tomó la daga de Quatre y con ella le rasgo las ropas dejando al descubierto su espalda, colocó sus manos a la altura del diafragma, y provocó una onda que hizo caer inconsciente a Quatre. Sus manos se habían liberado de la tierra, y los monjes comenzaron a recoger todo lo que había expulsado, con mucho cuidado de no tocar nada. 

-¡¡¡El amo Sandrock no respira!!! -chilló Kirie al acercarse al cuerpo de Quatre. 

-¡¡No lo toquen!! -WuFei lo volteó y podía sentir sus manos arder literalmente al contacto con la piel del joven. Le llevaron el agua, y vertió un poco sobre él, haciendo que saliera vapor de su cuerpo. Se arrodilló sobre él, con una pierna a cada lado de su cuerpo, y con su mano derecha extendida, estiró su dedo índice y medio para enterrarlos un poco en la piel del joven, en su abdomen. Estuvo así por un par de segundos, hasta que se vio claramente cómo un bulto comenzaba a formarse bajo sus dedos. Luego los comenzó a deslizar hacia adelante en dirección a la boca, recorriendo de forma recta todo el torso. Al llegar a la clavícula, el bulto se podía ver a la perfección tratando de subir por la garganta, y mientras WuFei intentaba guiarlo hasta la boca de Quatre, sus dedos comenzaron a tornarse rojos, y pequeñas gotas de sangre comenzaban a evaporarse en la piel del joven amo. 

Se podía ver cómo intentaba con todas sus fuerzas hacer que lo que fuera que tenía dentro, saliera de una buena vez, su mano sudando sangre, y Quatre sin ser capaz de respirar aún, hasta que logró sacar una gran bola negra y viscosa la que tomó con su otra mano, produciendo un extraño sonido de algo que se derrite, y la puso dentro de la vasija junto a él. 

Quatre dio una gran bocanada de aire, y comenzó a toser mientras los rastros de lo que había salido de él, se desvanecían en su piel.  

-¡¡Amo Sandrock!! ¡ah! -Kirie se había acercado a Quatre y trató de ayudarle, pero al apoyar sus manos sobre él, se quemó, haciéndole retroceder. 

-¡Dije que no lo toquen...! Quemen esas vasijas ahora, y colóquenle agua al amo Sandrock, no lo toquen hasta que yo les diga. 

WuFei se adentró en una pequeña tienda que habían levantado los monjes, para no molestar a los ancianos, y metió sus manos en una vasija con agua que Quatre había purificado. En una mano tenía dos dedos sin piel hasta la segunda falange, y en la otra sangraba, y era capaz de ver la punta del hueso en cada dedo, y los músculos de su palma. La materia le había derretido la piel. Entre gruñidos y reclamos, dejó ambas manos sumergidas en el agua, hasta que el dolor cesó, y las heridas dejaron de sangrar. Sus manos seguían con heridas abiertas, pero el agua de alguna forma le había ayudado a calmar el dolor. Improvisó un vendaje, y como pudo se cubrió las heridas, para volver a sumergirlas en el agua de la vasija. 

Una vez que terminó con sus manos, volvió a donde estaba Quatre, quién seguía tirado en un charco de agua, lodo y vapor. su cuerpo aún estaba caliente, pero lo alzó sin quemarse, y lo llevó a la pequeña tienda, donde lo recostó, seguido por Kirie, Terion y los otros monjes. 

-Terion, quédate junto al amo, que nadie lo toque hasta que yo lo diga... si despierta y deben pasarle algo, cubran su piel. Debo descansar por 2 horas.  

-Amo Chang, ¿se encuentra bien? 

-Sólo estoy agotado... estaré bien. Que nadie lo toque, es muy importante. 

-Bien. 

WuFei salió de la tienda arrastrando una manta, y se sentó en el suelo, en donde le diera la luz de la luna, mientras bebía grandes sorbos de agua que habían llevado del templo. 

Se cubrió la espalda y quedó de cara a la luna por las 2 horas que había dicho, descansaría.  

Una vez pasado ese tiempo, se sentía más repuesto. Tenía fuerza suficiente para ayudar a Quatre. 

Se levantó y se metió de regreso a la tienda, donde Terion estaba apostado a los pies del joven amo frente a frente con Kirie, quién le miraba fijamente, algo enojada. 

