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Historias Cortas de Inuyasha. por Keiko Midori 0018

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Notas del capitulo:

Bueno, les presento el especial de Navidad. Sin más, comenzamos...

El país del sol naciente se ha cubierto en su totalidad de blanca y fría nieve, está por llegar la tan esperada época decembrina en pocas palabras... Navidad. Es muy difícil definir el concepto de la navidad, es una fecha en la que la mayoría de las personas compran adornos coloridos y decoran sus hogares de forma cálida. Gastan increíbles sumas de dinero pensando en el mejor regalo para sus seres amados. Preparan exquisitos banquetes para convivir con sus allegados. En fin, es una fecha de dar y recibir pero... ¿Qué es realmente? ¿Acaso solo se debe comprar un árbol y decorarlo? ¿Pasar el día contando anécdotas divertidas en compañía de la familia? ¿Comprar un ostentoso presente para obsequiar? ¿O... Estar en los brazos de tu ser especial? Era planteamientos que se hacía Kagome Higurashi al pasear por el centro comercial. Estaba en búsqueda de la tan ansiada ''comida ninja'' para su amor no correspondido. Y al ver cómo todo se cubría de luces de colores, le hizo recordar la fecha.


Y por esa razón decidió que debía llevar la navidad a la época de las guerras civiles, sería lindo ver las caras de sus amigos al ver las tan coloridas decoraciones. Por eso mismo, fue en búsqueda de las decoraciones para adornar la aldea de la sacerdotisa Kaede, nada como invitar a todos a festejar tan linda festividad. Llevó esferas, guirnaldas, luces de colores que funcionarán con baterías y demás artículos navideños. Antes de marcharse, se topó con una estantería llena de pequeños racimos de muérdago. Sus mejillas rosadas eran debido a que recordó su uso en la navidad. Sin siquiera dudarlo, dos grandes cajas llenas de esas plantas fueron directo a la caja registradora, Inuyasha la iba a besar sí o sí.


Al llegar a su hogar y guardar todo lo necesario en su distintiva mochila amarilla, fue rumbo a aquella misteriosa época a la que solo se llegaba saltando a través del pozo devora huesos.


...


...


Después de una detallada explicación, toda la aldea se preparaba para recibir tan exótica tradición. La exterminadora y el monje preparaban la comida por la habilidad de la mujer para ello mientras el zorro demonio y la gata demoníaca se encargaban de las decoraciones junto a los aldeanos, la sacerdotisa Kaede se encontraba supervisando a los aldeanos que preparaban el lugar y la sacerdotisa del futuro se encontraba dando las órdenes pertinentes. Todo pintaba bien y mientras el zorrito demonio colgaba la inmensa cantidad de muérdagos en todas partes, todo iría bien.


Y solo faltaba un miembro del equipo, el híbrido. Que colaboraba de manera perezosa y a regañadientes.


—Inuyasha... ¡Abajo!. —Después de que la sacerdotisa del futuro recitara el conjuro activador, el híbrido cayó del árbol en el que descansaba anteriormente.


—¿¡Qué te pasa, tonta!?.


—¿¡Qué te pasa a ti!? ¡Se supone que irías a invitar a los demás!. —La adolescente estaba irritada, no había quedado bajo el muérdago con su amor ni siquiera por error y eso era frustrante.


—¡No voy a ir a buscar a ese lobo apestoso ni al imbécil de Sesshomaru!. —La chica asumió que las mejillas coloreadas del híbrido al mencionar el nombre de su hermano mayor se debían al coraje, no pensó en otra cosa. —¡No necesitas a esos dos bastardos aquí!.


—Inuyasha... —Al verla con los puños apretados, la mirada en el suelo y el aura peligrosa que emanaba, supo que era hora de huir o terminaría sepultado en el suelo. —¡Aba...!.


Antes de que terminará su frase, el híbrido había salido en fuga directo al bosque. Prefería vivir para comer toda la comida deliciosa que estaba preparando la exterminadora. Pero en serio le irritaba ir en búsqueda de ese par de demonios molestos, sabía que Kagome lo hacía por la sangre que compartía con su hermano, por la pequeña que lo acompañaba y porque de alguna forma, ella quería que tuvieran una relación parecida a la que ella tenía con su hermano Sota. Si supiera que eso jamás pasaría, si supiera que no era capaz de ver hermandad en su hermano y si supiera que se le aceleraba el corazón al estar en la presencia de su odioso hermano mayor, no permitiría que le invitara a tan enérgica celebración.


