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Lüdí por Rael Amicsis

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18. Esperando En El Abismo 

 Terion cabalgó lo más rápido que su caballo podía. Le parecía imposible haber perdido a WuFei y a Sandrock en medio de aquella batalla. Los de la armada ya habían arrasado la aldea, WuFei y Quatre ya no estaban y quedaban sólo unas manchas de sangre en la cabaña en que se supone debía estar Quatre. Una vez que estuvo todo en orden, revisaron a los heridos y retiraron a sus muertos, no le quedó nada más que regresar con los monjes, que habían retenido a Kirie para reunirla con su bebé 

-¿Qué hiciste mujer? 

-Tenían a mi bebé, ¿qué más podía hacer? ¡¡El Amo Sandrock lo entendería...!! 

-¡Yo no!... ¡lo traicionaste!, ¡¡a toda tu gente!! Murieron por defenderlo, ¡por defenderte a ti!, trataron de deshacerse de ti, pensando en que tenían a un bebé para vender, ¿de verdad creíste que no seriamos capaces de protegerlos? Protegiste a tu hijo a costa de las vidas de otros, ¡del único que nos podía salvar a todos nosotros! 

-Sus vidas no valen la de mi hijo. 

-¡Lo habríamos salvado de todas formas! Cuantos crees que han muerto tratando de evitar que se lo llevaran; cuanto crees tú que el amo Chang luchó para evitar que algo así pasara. Evitó las muertes a toda costa por que el amo Sandrock se lo pidió, ¡¿tú crees que de verdad nos olvidaríamos de tu hijo?! ¡¡Millones están muriendo en este momento en otros lados de Ásturis y dependemos del amo Sandrock!! -Terion estaba furioso, tanto que lanzó su espada al suelo para evitar blandirla en contra de la mujer. Sabía perfectamente que estaba siendo cruel con ella, pero no podía con la furia y la frustración de haber perdido aquella batalla – si deseas compensar tus estúpidos actos comienza a recordar si hablaron imprudentemente en tu presencia. 

Podía ver claramente que la mujer estaba incómoda ante la mirada dura de los soldados que allí estaban, muchos de ellos leales a WuFei, otros tantos de la milicia del rey, y la vio acurrucar a su bebé y acurrucarse sobre él, tratando de ocultarse de ellos.  

Entonces Terion entendió que algo estaba mal. 

-Nada... nada dijeron... quiero regresar a mi hogar... 

-No tienes hogar, quemaron casi todo a su paso... ¡¿a dónde vas a regresar?! 

-Entonces aprésenme por traición, métanme a una jaula, júzguenme, pero iré con mi bebé. 

-Se lo daremos a los monjes para que lo críen... si te encarcelan, no podrás cuidar de él. 

-No tiene padre ni abuelos... solo esta madre culpable... mientras siga con vida, y sea criado con rectitud... si llega a ser como tú o el maestro Chang... entonces acepto lo que sea que hagan conmigo. 

Terion tomo su espada y se dirigió a los soldados. 

-Vayan a ayudar a los heridos. Regresaremos al templo. Las tropas de refuerzo pueden regresar, los monjes regresaran con nosotros. El amo Sandrock fue prisionero y nada podemos hacer por ahora. 

Los soldados se miraron consternados, mientras salían los primeros, unos cuatro monjes se reunían con Terion para apresar a la mujer. 

-Llévenla a la jaula y traspórtenla al templo. Es traición a la deidad de Sandrock, por lo que será juzgada y castigada allí. Déjenla llevar a su hijo. 

Mientras era abrigada por los monjes Terion se acercó lo más que pudo a la mujer, y ésta le susurró al oído todo lo que quería escuchar. 

Y mientras daba instrucciones a uno de los monjes más cercanos a él, para asegurar el bienestar de Kirie durante el viaje, en su cabeza ya veía una revuelta teñida de rojo. 

En un comienzo se habían demorado muchos días en ir de aldea en aldea, pero llegar directo al templo sólo les tomó 2 días, evitando parar, y atender cada desastre que alcanzaban a ver en los alrededores. Si bien debían ayudar al resto, en ese momento estaban pasando por una gran emergencia.  

Los monjes guardianes del templo dejaron pasar sólo a los que eran parte de ellos, y a los demás los despacharon a sus guardias correspondientes en dirección a la capital del reino. Sólo entonces Terion se acercó al anciano a pedir de su consejo. 

