Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lüdí por Rael Amicsis

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

8. El Inicio y La Misión. 

15 días habían pasado volando para él. Se le notaban en el cuerpo, pero no los sentía. Salvo por el hambre que tenía antes del almuerzo, no se había dado cuenta. El sueño que había tenido fue tan corto y lúcido que le hizo perder la noción del tiempo. 

Ya en la habitación se daba cuenta del gran tiradero que había dejado. Mientras recogían lo que parecían ser restos de frutas, encontró una a medio comer, con muy mal olor. 

-¡Agh!, creo que esto me hizo vomitar… en serio ¿lo habré comido? 

-Eso parece… me alegro de que lo haya hecho… fue lo que le hizo despertar…  

Quatre sintió que se sonrojaba, mientras WuFei continuaba levantando cosas del suelo, y limpiando a su paso. No se creía capaz de decirle que algo pasaba con él desde que tuvo aquel sueño.  Estaba más consciente de ello, y le dolía el cuerpo de sólo pensar en que estaba junto a la persona que siempre había estado junto a él de tantas formas y en tantos tiempos. 

Cuando comenzó a recoger las pinturas que estaban cerca de la cama, vio los lienzos por primera vez. Eran páramos, largos horizontes de páramos con árboles o aldeas en sus límites, y una espalda erguida que dividía toda la pintura. En una le daba la espalda por completo, se veía que llevaba una armadura que le recordaba alas delos samuráis, en rojo y negro, una rigurosa coleta al viento y una larga y fina espada al cinto listo para ser desenfundada en cualquier momento… en otra el páramo estaba oscuro, aunque no sabía si era al amanecer o al atardecer, sí sabía que era la misma persona, la misma espalda, esta vez sentado en medio de la larga hierba. En otra la misma persona estaba en el mismo páramo a la luz de la luna, con decenas de flechas atravesando su cuerpo, y en otra, el lienzo era rojo y fuego. 

WuFei estaba a su lado observando las mismas pinturas. Quatre sentía que las lágrimas brotaban de sus ojos. 

-¿Cómo pude pintar esto…? –decía Quatre mientras se acercaba a la última pintura. 

-Amo Quatre… lamento mucho que reviva ese recuerdo… -Quatre se asombró. WuFei sabía de qué se trataba. Sabía que era un recuerdo de sus muertes… por lo tanto sabía todo lo demás. Se sonrojó notoriamente y sintió que las piernas le flaqueaban ante tremendo descubrimiento, haciendo que cayera sentado en la orilla de la cama. 

-Lo sabe… -Quatre se llevó una de sus manos al pecho, como queriendo evitar que se le escapara el corazón, mientras que con la otra se cubría el rostro. Era un sentimiento tan intenso, que no podía manejarlo. En su corta existencia, jamás había sentido algo así, ni un atisbo, por alguna otra persona. 

-Usted lo recuerda tan vívidamente… -WuFei se acercó al joven colocándose a su altura, y alzó una de sus manos para apartar la mano con la que se cubría el rostro, y así poder observar de mejor manera lo avergonzado que estaba, y la tristeza y la felicidad que cruzaron por sus ojos –no es justo… usted recuerda todo, y yo nada… no es justo. 

Quatre sintió ambas manos del guarda enmarcarle el rostro, mientras se le acercaba y le besaba con delicadeza; y en una reacción inesperada lo alejó de sí, algo asustado, algo avergonzado. 

-¡No! –WuFei le afirmó ambas manos y se mantuvo lo más cerca que pudo –No lo hagas, WuFei… 

-Amo Quatre… esto es demasiado…  

-¡No soy Sandrock… no soy mujer! – recalcaba el joven mientras lloraba nuevamente. Se sentía tan sobrepasado por todo lo que le estaba provocando el guarda en ese momento, que no estaba seguro de cómo actuar. 

-Amo Quatre… no importa… eso no importa. 

WuFei lo besó nuevamente y esta vez sitió como le respondía el beso, algo torpe y suave, pero al sentir la respuesta lo besó con mayor intensidad, liberando sus manos y estrechándolo en un fuerte abrazo, donde podía sentir lo desbocado que estaba su corazón, tanto como el de él. 

-WuFei… ¿qué es todo esto…? –preguntaba Quatre contra su boca, con labios temblorosos. 