-Terion... puedes retirarte... asegura el perímetro, y descansa en cuanto te desocupes. 

-Sí, amo Chang. 

Terion se retiró de la tienda haciendo un ademán a Kirie para que también se marchara. 

-Yo quiero estar con el amo Sandrock. 

-El amo descansará lo que resta de noche, sólo el amo Chang estará cerca de él. 

-Pero... 

-Señorita Kirie,… puede retirarse –dijo WuFei alzando un poco la voz, mientras acercaba un recipiente con agua a la orilla de la cama de Quatre. 

Terion y Kirie salieron finalmente de la tienda, mientras WuFei, con un pequeño cuenco, le daba de beber agua al joven amo, quién despertó tosiendo medio ahogado con el agua en su boca. 

-WuFei...me duele... la garganta... - dijo el joven con voz ronca y áspera. 

-Lo sé amo... le dolerá un tiempo... por favor trate de descansar. 

-¿Qué fue lo que pasó? 

-Creo que encontró parte de lo que está matándonos. Y casi muere por culpa de esa cosa...  

-WuFei... 

El guarda estaba sentado junto a la cama, con semblante triste y preocupado. Tomó las manos de Quatre, y se inclinó hacia adelante, apoyando su frente en ellas. Su piel aún se sentía hervir. 

-Amo Quatre... no lo haga... no lo intente otra vez... por favor... 

-WuFei... 

-Pensé que no sería capaz de traerte de vuelta... pensé que te había perdido para siempre... 

Quatre se giró en la cama, y trató de descansar mientras WuFei le sostenía las manos. Había llegado hasta allí para hacer lo que estaba haciendo en ese momento, ¿cierto? No tenía mayor propósito, no extrañaba su hogar, ni a las personas en él. Extrañaba los recuerdos que se iban borrando con los días, y lo mantenían alejado de WuFei, ya que sentía mucha pena y nostalgia de todo aquello que recordaba, y que ahora se desvanecía sin poder hacer algo al respecto. Se consolaba a sí mismo pensando en que no importaba, porque ahora también tenía recuerdos importantes junto a él. Pero no por eso dejaba de doler. 

Podía notar perfectamente que sus sentimientos estaban cambiando de alguna forma, y que WuFei también se había apartado de él. Quizás estaba terminando una relación que jamás había empezado, y era raro, anhelaba estar junto a él, pero la urgencia desaparecía conforme pasaban los días. El ya no era completamente Sandrock. 

La luz le daba directo en los ojos. Estaba cubierto por varias mantas, así que casi no podía moverse. Se sentía algo sudado, y notó que vestía sólo pantalones. Se sentó en la cama y en ese momento, el guarda ingresó a la tienda. Llevaba unas prendas de vestir en una de sus manos y en la otra una pequeña vasija, con un paño colgando de la orilla. 

-Quatre... -nuevamente le llamaba por su nombre, haciéndole enrojecer por la emoción que le provocaba – ejem... amo Quatre... le traje ropa, y agua para que se asee. 

-WuFei... tengo frio. 

El guarda le sonrió. Por lo menos parecía estar de buen humor, a pesar de lo ocurrido la noche anterior. 

Se acercó a la cama, puso la vasija en el suelo, la ropa sobre la cama y apoyó la mano sobre la frente del joven amo. No tenía temperatura y parecía normal, pero el resto de su cuerpo se sentía frio al tacto. Lo había abrigado exageradamente pensando en que había gastado demasiada energía, y al parecer no se equivocó. 

-Ya pasará, amo... sólo coma bastante y estará bien –WuFei tomó el paño de la vasija, lo sumergió en el interior, lleno de agua, y comenzó a pasarlo por el cuerpo del joven. 

-¡Waa! ¡Yo puedo hacerlo! Yo puedo hacerlo, sólo déjalo... -decía el joven, mientras tomaba las manos del guarda para evitar que siguiera. 

-No... Quatre... yo, de verdad deseo hacer esto. Por favor - replicó el guarda con voz suave y suplicante. 

Quatre, muy avergonzado, soltó las manos del guarda, y asintió, dejando que lo aseara suavemente con agua tibia. Una vez que terminó, le ayudó a vestirse, y le colocó sobre los hombros un abrigo muy grueso, de pelo gris.  

-¿Para qué es esto? 

