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Recordar como volver. por momu

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Después de la pelea, no se les vio juntos en la universidad, un tiempo Oliver se encontró solo acompañado de sus acostumbrados amigos y aunque no volvimos a hablar ni nada por el estilo, de alguna manera eso me inspiro alivio. 

Sin embargo esta calma no duró mucho, pues 5 días después del incidente, en la mañana de un viernes me tope con Oliver en las bancas del campus deportivo con Cristian. El primero que me vio fue el rubio, aun tenia las heridas de nuestro último encuentro y en cuanto su mirada conecto con la mía se le formo una sonrisa victoriosa y casi burlona, se acerco a Oliver y le apretó el trasero mientras me miraba, después, cuando aparecí en el campo de visión de Oliver que estaba frente a Cristian y nuestras miradas se encontraron, apretó los labios y tragando saliva un poco sorprendido, desvió la mirada como si poco hubiera llamado su atención.   

Estaba, mas que sorprendido, decepcionado, ya que aquellas palabras que Cristian había predicado se hubieran vuelto verdad y en tan poco tiempo.

Ese mismo viernes a medio día Maria me visito, había regresado el fin de semana a la casa de sus padres a unas horas y tras su agotador viaje había decidido hacer una breve parada a mis brazos. Tal vez no debí hacerlo, pero las circunstancias que habían acumulado tensión y estrés no encontraron mejor desahogo que esa dulce parecencia pelirroja.  

-- ¿Me extrañaste? --pregunto levantando la cabeza de mi pecho, deslizando sus dedos sobre mis pectorales, con un ligero sonrojo natural. La mire un momento y luego sonreí. -- ¿ese es un si? -- dijo y rió suavemente recostándose nuevamente y cerrando los ojos en un largo suspiro.

Ahí metido en la cama, creí haber liberado un poco de estrés, pero al mirar su larga melena que parecía jamas tener fin y su ternura al acurrucarse a mi lado, me sentía ahora culpable de todo aquello y todavía mas desazonado por lo que había visto en la mañana.  

--¿En que piensas mi sol? -- pregunto levantando la mirada. Le acaricie el hombro hasta el cuello y negué con una sonrisa. Me sentía completamente cansado, somnoliento incluso para responder.

Apenas iban a dar las 2 de la tarde.  

--En nada...

El timbre sonó e hizo eco en todo el piso con su acostumbrado chirrido, pero estaba tan atolondrado por todo que Maria se levanto y cubriendo su cuerpo desnudo con una bata me dio un beso en los labios.  

--No te preocupes que ya bajo yo. -- me dijo y la perdí de vista después.

De cualquier forma me levanté unos momentos después y me puse un pans nada más, me estire y dando un largo suspiro me encamine hacia las escaleras.  

Escuchaba unas voces hablando a lo lejos, eran apenas audibles, hasta que al fin llegue al pasillo y me acerqué detrás de ella.

--¿Quién ... -- ni siquiera pude terminar la frase cuando lo vi. María giró y me sonrió.  

--Ah hola, este chico vino a dejarte esto--me dió la bolsa de hielo. Oliver le sonrió y asintió.

--Oliver... --dije. Su mirada apenas hizo pausa en la mía unos segundos y luego miro a María con una amplia sonrisa.  

--Oliver... Que bonito nombre --dijo ella. --¿son amigos de la universidad?-- nos preguntó, mientras sus brazos rodearon mi torso y su cabeza se recargaba en mi pecho.

--No realmente, solo... somos compañeros. --dije, nuestras miradas se cruzaron un momento, él asintió lentamente. Tal vez le resprochaba que hubiera vuelto con Cristian. Aún no comprendía como después de lo que le había hecho pudiera regresar con él, realmente no lo entendía. Me molestaba.  

Un silencio prolongado y pesado perduró unos momentos, era posible que nuestras miradas dijeran más que cualquier otra palabra.

--Bueno ya no les quito más tiempo... --dijo al fin rompiendo el silencio y sonriéndole a María se alejó por la banqueta.   