-Anciano, ¿qué haremos?... si lo que Kirie dijo es cierto, el amo Sandrock está en grave peligro, y el amo Chang no regresará... seguramente no dejarán rastros de él. 

-Ya han pasado 2 días. Si el rey está detrás de todo esto, hiciste bien en resguardar a Kirie, pero probablemente nos ataquen para hacerla callar una vez que se entere de que la tenemos prisionera. 

-O talvez no hagan nada sabiendo que ya han pasado un par de días sin movernos... 

-Tú conoces a WuFei más que cualquiera de nosotros. ¿Qué crees que pasará? 

-Sabiendo que el amo Sandrock está en peligro, hará todo lo posible por escapar sin arriesgarse. Tal vez esperará a que el amo este compuesto para intentar escapar... pero también, sabiendo lo que he visto de la armada cada vez que invade una aldea... tal vez se arriesguen a todo. – Terion se quedó pensativo por un rato, e intentó sentir la energía de WuFei. Había practicado tantas veces en caso de que tuviera que buscar su cadáver en algún enfrentamiento que no le hizo ninguna gracia tener que realmente usar ese entrenamiento. Concentró todo de si, y comenzó a separar los residuos de energía que había en el templo. Los monjes, los soldados que se fueron, WuFei. Su rastro saliendo del templo y quedando estancado por cada aldea que pasaban hasta que notó que se debilitaba al salir de la aldea del desastre, como una línea débil y translucida que se extendía hasta una carreta pequeña que seguía en movimiento hacia la dirección que tanto temía –…Kirie decía la verdad, los llevan a la ciudadela… no sé si llegaré a tiempo para rescatarlos, pero haré todo lo posible. Mientras tanto, anciano, tal vez lo mejor sea moverse hacia Las Colinas Rojas.  

-Eso es traición  

-El rey traicionó a Sandrock, y a su pueblo. Estoy seguro de que quien haya peleado al lado del amo Chang sabrá que no es una cuestión de usurpación de poder.  

-Bien... creo q lo más prudente es evitar más pérdidas... pero ir a otro reino... 

-Usted es una máxima autoridad en Ásturis. Necesitamos, que esté a salvo... creo saber hacia dónde va todo esto, si el amo Chang está vivo, vamos a necesitar de usted para enfriarle la cabeza... 

-Bien – dijo el anciano resignado, hurgando entre pequeñas cajas en su oficina – Bien... lleva esto contigo –le entregó un pergamino enrollado, sellado con el símbolo del templo y el de la realeza - entrégaselo a WuFei en cuanto esté con la cabeza fría, porque sé que vivo estará, no se dejará matar tan fácilmente... 

-Esto es...  

-Sí. Un edicto real. De mano del penúltimo Peacecraft... el jamás persiguió a la dama Sandrock para sus propósitos, todo lo contario, gracias a él fue que ella pudo ayudar a todos en nuestro reino, nos dejaron independientes de las decisiones del rey, un pequeño reino en estas paredes. Quería asegurarse de que nadie, ninguna persona o rey abusara de su poder para monopolizar a nuestra deidad viviente... sólo si él lo acepta. Obviamente tendrá todos los beneficios... tal vez más... yo me ocuparé de todo aquí... nos veremos en Saltree. 

Terion dejo la oficina del anciano, y comenzó a recorrer el templo, tomando lo necesario para ellos tres. Frutos negros para Sandrock, la caja de agujas y rocas espirituales de WuFei, además del pergamino. Un set de mensajería, dejando en libertad a una bandada de pequeños búhos que tal vez necesitaría más adelante. Ropa, pensando en lo peor que WuFei podía hacer, y alimento para aguantar el viaje. Rogó a los dioses encontrarlos con vida, y a su caballo para que fuera lo más rápido que sus patas pudieran. 

Después de cabalgar por 3 días de regreso por donde habían llegado al templo, se encontró con una imagen peor que la que tenía en mente. En los patios centrales de la ciudadela, en donde procuraba pasar desapercibido vestido con capucha, dejando su armadura y hábito guardados para después, estaban dispuestos los cuerpos de soldados muertos, sin ánimo de ser expuestos, si no de encontrar sus partes y saber quiénes eran. Contaban sus pérdidas. Algunos de ellos parecían rompecabezas, varios con partes faltantes, la mayoría con rostros destrozados y unos cuantos soldados vivos apiñados en un rincón, suplicando a los que buscaban cuerpos, que por favor los dejaran desertar. No querían encontrarse ni enfrentarse al monstruo de los ojos negros.  