Al merodear por el bosque, sintió el lejano ''hedor'' del líder del clan de los lobos y el de sus dos camaradas. Corrió en su dirección para hacer la encomienda ordenada. Si no llegaba con la confirmación del lobo, era posible que sería enterrado vivo. Al estar lo suficientemente cerca, paró su andar. Y miró con el conocido desdén de siempre al lobo líder. Le asqueaba hablar con él pero no tenía de otra, quería vivir para derrotar al rastrero de Naraku y al idiota de su hermano mayor.


—Ah, eras tú. Ya decía yo que el aroma a perro me recordaba a ti. —Empezó a mofarse el lobo y sus camaradas rieron de manera nerviosa al saber lo que pasaría a continuación.


—¡Ya verás! ¡Maldito lobo!.


Y una vez más, el colmillo de acero hacía su acto en acción de destruir al lobo fanfarrón. Después de una lluvia de insultos, golpes y demás, el lobo y el perro estaban lo suficientemente cansados como para seguir peleando. Y al tomar aliento, Inuyasha recordó su misión.


—Kagome quiere que tú y los tuyos vayan a celebrar navidad con ella. Pero no estás obligado, es mejor si no vas. —Explicó rápidamente y con afán de marcharse.


—¿Qué Kagome me invitó a que?.


—¡Navidad, idiota!.


—¿¡Y eso que es!?.


—¡Lobo ignorante!.


—¡Perro pulgoso!.


Y una vez más, la lucha dio inicio. Los dos lobos restantes se sentaron y comenzaron a charlar entre ellos sin prestarle atención a los demás, ya estaban acostumbrados a ello. Después de la discusión, llegó la charla. Inuyasha le explicó lo que entendió de la navidad al lobo y este al saber que era requerido por su amada Kagome, aceptó sin dudarlo sacándole un gruñido de molestia al híbrido que no quería que asistiera.


Después de eso, tomaron rumbos distintos, Inuyasha aun debía ir en búsqueda de su hermano y los suyos.


...


...


No había sido fácil pero lo había conseguido, había dado con el pequeño campamento de su hermano aunque él no estaba ahí. Se encontró a la pequeña humana y al pequeño demonio del báculo. Maldijo por ello, quería acabar cuanto antes pero tal parecía que debía buscar a su hermano.


—¿Qué es navidad, señor Inuyasha?. —La pregunta de la pequeña lo sacó de sus cavilaciones, le explicó con detalles sobre lo que vio en la aldea y de las palabras de la sacerdotisa del futuro. Al finalizar, los ojos de la pequeña brillaron con la inocente emoción de un niño. —¡Suena asombroso! ¡Debemos ir, señor Jaken!.


—No seas tonta, niña. El amo Sesshomaru jamás se mezclará con esos asquerosos humanos solo porque tú se lo pidas, sabes que no tolera a este asqueroso...


Antes de que terminara de hablar, ya estaba en el suelo enterrado gracias al pie descalzo del híbrido que furioso acabó con su parloteo.


—¡Que no vaya y ya! ¡Yo solo cumplo órdenes!. —Gritó hastiado para después correr de regreso a la aldea, no le importaba si su hermano aparecía o no. Escuchó el ''Iremos más tarde, señor Inuyasha'' de parte de Rin y aumentó su velocidad para llegar a tiempo.


...


...


En definitiva nadie espero ver aquella escena, la pequeña e inocente Rin arrastrando a su benefactor al centro de la aldea en donde se llevaba a cabo el evento. Había varias mesas alrededor y la comida rebosante sobre ellas. El ambiente estaba animado pero se había cortado en cuanto los humanos vieron al poderoso lord de las tierras del oeste presentarse con su protegida, pero la pequeña en su emoción no se había dado cuenta de ello. Con una gran sonrisa ocultando su nerviosismo, Kagome se les acercó para darles la bienvenida y poco a poco, el ambiente se normaliza.


—Sean bienvenidos, siéntense en donde gusten y disfruten de la comida. —Su sonrisa denotaba cuan nerviosa estaba pero al ver la alegría de la niña optó por tranquilizarse y mostrarles lo que era la navidad.


—¡Gracias, señorita Kagome!. —Dicho eso, Rin guió al lord a un lugar apartado y se marchó a jugar con los demás niños, obviamente en compañía de Jaken que no hacía nada más que refunfuñar por ser la niñera de la pequeña humana.