-No hace mucho frio, pero usted perdió mucha energía, con esto no se enfriará tanto mientras se recupera. 

-WuFei...  

-¿Si? -el guarda lo observaba atento, mientras lo arropaba con el gigantesco abrigo. 

-Me llamaste por mi nombre... 

-Ah... Lo siento amo Quatre, no... 

-¿Podrías... repetirlo? -Quatre estaba sonrojado, esperando a que accediera. 

-Quatre... -el guarda pronunció su nombre de tal forma que le provocó escalofríos. Su sola presencia, tan cerca de él, le hacía enrojecer – No debería hacerlo... 

-Está bien... es que, es extraño que me llames por mi nombre sin el titulo...  

-Quatre... de alguna forma... siento algo diferente... ¿será que Sandrock está... desapareciendo? -preguntó mientras tomaba su rostro entre sus manos y acercó más el suyo para besarlo suavemente en los labios. 

Aún estaban fríos, pero podía ver cómo enrojecía hasta el cuello, lo que le provocaba cierta satisfacción, algo que no había sentido antes. 

-WuFei... - el joven amo se mordió el labio, empujo un poco sus manos y se separó de él. Un escalofrío recorría su cuerpo. ¿qué estaba pasando? Salió de la tienda con la cara roja, y sentimientos encontrados. No podía pensar claramente. Todo había sido tan rápido en un principio, como si jamás se hubiesen separado, pero ahora... ahora era un desconocido. Cada mañana sentía que era la primera vez que lo veía y por costumbre lo llamaba por su nombre. La pertenencia que sentía antes, se había desvanecido, y estar cerca de él le hacía desbordar su corazón. Se estaba enamorando de él, otra vez. 

No quería pensar mucho en ello. Como Sandrock, estaba muy seguro de que estarían juntos, pasara lo que pasara. Ahora, no estaba seguro de eso. Cada día estaba la incertidumbre de ser abandonado, o de estar de regreso en su mundo, y que WuFei desapareciera de su vida. No quería nada de eso, así que lo mejor era estar apartado, esperar que Sandrock desapareciera, y sus sentimientos volverían a la normalidad. Regresaría a su mundo, y cada uno haría su vida, ¿cierto? 

Permanecieron en la aldea por alrededor de 8 días. WuFei comprendía perfectamente que algo estaba pasando entre el amo y él. En cada hogar al que pasaban, Quatre evitaba exigirse más de la cuenta, y en ese tiempo, ya lo había visto 2 veces llorando desconsoladamente sin razón aparente, pero él sabía muy bien de qué se trataba, y casi todo el tiempo estaba rodeado por los voluntarios y aldeanos. Sobre todo Kirie; ella siempre estaba junto a él.  

Al llegar a la zona más poblada de la aldea, Quatre no esperó a descansar, y comenzó a preparar todo para tratar de sanear el lugar. Por otro lado, WuFei se encargaba de que nadie se le acercara, incluso los que habían estado cerca de él en las afueras de la aldea. Temía de que alguien aprovechara el acercamiento. 

Mientras instruía a los guardias, de las acciones a realizar, Terion llegó a su lado. 

Estaba herido en un brazo. 

Quatre notaba que había mucha gente a su alrededor observando todo lo que hacía, incluso los guardias habían aumentado, el regente lo observaba de cerca y sólo quería marcharse de ese lugar. Se sentía muy incómodo. 

Ya estaba anocheciendo, y lo aprovechó como excusa para ir a descansar. Si bien estaba cansado, estaba más estresado por la presión que sentía de todos sus observadores. En la pequeña casa que le habían facilitado, tomó un baño, y se cambió de ropa. era extraño estar sólo. Desde su llegada, siempre estaba WuFei cerca, pero últimamente se había alejado de él. 

Intentó dormir, pero podía escuchar voces discutiendo en la entrada de la casa. Tomó su daga y se asomó, encontrando a Kirie discutiendo con los dos guardias que estaban apostados a la puerta. 

-¿Qué sucede? 

-Amo Sandrock... la señorita ya se iba. 

-No me voy, sólo quería entrar para darle un obsequio al amo...  

-Por órdenes del amo Chang, nadie puede entrar, salvo él mismo. 

-¡¡Ese guardia engreído no tiene ningún poder sobre el amo Sandrock!! ¡Sólo quería entregar esto y nada más!... amo Sandrock, yo sólo quiero entregar esto, para usted. 