Sabía que hablaba de WuFei, lo había visto en batalla, y ya lo habían llamado así antes. Ahora debía averiguar si seguía allí o habían logrado irse a otro lugar. 

Reconoció a soldados con vestimenta diferente. Mejor ataviados, más armados, claramente soldados del rey. Si lo reconocían, nada podría hacer, así que se metió en un pequeño callejón y comenzó a concentrarse de nuevo en la energía de WuFei, y lo sintió muy leve, dándose cuenta de que se fue a la misma dirección que pretendía escapar. Tantos años a su lado, era natural saber cómo pensaría. Buscaría refugio para descansar y seguir, dejaría al amo Sandrock a buen resguardo y…  ¿y qué? Lo más probable era que lo buscarían por traición al rey. Tal vez, con tal de protegerlos a todos, aceptaría la propuesta del anciano.  

Se adentró en la ciudadela esquivando a los soldados, escabulléndose entre callejones, hasta lograr salir de los limites en donde había dejado a su caballo descansando, en una pequeña cueva cubierta por una cascada de estalactitas, y espero a que cayera la noche. Si no quería ser descubierto por el rey, debía esperar. 

En cuanto descansó lo suficiente se adentró por la cueva, llegando a otra salida, y una vez se orientó, comenzó a cabalgar en dirección al rastro de la energía remanente de WuFei. Cabalgó ciegamente toda la noche hasta que notó una acumulación de la energía que perseguía, en un lugar muy poco común para los tiempos que estaban pasando. Había un gigantesco árbol, del ancho de 10 personas, tan alto como un monte, y su copa se abría como un techo abovedado de ramas y hojas tan frondosas que casi no dejaban pasar la luz del sol. A sus raíces estaba todo verde. Se veían frutas y hortalizas dentro de perímetros cercados, arbustos en flor o cargados de frutos, y algunas casas cubiertas de enredaderas en flor, pozos llenos de agua, en los que se podía distinguir el fondo. Se acercó lentamente, dejando a su caballo atado a una cerca, el que aprovechó de hacerse un festín, mientras Terion se acercaba a la cabaña de donde provenía la energía. 

Un hombre de cabello largo y ropas muy sucias se encontraba sentado en una silla al interior de una casa. Tenía una espada desenfundada clavada al piso y se apoyaba en ella, mientras se encontraba sentado, dejando que su cabello le ocultara el rostro. Sus manos estaban muy dañadas, sangrando en las uñas. 

-… ¿W-WuFei? 

El hombre alzó un poco la cabeza, y se encontró con un rostro familiar, pero no era quien quería ver. 

-Terion... 

-Amo Chang, ¿qué pasó? 

-Quatre... debo liberarlo de alguna forma... 

-¿Lo tiene el rey? 

-¿Qué?... no... - WuFei estaba muy demacrado, con grandes ojeras y la barba comenzaba a crecerle – ese Barton... quiso aprovecharse de él, y no sé si llegué a tiempo... él estaba herido, con miedo... miedo de él y de mi... me salí de control Terion. Aplasté a quién se puso por delante, hice todo lo posible por sacarlo de ahí, pero creo que llegué tarde. Y jamás sabré lo que pasó. 

WuFei hablaba cubriéndose el rostro con ambas manos, dejando caer la espada. Terion le aparto las manos del rostro e intentó mirarle a los ojos mientras le hablaba. 

-Amo Chang... ¿dónde está Sandrock...? - le hablaba midiendo muy cuidadosamente cada palabra, el tono usado en cada una de ellas. Como si hablarle más fuerte, más urgente o hacerle una pregunta indebida, lo fuera a romper o a descontrolar. 

-Se dejó llevar por las plantas... creo que no quería seguir adelante con todo esto. Me dejó atrás y se dejó llevar por las plantas. 

-¿Está...? - sentía que preguntaba algo tan loco como imposible - ¿está en el árbol? 

-Llevo dos días tratando de sacarlo... nadie más ha venido por aquí, pero es cuestión de tiempo...  

