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Lüdí por Rael Amicsis

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23. Saltree 


 En el horizonte, en medio de las dunas de arena se podían observar grandes edificaciones que se iban uniendo en muros y elevando hacia el centro, en donde se podía observar una gran mansión, que contaba con un espacio muy abierto para poder detener los grandes globos en los que viajaban. En los alrededores podían ver a los habitantes de Evergreen esperando, rodeados de soldados de Saltree. De entre ellos, una mujer de melena castaña destacaba como alguien de mayor rango y se acercó al transporte de los reyes.  

-¡Katherine! – saludó Hilde adelantándose a los reyes – espero esté todo en orden.  

-Señorita Hilde, gracias a las instrucciones reforzamos las tropas en la frontera y descubrimos un par de escuadrones tratando de ingresar de manera ilegal. Hemos cerrado todos los accesos hasta nuevo aviso, y han ingresado sólo aquellos con invitación real, incluso los comerciantes. 

 -Muy bien. Majestades, creo que todo está listo.  

Heero y Dúo bajaron del trasporte y toda la tropa presente se inclinó en una profunda reverencia para darles la bienvenida.  

 -Mis soldados – comenzó Heero mientras los demás bajaban del trasporte – Les presento al nuevo General y Regente de Asturis, el maestro WuFei Chang. La situación actual con Asturis es complicada, y hemos accedido a dar asilo a todos los residentes seguidores del General Chang. Todas estas personas serán registradas como residentes temporales de Saltree, residentes permanentes de Evergreen. Hilde te encargo el registro detallado de todos los que están aquí. Una vez que hayan sido registrados serán llevados a residencias de descanso y seguiremos nuestro viaje a Terera.  

 Los habitantes de Evergreen comenzaron a acercarse al general en busca de respuestas, mientras Terion y algunos monjes hacían de escudo entre ellos y los civiles.  

 -Escuchen – WuFei había alzado la voz y todos en su presencia comenzaron a sentir la presión que su aura estaba ejerciendo – Es nuestra misión resguardar a cualquier costo a nuestro amo Quatre. Evergreen lo sabe. Esperamos que Saltree también lo comprenda. Es nuestro deber asegurarnos que él pueda seguir adelante, ya que será él quién nos libere de la enfermedad que ha azotado a todo Lüdí. El Rey Peacecraft lo quiere para su propio beneficio olvidándose de todo los demás. Por favor si algo sucede mientras estamos aquí… recuerden mis palabras. No tendremos más oportunidades de reparar nuestro mundo.  

 Quienes provenían de Evergreen hicieron una leve reverencia con la mano derecha sobre el pecho, mientras los soldados de Saltree se miraban entre sí, con expresiones extrañas, mientras observaban a sus reyes hacer el mismo gesto de compromiso hacia WuFei y el joven que sostenía su mano.  

 -WuFei… no me siento bien…  - la voz de Quatre le llegó débil a los oídos y alarmó a todos quienes estaban cerca de él – me cuesta respirar…  

 -Será mejor que no toque el suelo… Dúo, dejaremos a Quatre en uno de los trasportes.  

 Mientras Dúo habilitaba una de las plataformas para que Quatre descansara, WuFei lo alzó en brazos, y delató inmediatamente una pequeña flor blanca que había crecido de la nada debajo de los pies del joven.  

 Los soldados de Saltree se quedaron observando estupefactos aquella pequeña flor y uno de ellos se atrevió a acercarse a mirarla de cerca, mientras los monjes cerraban en Paso detrás de WuFei, cubriéndole la espalda.  

 -¿Qué es esto? ¡¡Jamás vimos flores en las colinas!!  

-Tranquilo soldado…  - Heero se acercó a sus soldados mientras Dúo ayudaba a WuFei con Quatre. – aquel joven debe ser protegido a toda costa, tal como el general Chang lo pidió. Lo demás será explicado en su momento.  

 Aquel día prepararon los registros y los transportes, y aquellos que ya estaban registrados fueron puestos en residencias en los alrededores de la mansión central.  

 Dejaron a Hilde y Terion a cargo de ello mientras Katherine y los reyes guiaron a WuFei y Quatre al interior de la mansión, en un gran salón donde podían comer algo y descansar antes de continuar el viaje. Allí se encontraban algunos soldados descansando antes de hacer la siguiente guardia, y sin titubear se levantaron para saludar a sus soberanos.  

 -Descansen, si no les molesta compartiremos la mesa con ustedes.  

 -Majestades, tal vez ustedes no deban de comer esto… los alimentos que guardamos aquí no son los de mejor calidad…  

 -¿Qué sucedió con lo que enviamos?  

 -Fue enviado a Terera, allá están distribuyendo todo… los nómades comenzaron a asentarse en las afueras, sólo los puertos como este están funcionando… - Katherine se inclinó ante los reyes en una profunda reverencia – sabemos que han hecho todo lo posible por su pueblo, pero aquellas provisiones ya no son suficientes.  

 -Qué pasó con los terrarios?  

 -Los terrarios se contagiaron… fue imposible salvar toda la cosecha, pero la población dejó de enfermar, así que no todo son malas noticias.  

-El aire de aquí es muy seco – Quatre tomó para sí uno de los grandes platos llenos de fruta que había sobre la mesa, y se sentó aun sintiéndose un poco mareado – sabe a suciedad, no a arena. Es ese sabor que queda después de purificar el agua… a cambio de la ayuda de Saltree, nosotros les ayudaremos.  

 -Amo Quatre… puedo notar que aún está algo indispuesto 

 -Sí, WuFei… pero creo que es por lo mismo… está tan contaminado que, sin querer comienzo a purificar el aire a mi alrededor, aunque sea un poco. Tal vez sea así adonde sea que vaya por primera vez. En Asturis purifiqué una gran cantidad y creo que por eso después ya no fue tan terrible estar en esas tierras. Así que, si quiero permanecer aquí, tendré que purificar un poco.  

 Mientras Quatre hablaba pasaba la fruta por sus manos y la colocaba de regreso en un plato vacío donde se podía ver la clara diferencia entre la fruta seca y mustia, y la fruta llena y colorida frente a ellos. Siguió haciendo lo mismo con todos los platos que estaban servidos sobre la mesa, incluso con las vasijas que contenían agua. El mismo aire de la habitación comenzó a sentirse más ligero, y pronto todos los presentes se sintieron de alguna forma mucho mejor.  

