¿Culpa, tal vez?
sin embargo...
Un día ese forzado indiferente no pudo ser más. Me lo encontré en los baños de los campos de fútbol. Esos vestidores siempre estaba vacíos y yo iba porque la bodega de materiales estaba a un lado y constantemente tenia que sacar cosas.
Unas risas se escucharon a lo lejos.--Tienes una boca tan bonita. ¿Sol sirve para escupir mierda? -- las risas se acentuaron entre lo que aparentaban ser dos sujetos. Me encamine confundido por el pasillo que daba a las regaderas. -- yo creo que puede hacer otras cosas mas... -- el impacto de lo que parecía ser un puño lo interrumpió y emitió un crujido. Se oyó un quejido seguido de un bufido que se desato en una risa.
-- Ya te carga la chingada...
--Para hacerte una mamada primero debes tener pene ¿no sabias?
Cuando al fin llegue a la entrada del lugar los dos tipos lo tenían acorralado en uno de lo los cubículos de las regaderas, estaba todo empapado en agua y tenía el labio inferior reventado. Uno de ellos estaba parado con el puño ensangrentado y el que lo sostenía del cuello de la camisa también tenía sangre en la comisura del labio.
Cuando mi presencia se hizo evidente los tres voltearon la mirada hacia mi.
-- ¿Qué mierda estás mirando? ¡¡lárgate de aquí!! -- dijo el que lo tenía agarrado del cuello.
Vi a los lados y me recargue lentamente en el muro, el tipo me miró con furia y aventó a Olí en la pared haciendo que cayera en la esquina del cubículo.
Desde primero de preparatoria nunca creí que volvería a golpear a alguien, y jamás imagine que aquellas peleas clandestinas me servirían de algo en la vida; pero el tipo dio unos pasos hacia mí y evocó una media sonrisa que le hizo hacer una mueca extraña.
-- Váyanse ya si no quieren tener problemas -- dije tratando de ser severo. En realidad no tenía pensado golpearlos, ni siquiera quería problemas, tampoco estaba molesto, de hecho, iba de un muy buen humor aquel día, aun así no estaba dispuesto a dejar a Oli ahí con ellos.
El sujeto bufo y se peinó hacia atrás con la mano ensangrentada evidenciando una creciente irritabilidad.
--¿Que no escuchaste? --cuestiono. Deje de recargarme en la pared, mis brazos cayeron a cada lado y apreté los puños.
Lo único que pude sentir después fueron sus nudillos impactando contra mi mejilla, el sabor metálico en la lengua y un dolor extrañamente vivificante diseminarse desde la mandíbula.
Y como seguramente ya comprenderás mi carácter es, realmente incontrolable para ser exactos.
Creo que mi temperamento explosivo y mi furia desenfrenada fue uno de los aspectos de mi personalidad que más tiempo me llevó en poder controlar. Y para entonces estaba lejos de poder contenerme, así que me erguí y quitándome la gota de sangre que se había escurrido por la comisura de mi labio miré al tipo. El calor de su golpe se expandió rápidamente hasta mi cuello, un terrible palpitar advirtió la creciente ira recorriendo mi venas, como un cólera ponzoñoso.Lo tomé del cuello y lo azote contra el piso provocandole un ardoroso sofoco y disnea, rápidamente el otro tipo se lanzó contra mí y me comenzó a golpear en el estomago, Oliver se monto sobre su espalda y le mordió el hombro hasta que se le escurrió la sangre, este dio un grito al cielo y en un gruñido aventó a Oli al suelo, momento que aproveche para tirarlo al piso e impactar mi puño contra su cara, una, dos, tres, no estoy seguro de cuantas veces .
La puerta del corredor se azotó tras su huida, un poco adolorido cerré la llave de la regadera, había sangre en todo el piso y Oli estaba sentado en la esquina del cubículo con la respiración agitada mirándome en silencio.
