Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Recordar como volver. por momu

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Tal vez salimos Edgar y yo de la cafetería a las 7 de la noche, no estoy seguro, el tiempo para mi paso tan rápido que solo recuerdo a la mecerá pidiéndonos por favor salir del local por que estaban a punto de cerrar la cortina metálica.

 

Sin embargo así como había comenzado a narras la historia que le conté a Edgar, en mi mente volví a recordar cada parte de ella como si hubiera insertado el casete una vez mas. Remontando.

 

Esa noche pasamos mi cumpleaños en casa de Bill. Pero eso fue lo de menos, por algún motivo desconocido, las visitas a tal lugar se hicieron mas frecuentes.

 

A los cosmo les gustaba el club y yo ya no tenia porque renegar, solo íbamos a beber después de todo.

 

Una noche volvimos de la reunión estudiantil anual ya tarde, al menos las 8 de la noche. Esas semanas habían sido las del fin del curso y habíamos estado con el culo pegado a las sillas de la biblioteca todos los días.

 

--Vamos William, tenemos pases extras...

 

-- Jimi, ya sabes que a el le sobran... --dijo Fer de forma burlona, que idiota pensé.

 

--A veces realmente dudo de tu inteligencia-- respondí desde la banca de los vestidores, Marck solo se echo a reír y le dio unos golpesitos en el hombro a Fer.

 

-- Anda William, solo es por una noche, iremos a ver algunos cuerpos bailar, nada más... Por algún motivo fui esa noche, quién sabe, quizás los astros se alinearon, o el eclipse lunar fue causante de tal decisión, pero ahí estuvimos.

 

Nos metimos a un sitio donde el brazalete era negro y la decoración cambiaba un poco, sillones acojinados, mesas de caoba barnizada y en la barra un barman habilidoso mezclaba los cócteles que llegaras a desear.

 

Nos sentamos y pronto una mesera llego a atendernos. Pedimos poco, apenas lo que podíamos pagar.

 

Nos estuvimos ahí, platicando y bebiendo, hasta que por la puertesilla del escenario salieron cuatro bailarines, dos chicas y dos chicos, eran entre algunos otros, stripers. Y allí estaba de nuevo él, tenía un mameluco de oso panda abierto por delante hasta casi las caderas que dejaba apenas visible el comienzo de un tatuaje -no traía más que eso, o al menos eso me imaginaba por el lugar tan evidente-

 

Los cuatro caminaron por la barra que daba a diferentes mesas, una de ellas la nuestra. Él se encaminó a nuestra dirección, se inco unos cm antes del borde con las rodillas separadas y comenzó al son de la música con algunos movimientos lentos a moverse. Entre los chicos se miraron estupefactos por tal acontecimiento, sin embargo, nadie dijo nada, se mantuvieron estáticos y sin siquiera pestañear.

 

Su cuerpo era como los surcos de un peñasco al aguacero, y sus manos como paños de ceda ondeando suavemente en el viento; su cara se escondía tras una sombra creada por el gorro del atuendo que le tapaba los ojos y solo quedaban parte de la nariz y sus labios rojizos a la vista.

 

Los hombres a continuación nuestra, le sonreían y algunos de ellos le lanzaban billetes desde su asiento, el les sonreía y y se inclinaba a ellos de forma sugerente.

 

-Vuelvo.. --avise a los chicos.

 

Me levanté y me encamine al baño trasero -en un área al aire libre- con una honda revoltura en el estomago. Me eche agua fría en la cara, intentando así despejar mi mente.

 

Un hombre que entro de pronto se detuvo indeciso si preguntar cómo me encontraba, por qué al parecer por su expresión me veía realmente enfermo, se metió por fin al baño, pero aún así mi recuperación fue lenta y cuando él salió yo aún estaba allí.

 

Se pasó a un lado y se fregó las manos con jabón, y cuando se disponía a salir se detuvo y nuestras miradas se cruzaron.

 

--Te encuentras bien?  

-- Muchas gracias, estoy bien -- me limité a responder, aunque mis intentos por permaneces solo no surtieron efecto.

-- Los corderitos no fueron de tu gusto? -- pregunto soltando una risilla entre dientes. No supe de que hablaba, así que solo le arme una curva con los labios y negué. -- Te voy a presentar a alguien, estoy seguro de que no podrás resistirte... -- recuerdo que me dijo, parecía como si me intentará vender algo pero su ánimo y calidez me impedían negarme por completo.  

.

Esa noche volví a casa con una mariconera de cuero entre las manos, articulo que había tenido la suerte de encontrar en el aparcamiento al salir del club. Días después me vine enterando que la cartera le pertenecía al mismo hombre que me había encontrado en el baño esa noche. Dentro venían algunas de sus pertenencias, como su cartera, un estuche con tikets y papeles firmados, una chequera, gafas y hasta las llaves de algún automóvil.  

Los siguientes días intenté contactar al sujeto, y con una satisfacción realmente esperada me quedé de ver con aquel hombre.

Le entregué sus pertenencias esa tarde. Recuerdo que estaba realmente agradecido y la cara de angustia que le había precedido antes al bajar de su auto, se disolvió en una sonrisa de alivio al verme.  

-- No solo has entregado mis pertenencias, casi me has devuelto la vida -- me dijo aquella vez, algo exagerado creí, sin imaginar que quizás en ese pequeño bolso había trabajo de décadas. Para un hombre como él, seguramente se resumía en sumas de dinero de millones.

Me reconoció al instante, me dijo que desde el principio le había parecido un buen sujeto, y me prometió pagarme con el mejor regalo que pudiera hacerme.   Una mañana en el correo llegó un sobre negro que dentro contenía un brazalete y una carta. En ella él se disculpaba por los problemas que había causado, y me decía que ese brazalete lo usará cuando necesitará desconectarme de todo, nada más, nada menos, no explicaba gran cosa realmente. 

 

Jamás me imaginé que ese regalo sería un "especial gold" en Bobalu, y mucho menos que cambiaría mi vida para siempre.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).