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Hogwarts High School por Sh1m1

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Harry estaba tomando un zumo de calabaza que le había llevado Neville. Se sentía un estúpido por haberse caído redondo en mitad del patio trasero de Hogwarts.


No les había dicho nada a sus amigos, primero porque no le creerían, ni él se lo creía. ¿Draco Malfoy le había guiñado un ojo? Y segundo porque empezarían con el cuento de que ellos no se mezclaban, bla, bla, bla... Hermione... bla bla bla.


No había desayunado bien, y cuando no tomaba azúcar, esta se le bajaba por los suelos. ¿Draco le habría visto desmayarse?


Menuda vergüenza, quizás solo le hubiera entrado algo en los ojos, y él se confundió. Pero la otra opción era tan maravillosa que por eso aún le costaba beberse el zumo.


¿Quizás confesarle sus sentimientos hubiera hecho que Draco le mirara con otros ojos?


—Harry, tienes que llevar siempre encima algo de azúcar—le riñó Hermione cuando llegó llena de libros y muy preocupada.—Remus te lo dice siempre, y te manda chocolate en cada lechuza para que lleves encima.


—Lo sé...


—Hola—dijo una voz celestial a su lado.


Ron, Neville y Hermione se quedaron mudos.


Draco Malfoy estaba a su lado y les había saludado.


—Ehh...—balbuceó Neville.


—Hoolaa—alucinó Hermione, por lo visto decía que no se mezclaban pero caía como todos los demás.


—Grrr.—No sabría decir si Ron le había gruñido o es que se había atragantado.


—Hola, Draco—saludó tímidamente Harry, porque el rubio al fin de cuentas le estaba mirando a él. Gracias a Merlín había algo de azúcar en su cuerpo.


—Vi que te caíste ¿estás bien?—preguntó con lo que parecía sincera preocupación.


No le dio tiempo a responder.


—Hola.—La voz cantarina de Blaise Zabini, una que ninguno de los Gryffindor habían escuchado tan cerca, se unió.


—Ehhh.—Neville iba a tener que ser el siguiente en tomar un buen zumo de calabaza, estaba poniéndose blanco.


—¿Hoooola?—Hermione se estaba poniendo realmente nerviosa, dos vip cerca no podía ser bueno.


—Grrrr—¿Qué se suponía que era eso que hacía Ron?


Aquello era un tanto surrealista, sobre todo cuando Zabini empezó a felicitar a Ron por sus extraordinarios músculos y este volvió a emitir ese extraño sonido haciéndole cuestionar si su amigo no era el eslabón perdido de la humanidad.


—Gracias, estoy bien—dijo Harry sin poder dejar de mirar a Draco. Se estaba preocupando por él y la sonrisa que le dedicó antes de irse le dejó flotando en una nube de felicidad.


—Eso ha sido raro—dijo Hermione que comenzaba a salir del embrujo de la presencia de los Slytherin.—Eso ha sido raro.


—Te repites—dijo Harry sin querer aterrizar.


—No me gusta—dijo Ron.


—¿Eso que has emitido ha sido un gruñido?—preguntó Neville que había recuperado el habla.


—No.


—Sí, ha sonado a rugido—dijo Harry, uniéndosele.


—Que no...


—Ronald, has gruñido como un Neanderthal, ¿en qué pensabas?—dijo Hermione.


—En nada—dijo un Ron enfurecido y humillado que se fue a grandes zancadas.


—Sí, les ha gruñido—se rió Harry.


—¿Por qué ha venido a preguntar cómo estabas?—se preguntó Neville, y Harry solo podía fantasear con una posibilidad.


¿Draco Malfoy preocupándose por él? Su mayor fantasía hecha realidad. Sus mejillas aún estaban sonrojadas, acabó su zumo y se fue sin decir nada.


Hermione y Neville menearon sus cabezas como dos gatitos chinos, aquello no podía ser bueno.


Pero durante todo el día Harry dejó de ser invisible para cierto rubio que no perdía ocasión para mirarle.


Sus manos, patosas de por sí, temblaban nerviosas bajo la mirada plateada del chico más maravilloso de todo Hogwarts.


Por la noche soñó con la sonrisa resplandeciente de Draco, cómo le abrazaba y el cliché de tantas películas románticas que había devorado se representaba solo para sus ojos.


A la mañana siguiente cuando despertó tuvo que hacer un esfuerzo por dejar sus fantasías a un lado. Draco había sido agradable pero eso no significa que le gustara, ¿o sí? Estaba empezando a parecerse a Neville todo dudoso.


Esa mañana tenían clase doble con los Slytherin y algo que jamás hubiera pensado que sucedería, ni él ni nadie en todo el colegio, ocurrió.


—¿Quieres que nos sentemos juntos hoy en clase?—Ese era Draco en la puerta del aula, sonriéndole y cumpliendo otra de sus fantasías.


—Yo...—Harry sonrió tan ampliamente que le dolía toda la cara—. Por supuesto.


Dos horas, dos horas completas donde compartieron pupitre y caldero, donde con pequeños gestos y sonrisas Harry estaba atesorando el recuerdo más feliz de toda su vida.


—Eres muy bueno en pociones—le dijo Harry, siempre había observado como Draco era meticuloso y obtenía muy buenos resultados.


—Tampoco eres nada malo, ¿verdad?—solía recibir pocos cumplidos por su rendimiento en clase, Harry era un alumno del montón en muchas de las asignaturas. Quizás la que más le gustara era Defensa contra las Artes Oscuras y Runas mágicas, pero tampoco era sobresaliente en ellas.


Caminaron juntos hasta que cada uno tomó la dirección correspondiente a su siguiente clase. Harry estaba en su propia nube en la que no se dio cuenta como muchos alumnos le miraban curiosos.


—Tío, eso ha sido raro—escuchó a Ron a su lado.


—Raro no tiene porqué ser malo, ¿no?


—Que mister maravilla se siente contigo significa que mister sonrisas se siente conmigo—dijo su amigo.


—¿Quién?


—Blaise Zabini—se quejó Ron.


—No sé, ¿no es simpático?—¿Estaba mal que solo encontrara encantadora a la gente? Cuando uno está feliz tiende a ver el mundo más feliz.


—Demasiado simpático—se quejó el pelirrojo.


—¿Cuánto es demasiado?


—Me ha tocado ahí


—Ahí ¿dónde?


—Ahí, Harry, ahí...


No se lo podía creer, Zabini le había metido mano en clase de pociones. No pudo evitar imaginar a Draco haciendo algo parecido y su temperatura subió peligrosamente.


—¿Me estás oyendo?


—¿Qué? Sí, sí. Y ... ¿no te gusta?


—Pues... no, quiero decir... no.


—Pues dile que no lo haga, ¿no?


—Pues claro.


Harry miró a su amigo que había decidido que buscar algo en su bolsa era más interesante que seguir con esa conversación.


Él por su parte se llevó todo el día fantaseando sobre Draco y él, ya iba por la boda donde asistirían todos sus amigos, y todo sería blanco con un fondo con lago y pavos reales. 

Notas finales:

No sabéis cómo me reí escribiendo esto .

 

¡Feliz miércoles!

 

Hasta mañana.

Shimi.


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