-Lo necesito, amo Quatre… y creo que usted también… 

Quatre se dejó caer sobre la cama, sintiendo cómo su corazón trataba de salir de su pecho, latiendo con una fuerza inesperada que lo dejaba algo mareado, mientras tanto WuFei estaba sobre él, besándolo otra vez mientras cargaba su peso en una de sus manos con la otra le acariciaba la cintura, enviando descargas eléctricas por todo su cuerpo, haciéndole alzar hasta dejar unidas sus caderas. El joven gemía contra su boca mientras lo besaba y le hacía sentir la urgencia de su necesidad.  

-WuFei… yo, nun-ca… nnh… -le costaba articular una frase. Se sentía demasiado abrumado por todos los sentimientos y sensaciones que le estaba provocando en ese momento. 

WuFei le quitó la ropa descubriendo con rapidez la blanca piel del joven. Lo tenía completamente desnudo bajo él. Y mientras él se cubría el rostro con ambas manos, el guarda aprovechó para quitarse la suya. La luz entraba a raudales a la habitación y se podían ver perfectamente cicatrices por todo su cuerpo, unas más notorias que otras. Tomó las manos del joven Quatre, y las quitó para observar su expresión. Estaba avergonzado y con ojos llorosos, pero no parecía querer detener la situación. 

Saboreó cada rincón de la piel del joven amo, mientras éste sentía su cabeza estallar de tantos recuerdos, de las mismas sensaciones, una y otra vez. Cerró los ojos dejándose llevar por aquellos recuerdos y por las sensaciones que sentía en aquel momento. Era enloquecedor y demasiado excitante sentir su cálida piel contra la de él, como si toda su vida hubiese esperado por ello. Entonces se distrajo al sentir una leve punzada de presión, y al abrir los ojos, se encontró con esos ojos negros y profundos que le observaban tan atentamente, queriendo leer su mente. Era como si su cuerpo recordara todo aquello, a pesar de que era totalmente nuevo para él, así que permitió todo lo que sabía iba a ocurrir. Podía sentir cómo los dedos de WuFei acariciaban su interior suavemente, y aumentaban la intrusión mientras lo abrazaba con fuerza y buscaba su boca para distraerle del leve dolor que sabía sentía en aquel instante.  

WuFei lo besaba con desesperación, jamás había sentido algo así. Era horrible y hermoso a la vez, tan abrumador que la cabeza le daba vueltas, escuchaba los gemidos y reclamos del joven amo mientras recorría su piel mordisqueando y succionando cada rincón que podía, como si lo hubiese anhelado por tanto tiempo. Tomó sus labios con ansiedad mientras sus dedos parecían moverse con mayor facilidad en su interior. Se le nublaba la razón, y estaba perdiendo el control. Quatre lo abrazaba con fuerza, anhelante, ya estaba fuera de sí, contorneando su cadera al ritmo que deseaba. 

Un sordo gemido se perdió en el beso, mientras Quatre sentía a WuFei entrar en él. Luego de una segunda embestida lo tuvo todo dentro, haciéndole recordar las últimas vidas que estuvo junto a él. Era la primera vez que experimentaba algo así, y, sin embargo, era tan embriagador como lo había sido hace tantos siglos y vidas atrás. Sus besos, su calor en su interior, su fuerza, su pasión. Era el único que conocía todo eso de él. Ahora eran el uno del otro, otra vez. 

WuFei estaba fuera de sí, sintiendo cómo Quatre le apretaba alrededor de su miembro y rasguñaba su espalda con cada suave embestida. Podía sentir cómo el joven amo latía desde su interior, y cómo perdía el control, hasta que sintió como se derramaba entre ambos, en medio de gemidos y lágrimas, y en su estrecho abrazo, le hizo alzar las piernas un poco más y sintiéndose más adentro lo llenó de él, entre besos ahogados y caricias. 

Permanecieron un momento aún unidos, sintiendo su piel contra el otro. Sus corazones se calmaban poco a poco, y Quatre sintió dentro de él, cómo WuFei volvía a endurecerse.  

-Amo Quatre… -le susurraba al oído, mientras seguía abrazado a él –Quiero hacerlo una vez más… 

Su voz ronca y profunda, le puso la piel de gallina, haciéndole gemir sin querer. 

-¡Ah…! WuFei…- Quatre se había puesto duro otra vez, mientras el guarda le acariciaba suavemente el miembro. 

-Parece que usted tampoco está satisfecho… 

-¡¡Nnh…!! 

