Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Resolviendo dudas existenciales por Sioa Shun

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

San Miguel de Tucumán, Viernes 7 de Ocutbre del 2016


Re subido: San Miguel de Tucumán, Lunes 3 de Junio del 2019


 


Resolviendo Dudas existenciales.


Capítulo 2: Develaciones de una charla incómoda.


By Sioa Uchiha-San.


 


Incómodo, profundo e incómodo silencio, el cuarto estaba lleno de él. Misaki seguía con el rostro hundido en la mullida espalda de Suzuki-san, evitando mirar a su casero, esperando escuchar su risotada. ¡Hasta él sabía lo ridículo que había sonado!


Frente a él, el gran Usami Akihiko tenía los ojos abiertos como platos, mirando la tierna escena en frente de sí , parecía que su castaño estaba a punto de llorar por la vergüenza. Si, por supuesto que se quería reír, estaba haciendo tanta fuerza por no carcajearse que hasta le dolía la garganta, pero era un tema delicado, Misaki jamás volvería a buscarlo para hablar con él si se burlaba ahora. A tientas busco sobre el escritorio su cajetilla de cigarrillos, le dio un par de golpes en la parte posterior contra el vidrio de su escritorio y luego tomó uno de los filtros que sobresalió entre sus labios, retirando el cilindro de la cajetilla para luego encender su vicio y dar una profunda calada.


-Misaki.- Lo llamó, pero esa voz profunda y aterciopelada solo había conseguido que el joven se encogiera en sí mismo, apretando con más fuerza al oso. Si no fuera porque era un objeto inanimado ya hubiera matado a esa pobre criatura por la fuerza con qué lo estrangulaba. -¿Qué te hizo pensar que sos gay?... ¿El hecho de que sales conmigo desde hace cinco años?, ¿O qué te gusta cuando yo te...?- Se vio interrumpido al tener que agacharse a la velocidad de la luz justo antes de que una de sus pesadas novelas impactara de lleno en su cara, escuchando como esta golpeaba la pared tras él.


-¡Usagi! ¡Fue una pésima idea venir a hablar contigo! ¡Me voy!- Temblando como una hoja a merced del viento de otoño, el castaño se levantó y camino rápida pero atolondradamente a la puerta, con el sonrojo de su rostro ya expandido hasta sus orejas.


Eso era muy extraño, jamás había esperado que el menor viniera a él para platear semejante tema. Levantándose de su asiento, apresuró su cuerpo a reaccionar, tomando al castaño por la muñeca y apoyando su otra mano en la puerta para evitar que saliera, lo acorralo sin darle muchas más opciones. Lentamente inclinó su rostro hasta el oído del más bajo. –Misaki.- ¡Por Dios, como detestaba que el novelista hablara contra su oreja! Que susurrara su nombre de esa forma, lo dejaba tan vulnerable e indefenso, tan a su merced. –Tranquilo, lo siento, no era mi intención avergonzarte. No te marches, hablemos.- Le propuso, apartándose de él lentamente.


-¿No vas a decir más cosas vergonzosas? – Preguntó aun de espaldas al más alto, tragando saliva con dificultad.


-Te lo prometo.- Aseguró el escritor, esperando y rogándole al Dios de turno que su uke le creyera.


Con duda, el futuro editor regreso a su lugar en el sofá sin tener la menor idea de cómo continuar esa conversación, evitando a toda costa ver a su amante a la cara, e intentado relajarse volvió tomar a Suzuki-san entre sus brazos.


-Misaki, relájate, dime ¿Qué te hizo pensar que sos gay? Digo ¿Por qué te lo cuestionas ahora? Creí que ya debías tenerlo claro.- Habló con tranquilidad el peliplata, dando una nueva calada a su cigarrillo.