-Nadie vendrá. Sacaremos a Sandrock del árbol, antes de que alguien lo haga. 

-El rey iba a llegar a la ciudadela... 

-Sí. Está allí. Pero tranquilo. Me quedaré aquí. Te ayudaré a sacarlo. Pero necesito que estés descansado. 

-No puedo... 

-Haré guardia. Te encontré gracias a lo que me enseñaste, al entrenamiento que tuvimos. Confía en mí. Si algo sucede, te despertaré enseguida. 

WuFei recogió su espada la enfundó y caminó casi arrastrando los pies, hacia el gigantesco árbol, donde se acurrucó con una manta que ya estaba allí, y no se volvió a mover. 

Pasaron tres días, en los que Terion hizo guardia, revisando las casas aledañas. Recolectaba alimentos a medida que lo necesitaba, el árbol parecía crear un ambiente propio, manteniendo una temperatura templada por lo que no necesitaba de fogatas, en cambio comenzaron a aparecer insectos luminosos, que sólo había visto cuando niño, cuando los campos estaban verdes y bastos; y era suficiente para iluminarse durante la noche. Llamó a sus búhos y todos ellos llegaron y se quedaron en el gran árbol haciendo nidos, lo que facilitaba mucho las cosas a la hora de enviar mensajes. Comunicó la situación de WuFei y Sandrock al anciano, y pidió que enviara tropas necesarias para ayudarle a resguardar el lugar, hasta que sacaran al amo, ya que era más que seguro que pronto serian notados. También se arriesgó y se contactó con el rey de Saltree, enviando a su mejor búho, a sabiendas de que no se dejaría tocar por otro que no fuera su destinatario. En esos tres días WuFei durmió sin moverse de su lugar, lo examinó un par de veces, incluso lo movió un poco y estaba profundamente dormido, arrullado por algunas raíces y pequeños animales que comenzaron a acercarse a vivir al árbol. En cuanto despertó, las raíces y los animales se alejaron de él, y parecía algo desorientado, de tanto dormir. 

-¿Terion? 

-Buenas tardes...  

-¿Cuánto dormí? 

-Tres días... estabas muy cansado. 

-Fue mucho tiempo, debí despertar antes. 

-No, si vamos a hacer algo debes descansar lo necesario. Date un baño, tengo ropa limpia, y haremos planes. 

WuFei, se comportó extrañamente sumiso. Se acercó a uno de los pozos y sacando agua directamente de él se la echo encima. 

-Listo…  

-¡No hagas eso! Por favor báñate apropiadamente… ¡qué diría el amo…! 

WuFei pareció pensarlo y volvió a tirar el balde dentro del pozo, para luego llenar otro a sus pies y llevarlo dentro de la casa más cercana. Había una tina sobre una especie de fogón de barro, donde colocó agua hasta llenarla, y encendió el fuego. 

Mientras comenzaba a calentarse el agua, Terion entró sin decir nada y le dejó ropa limpia en una banca cerca de la tina. WuFei sonrió para sí, y se desnudó por completo para luego meterse a la tina. El agua estaba caliente y cristalina. Se notaba la energía que fluía en ella, eliminando todas las impurezas que el agua en sí no podía quitar. Se sentía rebosante de energía, pero por alguna razón no encontraba fuerzas para hacer nada. Cada vez que cerraba los ojos recordaba cómo Quatre desaparecía poco a poco entre las raíces sin ser capaz de acercarse a él, de poder sacarlo de aquel lugar. Intentó con todas sus fuerzas sacarlo de allí, con hachas y machetes que encontró por el lugar, y mientras lo hacía, el tronco engrosaba más y más, la vegetación a su alrededor brotaba y crecía desbordante, y las raíces de aquel árbol salían del interior de los pozos, haciendo brotar agua cristalina en ellos. 

Tenía que encontrar la forma de sacar al amo de aquel lugar. 

-Sé en lo que piensas – decía Terion tomando un balde para llenarlo de agua caliente y echarle en la cabeza a WuFei– pero en qué pensaba él cuando se convirtió en eso... ¿lo sabes? 

-Lo presioné demasiado... 

-¿Acaso... la armada...? 

-No lo sé... 