WuFei estaba atento a las reacciones del joven amo, pero a simple vista parecía estar bien, salvo por a baja intensidad de su energía, que era notoria para él y Dúo.  

 -Su energía… WuFei, ¿él estará bien?  

 -Sólo debe descansar… ya lo maneja mejor…   

 Aquella demostración espantó un poco a los soldados de Saltree, y pronto WuFei se levantó y tomó a Quatre entre sus brazos, quién pareció dejarse llevar, lánguidamente.  

 -Los llevaré a su habitación… por favor no desperdicien el esfuerzo de nuestro invitado.  

 Dúo se levantó guiando a WuFei hacia un pasillo mientras Heero les daba el pase a los presentes para que comieran de lo que había en la mesa.  

 -No olviden llevar de comer a nuestros invitados, hasta que todo esté listo, la seguridad en el puerto de Dunas, es máxima.  

 Un par de soldados tomaron un par de platos que llevaron con ellos hacia la plataforma de transportes, mientras los demás repartían lo que quedaba entre ellos.  

 En una de las habitaciones Dúo ayudaba a WuFei y a Quatre a instalarse. El aire estaba caliente, y pronto comenzó a cambiar.  

 -¿Necesitas algo, WuFei?  

 -No… tengo todo conmigo. Dúo, no sabemos cuánto tiempo estaremos aquí… 

 -No te preocupes. Hablaré con Terion, y mantendremos máxima seguridad. Nadie se moverá en Dunas sin que lo sepamos.  

 -Lo sien-to Dúo…  

 -Quatre, no hay nada qué disculpar… si nos vas a ayudar, esto es lo menos que podemos hacer.  

 Dúo se marchó de la habitación mientras WuFei le daba de comer bayas negras a Quatre. Luego de que las comiera, cerró un visillo que le daba una ligera sombra apaciguando un poco el calor. El general podía sentir que el joven se encontraba más fuerte, pero aun así era mejor descansar.  

 -Quatre, no conozco este lugar más que en los mapas. Así que espero no tengamos que huir a toda prisa.  

 -Estaremos bien…  creo que podré viajar en cuanto se pueda… evitaré usar mi habilidad lo mejor que pueda, hasta que estemos seguros en Terera. 

 WuFei comprobó su temperatura tocando su frente y al sentirlo normal, se inclinó sobre él y se recostó a su lado dejando el visillo cerrado. 

 -Creo que también descansaré.  

 Quatre lo besó suave en los labios y se acurrucó en su pecho, a pesar del calor y del aire seco, que poco a poco se sentía más ligero y limpio, se durmieron abrazados, hasta sentir unos leves golpes en la puerta.  

WuFei abrió los ojos de forma inmediata, dándose cuenta de que ya estaba oscuro. Quatre seguía durmiendo entre sus brazos, como peso muerto. Al parecer los últimos acontecimientos lo habían dejado agotado. Aquella siesta fue como un parpadeo.  

 Se levantó suavemente tratando de no despertar a Quatre, y se acercó a la puerta, donde Terion lo esperaba cargando su espada.  

 -¿Qué sucede?  

 -Un motín… además encontramos a otro infiltrado de la armada. Dúo es el único que sabe en qué habitación están y ahora yo, así que no te preocupes. Pero debemos hablar.  

 -Entra…  

 Terion ingreso a la habitación y ambos comprobaron que Quatre seguía durmiendo. Mantuvieron la habitación a oscuras y se sentaron junto a una pequeña mesa para dos que se encontraba en una esquina.  

 -Quedaba un infiltrado. Salió al descubierto tratando de hacerse pasar como padre de un huérfano que estaba viviendo en Evergreen. El pequeño confesó que el hombre lo mataría si decía algo, y el tipo confesó que estaba esperando el momento para enviar la información de nuestra ubicación. Lo ejecuté en el acto.  

 -¿El motín?  

 -Si…  un par de soldados de Saltree que vieron lo que el amo hizo y asaltaron al rey Dúo. Quisieron sacarle la ubicación del amo Quatre, pero fueron ejecutados inmediatamente por él. Al parecer no estaremos muy seguros aquí.  

 -Bueno, era de esperar. Pero aun así estamos más seguros de lo que estaríamos en Asturis. ¿Cuándo creen que podremos viajar?  

 -Cuándo el amo pueda. La gente está nerviosa y decidieron acampar en la plataforma de los transportes. Nadie desea separarse del grupo hasta estar seguros.  

 -Podríamos irnos ahora. – Quatre estaba sentado sobre la cama, pero sólo se veía su silueta – esto no terminará hasta que haga lo que vine a hacer.  

 -Amo Quatre, en Terera puede ser tan peligroso como en Asturis…  

 -Terion, si lo que dicen del resto de Lüdí es verdad, entonces cualquier lugar es peligroso. Pero sé que con la ayuda de ustedes podré lograrlo.  

 Tras meditarlo por un par de minutos, Terion se puso de pie, e hizo una pequeña reverencia hacia Quatre.  

 -Avisaré a sus majestades que preparen el viaje.  

 Las preparaciones fueron rápidas. Los trasportes ya estaban cargados y en un par de horas ya estaban viajando en medio de la noche rumbo a la capital de Saltree, Terera.  

 Las naves parecían medusas flotando sobre la arena, con sus velos reflectantes. El cielo parecía un mar de estrellas y Quatre parecía disfrutar de aquel viaje sentado en un gran cojín entre las piernas de WuFei.  

 -¿Está bien que estemos sentados así?  

 -¿Así en público? – WuFei jugaba con la mano izquierda de Quatre y entrelazo sus dedos - Si no le molesta, amo Quatre, creo que esta es la mejor parte de haber dejado de ser monje. 

 -No me molesta. Me gusta estar así contigo. – sonreía sonrojado presionando un poco sus dedos – En mi mundo, no podría hacer algo como esto. Es mal visto, aunque los tiempos cambian, Ahora debo acostumbrarme a que todos nos vean.  

 -Jajaja… bueno para su tranquilidad, a los demás no les importa.  

 Quatre comprobó que los reyes de Saltree conversaban en otro rincón sentados en un gran cojín, con las piernas entrelazadas, bebiendo té. Terion estaba muy cerca de ellos, pero hablaba con un soldado de Evergreen, al parecer el que estaba en la tienda con ellos, y un poco más cerca del mando del trasporte se encontraba Hilde con un grupo de soldados revisando cartas de viaje, mapas y enviando mensajes de luces a los otros transportes que se movían cerca de ellos. Aún debía acostumbrarse a que Lüdí era muy diferente a su anterior mundo.  