Eso era tan jodidamente incómodo, su mirada subió por primera vez a encontrarse con las gemas violáceas de su amante, odiaba cuando él se mostraba tan maduro y tranquilo, lo hacía sentir como si fuera un chiquillo. ¿Cómo era posible que Usagi pudiera tomarse todo con tanta calma? ¿Cómo podía preguntar tales cosas con ese gesto tan apacible? El sentía que estaba al borde de un ACV. Jugando con sus manos tragó saliva, y se forzó a estar a la altura de la conversación, ¡Ya tenía casi veinticuatro años! ¡Tenía que poder hablar de esas cosas sin que le diera un ataque de algo! Además... aunque sonara a disco rayado, Usagi era su novio, tenía que ser abierto con él o al menos intentarlo.


-Bueno, es qué desde que entre a trabajar a departamento de Emerald, he estado preguntándome algunas cosas.- Respondió dubitativo.


-¿Desde qué entraste a trabajar? ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?


Esa pregunta, ¡Ay, señor bendito! ¡Esa pregunta! Apretó con más fuerza a Suzuki e intentó desviar la mirada, evitaría ese tema por ahora, ni él mismo quería pensar en eso, no quería. –Es solo que, y—yo siempre creí que... estaba seguro de que me gustaban las mujeres.- Comentó intentado redirigir la conversación.


-Ajam...- ¿Creía que era idiota? Acababa de evitar su pregunta, de una forma muy obvia. ¿Qué se traía ese niño? -¿Y qué paso?


-Es que me puse a pensar, e—en... en nosotros. - ¿Por qué tenía que sonreír así? Qué no lo estuviera viendo no quería decir que no se daba cuenta de la estúpida y enorme sonrisa que había provocado en el rostro del afamado escritor con sus palabras. –Y tú sabes que tú... bueno, que tú eres mi primera relación y nunca me cuestioné en realidad como fue que terminamos juntos... quiero decir... fue todo extraño pero tan natural, me negué a pensar que yo fuera gay en ese entonces y simplemente asumí que tú eras "la excepción" - ¡Por el cielo y el infierno! ¡Qué alguien le borrara la estúpida sonrisa de la cara a ese engreído! -Pero ahora, analizándolo... me di cuenta de que nunca me ha "gustado" ninguna mujer.


¡Ja! ¡Toma eso Kaouruko! ¡Misaki jamás podrá corresponderte! Que cosas tan reveladoras estaba diciendo su querido novio, no podía dejar de sonreír y sentir que su propio ego estaba inundando el cuarto al recordar y escuchar de esos suculentos labios que él era "la excepción" que era su primera relación, y claro él mismo se encargaría de que fuera la única. -¿Cuál es el problema con todo esto, Misaki? ¿Qué te preocupa? No tiene nada de malo.


-No, no es que tenga algo de malo, es solo qué me siento extraño al pensar en todo esto.- Aseguró el joven ahora un tanto más tranquilo, hablar con Usagi no era tan difícil, si se relajaba era tan simple. Cuando Akihiko se disponía a escucharlo, a simplemente estar ahí para él, se sentía tan tranquilo, tan protegido. –Pero es qué es un gran... no sé cómo decirlo... es un gran golpe para mi darme cuenta de que en realidad no me gustan las mujeres, que no me provocan nada, yo aún esperaba que alguna chica bonita, que no fuera de tu familia, alguna vez se me declarara. – Comentó dando un largo suspiro, sintiendo que sus mejillas disminuían un poco de temperatura aunque permanecían tibias.


-Misaki, hay algo que no me estás diciendo.- Afirmó el mayor, apagando su cigarrillo en el cenicero. -¿Qué tiene que ver tu entrada en el departamento Emerald con todo esto? Dijiste que estas cuestiones empezaron a rondar tu mente cuando entraste a trabajar ahí.


-Ah, no, nada... ya te dije, solo estaba replanteándome cosas esos es todo. – Afirmó nervioso el castaño.