Estuvieron encerrados en la habitación hasta que todas las luces del templo estuvieron apagadas, y sólo se veían las estrellas. Los campos interiores llenos de frutos aún por madurar, una gran luna celeste en menguante iluminaba los jardines, e iluminaba a raudales la habitación del joven amo. ¿Cuánto tiempo había pasado? Sentía el cuerpo dolorido, el abrazo de WuFei era cálido como lo recordaba, y jamás pensó en que estaría junto a él de esa forma. La luna lo iluminaba por completo. Habían hecho tantas cosas que terminó soltando su largo cabello, dándole un aspecto algo más salvaje. Tenía marcas de besos sobre algunas cicatrices y en su cuello… no recordaba haberlas hecho.  

Estaba rojo como un tomate. Nunca jamás habría pasado por su imaginación siquiera que pudiera haber hecho todo lo que hicieron. 

Se soltó suavemente de su abrazo, para tratar de no despertarlo; y con piernas temblorosas y a paso lento ingresó al baño. Se puso de pie frente al gran espejo mientras dejaba correr el agua caliente para llenar la enorme tina. Tenía marcas por todo el cuerpo: besos y mordiscos estaban por toda su piel, incluso entre sus piernas. Se sonrojó a más no poder cuando sintió que todo lo de WuFei comenzaba a salir de él… y sin esperar a que la gran tina se llenara se metió mientras divagaba en sus recientes recuerdos con él. 

Una leve corriente le hizo despertar y ver que estaba solo en la cama. Le dolía el cuerpo y sus piernas estaban agotadas. Se sentó en la cama y se puso el pantalón que había quedado tirado en el suelo. La habitación estaba a oscuras, pero una luz provenía del cuarto de baño. Se tomó unos minutos para incorporarse y se dirigió al baño, donde vio a Quatre sentado en medio de la gran tina, dándole la espalda. Tenía marcas de besos en la espalda y cuello. Su cabello estaba mojado y el vapor llenaba la habitación.  Sus pensamientos comenzaron a vagar en todo lo que habían hecho aquella tarde mientras lo observaba relajarse. 

-Amo Quatre… ¿está bien si lo acompaño? 

-¡! – El joven amo se sobresaltó al escuchar la voz del guarda, y asintió, notoriamente sonrojado –WuFei… sí… está bien…  

Quatre se acomodó en una orilla para hacer espacio, y el guarda se quitó el pantalón y se puso junto a él. Abrió los brazos para apoyarlos en la orilla de la tina e hizo la cabeza hacia atrás dejando caer su largo cabello, mientras el agua le cubría hasta las costillas. Podía ver las marcas que él le había dejado en su cuello y el pecho; y en su hombro, el inicio de unos rasguños que desparecían en la espalda. Sintió su rostro arder aún más, y se hundió en el agua hasta sólo dejar la nariz en la superficie. Estaba muy avergonzado, jamás había hecho ese tipo de cosas, y no sabía cómo actuar. 

-¿Se encuentra bien, amo Quatre? –WuFei estaba sonrojado – ¿lo lastimé? – Quatre seguía sonrojado sin responder –Amo Quatre, me puede decir… por favor. 

-…- Quatre se sentó bien mientras se cubría el rostro nervioso- estaré bien… 

- Lo siento mucho amo Quatre –decía el guarda mientras se acercaba y le colocaba las manos sobre los hombros –no quise lastimarlo… debió decir algo, me dejé llevar y lo lastimé… 

- Sólo estoy cansado, y algo adolorido… - Quatre soltó una leve risa y se relajó en el agua junto al guarda –jamás pensé que haría… cosas… así…  

Quatre se recostó sobre él, mientras el joven guarda lo rodeaba con su brazo. 

Ambos permanecieron así, hasta que el agua comenzó a entibiarse. Se podían ver las estrellas a través de la pequeña ventana del baño. 

-Amo Quatre… será mejor que descanse por esta noche, y así mañana podamos hablar… es tiempo de ver si puede cumplir con sus tareas…  

WuFei le acarició la cabeza, y se puso de pie, pero Quatre tomó su mano, deteniéndolo.  

-¿Se… quedaría…? 

-Amo… - Quatre estaba sonrojado, evitando un poco su mirada. Estaba muy avergonzado. El guarda le sonrió con ternura y tomó su mano para besarla –amo… seré sincero. Si me quedo, no descansará, y en este momento usted lo necesita. 