 Permanecieron así abrazados por un buen rato hasta que comenzaron a ver las luces que se agrupaban en una gran edificación en el horizonte.  

 -Terera – anunció Heero acercándose a ellos – nosotros llegaremos de forma directa a palacio. Los residentes de Evergreen serán puestos en custodia para su registro como ciudadano temporal de Saltree. Luego de un descanso veremos el paso a seguir.  

 -Ellos estarán a salvo, ¿Cierto?  

 -Si tanto le preocupa, yo podría ir con los guardias para el registro – Terion se acercaba a ellos y le extendió una cantimplora pequeña que Quatre comenzó a beber sin pensarlo dos veces.  

 -Gracias, Terion… sí, por favor. Causaré revuelo en Terera, y no quiero que ellos paguen las consecuencias.  

 WuFei agradeció el gesto de Terion, ya que al parecer el nuevo ambiente comenzaba a afectar al joven amo, de quién podía sentir cómo su energía ascendía en oleadas tratando de evitar usar su habilidad por accidente.  

 -Intentaré estabilizar su aura, amo Quatre. Pero temo que no durará por mucho tiempo.  

 -Está bien, WuFei. Creo que tendré trabajo en Terera antes de hacer cualquier otra cosa.  

 La llegada a Terera fue tranquila. Terion fue guiado al área donde desembarcaron y harían el registro de los civiles, mientras que WuFei y Quatre fueron guiados por Heero y sólo por él, al interior de la residencia de los reyes.  

 Los muros estaban bellamente decorados por relucientes mosaicos y piedras preciosas incrustadas en los pilares y terminaciones. Las puertas eran pesadas y gruesas, de madera y rejilla, haciendo que circulara el aire fresco por toda la residencia. Había pinturas de mapas, representaciones de batallas y armaduras decorando los pasillos. Los colores eran vivos, y los jardines interiores se veían aún vivos, pero se notaba el efecto de la enfermedad en ellos.  

 -Aquí también…  

 -Sí…  gracias a lo que nos dieron en Evergreen nuestros ciudadanos se recuperaron y se mantuvieron saludables. Esto es lo que no podemos arreglar. Aquí esta su habitación. Sólo yo sé en qué habitación están. Los guardias harán sólo guardia externa en el palacio y la servidumbre sólo circulará en las áreas comunes. Nadie tiene permitido venir a las habitaciones, por lo menos por ahora. Así que si desean algo de comer deberán dirigirse a la cocina, por el mismo pasillo por el que vinimos.  

 -Muchas gracias, Heero.  

 WuFei y Quatre ingresaron a la habitación y vieron que sólo contaban con lo básico. Unos jarrones de agua para beber junto a una mesita de desayunar, una cama con visillos y a los pies de esta un banco donde sentarse. En un rincón había una gran tina vacía que se podía ocultar con una gran mampara de hilos y cuentas tejidas. Había muchos cojines sobre la cama y en el taburete. También una alfombra muy mullida donde Quatre no resistió y pasó sus pies descalzos deleitándose en la suavidad que tenía.  

 -¡Es tan suave! 

 -Jajaja, sí… en Terera se especializan en pieles, tejidos y piedras preciosas. 

 -No vi animales….  

 -Tal vez ya no hay… ya no sabemos qué es lo que queda, Quatre. Asturis tenía un poco de esperanza por todo lo que hizo en las aldeas… pero si el rey tomó eso… a esas personas, no les queda mucho tiempo.  

 -Lo mejor será descansar. Si no estamos bien, no hay mucho que podamos hacer.  

 WuFei besó a Quatre en las palmas de sus manos y lo guio a la cama cubierta por un visillo. La única luz que tenían encendida era una lámpara de aceite junto a la mesita de noche, que WuFei apagó antes de meterse a la cama junto a Quatre, quién ya se había quitado casi toda su ropa. La luna aún iluminaba a través de las ventanas con persianas de madera, y el visillo resplandecía detrás de Quatre.  

 -Amo…  

 -No quiero perder nuestro tiempo…  - se explicó Quatre mientras empujaba a WuFei suavemente contra la cama – porque se siente como si cada vez, fuera menos.  

 El General tomó al joven por la nuca y lo hizo inclinarse hacia él abriendo sus labios para darle un beso profundo como si fuera el último, y eso hizo recordar a Quatre las sensaciones que Sandrock había dejado en él de todas las ultimas veces que había tenido junto a Sheng.  

 Le hizo acelerar el corazón, y por un momento se olvidó de la tristeza que aquellos recuerdos habían dejado en él, y se concentró en las manos grandes y fuertes que lo recorrían con cierta urgencia tocando todos los rincones posibles.  

 En otra habitación Heero y Dúo compartían de una pequeña taza humeante.  

 -Se acabó el té de Evergreen – se lamentó Dúo al servir la última taza.  

 -Según lo que vimos, lo que dijo el anciano es cierto… entonces supongo que seremos capaces de beber todo el té que queramos.  

 -Heero, no me refiero sólo al té…  nosotros…  

 -Sé a lo que te refieres – interrumpió Heero tomando la taza de sus manos y bebiendo un poco – No debes temer. Pase lo que pase, el resultado que sea, seguiremos juntos. Casi te perdí allá por esta oportunidad. La última oportunidad.  

 -Ven – Dúo tomó la taza de té y bebió lo que quedaba para luego dejarla sobre la mesa de desayunar, y tiró de la mano de Heero para guiarlo a la cama, abriendo el visillo – creo que nos vendría bien un poco de distracción. 

 Heero se sentó en medio de la cama mientras Dúo se arrodillaba detrás de él, pegando su pecho a su espalda, pasando sus manos con firmeza por sobre los brazos y hombros de su compañero.  

 -Eso se siente muy bien – susurró Heero agachando la cabeza mientras sentía aquellas manos recorrer desde sus hombros al cuello.  

 Dúo aprovechó para dar un leve mordisco en el cuello de Heero, quien dejó salir un suave gemido. Ante la respuesta, Dúo continuó masajeándole los brazos soltándole la holgada camisa que llevaba puesta, dejando expuesto su torso, y continuó pasando sus manos por el pecho descubierto, dejando caer su peso sobre él, mientras se inclinaba lo más que podía para alcanzar sus mulos, haciendo que su miembro se frotara contra su espalda.  