Era idea suya ¿O acababa de meterse un elefante en la habitación? Su mirada se afiló, y la clavó acusadoramente en esas esmeraldas hermosas y brillantes que ahora lo esquivaban como si se tratara de la mismísima peste. ¡Misaki estaba ocultando algo! Se levantó de su asiento por segunda vez, y se aproximó al sofá, dejándose caer junto al más joven notando como un estremecimiento lo recorrió de pies a cabeza, para luego retroceder, alejándose de él cuanto pudiera.


-¿Usagi? ¿Q—Qué pasa?- Inquirió el menor mientras sentía su espalda chocar contra uno de los poza brazos y venía en cámara lenta como ese hombre mimado se abalanzaba sobre él. ¡Estaba perdido!


-Mentiroso.- Aseveró mientras se recostaba prácticamente arriba de su amante y tomaba su barbilla para obligarlo a que mantuviera su mirada. –Confiesa Misaki, o tendré que hacerte hablar de otras maneras.- Advirtió mientras una de sus manos acariciaba descaradamente los muslos internos del más bajo, en una caricia insinuante, para luego colarse lentamente bajo la camisa, rosando sus fríos dedos contra la cálida piel de su vientre.


-¡¿Qué haces?! ¡No! ¡Usagi! ¡Espera!... ¡¿Dónde crees que estas tocando infeliz?!- Protestó, revolviéndose debajo de su cuerpo, intentado sacarse de encima a su calenturiento casero. ¿Por qué será que ese hombre quería arreglar todo con sexo? ¿Cuál era su maldito problema? Y entre tire y afloje, había logrado deshacerse del agarre del mayor pero en el proceso ambos habían aterrizado en el suelo. -¡Tonto! ¡Míranos! ¡No se puede hablar nada en serio contigo!- Se quejó frotando su adolorida cabeza después del golpe.


-Solo quiero que Misaki diga la verdad, si no me lo cuentas todo entonces no puedo ayudarte. – Contestó mientras volvía a sentarse con tranquilidad en el sofá, cruzando sus piernas con elegancia y acomodando a Suzuki que en el forcejeo había quedado patas arriba en el suelo.


-¡No puedo contarte todo porque vas a enojarte y hacer cosas innecesarias!- ¿Qué acababa de hacer? ¡Acababa de cavar su propia tumba! El aura negra, la aterradora aura negra comenzaba a emerger detrás del temible Usami Akihiko. Él estaba acostumbrado al pésimo humor al despertar de su casero, acostumbrado al odio que destilaba cuando su editora lo obligaba a trabajar por días sin dormir, acostumbrado a la demoledora presencia asesina que lo rodeaba cuando alguien interrumpía sus momentos de intimidad pero nunca iba a acostumbrarse ni a dejar de "temer" a Usagi-san cuando lo rodeaba la pesada atmosfera obscura de los celos.


-¿Por qué iba a enojarme? ¿Quién se te acercó? ¿Alguien te hizo algo? ¡Le diré a Isaka-san que te saqué de ahí en este instante! – Tras esas palabras ya tenía su celular en la mano y estaba marcando el número del ejecutivo.


-¡No! ¡Usagi-san! ¡No lo llames!- Antes de pensar sus acciones el pequeño ya estaba abrazando con uñas y dientes al brazo del mayor, intentado quitarle el celular e impedir la llamada. -¡Es mi trabajo! ¡No puedes hacer eso! No quiero que me cambien, me gusta donde estoy, nadie me hizo nada, no tienes que exagerar así. – Hablaba en tono de súplica sin estar consciente de sus palabras.


-No voy a llamarlo si me dices porque yo habría de enojarme por lo que no me quieres decir.- Dictaminó mirando a los ojos verdes mientras bajaba su mano con el celular. –Confiesa Misaki.


¡Chantaje! ¡Eso era chantaje! ¡Ay cuando ese maldito caprichoso actuaba así, le daban ganas de matarlo! Respirando profundo e intentado mantener la compostura se sentó en la silla del escritor, cruzando sus brazos. -¿Qué sabes del departamento Emerald?