Terion le colocaba un líquido en el cabello, y lo talló con lentitud, haciendo que brotara un poco de espuma. Respiro profundo, y seleccionó sus palabras con mucho cuidado. 

-Recuerdo esa vez que tuvimos que socorrer una villa, ganaderos que habían perdido casi todo su ganado en un asalto de la armada. Una de las hijas del dueño, y su esposa... no soportaron la entrevista... 

-Crees que... 

-Tal vez, tal vez no... tal vez no le pasó lo mismo que a ellas... pensarás “es un hombre, no pasará por lo mismo” pero no deja de ser que lo hayan violentado de alguna manera... además de que probablemente sólo hacia ese tipo de cosas con la persona que ama... 

WuFei se volteó con sus ojos como platos, ente pálido y avergonzado, mientras Terion lo observaba muy serio. 

-Creías que nadie lo sabía... pero era muy notorio. Incluso el anciano... el anciano te envió algo, pero mejor termina. Te esperaré afuera. 

Terion salió algo divertido de la expresión de WuFei. Solo esperaba que dejara de mortificarse tanto, como tal vez había hecho durante los días que estuvo solo, y comenzara a tener esperanza en que podía dar vuelta las cosas. 

Ambos se reunieron bajo el gigantesco árbol. Dispusieron una mesa un par de sillas y comenzaron a comer lo que Terion había recolectado en los alrededores. 

-Ten – le entregó el pergamino sellado y hablaba mientras comía – esto lo envía el anciano. 

WuFei leyó el pergamino cerca de 3 veces, tratando de convencerse de lo que allí decía y se levantó de la mesa, sin probar bocado alguno. 

-Esto... esto es un edicto... si lo firmo... ¿pero en que estaba pensando...? - estaba claramente alterado – ¡no voy a convertirme en rey! 

-¡¿En rey?! 

-Si firmo esto, le declaro la guerra al rey... - WuFei dejó el pergamino a un lado y luego de sostener su cabeza entre sus manos por un rato, comenzó a comer en silencio, pensando en que se le habían juntado demasiados problemas a la vez. 

El resto del día WuFei no emitió palabra alguna. Estaba enfrascado en sus propios pensamientos, yendo y viniendo entre las cabañas y el gran árbol. Para cuando se hizo de noche, Terion descansaba en el interior de una de las casas más cercanas al árbol, mientras WuFei se encontraba sentado sobre una de las raíces, observándolo. Los insectos luminosos eran suficientes para poder distinguir lo que había a su alrededor, y por alguna razón, parecían llegar más y más con cada día que pasaba. 

Jamás iba a ser capaz de gobernar, no tenía seguidores, no tenía ejército. Sólo él. 

Con asombro vio como la raíz se levantaba levemente y se retorcía sobre sí misma para alcanzarlo y enrollarse levemente en una de sus manos. 

-Quatre... por favor sal de ahí...prometo que te sacaré como sea... 

A la mañana siguiente, Terion podía escuchar a lo lejos unos golpes constantes. Se quedó muy atento con su espada en mano, pero se dio cuenta de que era el único sonido que llegaba a él. 

Se vistió rápidamente y salió de la casa para encontrarse a WuFei a torso descubierto con vendajes en ambas manos tratando de cortar parte del tronco, el cual era increíblemente grueso. 

-¿Qué hace? 

-Intento sacar a Quatre... 

-Sabe que se va a regenerar... 

-Debo intentarlo, no estoy tranquilo sin intentarlo... debo sacarlo de ahí. 

-¿El pergamino? 

-En la mesa... 

Terion se acercó a la mesa, y sacó una fruta que hacía de pisa papel para que el pergamino no se volara. Lo que vio, sabía que iba a pasar. 

-No está firmado... 

-No seré rey... los Peacecraft tienen la línea de sucesión, no me interesa el puesto. 

-Nadie lo obliga, pero podría tomar el trono, para entregarlo a la Reina Fugitiva. 

WuFei detuvo su actuar por un momento y se quedó observando a Terion, pensando en si sería lo mejor entregar el trono a la hermana fugitiva del rey, quien tuvo que abandonar el reino a cambio de que su cabeza siguiera sobre su cuello. 

-Tal vez... - fue su única respuesta, y continuó cortando el árbol con más fuerzas que antes. 