 -Haremos un pequeño masaje aquí… está un poco tenso…  

 -Creo que necesito algo más que eso… - Heero sonrió mientras sentía las manos de Dúo buscando en su entrepierna. 

 -¿Un masaje, su majestad?  

 Heero tiró del brazo de Dúo y lo dejó recostado sobre sus piernas, donde aprovechó de alzarlo lo suficiente para besarlo.  

 -Todos los masajes que pueda esta noche, su alteza…  o hasta que alguien nos interrumpa por algún motivo.  

 Dúo comenzó a reír a carcajadas mientras Heero comenzaba a quitarle el cinto que sostenía sus pantalones y se los quitaba deslizando su mano por la pierna, para luego regresarla hacia su entrepierna, buscando entre la suave piel de sus genitales, su entrada ya algo dilatada. 

 -¡Ngh! Usted sí que va al punto, su majestad. 

 -He querido hacer esto desde que nos conocemos… 

 -Llevamos juntos 6 años… - Duo podía sentir como Heero deslizaba las puntas de sus dedos por su pequeña entrada – y hacemos esto siempre que podemos, ¡mmmh!  

 -Exacto… siempre quiero hacerte mío – Heero movía sus dedos dentro de él abriéndolo un poco más – y que tú me hagas tuyo, y así de nuevo, una y otra vez… hasta que nos hartemos algún día. 

 -¿Y acaso no… es así…? ¡ah! – Duo sentía los dedos de Heero tocar todo su interior, mientras este se retorcía sobre sus piernas – casi cada noche… 

 -Cada noche no me basta… y como dije, algún día será “hasta que nos hartemos” 

 -¡Me vas a aaaaaagh! ¡Heero! 

 Duo hizo la cabeza hacia atrás al sentir que Heero tocaba su punto débil. Una especie de onda eléctrica le recorrió desde su bajo vientre hasta la punta de sus dedos 

 -¿Está bien así? – Heero seguía acariciando su interior, mientras se deleitaba la vista de sus dedos desapareciendo dentro de él, y como se soltaba un poco más – ¿Quieres que siga? 

 -Noooo… voy a… Heero… 

 -Acaba cuanto quieras… - Heero se inclinó sobre Duo haciéndole alzar la cabeza con su mano libre para besarlo profundamente, acariciando su lengua con la propia – podemos empezar otra vez… 

 -Noooo… Heero, a-dentro… por fa-vor… así no… - Duo se le abrazó al cuello y volvió a besarlo con algo de desesperación – contigo… 

 Heero retiro sus dedos del interior de Duo y le ayudo a recostarse sobre la cama, dándole un respiro mientras se quitaba la ropa, y luego deslizó sus manos por el torso de Duo, ayudándole a quitarse la camisa que aún llevaba puesta. No pudo evitar ver la cicatriz blanquecina que tenía en un costado de su cintura. Y la verdad es que incluso si hubiera desaparecido, en su mente aún era bastante visible la forma, y el lugar en el que estaba. 

 Por un instante la preocupación cruzó por su rostro, y Duo al darse cuenta de ello, alzo una de sus manos para acariciarle el rostro suavemente, y le sonrió. 

 -Estoy esperando… estoy aquí a tu lado… nada cambió. 

 Heero tomó aquella mano y le beso la palma para luego pasar la lengua entre sus dedos, volviendo su mirada lasciva, como si ese lapsus jamás hubiese ocurrido 

 -Te amo tanto Duo… perdóname si no te dejo dormir… necesito calmar esta ansiedad… 

 -Siempre estaré aquí… Te amo, Heero. 

 Heero se inclinó sobre él para besarlo de lleno en los labios robándole el aliento por un instante, y mientras dejaba besos y marcas en su cuello y hombros, hizo que se volteara lentamente hasta quedar boca abajo. Siguió besando y mordiendo suavemente su espalda mientras se deslizaba lentamente dentro de él dejando reposar su peso sobre el cuerpo de Duo. 

 -No… me aprietes… -Heero pidió mientras le mordisqueaba suavemente los hombros -quiero estar así… un poco más… 

 -¡Ah!... es… tortura… Heero…  

-Duo… te amo tanto…  

 Al día siguiente los sirvientes del castillo dejaron comida suficiente preparada para los reyes y sus invitados, quienes aún no daban indicios de haberse levantado. Nadie sabía en qué habitación estaban descansando, y tenían prohibido circular por el castillo, sólo en el área de sus deberes y una vez cumplidos, debían retirarse. 

 Quatre podía sentir la respiración de WuFei sobre la piel de su cuello. Luego sus labios sobre su hombro, bajando por su brazo. Apenas abrió los ojos se giró un poco para encontrarse con los ojos negros de su pareja.  

 -Buenos días, WuFei 

 -Buenas tardes, Quatre…  

 -¡Oh, no!... los reyes… 

 -Creo que no les importará… todos necesitábamos descansar.  

 -Hoy quiero trabajar. 

 -Quatre… ya sé que no te detendré, pero promete que cuidarás de ti. 

 El joven tomó el rostro de WuFei entre sus manos y le hizo acercar su rostro al de él hasta que sus frentes se tocaron. 

 -Lo haré. 

 -También hay algo más… -WuFei se estiró lo suficiente para alcanzar sus ropas y dentro de un bolsillo sacó una pequeña bolsa de tela que dejó entre las manos de Quatre -Quiero pedirte, que oficialmente y ante todo el mundo seas mi pareja. Mi Novio… Mi prometido…  

 Quatre abrió la pequeña bolsa con manos temblorosas y dejó caer sobre su mano un anillo tallado de la misma piedra de la cual le había regalado el dije que llevaba al cuello. No pudo evitar las lágrimas que comenzaron a rodar por sus mejillas, mientras se abrazaba al cuello de WuFei. 

 -¡Tu esposo…! -Quatre sollozó sobre su hombro sin dejar de abrazarlo -antes de Li-Hon… quiero ser tu esposo 

 WuFei le devolvió el abrazo con tanta fuerza como pudo. Su aura desbordaba felicidad y angustia a la vez, porque sabía a lo que Quatre se refería… La misión en Li-Hon podría ser su última vez juntos. 

 Duo y Heero avanzaban perezosamente por el pasillo que guiaba hacia el comedor principal del palacio. El sol ya estaba alto, y se reían del hecho de que ninguno había dormido en toda la noche. 

