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Lüdí por Rael Amicsis

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15. Adiós.

-Lo siento tanto... - decía Quatre, mientras limpiaba las heridas del rostro de WuFei - No puedo creer que yo hiciera esto... 

-Es muy diestro con la daga... 

Quatre seguía con rostro afligido, y no era capaz de mirar a los ojos al guarda, quien estaba muy quieto observándolo. 

-Lo siento mucho, amo Quatre... yo, de verdad, estuve dispuesto a... 

-Prefiero que sea así - Interrumpió el joven amo, remojando el paño con el que limpiaba sus heridas -aún recuerdo la horrible muerte que tuvimos la última vez... y no me gustaría repetirla. Tampoco soportaría estar lejos... -Quatre se detuvo, y siguió limpiando sus heridas. Le costaba decir ese tipo de cosas, se sentía tan diferente estar a solas con WuFei, que no estaba seguro de si eran sus propios sentimientos o los de Sandrock. Tomó las manos del guarda y quitó los vendajes. Sus manos estaban muy heridas, apenas sanando -Tus manos... 

-Estaré bien, amo... No debe preocuparse... más importante, debemos intentar escapar de aquí. 

-Pero no se puede... estamos vigilados, muy vigilados... 

-Debemos intentarlo, amo...  

-¡Nos atraparan! 

-Amo... 

-¡¡NO QUIERO PERDERTE!! - Quatre enrojeció hasta el cuello, y ocultó su rostro entre las manos de WuFei y las propias. -No soportaría perderte... 

-Y es por eso que debemos irnos de aquí... - respondió el guarda con voz queda y gentil - debemos encontrar la fuente de todo esto, y regresarlo a su hogar. 

Quatre palideció y le quedó mirando estupefacto por unos segundos. WuFei parecía resuelto a hacer lo que decía, con una mezcla de angustia y aceptación. 

-¿A… casa? 

-Usted no está a salvo aquí... en todas sus vidas, jamás lo estuvo. Usted estaba bien, hasta que llegó aquí. Lo encontré según lo que decían los ancianos, y todo ha sido más peligroso desde entonces. No puedo estar tranquilo, pensando en que cada día está expuesto a algún peligro, que alguien lo capture, que alguien lo encierre, que alguien lo lleve lejos a donde jamás lo encuentre. Prefiero saber que está a salvo en su hogar, que aquí, en un peligro constante. 

-WuFei... - Quatre sentía cómo sus lágrimas rodaban por sus mejillas, mientras aun sostenía las manos del guarda -No quiero... separarme de ti... - era como si le rompiera el corazón con sus propias manos. 

El guarda pareció darse cuenta de lo que provocó, tiró del joven amo y lo abrazó con fuerza. Le había costado tanto tomar esa decisión, realmente era lo mejor, pero no sabía si sería capaz de ejecutarla, no quería dejarlo ir. 

Estaba siendo demasiado egoísta. 

-Lo siento... - decía WuFei mientras tomaba el rostro de Quatre entre sus manos – Lo siento... Quatre, lo siento... 

El guarda besó suavemente al joven en la frente, quién entre lágrimas se sonrojó aún más, observándolo con angustia y vergüenza.  

Sus pensamientos comenzaron a tomar un rumbo poco inocente, y se separó de golpe del abrazo, se puso de pie y comenzó a pasearse por la habitación. Estaba a mil por hora, pensaba en WuFei, junto a él en la misma habitación, en la situación en la que estaban, y en que deberían ver la forma de escapar de ese lugar, pero no deseaba volver a casa. Sin WuFei no iba a regresar. 

De la nada, sintió un vacío inmenso en su pecho, y le faltó la respiración. Cayó de rodillas jadeando, tomándose la garganta, tratando de respirar, y lo último que vio antes de cerrar los ojos, fue a WuFei junto a él tratando de alcanzarlo. 

Estaba en un lugar completamente negro, de frente a una gigantesca pero débil llama de color gris. Esa llama parecía hablar directo dentro de su cabeza. 

-Quatre... - la voz era hermosa, como el tintinear de una campanilla - lamento ocasionar tantos inconvenientes... y es una lástima que nos veamos así, en mi último momento... 

-¿Sandrock? 

-Si... nuestras vidas son muy diferentes, pero estábamos destinados a encontrarnos en donde fuera. 

-¿Nosotros? 

-Con Shen... o WuFei... Desde el inicio hemos estado juntos... nosotros somos uno. En algún momento nos dividimos, y encarnamos en pares que ya estaban predestinados. Nos odiamos y nos amamos. Ahora estamos desapareciendo, pero el destino no se borra. Sólo fuimos la excusa para que estuvieran juntos, como siempre han estado. 

-Pero ustedes... 

-Sus almas eran las destinadas a estar juntas por siempre... nosotros estamos destinados a volver al inicio, a convertirnos en uno, pero para eso, debemos desaparecer, juntos. Ahora estarán ustedes dos, solos.  

-¿Volveré a la normalidad? 

-¿Te refieres a tu habilidad? siempre ha estado contigo, es tuya. Yo la usaba para canalizar mi poder. En este mundo, conservarás mis poderes como tuyos, pero si regresas a casa, los perderás, y te quedarás con tu pequeña habilidad de percibir el mundo. 

-¿Te irás? 

-Me llevo mis recuerdos, que ahora son sólo míos. Shen se va conmigo, pero no será tan doloroso para WuFei, como lo será para ti; por eso me disculpo. No es ni fue mi intención causarte dolor. Fue hermosa e interesante la vida en este mundo. Pero ya termina el ciclo, es el destino. 

-¡¡Sandrock...!! ¿qué debemos hacer...? 

-Encuentra la salida... regresa al bosque... 

La llama poco a poco se fue haciendo transparente, y se fue extinguiendo, dejando a Quatre en una absoluta oscuridad. 

Poco a poco comenzó a aclarar, y podía ver a WuFei sosteniéndolo en brazos, con el rostro bañado en lágrimas.  

Su pecho se sentía pesado, y al tragar la primera bocanada de aire, sintió un intenso dolor, como el de quien pierde a un ser querido. Como si hubiese perdido a WuFei. 

Se deshizo en llanto mientras se abrazaba al guarda, y él le abrazaba con fuerza. Era un llanto desconsolado y desgarrador. Y entonces WuFei comprendió, que ya todo había terminado. Sandrock y su acompañante habían desaparecido, para siempre. 

 


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