--¿Por qué le has dicho eso? -- reclamo la peliroja dándome un ligero apretón en el brazo.

--¿Que?  

--Pues que no eran amigos

--Pues es la verdad Maria-- respondi y negó desaprobatoriamente.  

-- ¿Qué tal si él si te consideraba su amigo? -- me dijo, cerramos la puerta.

--No.... no lo creo....  

Después de que María me pusiera al día con su nueva vida, mas o menos a las 4:00 de la tarde, después de comer, se fue con la promesa de visitarme más seguido.

La tarde transcurrió bochornosa y pasifica. Aún fui a la universidad por una clase y vi a los cosmo a eso de las 7:00 de la noche, nos pasamos a comer unos tacos a la plazuela, hubo plática para casi 4 horas y cuando las botellas al fin comenzaron a llegar a la mesa presagiando una noche llena de alcohol, decidí retirarme.  

Para las doce y media de la madrugada ya estaba en mi casa y recibí una llamada de un número desconocido, que ni siquiera supe quién fue, pues apenas conteste colgaron, luego, del mismo número recibí una llamada igual sin respuesta, a la 1:00 am quizás.

Me quedé despierto un rato más editando los artículos de una conferencia cercana, sin embargo a medida que el manto nocturno se acentuó, no pude evitar verme segado por una abrumadora somnolencia, hasta que finalmente me quedé dormido en el sillón.  

No sentí haber dormido mucho cuando el timbre me despertó de golpe y por poco tiró al suelo la laptop, me levanté lentamente y buscando el despertar me enjuague la cara, mientras tanto el chirriante sonido del timbre insistía desesperadamente.

Finalmente baje las escaleras.  

--¡¡Abre maldito bastardo!! --escuche la voz de Oliver golpeando el vidrio de la puerta, se escuchaba muy alterado. -- se que estás ahí ¡Sal ya!!

Al fin abrí la puerta y Oliver que al parecer mantenía el equilibrio gracias a la puerta, callo a mis pies. Me inque rápidamente para ayudarlo y el olor a alcohol me golpeó.  

--¿Que est...

--mierda... -- se quejó al ponerse en pie y apartó mis manos de un golpe. -- ya puedo hacerlo, déjame ya.  

Cerré la puerta preocupado que pudiera volver a caer.

-- Estás ebrio... --le dije y me miró con cara de pocos amigos.  

--No, no tanto...-- respondió y camino por el pasillo. Al menos no se tambaleaba tanto. Lo seguí de cerca y por detrás al subir las escaleras para evitar que tropezara. --¿No me vas a preguntar qué hago aquí?-- pregunto girándose a mi al llegar a la parte de arriba.

--¿Qué haces aquí? -- le pregunté cómo quería. Me miró unos segundos y luego se adentro en el piso.  

--¿Todavía estas con esa mujer? -- miro intentando encontrarla por el lugar hasta que tropezó con la cama próxima y callo boca abajo sobre ella.

--no  

Tirado ahí emitió un gemido de asco y comenzó, aunque torpemente, a tirar todos los cobertores de la cama hasta dejar solo el colchón.

--Apesta todo a su asqueroso perfume, al menos deberías cambiar las sabanas-- dijo sentándose en el filo de la cama.  

-- No debería importarte a qué huele mi cama. -- le respondí sirviéndole un vaso de agua en la cocina.

--Pues si me importa idiota. -- respondió y guardo un minuto de silencio. --¿Que no habías dicho que me querías? --pregunto. Lo mire, y luego me acerqué lentamente hasta quedar frente a él.  

--¿No me dijiste que no querías volver a verme? -- pregunte. Apretaba la orilla del colchón con los puños y sus pies se removían.

-- Mentí -- respondió. Guarde silencio sin encontrar algo que realmente decir, así que le tendí el vaso.  

--Toma-- le dije pero apartó mi mano. --si no tomas suficiente agua mañana estarás que te explota la cabeza, bebe-- le volví a acercar el vaso pero manoteo apartándolo. Luego me miró fijamente y humedeció sus labios.