-Es el sector de shoujo manga de Marukawa, por lo que escuché el editor en jefe es insufrible. – Contestó mientras encendía un cigarrillo intentado mitigar su mal humor ¿A dónde quería llegar Misaki?


-Takano-san es un poco gritón, y arrogante, además de muy estricto pero es un buen jefe.- Defendió el menor desviando la mirada con el rostro tenuemente sonrojado.


Wouw, alto, espera ¡¿Sonrojado?! ¡Sonrojado por defender a su jefe! ¿Qué estaba pasando ahí? ¡Exigía una explicación! Y más vale que sea coherente.


-¿Por qué lo defiendes?


-Solo digo la verdad, la gente dice cosas malas de él pero es una buena persona, incluso me felicito cuando hice las cosas bien.- Contestó con una sonrisa. –Aunque antes de eso me dijo que era un bastardo inútil...- Comentó casi con lagrimitas en los ojos.


-Lo voy a matar.- Levantándose, intentó salir del cuarto, pero pudo sentir el peso de Misaki abrazándose a sus caderas e impidiéndole caminar.


-Espera Usagi, Takano-san es una buena persona, no me hizo nada, además es mi jefe no tiene nada de raro que se moleste conmigo si hago las cosas mal.


-Ese no es el punto ¡¿Por qué lo defiendes?! ¡Además aun no me explicas que tiene que ver tu trabajo en ese maldito lugar con el descubrimiento de tu homosexualidad!


Arcoíris, un hermoso arcoíris estaba pintado en su rostro. La vergüenza lo estaba consumiendo y sin pensarlo ajustó más sus brazos en la cadera de su novio. ¿Por qué Usagi era tan directo?


-Sí te digo... ¿No te pondrás celoso?


Los músculos en tención, su mandíbula fuertemente apretada, sus puños cerrados y sus uñas clavadas en sus palmas ¿Qué era lo que le estaba pidiendo Misaki? Se hacía a una vaga idea de lo que pasaba, pero no podía ser eso... simplemente no podía.


-Lo intentaré... pero tienes que decirme toda la verdad.


Incómodo, de nuevo profundo e incómodo silencio. Esta vez ambos se miraban a la cara, de frente, y el aire podía cortarse fácilmente con un cuchillo. El joven recién recibido de economía estaba intentado ordenar las ideas en su cabeza pero no podía, lo suyo siempre fue hablar a lo torpe y lo desastroso, pero ahora ni eso podía hacer. Una última inhalación profunda. ¡Bien, que sea lo que Dios quiera!


-En realidad, Usagi, me pregunté sobre este tema por primera vez hace poco más de un año cuando conocí a Ijuuin-Sensei. – Tención multiplicada por mil, en menos de un minuto ¡Bien hecho Misaki! ¡Gran forma de empezar! Ese ceño fruncido es porque está comprendiéndote, no es que quiera descuartizar a nadie, claro que no. ¿Por qué no mejor buscas una forma menos complicada de matarte? Provocar a tu novio no parece la mejor de las ideas. –Y—yo me di cuenta de qué él era muy apuesto, cuando me sonreía o era amable conmigo, me di cuenta de que me parecía un hombre muy atractivo y eso hacía que en parte mi admiración por él crecie...- Casi saltó de la silla ante el ruido del puño de Akihiko golpeando el respaldar del sofá mientras se tensaba aún más en su lugar. –C—Calma Usagi-san


-¿Me pides que me calme cuando estás hablando de esa forma de ese bastardo? ¡Entonces él si te gusta!