Así transcurrieron varios días, en lo que Terion se aseguraba de que WuFei no se descuidara tanto. Casi no comía, casi no dormía. Se dedicaba a intentar cortar el árbol, pero este era tan grueso, que apenas y si había sacado algún trozo de la corteza. 

Para sorpresa de ellos habían llegado algunos habitantes de aldeas cercanas a ver el árbol tan gigantesco y Terion les explico la situación, que Sandrock estaba dentro del árbol, y con esa explicación los aldeanos se marcharon para regresar a ofrecer sus respetos a la deidad. 

WuFei no le dio importancia, pues eran personas que habían sufrido tanto o más que ellos por los cambios que habían atravesado. Nadie le preguntó por qué hacia lo que hacía cada día, por que Terion se había dado la molestia de explicarle al que quisiera saber que había que sacar a la deidad del árbol y en cuanto algunos se decidieron a prestar su ayuda, las raíces reaccionaban y se alzaban para evitar que otros se acercaran. Parecía como si WuFei y Terion fueran los únicos que pudieran estar cerca. 

Esas personas que iban día con día comenzaron a quedarse, adueñándose de las casas, levantando pequeños campamentos. Para cuando se dieron cuenta, ya había unas cien personas en los alrededores, por lo que tuvieron que poner reglas para evitar dañar el ambiente que Sandrock había creado, para evitar peleas y designar tareas. Si se iban a quedar, debía ser todo en orden, o serían expulsados por la deidad. 

Al paso de los días, llegaron monjes y soldados del templo para ayudar. Todos siempre dispuestos a lo que WuFei o en su defecto Terion ordenaran. Los aldeanos no tenían permitido tocarlos u ordenarles nada, como hacían cada vez que eran llevados como esclavos a las aldeas. Estaban allí por voluntad propia.  

Pasaron los días y vieron cambiar la temporada de forma muy sutil; con el tiempo las hojas se tornaron rojizas en donde se formaba el techo frondoso sobre sus cabezas, pero hacia arriba se tornaban amarillentas y verdes, sin caer del todo, formando leves capas de hojas secas con las que jugaban los niños, y usaban aves y animales para reforzar sus nidos y madrigueras. Estaba prohibido cazar innecesariamente. Mataban a 1 o 2 animales por semana, dependiendo de lo que almacenaban para comer. No estaba permitido acaparar los recursos, y todos debían recolectar y ser repartido por igual, para que a cada familia no le faltara nada, siempre pensando en aquellos que habían llegado con apenas fuerzas para moverse. Habían formado una pequeña comunidad y era cuestión de tiempo que la armada o la guardia real se enterara, por lo que comenzaron a entrenar a quién quisiera luchar, en caso necesario. Para ese entonces WuFei se veía más descansado y mejor alimentado, incluso un poco más fuerte de lo que se veía antes. Tal vez de tanto intentar cortar el árbol, pero ya se había detenido. Pasaba sus días meditando junto al árbol, y se podía ver como las raíces se les abrazaban a las piernas, y lo trepaban sin lastimarlo, como consolándolo. se había dejado la barba y vestía modestamente como guerrero, por lo que las jóvenes que quedaban impresionadas de su persona ignoraban el hecho de que era monje, hasta que preguntaban a Terion y se daban cuenta de que era demasiado tarde, puesto que era fiel a Sandrock, en todas sus formas. 

Y así, al llegar a la temporada de flores y nuevos botes, se dieron cuenta de que ya habían pasado seis meses, y aun no había ni un atisbo de la guardia del rey o de la armada. 

Terion quien había decorado el árbol con sogas de colores y pajareras para los búhos que habían ido con él, preparó mensajes para el anciano del templo, y para los monarcas de Saltree. WuFei había vuelto a intentar cortar el árbol, usando otra técnica, ayudado por su aura asesina, y le había dicho a Terion que organizara la guardia, que aumentara la dote, pues creía que serían atacados tarde o temprano por cualquiera de los ejércitos. Si no ambos. 

Doblaron la vigilancia, y a los pocos días divisaron la llegada de un ejército. 

WuFei observo por uno de los puntos de vigilancia que Terion había preparado para ellos entre las ramas más bajas del árbol, y se dio cuenta de que no eran enemigos. Había que comenzar a preparase para la batalla. 

-Refuercen la vigilancia del lado suroeste, tenemos refuerzos – decía WuFei a Terion mientras bajaba del árbol, para dirigirse a las caballerizas. 