 Junto a la mesa del comedor WuFei sonreía a Quatre besándole el dorso de ambas manos, mientras un par de sirvientes disponían la comida ya lista sobre la mesa, bajo la atenta mirada de un par de guardias. Por otro pasillo se acercaban Terion junto a Hilde y Katherine. 

 Todos se dieron los buenos días mientras sus platos eran servidos. Heero despachó a los sirvientes y a los guardias, y quedaron en el comedor a puertas cerradas. 

 -Heero, Duo, si no les importa me gustaría conocer Terera, y ver en lo que pueda ayudar. 

 -¿Estás seguro? 

 -Estaré junto a él todo el tiempo, podré reforzar su aura de ser necesario… Quatre quiere ayudarles lo antes posible, además no podrá moverse con libertad si cada paso que da se ve afectado por la contaminación que hay aquí -WuFei tomó la mano de Quatre mientras le sonreía. 

 -Nos vendría bien… podríamos chequear los terrarios de palacio primero. No creo que sea muy buena idea salir de inmediato a la ciudad. ¡Ah! El anciano querrá verlos -Duo tomó una fruta de racimo de color rosa pastel y la puso sobre su plato, pero Quatre se la arrebató y luego de pasarla por sus manos ésta se tornó de color fucsia con granos muy llenos -no deja de sorprenderme… 

 -Lo siento… debemos cuidarnos nosotros para cuidar del resto… 

 -Pensé que había sido mi imaginación – Katherine estaba notablemente sorprendida y pronto su semblante cambió por uno serio y pensativo -Jamás pensé que nuestra gente… 

 -Descuida. Probablemente pensaron que las palabras de WuFei eran advertencias vacías, pero vamos muy enserio con la protección del amo… es por eso que esperamos ustedes también sean firmes y leales a nosotros. Todos necesitamos de esta oportunidad – Terion hablaba muy serio, dando a entender que haría lo que fuera por proteger a Quatre. Ya lo había demostrado al ejecutar al infiltrado en Dunas. 

 Luego de terminar de comer, Heero se retiró a su oficina junto a Katherine y Hilde, mientras que Duo guio a los demás hacia los jardines interiores de palacio. Todo Terera era como una montaña de arena. El palacio estaba en la cima de todo, en su base se encontraban las viviendas de la servidumbre y los soldados, luego seguían los diferentes cuarteles de entrenamiento y armerías, había un gran vacío que seguía a los cuarteles y comenzaban las viviendas. Viviendas, tierras llanas y secas, cercas rotas, terrenos vacíos y huecos; arena y polvo en todas partes. 

El palacio era como una gran dona sobre la cima de la montaña. Se podía cruzar de un lado al otro a través de túneles dentro de la montaña, pero sólo la realeza y máximas autoridades tenían acceso a ellos. Sin embrago sólo debían cruzar los grandes pasillos hacia el centro para así llegar a los jardines y terrarios del palacio.  

El sol daba de lleno en la cima, y eran observados desde las torres externas del castillo. Todo estaba seco, cubierto de arena y polvo, y al parecer había fuentes de agua, pero solo quedaban las estructuras llenas de lodo. Los terrarios eran una especie de invernaderos pegados a los muros: estaban cubiertos con cortinas hechas de tablas muy delgadas y angostas que protegían a las plantas del sol abrasador que pegaba en la zona. Todos los terrarios de aquel jardín estaban marchitos, algunos ya casi secos. 

 Las puertas a los jardines eran grandes y hermosas como las que estaban en el interior, pero los jardines eran deplorables. Para Quatre, alguna vez fueron hermosos. Muy dentro de él lo sabía.  

 WuFei fue el primero en pasar y en bajar el par de escalones que daban a los jardines. Terion paso junto a él e hizo señas a los guardias que vigilaban el exterior, para que se pusieran en guardia. Todos habían sido instruidos que, si algún intruso se acercaba, debían inmovilizarlo inmediatamente. Nadie debía acercarse a Quatre.  

 -¿Estas bien? -Duo estaba junto a Quatre y notó que estaba pálido y sudaba un poco.  

 -Esto… me tomará un tiempo…  

 Quatre comenzó a respirar agitadamente, trataba de controlar su respiración. La presión del aire en torno a ellos comenzó a cambiar, y ya no se sentía tan seco ni con aquel polvillo que siempre flotaba en el aire. 

 Duo quería ayudarle de alguna forma, pero WuFei le hizo una seña para que no se le acercara más; si lo tocaba iba a interrumpir su trabajo. 

 Nadie se movió de donde estaba, hasta que Quatre fue capaz de avanzar, y solo entonces Duo tomó su mano y le ayudo a bajar el par de escalones que lo dejarían en el jardín, donde WuFei lo esperaba con los brazos extendidos, sabiendo que necesitaría de su ayuda. Se parecía demasiado a aquella ocasión en la que sólo se asomó del templo y colapsó, pero en esta ocasión seguía consciente. Agotado, pero consciente. 

 Al poner los pies sobre la tierra cubierta de arena y polvillo, tomó con fuerza la mano que WuFei le había ofrecido y se relajó sintiendo cómo absorbía lentamente todo lo que en aquel lugar había. Podía sentir el sabor del polvo en la boca, a tierra estancada y seca. La podredumbre comenzaba a subirle por el esófago y trato de retener lo más que pudo mientras escuchaba a Terion arrastrar una vasija gigantesca junto a él. 

 Los guardias en las alturas de las torres externas estaban entre sorprendidos y fascinados con lo que estaban presenciando. A los pies de aquel joven menudo comenzaba a oscurecerse la tierra y poco a poco el polvillo comenzó a desaparecer, incluso el entorno parecía adquirir otro color sin aquel polvillo flotando en el aire. En medio de la tierra oscurecida comenzaron a divisar pequeños puntos verdes y blancos que poco a poco comenzaban a verse más grandes hasta cubrir gran parte, como si el joven amo de Asturis estuviera de pie sobre una gran alfombra verde.  

 Luego comenzó a vomitar dentro de la gran vasija y fue servido con cantimploras para que se recuperase. 

 -Quatre… no te desmayes…  

 -Me detendré… - y no es que fuera a hacerlo en aquel momento, pero él sabía a lo que se refería WuFei. No quería que permaneciera dormido por tiempo indefinido -No sé cuánto puedo hacer sin colapsar, así que limpiaré una fuente, un terrario y el lugar por donde camine en este jardín. 