-No, claro que no. Ya te dije que es diferente, él solo me agrada como mangaka, solo estoy diciendo que me pareció atractivo, nada más.- Intentó explicar con seguridad, no quería que Usagi tuviera dudas al respecto de ese tema tan delicado. -¿Me dejaras continuar?- El gruñido que salió de entre esos apretados labios fue su única respuesta y luego de tomar otra bocanada de valor, prosiguió. –El caso es, que me di cuenta que nunca había mirado a otro hombre y pensado "Wow, que apuesto" y eso me dejó un poco inquieto, nunca me había pasado eso, al menos de forma tan nítida y consciente, pero preferí ignorarlo y seguir con mi vida, además no quería tener más problemas.- Afirmó intentado ignorar la mirada tan penetrante del escritor sobre él.


Ya no le gustaba a donde estaba yendo esa charla, ya no quería saber, ya no quería que Misaki le confesara nada, solo quería fingir que eso no había pasado y que su tierno y dulce uke nunca había confesado que ese mangaka de quinta le parecía atractivo. ¡Basta! ¡Hora de que se acabara la broma! ¿Dónde estaban las cámaras ocultas? Eso ya no era divertido.


-¿Y entonces que pasa con tu trabajo?


-A eso voy...- Comentó tensamente. –Ya había escuchado de boca de Kirishima-san y de algunos compañeros, cuando trabajaba de medio tiempo en Marukawa, que el departamento de Emerald era un lugar extraño: para empezar porque a pesar de ser una sección dedicada a la edición de Shoujo Manga, estaba compuesta solo por editores hombres.- Una revelación interesante y muy, muy molesta. ¿Cómo que todos hombres? Eso cada vez lo estaba fastidiando más. –Además todo el mundo tiene hasta un poco pánico de hablar de esa sección porque como tu escuchaste, todos le temen bastante a Takano-san, en especial cuando estamos a fin de ciclo y se la pasa gritando y arrojando cosas, creo que tiene algún tipo de problema personal con Onodera-san, siempre le grita más a él o se burla de él o lo lleva con él cuando tiene que salir de la editorial, es muy exigente con él aunque conmigo últimamente hace lo mismo... como por el momento soy solo un asistente para todos también me vuelve un poco loco.- Aseguró con los nervios a flor de piel... estaba evitando llegar al punto del asunto y el rostro ya desbordado de hastío de su pareja le advertía que debía apurarse. –El caso es, que otro de los rumores que hay sobre esa sección, es que no solo son todos hombres... sino que son todos atractivos, hay gente que llegó a decir que son contratados ahí por su belleza.- Ese era el límite de su paciencia. –Aunque bueno, creo que eso no es verdad, después de todo a mí me contrataron y me enviaron ahí. – La risa forzada de Misaki solo hacía que sus ansias de sangre aumentaran.


-Espera un minuto...- Unos segundos de silencio se impusieron entre ambos y Misaki comenzaba a sentir la necesidad de huir de allí. –Estas queriéndome decir... que empezaste a dudar de si eras gay cuando entraste a trabajar a un lugar donde solo hay hombres apuestos...


Procesando, procesando, por favor espere hasta que la información sea analizada. Hubo un error al decodificar la información, por favor inténtelo más tarde. Error 404 CELOS.


-Misaki...


-... ¿Usagi-san? ¿Qué pasa? ¿Por qué te acercas? ¿Usagí?... –Fundirse en la silla parecía físicamente imposible hasta ese momento, en que su novio estaba acercándose a él de esa forma. ¿Para qué habló? ¿Quién había dicho que era buena idea consultar con su amante sobre ese tema? ¡Porque tenía que ser tan idiota! La sensación de ser levantado lo inundo con un vértigo horrible y clavando sus manos a la espalda de su amante intento patalear mientras la puerta del estudio se abría y era arrastrado a la habitación que compartía con el novelista desde hacía pocos meses. -¡Usagi-san! ¡Usagi! ¡Bájame! ¡Bájame te digo! – Y entonces fue arrojado con fuerza sobre el mullido colchón y silenciado con un desesperado beso que fue incapaz de rechazar. Cuando finalmente al aire se había hecho necesario cortaron el nexo y el castaño miró a los ojos a su amante. –Oye... ¡Espera!... ¡Detente!- Pidió ahora serio empujándolo con decisión al sentir las manos grandes y frías comenzar a recorrer su cuerpo. -¡Te dije que pararas!