Inuyasha se encontraba devorando la deliciosa comida, hasta que sintió una intensa mirada en su persona. Al girar, no vio otra cosa sino a su hermano a unos pasos de él sentado con su mirada neutra pero enfocada en él. Eso lo avergonzó más no dijo nada, Kagome le había prohibido causar alboroto. Eso incluía molestar al lord o al líder del clan de los lobos que en compañía de sus camaradas, se deleitaba con la comida humana.


Pero no había que olvidar la gran cantidad de muérdagos que colgaban de las series de luces sobre las cabezas de todos, Kagome había hecho el esfuerzo de mantenerse bajo uno en compañía de Inuyasha pero no lo había logrado, ya fuera porque el híbrido la evitaba para no recibir un regaño o porque el joven lobo llamaba su atención para seguir fanfarroneando. Era una tarea difícil pero no estaba dispuesta a ceder, era su deseo navideño.


La comida pasó amena, los niños jugaban, los adultos bebían o hablaban entre sí, Inuyasha devoraba el banquete junto a Shippo, el monje y la exterminadora peleaban entre sí, el lobo coqueteaba con Kagome y el lord de las tierras del oeste observaba todo sin inmutarse. Pasado un rato, Rin pidió a su señor que la acompañara a comer algo. El demonio no probó ni un solo bocado pero en cierta forma, le gustaba ver a su pequeña protegida con una gran sonrisa mientras le mostraba la colorida y exótica comida humana. De repente los cuchicheos comenzaron. Todos hablaban acerca de un muérdago y el demonio no entendía nada, su protegida calmó sus dudas.


—¡Mire, amo Sesshomaru!. —Apuntó sobre sus cabezas, una pequeña planta distintiva estaba. —Es un muérdago, la señorita Kagome dijo que los que estén bajo él deben besarse. —La vio con las mejillas rosas, no entendía a los humanos. —¿Me dejaría...?. —Finalmente lo entendió, la alzó en brazos y ella le dio un beso en la mejilla, fue raro pero ella se veía ansiosa por su aprobación, incluso alguien como él podía dejar de lado un poco de su orgullo y más por la pequeña que era como una hija suya.


Esa inocente acción llamó la atención de todos, incluido Inuyasha. Pensaba que habría un alboroto por parte de su hermano pero no, por suerte era más tolerable con los humanos. No pasó mucho tiempo para el ambiente animado volviera y las quejas de Jaken por el atrevimiento de la pequeña humana, cesarán.


...


...


Inuyasha deseó no haber despertado ese día, hubiera deseado seguir encerrado en el árbol sagrado que estar en esa bochornosa situación. Tanto Inuyasha como Sesshomaru estaban parados bajo el tan conocido muérdago, cabía mencionar que las mejillas del medio demonio hacían competencia con lo rojo de su traje. En definitiva, quería que el infierno se lo tragara de una vez.


—¡Ni lo piensen, me niego!.


Para todos era algo divertido, no lo consideraban como algo malo sino algo inocente. La mayoría sabía de las asperezas entre los hermanos e intuían que un insignificante beso en la mejilla sería un buen paso para una relación tranquila. Aunque eso parecía no entenderlo Inuyasha que parloteaba negativas mientras que el lord se mantenía con la misma expresión de siempre.


—Inuyasha, solo es un beso y eso no te matará. —Mencionó Kagome. — ¿Verdad?. —Finalizó mirando al altivo demonio que no mostró indicios de contestar sus dudas.


Después de tolerar los cuchicheos, burlas del lobo y los ánimos de sus amigos, Inuyasha empezó a acercarse con cautela a su hermano que le observaba con un deje de aburrimiento ante su insignificante nerviosismo y vergüenza. A un paso de él, se alzó de puntillas porque su ''condenado hermano'' era más alto que él. Le dio un beso rápido en la mejilla y se apartó de inmediato. Al principio todos se sorprendieron pues creían que no se atrevería pero después todo tomó su rumbo normal.


Y la velada pasó tranquila, solo por un detalle. Casualmente, Inuyasha y su hermano siempre terminaban bajo un muérdago, no importaba que hiciera Inuyasha, siempre tenía que darle un inocente beso a su hermano y se estaba tornando demasiado raro. Y justo ahora, ambos estaban bajo uno.


Maldito suertudo. —Pensó Kagome al ver a Sesshomaru recibir un cálido beso en la mejilla de un muy avergonzado Inuyasha.


Después de decenas de besos, Inuyasha pensó que tal vez no era simple coincidencia lo de los besos entre su hermano. Si bien en cierta forma le gustaba hacerlo, no podía tolerar las burlas del lobo hacia él. Y su hermano parecía no darle importancia a ni uno solo de esos besos dados con todo su esfuerzo. Quería confrontarlo pero no debía arruinar el ambiente, no quería ser sepultado por Kagome y el conjuro alrededor de su cuello. 