 -Gracias- Duo se había puesto a llorar en silencio mientras se inclinaba frente a él. En toda su vida, el único verde que había visto había sido el del templo -¡Gracias! 

 Quatre sentía que, si respondía, el esfuerzo de hablar le iba a hacer colapsar debido a que sus pulmones ya estaban llenos de aquel polvillo que flotaba dentro de los jardines. Parecía que lo que flotaba en el aire en el resto de Terera no se acercaba, formando una especie de microclima. 

 Había absorbido casi todo en aquel espacio sin querer. 

 Avanzo de la mano de WuFei hasta el terrario más cercano, que visto de cerca parecía ser un huerto vertical para prevenir la directa contaminación del suelo. Sólo le basto con apoyar sus manos entre los espacios de tierra seca y esta comenzó a oscurecerse, haciendo que las plantas marchitas y secas rebrotaran y revivieran como si recién hubiesen brotado en medio del rocío. No las hizo crecer más porque prometió no excederse, pero lo haría en cuanto terminara de limpiar aquellos jardines. 

 Luego se dirigió a la fuente más cercana y mientras comenzaba a oscurecer Quatre terminó por purificar el agua de aquella fuente con ayuda de WuFei quién lo separó del agua al darse cuenta de que su energía se drenaba rápidamente. 

 El amo había purificado toda el agua de la zona sin querer, otra vez. 

 Aquello fue lo último que pudo hacer, ya que estaba exhausto, y WuFei lo alzó en brazos para luego llevarlo al interior del castillo, donde fue recostado en una mullida y suave alfombra en medio del pasillo. Había que dejarlo descansar un poco antes de moverlo de regreso a su habitación. 

 -Amo…  

 -Lo siento… no pensé… que llegaría… tan lejos… volví a… perder… el control… 

 -Amo Quatre, no se desmayó ni hizo crecer árboles gigantes, yo creo que lo controla bastante bien -bromeó Terion quien había visto de primera mano junto con WuFei todo el progreso que había hecho hasta aquel momento. 

 -Es verdad… - Quatre trató de reír, pero sólo le hizo sentirse más cansado. 

 -Prepara más frutos negros y si es posible necesitamos leche -ordenó WuFei a Terion, mientras aun sostenía la mano de Quatre tratando de estabilizar su aura. 

 Aquella noche los rumores entre los soldados se esparcieron como la pólvora, y los sirvientes que escucharon aquellos rumores intentaron introducirse a los jardines para verlos con sus propios ojos, pero eran capturados y disuadidos de no volver a acercarse a aquel lugar hasta que los reyes dieran la orden, o comenzarían a lanzarlos a los calabozos. 

 Quatre comenzaba a sentirse mal por aquella medida tan extrema, pero querían evitar más motines antes de que comenzara a intervenir en la ciudad. 

 Y así poco a poco, pasando los días con regular normalidad, Quatre fue capaz de purificar los jardines, y terrarios del palacio. El agua ya estaba purificada en toda Terera, lo que extrañó a sus habitantes, y al consultar a los reyes al respecto, les dieron la confianza de que bebieran sin miedo. 

 Ya era entrada la noche y WuFei se encontraba en la cocina de palacio junto a uno de los cocineros reales, enseñándole a preparar comidas especiales para que el joven amo recuperase con mayor rapidez sus fuerzas. Fácil de digerir, fácil de asimilar. Mientras seguía en esa tarea Terion ingresó con una bandeja con platos vacíos. 

 -WuFei… - el cocinero tomó el mando de la preparación y Terion se llevó al regente a un rincón alejado en la cocina -el amo Quatre comió todo lo que enviaron, y se ve bastante compuesto. El rey Duo dice que su energía esta estable y los terrarios ya dieron una primera cosecha, gracias a que el amo aceleró el proceso… ahora él quiere seguir con el resto de Terera… 

 -Sabemos lo que el amo puede hacer… debemos pedir que nuestros soldados sean los guardias principales del amo. Aún no tengo confianza en los soldados de Terera después del intento de motín, así que pide a una escuadra y a civiles voluntarios que los vigilen mientras nos resguardan. Debemos poner máxima seguridad, y nadie más que los habitantes de Evergreen sabe lo importante que es mantener el control en esto. Si tienes a alguien de confianza en la guardia, necesito que lo prepares para liderar tropas en caso de ser necesario… comenzaremos con el entrenamiento de los civiles de Evergreen, y nos prepararemos para salir. Cuando terminemos aquí, debemos prepararnos para llegar a Li-Hon 

 -Somos demasiados, la armada nos va a estar esperando en todo Asturis… 

 -Buscaremos alternativas -WuFei quedó pensativo por un momento y pronto pareció llegar a una conclusión -primero lo primero. Si Duo dice que el amo Quatre se encuentra bien, entonces creo que podremos comenzar en la mañana. Ve a descansar y después prepara todo para salir. 

 -¡Si señor! 

 Terion de retiró y el cocinero mostro a WuFei lo que había preparado.  

 -Espero esto esté bien para su señoría.  

 -Esta perfecto… 

 -Disculpe que diga esto Regente Chang, pero no entiendo la importancia de esto… puedo pedir a mis ayudantes que… 

 -No -WuFei fue terminante y acercándose a los canastos donde guardaban los alimentos en la cocina, tomó un par. Uno era redondo, firme y de un morado tan profundo que parecía negro. El otro estaba algo arrugado violeta y blando -su… señoría convirtió este nack marchito en uno maduro y sano, igual a los que ayudó a crecer en los terrarios del palacio. Gracias a él mucha gente está recuperando la salud, al igual que en nuestras tierras. Su alimentación es fundamental para recuperar la energía que usó para lograr esto. Entrego en sus capaces y leales manos la única tarea fundamental que soy capaz de delegar. Será exagerado, pero, ya verá lo importante que es. 

 El cocinero lo miro algo extrañado y se sintió algo orgulloso de ser encomendado con una tarea que parecía ser más grande de lo que pensaba. WuFei le entrego una libreta que claramente había sido releída demasiadas veces. 

 -Sr Kaika, Estas son las recetas que fabriqué para él. Con el paso del tiempo he hecho modificaciones… si no encuentra algo de lo que aquí pide, confío en su capacidad de encontrar una alternativa. Su majestad Duo habló de lo mucho que le ayudó cuando logró la maestría de su habilidad. Eso es lo que busco para su señoría. 

 -Lo entiendo… confíe en mi Regente Chang.  

