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Hogwarts High School por Sh1m1

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—Esto es muy raro—le dijo durante la hora de la comida Hermione, pero a Ron le costaba concentrarse, prueba de ello eran los guisantes que no hacían más que caerse de su tenedor.

 

—¿Me estás escuchando?—se quejó su amiga.

 

—Pues no, Hermione, me está costando hasta trabajo comer, no lo ves—la capacidad de hablar como un ser humano volvía cuando Zabini estaba lo suficientemente lejos.

 

 

—Nos están mirando, disimula—dijo la chica en voz baja—. Es espeluznante, no somos tan interesantes como para que ahora no puedan dejar de mirarnos. Parkinson se me ha pegado como una lapa. Nott, no deja de hacer sonreír a Neville, incluso Greengrass  se dedica a pasear con Ginny, ¡ni siquiera van al mismo curso!—se quejó ofendida—. A Harry lo habíamos perdido antes de empezar, y tú, ¿qué te ha hecho ese Zabini?

 

A Ron le daba vergüenza reconocerle a su amiga lo que había hecho Zabini en pociones. Hacía mucho años que no hacía estallar una poción.

 

Aún no les habían crecido las cejas y el chico se veía realmente enojado, cualquier interés que hubiera tenido en él seguro que se había esfumado. Lo que decía su amiga quizás tuviera sentido, pero no podía negar que Zabini le gustaba aunque le llevara a estallar calderos. 

 

 

—Ron...

 

—Ya lo sé, Hermione, ya lo sé, pero ...

 

—No, no me digas que tú también...

 

—No...—¿Querría morderle como le propuso ahora que sabía lo inútil que era capaz de ser? Zabini no le había vuelto a mirar en esos días. 

 

 

Hermione suspiró y miró a la chica morena de pelo corto que la miraba desde la mesa de los Slytherin.

 

 

Se había invitado como su nueva compañera de pociones, y ella no había podido hacer nada. Era exasperante.

 

 

La fama de Pansy Parkinson era mala, muy mala, y aún así era una de las chicas más populares de Hogwarts, sin duda. 

 

Pero la mala reputación de Parkinson venía de otras chicas, era conocida por enamorar y dejar a cuanta chica de la que se encaprichaba. Sí, era muy guapa, de esas que te quedas mirando cuando pasa sin poderlo evitar. Lo que no tenía sentido era tenerla cerca, que le hablara, era completamente absurdo

 

Conocía muy bien el tipo de Parkinson, le gustaban rubias y guapas. Que ella se hubiera fijado en eso era solo porque era una buena observadora, solo por eso. 

 

En cualquier caso Hermione no era rubia ni guapa. Hermione no era como su amigo Harry, un soñador. Sabía que por mucho que la chica pudiera gustarle, sus caminos jamás se cruzarían. Y sin embargo, era ella la que la perseguía.

 

¿Podría ser algún tipo de hechizo, alguna poción de amor que habían usado contra ellos?

 

No iba a engañarse que veía a Harry capaz de dársela a Malfoy, pero ¿y el resto?

 

En ese momento Greengrass se paró a hablar con Ginny, con su larga melena rubia, batiendo sus largas pestañas. Ginny se la comió con los ojos, jamás la habían mirado a ella así. Pero aquello no parecía una poción de amor, solo era una chica guapa coqueteando con su amiga.

 

¿Cambiaría algo si ella también se viera así?

 

 

 

 

 

Pansy se sentía frustrada, rara vez no conseguía lo que quería, y no estaba consiguiendo nada de nada de Granger.

 

Debía reconocer que no era una gran actriz, cuando alguien le caía mal era incapaz de no mostrarlo. Antes solo le causaba rechazo por ser de un grupo inferior al suyo. Ahora lo que sentía por ella era verdadera animadversión.

 

¿Cómo iba a ganar si era más que evidente que no se soportaban la una a la otra?

 

Le daba una profunda rabia que un plan que ella misma había ideado le estuviera saliendo tan mal. Su arrogancia le iba a salir cara, no veía ningún escenario en el que esa chica fuera a ir con ella al baile.

 

 

 

Pero en ese momento cuando estaba sumida en su propia miseria ocurrió algo, solo una mirada, un suspiro y una cara que conocía de sobra. La de alguien que no es correspondido por su mejor amiga. Su propia cara en Granger mirando a la pobretona pelirroja tocándole el pelo a Daphne, sino fuera porque en el fondo sabía que la rubia jamás le correspondería ella misma se hubiera sentido así. 

 

Tuvo que esperar algunos días, pero podía ser paciente.

 

—Daphne, querida—le dijo a su amiga—. Por el aprecio que te tengo y porque quiero que esos tres muerdan el polvo, te daré un consejo.

 

Daphne la miró con sus lindos ojos azules, tuvo que tragar para poder seguir. Odiaba que ella fuera la única que ella quería y que no tuviera oportunidad alguna. No fue porque no lo intentó, desde luego, pero tenía demasiada dignidad para insistir más.

 

—Tu coqueteo apesta. —La expresión de Daphne cambió—Te lo digo como experta en la materia. Como no seas más evidente esa chica va a creer que solo quieres ser su amiga.

 

—No creo...

 

—¿Quieres estar un mes sin caprichos?—sugirió.

 

—Claro que no... pero voy bien...

 

—Si tú lo dices, Blaise dice que no lo vas a conseguir, ya sabes como se pone con las apuestas.

 

La rubia miró a su amigo a lo lejos, y Pansy supo que había mordido el anzuelo.

 

—Voy a ver a Granger, esa chica siempre está en la Biblioteca—dejó caer—. A veces Weasley la acompaña.

 

No se quedó esperando a que Daphne la acompañara, pero sabía que en breve la vería aleteando sus pestañas y toqueteando a la otra. Y ella estaría al lado de Granger, para meterle la duda en el cuerpo.

 

 

Como había pronosticado, la nariz de Granger estaba pegada a su pergamino, sus dedos sucios de tinta y el pelo igual de desastroso que siempre. Esa chica necesitaba un auténtico cambio estético.

 

Se sentó frente a ella, pero unas mesas separadas, como había previsto Daphne llegó y se fue directa hacia Weasley. Esta le sonrió al verla, y ambas comenzaron a hablar ante la atenta mirada de Granger, Pansy no se perdía ni una de sus expresiones. Esas que ni siquiera se dignaba darle a ella.

 

Y cuando Daphne se inclinó aún más y le susurró algo al oído para luego mirarla y morderse el labio. Tuvo lo que buscaba. La cara de dolor de Granger era auténtica. 

 

Sus ojos se alzaron y como si ambas se conectaran en ese momento, Pansy le ofreció exactamente la misma mirada. 

 

Daphne y Weasley se fueron muy juntitas y Granger se quedó con cara de pena sola con sus libros.

 

Era su turno, al parecer la morena no tenía ánimos para seguir estudiando y la interceptó en la salida.

 

—No somos amigas, y no creo que podamos llegar a serlo—le dijo haciéndola girar en seco.—Pero tenemos algo en común, no queremos a esas dos chicas juntas. Ayúdame a separarlas y yo te ayudaré a que Weasley caiga rendida a tus pies.

 

 

 

Notas finales:

 

 

 

¿Os he dicho que jamás he escrito algo entre dos chicas? Creo que queda claro, jajajajaja. 

 

Espero no estar metiendo mucho la pata, en cualquier caso, os ofrezco un cliché más de instituto ^^

 

Hasta mañana.


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