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Recordar como volver. por momu

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--Había salido con los cosmos, era mi fiesta de cumpleaños 22 y ellos decidieron "sorprenderme" si es que a una prostitutas se referían-- recordaba ese día. 

 

Los perros eran la peor influencia q Qque alguien pudiera tener, pero al parecer eran los únicos capaces de aguantar mi carácter de quintillas y limón sin terminar golpeándome. -- ya ves que soy de un carácter poco paciente-- le dije y Edgar soltó el aire en una sonrisa. -- me los jodí en palabras a todo esa noche, estaba realmente molesto, me parecía una estupidez que me hubieran llevado ahí, no sé que fue, porque si lo miras desde otra perspectiva pues... para un tipo de 22 años recién cumplidos podría haber sido la mejor oportunidad de follar con una chica experimentada y lindisima, pero no era mi caso, y no quiero que me mal entiendas, no es que fuera el más "petite ponme de terre" de la facultad, pero me echaba buenos polvos, y además frecuentemente... bueno pero aunque no los tuviera, no es algo benévolo -- 

 

le di un trago a mi bebida, quizás un poco nervioso de contar tan irreverente historia, o también porque cuando cuentas algo desde el momento donde crees que comenzó todo, de algún modo pareciera como si fueras a vivirlo por segunda vez.  

 

--Oh vamos esa falsa modestia sobra, siempre desde que tengo memoria tuviste a las chicas mas hermosas del colegio, no intentes sorprenderme. --dijo él riendo entre dientes con un gesto burlón como siempre hacia, yo solo solté una carcajada y negué, dejando pasar el comentario a la ligera.  

 

-- Bueno Finalmente fuimos ahí con la condición de que solo beberíamos unos tragos para darle entrada a la noche, además Jimi ya había comprado nuestros pases y los otros chicos nos esperaban adentro.... 

 

--Pero entonces ¿a que hora lo viste por primera vez? --dijo Edgar un poco ansioso, mientras con los codos sobre la mesa se inclinaba para fumar un cigarrillo. 

 

--A eso vamos... --le aclare.

 

Cuando entramos al lugar el sonido nos impidió comunicarnos con claridad, así que sin querer tome un camino distinto y por un rato los perdí, menos mal, porque la verdad entonces estaba encabronado, realmente encabronado, aunque ahora mismo que lo pienso fue de mas, y quizás fuere por una circunstancia adversa a esa situación, no lo se, me suele pasar eso mismo a menudo. 

 

En fin... camine un rato por el lugar, que era muy grande por cierto, una especie de club con diferentes áreas, cada una distinta y especifica a un tipo de placer.

 

Lo que no sabia era que cada una tenía un costo extra y sin fijarme termine en las áreas mas exclusivas del local, eso que nosotros apenas habíamos estado en la mas exterior. 

 

Había de todo, pero de todo, bailarines de todos los tipos, música suave y fuerte, luces, chicas desnudas caminando a tu alrededor, chicos, pero no cualquier tipo, chicos... bonitos, adornados con orejitas de conejo o paños de ceda, bocadillos que con solo verlos u olerlos ya tenías una cuota extra que pagar, era como un circo de peticiones y fantasías sexuales, realmente me incómodo, había hasta letreros con precios acerca de los servicios que te podían brindar, la mayoría sexuales, vitrinas con todo tipo de juguetes sexuales y vamos.... te imaginarás  ...

 

--Cielos William, sabia que eras pervertido pero no a tal grado ... 

 

--Se a lo que quieres llegar, pero fue casualidad nada mas. -- aclare un poco divertido mientras soltaba el aire-- Después.......-- me detuve un instante y revolví el sumo de la limonada que se había asentado en mi vaso hasta que un remolino lo mezclo todo, luego me la bebí de un trago--  bueno... -- Era él, como lo recordaba, si que lo recordaba con claridad, parecía como si al cerrar los ojos pudiera volver a ese preciso instante, ahí estaba él, arrodillado sobre una extraña pero preciosa y acolchonada mesa aterciopelada de color rojo, con flores en el cabello, vestía una sola camisa enorme desabotonada y calzoncillos blancos, rodeado de cientos de bocadillos --ya te imaginarás lo que sucedió después... 

 

--Pues lo siento pero no soy adivino, pero si me cuentas... 

 

--fue... --solté una risa, que estupidez pensar de forma tan dulce algo que en su momento fue tan trivial y hasta bizarro. -- Que lo vi, era uno de esos chicos acompañantes, sobre una mesa repleta de bocadillos, y al parecer él pretendía ser uno igual. Recuerdo que llamo mi atención él particularmente, porque se veía muy chico para estar en un lugar como ese, y me pregunte de inmediato si eso era legal o algo así, y sonara muy tonto, sobre todo viniendo de mi, pero en ese momento creí que pese a la turbulenta nube de gente perversa que ocupaba todo el lugar, y aunque él de alguna manera formara parte del  escenario, era lo mas puro e inocente que podían ver mis ojos, en medio de todas esas sonrisas maliciosas, y cuerpos desnudos y aunque él también casi lo estuviera, era como luz... -- La risilla de Edgar me trajo al momento y lo mire un instante después, sacaba el humo por la boca mientras me miraba con una sonrisa casi invisible pero de gran satisfacción. 

 

--Solo ignora mi presencia y continua contándome, anda... 

 

--no tuve tiempo de mucho, después de todo era un lugar inaccesible para mi y en cuanto me di cuenta un guardia me pregunto que hacia allí al ver que no portaba el brazalete dorado en la muñeca. 

 

Lo ultimo que pude ver antes de que me sacaran de la zona fue que aquel chico estaba rodeado de algunos hombres, unos 4, pero se veían realmente adinerados, no cualquier cosa. --solté el aire y reí entre dientes recordando como me habían echado de lugar -- luego de eso me sacaron del lugar y me dijeron que...

 

--¡Oh vamos! William siendo tu, yo esperaba algo mas emocionante, que te hubieran pagado un servicio con él, no se, una insinuación al menos... --soltó una carcajada y se llevo una mano a la frente mientras deshizo la braza de la colilla que le restaba. Me miraba con asombro y al parecer por sus gesticulaciones una vergüenza ajena ante una actitud poco conocida en mi, que le provocaba una sonrisa nerviosa o algo semejante. 

 

--¿Que? --me miro con las yemas de los dedos apoyadas en las cienes, contemplándome como si disfrutara de mi actual expresión o esperando a que yo dijera o hiciera algo. 

 

--Waw --exclamo lentamente en un susurro -- eres otro... --rió con suavidad casi imperceptiblemente de modo que solo pareció una exhalación de aire -- hacia tanto que no hablábamos así, bueno jamas lo habíamos hecho así, te recordaba menos emocional, mas pesimista, irónico, sarcástico y serio.

 

--No tiene que ser tan raro, cundo tu y yo nos conocimos eramos apenas unos niños. --le dije y asintió suavemente. 

 

--Si, debe ser eso... 

 


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