 Ya era muy entrada la noche, y en los pasillos resonaba una melancólica tonada de un kenghlin. Gracias a la gran ventana que estaba abierta, el sonido llegaba a todos los rincones de palacio, haciendo que más de alguno se conmoviera. Quatre había terminado de tocar cuando se dio cuenta de que WuFei lo observaba desde la puerta de la habitación. 

 -Creo que fue buena idea traerlo con nosotros. 

 -Si… me gusta el sonido… 

 -En otras manos sería un buen instrumento de tortura. 

 Quatre dejo escapar una carcajada como no había hecho desde que había llegado. Era como si perteneciera a aquel lugar. 

 -Entonces te lo prestare cuando debas sacarle información a alguien. 

 WuFei fue quien se carcajeo en esta ocasión y Quatre aprovecho para dejar el kenghlin sobre la mesita y acercarse a él. Le beso suave en los labios y WuFei sin pensarlo dos veces lo atrapó por la cintura y profundizó el beso, mientras lo guiaba hacia la cama.  

 A la mañana siguiente Quatre se encontraba solo en la cama, sonrojándose por lo ocurrido en la noche anterior, e interrumpió el rumbo de sus pensamientos al escuchar un gran alboroto. En eso la puerta se abrió y WuFei entró sorprendiéndose un poco al ver a Quatre, con el cabello revuelto, y marcas de besos y mordidas por todas partes.  

 -Buenos… ¿días?  

 -Sí – WuFei le sonrió y luego de cerrar la puerta tras él dio un par de zancadas y le besó en la frente – Buenos días. Hoy será un día agitado... ¿Te encuentras bien? 

 -Si – respondió Quatre sonrojándose hasta los hombros – si... solo necesito darme un baño. 

 -Estaremos esperando – WuFei le besó suave en los labios y se machó dejándolo solo en la habitación. En seguida se levantó, se dio un baño rápido y marchó rumbo al comedor, donde lo esperaba WuFei con los reyes, y una guardia mixta, liderada por Terion 

 -¿Sucedió algo? 

 -Nada grave... –WuFei guio al joven amo hacia la mesa donde le sirvió el desayuno bajo la atenta mirada de los guardias. 

Quatre ya estaba acostumbrado a ello, pero algo le hacía sentir incómodo -se corrió la voz entre los ciudadanos y algunos estaban inquietos por el agua y las supuestas cosechas secretas de palacio...  

 -Espero no hayan lastimado a nadie 

 -No se preocupe Amo Quatre... sabemos que no le gustan esas acciones, ya que son personas desesperadas... tanto como lo estuvimos nosotros en su momento -respondió Terion haciendo que los guardias de Terera se removieran en su lugar. 

 -Gracias Terion... -Quatre tomó un bocado y se sintió más renovado y tranquilo –espero ser de ayuda aquí también. 

 Ya en las afueras de palacio, comenzaban a prepararse para salir. Duo se había apartado junto a WuFei para conversar mientras Quatre permanecía junto a Heero y Terion. 

 -¿Está todo bien? - Quatre estaba algo nervioso, algo estaba ocurriendo y no sabía qué 

 -Todo estará bien, amo. Cuando salgamos mantendremos a los ciudadanos lo más lejos posible... para que no interfieran.  

 WuFei y Duo se acercaron a ellos y se sumaron a la comitiva que estaría en contacto directo con Quatre. Terion despachó a la guardia mixta para que se adelantaran y comenzaron a despejar las calles mientras Quatre avanzaba lentamente por Terera.  

 Así como había ocurrido en el templo, al avanzar por las polvorientas y áridas calles, estas comenzaron a ponerse más oscuras, y pequeños brotes comenzaron a surgir. Una vegetación diminuta y frondosa como el musgo con diminutas flores blancas comenzaron a florecer por todos lados, el primer lugar a visitar eran los terrenos de la guarda, que era lo que separaba al palacio de los habitantes de Terera. 

 Los animales que podían moverse se acercaban a Quatre y además de aceptar sus cariños, aceptaban el alimento que él les daba directamente de su mano. Purificó sus alimentos servidos y almacenados, el agua ya había sido purificada accidentalmente. Algunos alimentos comenzaron a brotar y florecer nuevamente, algo que Quatre aun no podía controlar bien, pero guardias asombrados fueron instruidos de reunir todo lo que tuviera nuevos brotes, para asignar un lugar de plantación.  

En una de las áreas de entrenamiento de la guardia, los árboles comenzaron a brotar haciendo que las sombras refrescaran el lugar un poco. Quatre se sentó junto al árbol y WuFei le alcanzó una cantimplora. 

 -Muchas gracias. 

 -Amo Quatre, su energía bajó un poco... si desea parar por hoy... 

 -No... estoy un poco cansado, pero creo que puedo hacerlo todo hoy... recuerda que sin querer limpie el agua. Además, no encuentro esa cosa que encontré en Asturis. O está muy profundo o pasa por otro lugar.  

 -Quatre, esto será muy estúpido, pero le tengo miedo a los árboles - el joven dejó escapar una leve carcajada mientras WuFei parecía sonrojarse un poco – no quiero perderte otra vez. 

 -Estaré aquí. Estaré bien. 

 Quatre tomó la mano de WuFei y este le besó el dorso, mientras el joven amo se recostaba sobre el árbol para sentir el flujo de vida que recorría desde el sol que se atrapaba en las nuevas hojas, hasta el final de las raíces que conectaban con las nuevas plantas y los flujos de agua subterránea de toda Terera hacia el resto de las colinas rojas. 

 A la vez que otros árboles y plantas comenzaban a recuperar su color y vitalidad, WuFei podía sentir cómo Quatre tomaba parte de su energía para no quedar exhausto y también podía sentir cómo resistía el mal que comenzaba a absorber. 

 -¡¡Vasijas!! -WuFei alcanzó con su mano libre las vasijas que le acercaban para Quatre, mientras los habitantes de Terera observaban impactados lo que había ocurrido. Las calles polvorientas de Terera comenzaron a cubrirse de musgo florecido por todos los rincones, en algunas partes se trepaban enredaderas por las paredes mientras las plantas de maceteros y campos de cosecha comenzaban a recuperarse poco a poco. El aire comenzó a ponerse denso y húmedo y de un momento a otro comenzó una leve lluvia algo tropical que sorprendió a todos. 