-- Dámela de tu boca. -- dijo. Nos quedamos un momento mirando y luego di un suspiro aceptando que no tomaría aunque le insistiera, después me volví a la cocina para dejar el vaso en la isla.  

--¿Cuánto tomaste? Y ¿Que tomaste? Hueles como a brandy. --pregunte. Se quitó los zapatos y se encaminó a una vitrina donde había licores.

--no lo suficiente...  

--No, no, no --le aparte de allí tomándolo de los hombros. Realmente no estaba tan ebrio, pero si seguía si que lo estaría. Se removió hasta soltarse sobre la cama.

--¿Que tomaste? --pregunte de nuevo.  

-- Dos caballitos de una botella que... que la verdad no recuerdo bien. -- respondió intentando hacer memoria, las palabras salían de su boca tropezadas, característico de alguien que se le adormecen los labios y la lengua por el alcohol en su organismo.

--Parece que no estás acostumbrado a tomar... -- agarre el vaso de agua y me senté a un lado suyo.  

Se quedo un rato con la mirada perdida en algún punto inexacto de la isla, pensando en no se cuantas cosas que jamas podre llegar a saber. Cuando al fin se percato de mi sentado a un lado suyo suspiro y se removió mas cerca de mi.

-- Te cuento algo... -- recargó su cabeza en mi hombro. -- cuando era chico vivía con mi tío, un despreciable alcohólico empedernido que regresaba en las noches hasta las trancas-- jugó con sus manos un par de segundos tomandoce una pausa-- una de todas esas, se metió en mi cuarto, me metió mano y me pegó una sarandiza que ni te imaginas, después de aquella vez se volvió practica... Así que! -- se separó y agitó fuertemente el dedo índice. -- ¡¡decidí que jamás tomaría alcohol!!... pero si he tomado, aunque... jamas me había emborrachado o... o mareado así.. --explicó algo confundido y me miró. -- es tu culpa. --reclamo.  

Esa fue la primera vez que Oliver hablo de su pasado conmigo, tal vez estaba muy ebrio para entender realmente lo que me había dicho, pero eso había sido el presagio de que confiaba aunque fuera un poco en mi. De que algún día con mucha paciencia y suerte podría revelarme su historia.

Aun así, en aquel momento cociente también de tal noción, decidí no presionarlo con respecto a tal tema, queria que si lo iba a confesar, fuera con todos sus sentidos lucidos.  

--¿La culpa yo?....

Paso un rato hasta que pareció que el alcohol comenzaba a abandonar su cuerpo de poco en poco.   

--bebe. --le dije y sin reprochar, habiendo olvidado quizás el berrinche anterior, se tomó el vaso en un par de segundos.

-- Esa mujer de la tarde... ¿es tu nueva novia? --pregunto.  

--No --me límite a decir.

-- ¿Te acostaste con ella? --pregunto nuevamente.  

-- Deja de interrogarme y explícame por qué volviste con Cristian. -- le respondí.

Dejo salir el aire con fuerza y se removió en la cama.  

-- Eso significa que si.... -- me miró fijamente y se inclinó para besarme, pero me aparte. -- .... -- me miró demandante, se subió a la cama y se puso a horcajadas en mi regazo.

--Oliver te arrepentirás por la mañana-- le advertí pero soltó una risa.  

--Si me quieres ¿por qué te acuestas con otras? -- pregunto recargando sus manos en mis hombros. En sus 5 sentidos Oliver jamás se hubiera atrevido a reprocharme por esas cosas, ni siquiera a lo que olía mi cama, por eso mirarlo así me resultaba interesante.

--¿Te importa ? -- pregunté aventurando, quería saber hasta donde llegaba.  

--Ya no estoy tan ebrio... solo que me pregunto de que tipo es tu fidelidad. --dijo y solté una carcajada. --¿por que te ríes? -- pregunto, era como si de alguna forma intentará reprocharme.

Mis manos en sus caderas, sus manos en mis brazos, parecíamos una pareja con varios años de noviazgo.  