--¿Estás bien?-- le pregunté hincándome frente a él, tenía el labio roto y los brazos llenos de moretones -sobresalían mas porque su piel era blanca- la camisa desaliñada y el cabello hecho un desastre.
¿Entiendes por qué no puedo explicarte por dónde comenzó todo?
.-- Así que... Eres tú... -- solté las palabras al viento, él se levantó con dificultad, así que lo ayude a ponerse de pie.
-- Nunca me había encontrado fuera del trabajo con algún cliente, ni que uno me salvará -- soltó una risita por lo bajo, yo solo pode verlo echó una mierda, ni siquiera me hacía gracia su comentario, todo había ocurrido en un parpadear -- tengo una suerte particular, ¿no crees? -- parloteo.
-- Debería llevarte a la enfermería... Ven... --caminamos fuera de las regaderas.
--Espera... --se detuvo y con esfuerzo se sentó en una banca de los vestidores. -- no podemos llegar así, van a pensar que me golpeaste tu o que nos metimos en alguna pelea.
--¿Que no piensas denunciarlos? -- dije, él me miro y soltó una carcajada hasta echar la cabeza hacia atrás y sobarse el estomago.
--¿Te han dicho que eres tan graciosos? --soltó el aire finalizando su risa.
--No se que te causa tanta risa, ¿crees que estoy de broma? --espete con severidad, su sonrisa se borro enseguida y me miro seriamente. Se levanto adolorido y se acerco.
--Como te atrevas a decir una palabra... -- dijo amenazante haciendo un ademan con su dedo indice, luego de unos segundos sonrió de forma maliciosa y su dedo contacto mis labios. -- o si quieres... --su dedo descendió rápido hasta mi entre pierna. Le tome la muñeca con fuerza y lo aparte.
--Que estupidez... --dije fastidiado y le di la espalda. Aun estaba molesto, pero mas probablemente residuo de la pasada calentada.
--¿Hablaras? ¿Así me vas a pagar? ¿aunque me cogiste peor que a una puta perra callejera? --esas palabras me quemaron hasta el esófago, de nuevo el calor de la ira, un sabor amargo en las papilas.
Me volví y trague saliva para poder verlo, su mirada hábilmente amohinada. posiblemente tergiversando la situación a su conveniencia, sin embargo yo aun me encontraba remotamente consiente de sus habilidades interpersonales, en ese momento lo único que me preocupaba era mi envilecida actuación ya mencionada.
-- ¿T..te hice daño?
--¿Me estas preguntando? -- se sobo la muñeca donde lo había agarrado. --¿Que no recuerdas tu mismo?-- me quede en silencio, su mirada nuevamente se clavo como agujas en mis ojos. -- No digas nada ¿vale? --pidió
Nos limpiamos, lo ayude a quitarse la sangre de la piel y a acomodarse la ropa y el cabello, finalmente mas presentables ambos salimos de ahí junto con una bicicleta de la bodega - una vieja y desconchinflada-
La enfermera le coloco dos moñitos sobre la herida del labio, nos mirábamos de vez en cuando pero jamás vi que hiciera una mueca de dolor.
-- Ya quedó pero, ¿puedes decirme cómo te hiciste esto? -- pregunto la enfermera mirando también sus moretones. Olí soltó una risa espontánea que me sorprendió.
-- este idiota nos tiró de la bicicleta cuando veníamos para acá... ya ve, en la barranca -- soltó, se llevó una mano a los labios y río de nuevo -- nos caímos sobre el pavimento y rodamos como 3 metros ¿no? -- me miró con una gran sonrisa, se veía tan natural que no pude evitar sonreír.
-- Si, creí que... nos atropellarían... -- le seguí y me rasque la nuca, la doctora sonrió. Parecía convencerla nuestra historia.
Ella se fue y nos dejó en la enfermería solos, Oli se recostó sobre una de las camas y resopló, se veía cansado.
-- ¿Quienes eran ellos? -- pregunte, pero él solo aparto la mirada.
-- Gracias... Pero ya estoy bien. -- respondió y se removió en la camilla dándome la espalda.