 Y entonces comenzaron a escuchar gritos de batalla no muy lejos de ellos. Quatre se vio con una punta de lanza presionando en su cuello dejándolo atrapado junto al árbol, mientras WuFei era rodeado por lanzas que entrelazadas, lo dejaron atrapado al suelo. 

 Guardias de Terera se enfrentaban entre ellos, y antes de que WuFei pudiera hacer nada, un hilo de sangre salió del lugar en donde la lanza presionaba peligrosamente en cuello de Quatre, haciendo que abriera muy grande sus ojos, llenos de terror. 

 -¡No se muevan!... No creíamos lo que había pasado en palacio... ¡¡este poder debe ser de Terera!! 

 -¡Salvaremos a Terera! 

 -¡No están salvando nada! - WuFei liberó poco a poco su aura, pero Quatre al notarlo le miró insistentemente como queriendo detenerlo, y retrocedió en su cometido- Dejen ir a Quatre, y no acabaré con sus vidas... 

 En eso el sonido de batalla se silenció de un momento a otro y aquellos que los habían traicionado, fueron lanzados lejos de ellos, permitiendo que WuFei se acercara a atender a Quatre quien había quedado con un leve corte en el cuello por el roce de la lanza. 

 Quatre comenzó a hiperventilar mientras era atendido por WuFei a la vez que eran protegidos por sus propios guardias, resguardándolos de la batalla que llegaba a su fin. 

 A lo lejos, el joven podía escuchar cómo era llamado por su nombre una y otra vez, hasta que se encontró entre los brazos de su guarda, en su habitación de palacio. Se aferró a él con todas sus fuerzas, mientras lo miraba aterrado a sus ojos negros, que lo observaban detenidamente. 

 -¡¡Quatre!!, ¡Quatre! Estás bien, todo está bien, ya todo está bien – seguía diciendo mientras le besaba el cabello y lo mecía entre sus brazos. 

 El joven estaba algo desorientado. En un momento se encontraba en las calles de Terera y de la nada estaba de regreso en su habitación, siendo abrazado por WuFei. 

 En medio de todo el susto se tocó el cuello y miró su mano comprobando que no sangraba, y entonces al verse seguro y más relajado comenzó a llorar entre los brazos de su guarda. 

 Pasaron horas así hasta que se calmó, pero WuFei no fue capaz de soltarlo. La línea roja en su cuello era lo más terrorífico que había visto. 

 -WuFei... WuFei, ¿qué pasó? 

 -Un grupo de guardas de Terera –WuFei mantenía a Quatre abrazado apoyando su cabeza sobre su cabello, queriendo protegerlo de todo -querían dejarte aquí y deshacerse de nosotros... Heero se está haciendo cargo en este momento... 

 -¡¿Qué?! -Quatre se separó con fuerza de WuFei y pudo ver su rostro lleno de enojo y angustia- no puede... 

 -Sí puede, cometieron traición, te pusieron en peligro, a todos nosotros... 

 -¡Están desesperados! No son de Asturis, nadie los envió... 

 -No podemos permitir que se forme otra armada de este lado del mundo 

 -¡Aquí no hay reyes corruptos! ¡No pueden deshacerse de sus súbditos de esa manera! 

 Quatre salió rápidamente de la habitación seguido por WuFei quién parecía debilitado y no le pudo seguir el paso. 

 Recorrió los pasillos sin guardias, hasta encontrar el patio de ejecuciones en los terrenos de los establos. Ya estaba oscureciendo, y los árboles habían florecido en el transcurso de la tarde, con una leve luminiscencia en sus flores. Tres soldados se encontraban de rodillas, con las manos atadas a la espalda, mientras otros tantos estaban metidos juntos en una gran celda, también con las manos atadas en la espalda. 

 Todos notaron la llegada de Quatre quién se acercó todo agitado a Heero, quien sostenía un gran sable con su diestra.  

 -No lo hagas... - Quatre jadeaba por el esfuerzo, y Duo se le acercó para ayudarle a sostenerse en pie - por favor... no lo hagas... 

 -Quatre, estos sujetos... 

 -¡¡Te lo suplico!! 

 Todo el revuelo del momento se detuvo, y el silencio reinó en el lugar, dejando resonar los jadeos de Quatre, y podían escuchar cómo se acercaba WuFei, con gran esfuerzo. 

 -Entiendo que quieran salvar a su país, a su gente... también entiendo lo que soy para ustedes y que ustedes también lo saben. Pero deben comprender que son pocos, somos pocos. Muchos han muerto, padres, hermanos, hijos... veo la desesperación en todos ustedes. Y el alivio que les doy... sólo es temporal. Si me quedo aquí, las otras naciones se enterarán, y querrán lo que ustedes tienen. Arrasaran con todo y con todos con tal de tener lo mismo que ustedes... y cuando lo tengan, porque lo harán, serán los que controlen todo, hasta que los que quedan derrotados, se levanten nuevamente a repetir la historia. Y yo, yo me agotaré, moriré, y será el fin para todos, porque Sandrock ya no está... ya no existe la posibilidad de que vuelva. Y nadie se habrá preocupado de terminar con este problema desde su inicio, porque el que lo inició solo le interesa tener poder sobre todos a costa de todo... Acepto que quiten los obstáculos de mi camino, pero no así... no de esta forma... Por favor, Heero... sé que tienen buenos súbditos, que no son como los de la armada... no hagan esto con su gente... Por favor, majestad, se lo suplico. 

 Quatre sintió la mano de WuFei posarse en su espalda. De alguna forma, sentía su agotamiento, y decidió que lo mejor era regresar con él al interior del palacio.  

 Ya había hablado lo que tenía que hablar, y tanto él como su guarda debían descansar de la emboscada.  

 Atrás quedaron los prisioneros y los reyes con su ejército. En los pasillos de palacio no había guardias, sin embargo, podía sentir la presencia de Terion, lo que le decía que estaban a salvo en aquel lugar.  

 Ya dentro de su habitación, WuFei y Quatre arrastraron la cama hacia el centro de la habitación, ataron los seguros de las ventanas y pusieron la mesita frente a la puerta, cubriéndola y se recostaron sobre la cama, exhaustos. Quatre cerró los ojos concentrándose en lo mullido de la cama, y recordó haber sentido el peso del brazo de WuFei sobre él, enredando sus piernas entre las suyas, acercándolo a su cuerpo hasta que se sintió contra él y se dejó llevar por la oscuridad del cansancio, mientras escuchaba la respiración y los latidos del corazón de su amado. 

 


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