Inuyasha tuvo la oportunidad de confrontar a su hermano, lo vio levantarse de su lugar e internarse en el bosque, lo siguió tratando de ser sigiloso. Caminaron por unos minutos hasta que lo vio parar abruptamente. Segundos después, una espada voló hacia él con una inmensa velocidad, la esquivó antes de que se clavará en su rostro. La espada quedó incrustada a un árbol tras él, no le prestó atención.


—¡¿Qué es lo que te sucede, bastardo?!. —Gritó desenvainando su colmillo.


El mayor de los platinados no dijo ni una sola palabra, en cambio arremetió contra él e hizo que quedará impactado en un árbol. Ese golpe le había dolido bastante pero por su orgullo, no emitió ni un sonido. Antes de que pudiera decir una sarta de maldiciones a su hermano, este lo sostuvo del cuello y lo besó con una fiereza asfixiante a tal punto que gimió ahogadamente. No entendía las acciones del mayor. Pero por más que forcejeó, no logró liberarse así que terminó dándose por vencido y dejó que procediera como le placiera.


Y así estuvieron por unos momentos, el mayor explorando la boca de su hermano con la propia y mirando esos entrecerrados ojos lagrimosos. Ese pronunciado rubor y ese deseo carcomiendo a ambos. No estuvo satisfecho hasta que probó cada centímetro de la boca del más bajo. Y hasta que el aire les empezaba a faltar.


—¿Porque?. —Gimió Inuyasha al ser liberado un poco, su hermano no contestó pero su mirada apuntó hacia arriba.


Inuyasha imitó la acción de su hermano, no podía creer lo que veía. Sobre sus cabezas estaba el colmillo explosivo incrustado en la madera del árbol, lo que a Inuyasha le llamó la atención fue ver un pequeño racimo verde atado a la empuñadura de la espada, el mismo racimo que le había estado causando vergüenzas durante todo el día. En la empuñadura de la espada de su hermano, había un pequeño racimo de muérdago atado y pendiendo de esa arma. Su rostro no podía estar más rojo.


—Las cosas humanas no son tan tontas como pensé. —Murmuró el mayor para proceder a cumplir la tradición, debía besar a quien estuviera bajo el tan famoso muerdago junto a él.


—Maldito desgraciado, ya decía yo que todo lo estabas haciendo a propósito. —Murmuró. —Yo sabía que lo estabas haciendo adrede.


—¿Y si así fuera, qué? Solo cállate y disfruta.


E Inuyasha no se hizo del rogar, si ambos lo querían estaba bien, no hacía falta innecesarias palabras para arruinar el momento creado.


...


...


La festividad estaba en pleno apogeo, los humanos ni siquiera notaron la ausencia de un par de hermanos que en ese momento disfrutaban a solas de esas lindas tradiciones de la época moderna. Nadie se dio cuenta que el lord de las tierras del oeste exploraba la garganta a fondo de su pequeño hermano y que Inuyasha se aferraba con fuerza a él al sentir que esos fogosos besos podrían terminar en algo más. Después de un día tan lleno de vergüenza, Inuyasha se dio cuenta que tal vez la navidad no era tan mala después de todo, la comida era deliciosa y aunque el convivir no haya sido tan satisfactorio, admitía que estar con su odioso hermano mayor hacía todo más llevadero. En complicidad de la noche que ya los cubría, podía seguir sintiendo esos besos que sabía que terminarían en algo más y que fueron a causa de estar debajo de...


El muérdago.


Fin.

Notas finales:

Antes que nada, es la primera vez que escribo una historia en el universo canónico y trate de no hacerlos tan OoC. En segunda, el 28 de diciembre el primer capítulo de ''Te amo pequeño'' fue publicado en Wattpad, ¿Esto que quiere decir? Es fácil, el 28 de diciembre cumplo un año de hacer lo que me gusta. Estoy a nada de cumplir un año siendo ficker y agradezco a todos ustedes por ayudarme a lograrlo. A final de cuentas, sin ustedes no soy nada.


Este es el primer aniversario de muchos, por esa razón les agradezco de corazón que me hayan acompañado en este largo camino que aun no llega a su fin. Espero seguir aquí ofreciendoles estas historias que hago con mucho gusto para ustedes. Sin más que decir, me despido...


 


Keiko Midori.


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