-¿¿Son de Saltree?? 

-Sí, vienen los reyes. 

El guarda montó uno de los caballos a pelo, y cabalgó a toda velocidad hacia la frontera en dirección a Las Colinas Rojas, donde un ejército con lanzas decoradas con banderas doradas inundaba el horizonte.  

WuFei llegó más allá de donde el árbol estaba, muy cerca de las colinas, frente a una gran cueva que allí estaba y espero hasta que apareció el primer grupo de soldados, que se abrió paso para situarse a los costados de la cueva, mientras otra comitiva se acercaba, rodeando a un par de caballos ataviados de sogas doradas y rojas, que iban montados por un par de jóvenes, que vestían armaduras ligeras que simulaban escamas. Uno vestía en verde y el otro en negro. 

Una joven de cabello negro corto, de puso delante de ambos y desenvainó una espada muy delgada, cortándole el paso a  WuFei 

-¡Atención! ¡Está frente a los reyes de Saltree! No avanc... 

-Hilde... está bien. ¡Él puede acercarse todo lo que quiera! - exclamó el joven de verde quitándose el yelmo, para dejar caer una larga trenza castaña, mientras desmontaba y se le acercó a WuFei quien lo recibió con los brazos abiertos, atrapándolo en un fuerte abrazo, que dejó boquiabiertos a casi todos sus acompañantes. - ¡¡Deseaba tanto verte WuFei!! Aunque sea en esta triste circunstancia, me alegro mucho de verte. 

-¡A mí también Duo! De verdad me alivia tenerte cerca en este momento.  

Ambos se acercaron al otro joven quien desmontaba, y se quitaba el yelmo, mostrando un rostro un tanto inexpresivo tras sus ojos azul oscuro. 

-Heero, este es WuFei, el hermano del que te hablé... WuFei, él es su majestad Heero Yuy, rey de Saltree. Mi esposo. 

Ambos se acercaron y se saludaron de antebrazo, sintiendo la mirada complacida de Duo. 

-Espero me cuentes alguna historia de Duo, ya que él no lo hace – dijo Heero con una sonrisa algo maliciosa. 

-Sé varias vergonzosas... 

-¡¡No vinimos a esto!! - Duo replicó avergonzado de ser el centro de atención. 

Mientras discutían no pudieron evitar las risas entre ellos, mientras su séquito permanecía inmóvil e inexpresivo a su alrededor. 

-Acerquémonos al campamento, los estábamos esperando. ¿El anciano no vino con ustedes? 

-Debido a las circunstancias, decidimos que lo mejor era no exponerlo. Después de todo, si firmas el edicto, él pasaría a ser enemigo del rey. Y nosotros estamos haciendo una invasión pacífica ya que ingresamos por un área no permitida... ser un reino semi nómade tiene sus ventajas, así que no se darán cuenta de nuestra presencia hasta cuando ya no puedan hacer nada al respecto. 

Se dirigieron al campamento con la seguridad de que sólo ellos sabían de su presencia, quedando asombrados ante la visión de aquel gigantesco árbol situado en medio de la nada, generando un oasis verde frente a sus ojos. 

Llevaron a los animales a pastar, mientras eran recibidos por los habitantes de la pequeña aldea que vivía en torno al árbol. Los reyes junto con WuFei y Terion se reunieron en la choza que WuFei usaba de refugio. 

-… y esas son las circunstancias...  

-¿Me estás diciendo que un dios de otro mundo está dentro de ese árbol... por voluntad propia...? - Duo estaba muy incrédulo de lo que había escuchado. 

-No sé si por voluntad propia... pero hay que sacarlo, antes que el rey se dé cuenta.  

-Yo creo que sí es por voluntad propia... - comentó Terion, algo pensativo –tal vez no tenía intenciones de regresar a su mundo... 

-Él sabe que debe regresar... es demasiado peligroso... se quedó sólo con Barton y ... temo que haya pasado lo peor... 

-¿Te lo dijo? - preguntó Heero, quién estaba junto a Duo. 

-No dijo nada... 

-WuFei... si algo pasó, creo que te lo hubiera dicho. Si sólo quería escapar, tal vez nada paso, tal vez llegaste a tiempo... - Duo sonaba convencido, esperando darle algo de esperanza a su hermano de crianza. 