-- Tu y yo no somos nada. -- respondí, y lo hice quitarse de encima para pararme. Se quedó sobre el colchón recostado, se comenzaban a cubrir sus ojos de somnolencia.

--Odio verte con mujeres --dijo.  

Le di la espalda e intente guardar la calma, no quería que se me subieran a la cabeza palabras tan banales.

-- Tu tienes a Cristian, estamos a mano. -- respondí y soltó una risita.  

Luego se recostó boca arriba y miró un minuto el techo.

--Ya no... -- soltó y me miró. No estaba seguro de lo que eso significaba, si siquiera significaba algo. Luego se remango la playera que tenía puesta y me mostró unos moretones en sus brazos. 

-- si que se molestó, pero lo mande al carajo-- dijo.

--¿Cuando te hizo esto?--pregunte apresurado, me acerqué y mire de cerca sus brazos.  

--Hoy...

--¿Y optaste por olvidar con alcohol? --pregunte aunque por mi tono descuidado pareció mas un reproche.  

--No es eso... -- se removió en la cama. Se giró un par de veces y se estiró. -- ¿No vas a cambiar las sábanas? -- preguntó. Lo mire seriamente durante unos minutos preguntándome por que no había matado a Cristian esa misma noche. Fui al closet y saqué de ahí cobertores limpios.

-- ¿No vas a volver a tu casa? --pregunte.  

--Ya no tengo casa... --dijo y comenzó a poner descuidadamente los cobertores.

--¿Como? -- pregunte confundido, me miro unos segundos y asintió. Fruncí el ceño...  

--Vivo con Cristian.... bueno vivía.... --respondió se quito los pantalones, la camiseta y se metió en la cama tranquilamente. De momento me costo entender lo que estaba diciendo. --¿Me puedo quedar? -- preguntó, pero pareció mas una frase de rutina, porque apenas unos segundos después Oliver cerro los ojos y pareció como si en un solo instante se hubiera quedado profundamente dormido. No me quedaron grandes opciones por lo que asumí que pasaría ahí la noche

Después de cambiarme me metí en la cama donde ya hacia Oliver respirando serenamente. Su celular jamas dejo de sonar en toda la madrugada, pero era tanto el agotamiento de ambos que ni siquiera nos importo.  

.

 

.

Edgar me ofreció un cigarrillo y luego me miro.  

--¿Vivía con él? --pregunto encendiendo la puntilla con su encendedor.

-- Si, y para no amarlo, vivió con el muchos años en realidad.... --fume profundamente recordándolo todo. La lluvia se vertía sobre la tierra con una fuerza impresionante, incluso hacia tal ruido que era difícil escuchar, las hojas de los arboles vibraban antes su caída y el vapor de la tierra caliente se elevaba haciendo una agradable bruma. -- Para las consecuencias ese fue el comienzo de la causa.  

--¿Por que?

-- Porque el corazón de Oliver, si quieres verlo de forma retorica, no le pertenecía a nadie, ni su espíritu aventurero, soñador y juguetón, tampoco su temperamento explosivo y aparentemente inexpugnable o la tremenda fortaleza de su interior.... --solté el humo y le di otra calada. estábamos en el porche de la casa de mi infancia donde había pasado mas de la mitad de mi vida. -- pero su cuerpo... su cuerpo estaba condenado por una red de miserables hechores acuñados los Garañones, que se podían comenzar a contar desde el único hijo de uno de los mandatarios primarios de la mafia... y ese cabrón era Cristian. -- explique, Edgar dejo de fumar por lo estupefacto que se había quedado.  

--¿En que te metiste William? -- pregunto y deje salir una risita que no me duro mucho. Mire al frente la lluvia que se extendía mas allá del horizonte y no dejaba ver claramente la lejanía. Mas o menos eso es el futuro ¿no?. sin absoluta certeza, una niebla densa que te impide saber donde pisaras, si caerás o subirás una montaña.

-- Créeme.... ahora es lo que menos me preocupa... 
Notas finales:

Super tarde lo se, pero aqui esta otro cap, ¡¡ojala les guste!!

 


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