Quatre se sonrojo aún más, y le soltó la mano. El guarda se acercó y le alzó el rostro para besarlo profundamente.  Sentía que su interior quemaba con las ganas de poseerlo nuevamente, pero se separó de él y dándole un último y ligero beso, salió del agua, se puso los pantalones, y entró a la habitación para terminar de vestirse. En cuanto se volteó para ir a despedirse, se encontró con Quatre detrás de él, cubierto sólo con una gran toalla que le dejaba los hombros al descubierto a la luz de luna. 

- Buenas noches, WuFei… 

El guarda se pasó la mano por el rostro, como queriendo evitar algo. ¿Cómo sería capaz de dormir después de verlo tan provocativo? Lo observó por unos minutos y lo abrazó con fuerza, le hizo la cabeza hacia atrás y lo besó intensamente explorando su boca, sintiendo su interior arder. Se alejó de él un poco mientras le acariciaba el rostro y le sonrió con ternura. 

-Buenas noches, amo Quatre. 

Aquella noche Quatre durmió sin sueños en medio de una oscuridad total, mientras WuFei se encontraba en su habitación rodeado de libros y pergaminos, estudiando el siguiente paso a seguir. 

Al día siguiente, uno de los sirvientes del templo fue a dejar desayuno a la habitación del joven amo, quién ya estaba en pie terminando de recoger las últimas pinturas. Mientras el sirviente disponía del desayuno sobre la mesa WuFei entró a la habitación, con semblante preocupado. 

- Buenos días amo Quatre… - Quatre le sonrió sonrojado, mientras se sentaba a desayunar – ¿está bien si me siento con usted? 

Quatre le hizo señas para que se sentara aún nervioso por todo lo que había pasado, pero por alguna razón WuFei se veía diferente. 

- ¿Está todo bien? 

- Amo Quatre… debemos hablar… estuve pensando en todo lo que sucedió… creo que, esto es un poco vergonzoso… creo que con todo lo que sucedió ayer… usted podría soportar salir del templo… 

- ¿Es en serio? –el joven amo estaba notoriamente avergonzado, pero a la vez sorprendido. 

- Amo Quatre… de ser así… usted será capaz de salir del templo, y podremos buscar la fuente de contaminación de nuestro mundo… pero…  

-Está bien, WuFei… - Quatre alcanzó la mano del joven guarda y la tomó entre las suyas – en un principio fui traído para eso. 

- No diga eso, amo Quatre… será muy peligroso…  

- Estaré bien… - Quatre se sentía seguro, sabiendo que estaría junto a WuFei en todo momento. 

- Debemos preparar una expedición… una vez que estemos fuera del templo será más fácil saber en dónde pueda estar la filtración… es peligroso porque no sabemos cuánto puede alejarse del templo, ni cuánto tiempo pueda permanecer afuera… mi ayuda no es permanente… y como usted no nació ni se entrenó en este mundo… no sabemos nada de lo que le pueda ocurrir allí afuera. He estado investigando en los antiguos escritos, pero no hay nada que nos ayude, - la voz de WuFei temblaba un poco demostrando el temor que sentía a que algo le llegara a ocurrir al joven amo - así que debemos ser cuidadosos en todo momento… Amo Quatre, estará demasiado expuesto… 

Quatre se levantó de su silla, y sintiéndose completamente cómodo de tener contacto con su guarda, le hizo alzar el rostro y le dio un suave beso en los labios.  

- Sé que todo estará bien… - le abrazó con fuerza, rodeando la cabeza del guarda con sus brazos, presionándolo contra su pecho y así se quedaron por un momento. 

- Es hora de bajar a la aldea, amo Quatre. –El guarda sentía su corazón desbocado, pero era algo que había que hacer. Y tal como había dicho Quatre, él había sido traído por una razón. 

El joven amo asintió, se colocó una capucha que WuFei le alcanzó y al salir de la habitación se dirigieron a las puertas del templo. 

- El amo Quatre está listo para salir del templo, -dijo WuFei a los guardias y monjes presentes – en todo momento deben estar alertas. Si bien estaremos cerca, no sabemos que pueda ocurrir. No sabemos si el amo estará bien, o si los aldeanos tengan algún tipo de reacción a nuestras acciones. Sean cautelosos, y que los arqueros nos mantengan vigilados en todo momento. Ustedes cuatro, vendrán con nosotros. Regresaremos en un par de horas. 

Y así con la advertencia de WuFei, y el séquito armado, incluyéndole, salieron del templo. 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).