-¡Te gusta tu jefe!- Sentenció molesto el escritor, pero al mismo tiempo dolido, sus ojos estaban apagados y sin tener más opción, había parado sus avances.


-Te dije que ibas a molestarte y hacer cosas innecesarias. No me gusta mi jefe, no de esa forma.- Respondió con su ceño fruncido el menor.


-¿Entonces?


-Comencé a preguntarme sobre mis gustos, porque me di cuenta de que definitivamente me parecen atractivos mis compañeros de trabajo, y de alguna forma sí, me gustan, pero no como tú crees, no como... como me gustas tú.- Intentó explicar con el rostro en llamas nuevamente. –Primero pensé que había algo malo en mí, que me estaba volviendo loco o estaba enfermo... nunca me había detenido a pensar en lo atractivo que era otro hombre y toda la situación se me hizo un poco bizarra.- Admitió avergonzado ante la mirada acusadora del caprichoso millonario, aunque esta poco a poco se fue suavizando. "Como me gustas tú" Eso había sido más que suficiente para apaciguar sus dudas.


-Entiendo... Oye, Misaki.- Despacio esas manos frías se pasearon desde la mejilla derecha del castaño hasta sus hermosos cabellos, acariciándolos con cuidado. Que sensación más increíble provocaban esas grandes manos en el menor, se podía sentir en paz bajo esos mimos suaves. –Tranquilo, no estoy molesto, es solo que ya tienes veinticuatro años, no me esperaba esto, pero no tiene nada de malo ni es tan raro que descubras tu sexualidad, yo creí que ya tenías claro ese asunto desde hace mucho, pero... si quieres hablar conmigo sobre eso está bien, yo te escuchare.


-Usagi-san... esto es vergonzoso.


-Lo sé.


-¿Seguro no te molesta?


-Me vuelve loco...


-¿Entonces por qué quieres que te hable de eso?


-Por qué te amo, Misaki, y quiero que confíes en mí, no quiero que me ocultes estas cosas. Además mientras nadie te guste como te gusto yo, todo está bien. –Nervioso, el menor estuvo a punto de protestar por esas palabras pero tras un largo suspiro simplemente se resignó, llevando sus manos a acariciar la espalda del escritor que ahora estaba recostado sobre su pecho, aplastándolo pero respirando de esa forma tan tranquila y suave, con esa expresión llena de paz que hacía que fuera inútil intentar molestarse con él.


-Gracias Usagi-san...


El silencio se instauro entre ellos, pero esta vez, era uno lleno de tranquilidad y todo el peso que había estado cargando por meses, todo el estrés que estuvo a punto de volverlo loco hasta hacía apenas unas horas, simplemente desapareció. Se sentía tan tranquilo entre los brazos del escritor, respirando el aroma que desprendían sus sabanas y su cuerpo, sintiendo el acompasado ritmo de su corazón y el propio, que solo deseó permanecer así para siempre. ¿Hum? ¿Qué era eso? ¿Y esa sensación? Unos besitos suaves comenzaban a subir desde su pecho a su cuello, provocándole un estremecimiento que azotó todo su cuerpo. -¿Usagi-san? ¿Qué haces?


-Ya que te quedado claro que eres gay... ¿Por qué no experimentas un poco más? Podes descubrir más cosas que te gustan... además necesito recargarme... - Murmuró con aquella pesada voz, cargada de lujuria contra su oído.


-¿He? ¿Qué? ¡No! ¡Pervertido! ¡Suéltame! ¡Suéltame, te digo! ... ¡USAGI!


De muy poco valieron sus palabras, aunque bueno, eso no era una novedad... después de todo él también quería sentir un poco a su Usagi-san.


-.-.- Continuará. -


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).