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Recordar como volver. por momu

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Me es imposible recordar completamente y con certeza cuantas cosas hice en aquella semana de mi vida, los pocos recuerdos que permanecen me amargan la boca, me carcomen y me castigan. 
No por mi, ni siquiera queda espació para la vergüenza, ni lugar para pensar en mi mismo, solo en él, en lo que vivió, en el poco respeto que tuvo que soportar, y no importa si ya estaba acostumbrado, si lo vivía siempre o si esos eran los gajes de su oficio, lo vivió una vez mas sin importar la cuenta.   
 
Después de tal actuación tan descarada, demente y de muy poca razón, no volví a aquel lugar en un muy largo rato, todo me había parecido tan turbio y borroso que a veces dudaba de lo que había ocurrido.
 
Como mala maldición, las sensaciones parecía estar a flor de piel cada vez que recordaba flashazos de aquellas noches.
 
Estaba confundido conmigo mismo, acerca de lo que el deseo de tocarlo representaba. 
 
Oliver de un momento a otro se había convertido en un extraño pretexto para saltar mis nervios y mis deseos mas obscuros, de alguna forma que aun no puede entender mi razón, despertó en mi una parte que había dada por muerta hacia años, una vehemencia incontenible, capaz de destruirlo todo a su paso, que incluso a mi mismo me aterraba revivir. 
 
Me recordó aquel yo del pasado, de unos 18 o 19 años, con las riendas sueltas, metiéndome en esas estúpidas luchas callejeras, bebiendo como alcohólico empedernido, perdiendo el control de mi propio juicio y del rumbo de mi vida.
 
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Edgar me miro y suspiro pesadamente. 
 
--Bueno eras el rey de la jarana en la pelea, pero tenias la sangre muy caliente entonces... sin embargo saliste por cuenta propia ¿que no? -- 
 
--Si creo que, las cosas deberían estar muy jodidas para que yo volviera a caer en ese hoyo -- Edgar me dio un palmazo y soltó una risa
 
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Fue un cambio en mi que jamás me espere y por ello me sacudió la carcasa adormecida hasta tirarme de boca.  
 
Continué con mi rutina, los apretados horarios, uno que otro polvo con Maria, las asesorías y los proyectos mensuales, a veces salia con los cosmo.   
 

Me centre en mis estudios, y comencé a fumar en cantidades mayores, primero por estrés y luego por habito, conseguí un estudio sobre las calles del centro, en un edificio de dos pisos, ya les había mandado fotos de él
 
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-- Si, en cuanto Linda me mostró las fotos supe que era un lugar hecho a tu medida. 
 
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-Me gusta tanto esa lugar, la vista, el domo de vidrio, la estructura de metal y los pisos obscuros y aunque era un poco frío en las noches por los techos altos y necesitó arreglos, decidí vivir ahí, la renta era muy poca comparado al anterior lugar y además era tan grande que podía guardar las obras y hacerlas ahí mismo. 
 
Me comenzó a ir bien, forme un colectivo con ayuda de un profesor y continuamente hacia trabajos para compañías textiles. 
 
Cuando todo parecía indicar que el camino de mi vida y el suyo se habían dispersado en direcciones opuestas, que jamas nos volveríamos a cruzar y el olvido comenzó a descubrir el candor de mi mugrosa piel; apareció, y no solo de forma fugaz, como cuando le sonríes a un extraño al caminar por la calle, o te disculpas con alguien con quien rozaste tu hombro.
 
Me lo encontré nuevamente cuatro meses después. 
 
Pero me tomo tiempo darme cuenta que se trataba de él, fue como el efecto de los modelos desnudos, que cuando los ves con ropa algo no cuadra con ellos. Iba a menudo a desayunar a la cafetería de la facultad, y tal vez algún día me pregunte por qué me resultaba tan familiar, pero nunca solvente mis sospechas.
Hasta que un día con mucha prisa le tiré por accidente el agua de Jamaica encima, bueno no sé la tiré yo, él choco contra mi realmente. 
 
Se quedó quieto mirando su camiseta blanca manchada por completo, luego me miró con la boca abierta por lo sucedido y entonces lo supe, él también se quedó paralizado, sorprendido, suspendido, sus cejas se inclinaron durante unos segundos y luego parpadeo. 
 
Lo único que pude resolver en tan espontáneo instante fue que él no parecía feliz de verme y lo único que hice fue aparentar que no lo había reconocido, por estúpido que eso pareciera.  
 
-- Cielos, discúlpame no te he visto para nada. -- recogí la basura del suelo y saqué un pañuelo de mi bolsillo. -- toma. -- se lo di y me marché por un lado sin siquiera mirar atrás. 

 


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