Algo no calzaba en esa discusión. Recién se había percatado de que WuFei no estaba, y todo el día había estado rodeado sólo por los monjes. 

Vio a Kirie algo afligida, pero por alguna razón no se atrevía a quebrantar la orden que WuFei había impuesto. 

-Señorita Kirie, lo aceptaré, pero no puede entrar.  

Los guardias esperaron a la respuesta de la joven, y la dejaron entregar un pequeño canasto con comestibles preparados. 

-Todo está hecho con lo que hemos cosechado gracias a usted... en estos días, hemos recolectado muy rápido todo lo que sigue creciendo... es nuestra forma de agradecerle... 

-Gracias. 

Quatre tomó el pequeño canasto y entró en la casa. Kirie dio media vuelta y se marchó, dejando a los guardias apostados en su lugar. Quizás WuFei exageraba un poco al no permitir entrar a nadie más que él, pero lo respetaba, y no iba a hacer desobedecer a los guardias por un capricho... tal vez debería hablar con él. 

Descubrió el canasto y al tomar un trozo de pan que había dentro, se escuchó el sonido de algo que se reventaba, y una pequeña nube amarilla lo envolvió, haciéndole caer al piso. 

Podía sentir algo cálido y húmedo recorriendo su frente y cuello. Estaba todo en silencio, y eso no le gustaba. Recordaba el canasto que le llevó Kirie, y supo que había caído en una trampa. Instintivamente permaneció con los ojos cerrados, y al sentir que ese algo se apartaba de él, sacó una púa que llevaba en su cinturón, y estiró su brazo intentando atacar a quién estuviera delante de él. 

El golpe de la silla al caer, le hizo notar que había tomado por sorpresa a quién estaba con él. 

Al fijarse bien, vio a WuFei, que lo miraba sorprendido. Tenía sus manos aún vendadas, y ahora un vendaje le cubría el ojo izquierdo y parte de su rostro. 

Se dio cuenta de que le había provocado un pequeño corte en el cuello, y soltó la púa inmediatamente, reflejando en su rostro el horror que sentía por haberlo lastimado.  

-¡¡WuFei!! 

-Está bien, amo Quatre... Estoy bien. 

La habitación era diferente. Para él lucía como un departamento abandonado. Una vivienda muy similar a las que hay en su mundo. Cambiaban algunas cosas, pero ver a WuFei frente a él y notar el silencio sepulcral del exterior, le hizo recordar que seguía en Lüdí. 

WuFei tomó un vendaje y lo cortó para hacer un parche y así cubrir el pequeño corte en su cuello. Quatre seguía observándolo algo espantado, por lo que se acercó y se sentó en la orilla de la cama, junto a él. 

-Lo siento... 

-No debe disculparse amo Quatre... había olvidado que puede defenderse. 

-¿Dónde estamos? ¡¿qué le pasó a tu ojo?!  

-Estamos en la ciudadela, amo Quatre... somos rehenes. 

-¡¿Qué?! 

Quatre se levantó rápidamente de la cama, y vio que estaban en un edificio muy alto, por sobre las demás edificaciones, podía ver las copas de pequeños árboles, y los tejados de otras casas. Soldados circulaban por toda la ciudad, mientras algunos estaban apostados exclusivamente en donde ellos se encontraban. Estaban atrapados. 

Las ventanas estaban cubiertas por suaves cortinas de seda blanca. Hacían que la habitación en la que estaban se viera más iluminada. WuFei estaba sentado en una silla junto a la cama, mientras Quatre, ya levantado quitaba el vendaje de su rostro. Tenía rasguños cerca del ojo, y un corte profundo que atravesaba todo su parpado y parte de la mejilla. 

-¿Qué sucedió? 

-Nos tendieron una trampa... de alguna forma, llegaron a usted, nos atacaron, y nos trajeron hasta acá... 

-¿Quién...? -era una pregunta sin continuación, que abarcaba muchas cosas. Tenía miedo de preguntar más. 

-Prometo que no le mentiré en lo que sucedió en la aldea...-Quatre parecía a punto de llorar, presintiendo lo que le iba a decir -... esto lo hizo usted. 

-… WuFei... lo siento tanto... ¿Qué hice?... 

 


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