-No lo sé. - era un tema que exasperaba al guarda, ya que era algo a lo que no tenía respuesta - Y creo que jamás lo sabré. No mientras esté ahí dentro. 

-¿Y cómo pretendes sacarlo? - Terion sabía de primera mano que todos los intentos por sacarlo, en esos meses, habían fallado, sin haber logrado un rasguño en la corteza. 

-Intentaré de nuevo en una semana. Ya tengo todo preparado. -esta vez WuFei parecía convencido de su plan. 

-Bien... nos asentaremos aquí. ¿Crees que vengan los guardias del rey? - Heero parecía estar pensando por adelantado en todas las opciones que se avecinaban, dada la situación en la que estarían a partir de ese momento 

-Probablemente. Pero de ser así, Quatre nos protegerá. 

-¿Como puedes estar tan seguro de ello? - Duo estaba incrédulo, ¿cómo alguien sin acceso al exterior sabría de lo que pasa afuera? 

-Sólo lo sé.  

-Todo esto me da algo de miedo... - Duo sintió la mano de Heero deslizarse hacia la suya, dándole seguridad de que todo estaría bien - ¿y qué harás con el edicto...? ¿lo firmarás? 

-No creo poder hacerlo... nos pondría en peligro a todos... 

-No más de lo que ya estamos – interrumpió Terion muy serio – le robaste al rey. Y aunque él te robara a ti, robarle a él es traición. Además, eres un monje, el más peligroso de Ásturis. Querrá deshacerse de ti sí o sí. Sin contar que mermaste notablemente su ejército. Sabe de ti, y sólo por eso ya estás en su mira. Lo del amo Sandrock es un tema aparte. 

-¿Cómo sabes que fui yo? 

-Pasé por la ciudadela buscando tu rastro, y había algunos sobrevivientes suplicando su retirada de la armada. El monstruo de ojos negros estaba al acecho. 

-¡WuFei! - Duo lo miraba espantado, como no creyendo lo que estaba escuchando – ¿usas Intimidación...? 

-Lo tiene muy perfeccionado – respondió Terion en su lugar. 

-Debe ser alguien muy importante para ti si llegas a usar esa técnica. 

-Lo es... -respondió WuFei muy pensativo – saber que estábamos destinados a estar juntos, aún sin la existencia de Sandrock me hizo muy feliz... pero jamás dije nada. Me arrepiento de ello. Me arrepiento de no haber dicho muchas cosas. Es por eso que deseo sacarlo de allí... 

-¿Y si él no quiere ser sacado? - Terion volvía a plantar la duda en él - Los he observado todo este tiempo, todos nosotros. ¿Y si él no desea irse? Ha visto lo calmado que es a pesar de estar en un mundo completamente distinto al suyo, lo he escuchado recordar cosas de su tierra, pero jamás escuché de sus labios que quisiera regresar... sólo usted lo dice...  

-Si Heero me dijera que regrese a mi tierra, pensaría que está renunciando a mí. 

-Te lo dije una vez... y me arrepentí en el instante en que lo hice. 

-Ya no te puedes arrepentir – decía Duo divertido, sonriendo a Heero - tendrás que aguantarme por el resto de nuestras vidas. 

-Con mucho gusto – Heero acercó la cabeza de Duo y le besó en la coronilla. 

-¿Qué...? ¿Qué pasará... si firmo el edicto? 

-Bueno... deberás ser reconocido como autoridad por otra autoridad externa. Una vez que eso suceda, podrás exigir el trono  

-No me interesa el trono... 

-Deberás abandonar tu título de monje, puedes darle el trono a la reina fugitiva después... como rey puedes proteger al amo Sandrock con ejércitos... 

-¡No tengo un ejército! No tengo reino, no tengo nada... no tengo seguidores, no quedan aldeas, quien va a querer luchar por alguien a quien no conocen, no confían en su rey, ¿confiaran en otro salido de la nada? 

-WuFei... nosotros somos los reyes de Saltree... el anciano es autoridad de las deidades, con nuestra aceptación serás reconocido como... 

-No quiero el título de rey. Pero si pudiera... si comandara un ejército... si tuviera poder sobre esta gente... no dudaría en terminar con todo esto... y pedirle al amo que se quede a mi lado. 

 


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