Los dos ancianos fueron los primeros en entrar seguidos por Yoh.
-Señora Kino, Señor Yohmei, bienven-una chica de caballera rubia llego con ellos a recibirlos deteniéndose al percatarse de Yoh.
-Anna justo a tiempo, Yoh ella es tu prometida Anna Kyoyama- ella hizo una reverencia la cual Yoh devolvió.
-Imagino que mi cuarto es el mismo- Yohmei asintió, sin más se marchó de ahí. Todo estaba tal cual lo dejo, puso pasador en la puerta dirigiéndose a la cama y desplomándose en ella, restregando la cara contra las sabanas para ahogar sus sollozos.
Tres días han pasado tres días, escapar era una esperanza lejana, si salía de su cuarto algún sirviente lo seguía a su distancia a donde fuera, se reusaba a comer junto con sus abuelos, por ello comía antes o después a escondidas, pasaba los días encerrado en su habitación, mayor parte del tiempo sentado al lado de la ventana la cual tenía vista al frente de la mansión. Ese día fue como los anteriores, reusándose a salir si le llamaban, viendo por la ventana, de repente, no pudo creer lo que veía, levantándose de golpe corriendo a la puerta saliendo a toda prisa, salió al exterior abalanzándose sobre él.
-¿Cómo supiste donde encontrarme?- pregunto abrazándolo fuertemente.
-Tengo mis contactos-Hao tomo el rostro de Yoh besándolo.
-Tu, ¿Qué haces aquí?- una voz sonó detrás de Yoh, su abuelo yacía de pie enfrente de la entrada.
-¿Ha que más?, llevármelo lejos de ustedes- respondió firme interponiéndose entre Yoh y el anciano.
-Ya veo, de tal palo a tal astilla-ambos se desconcertaron ante lo dicho.
-¿Ha que te refieres?- cuestiono Hao apretando los puños.
-Igual a tu madre, te interpones en el camino de la familia Asakura-aquello impacto tanto a Hao como a Yoh, unos segundos después se les unido Kino acompañada de Anna quien llevaba en la mano unas fotografías dirigiéndose al pelilargo entregándoselas. Hao comenzó a mirarlas una por una con una expresión de desconcierto, al finalizar se las paso a Yoh.
-Esto…..esto debe ser falso, ustedes deben estar mintiendo-exclamo molesto, en ellas aparecían Asanoha y Mikihisa, una parecía tomada por ellos mismo mientras las otras tomadas por alguien más desde la distancia.
-No lo son, adelante realízales pruebas, son auténticas, esa mujer se enredó con tu padre aun cuando ya era prometido de Keiko, que descarada- Hao dio un paso al frente furioso por el comentario de Kino.
-Por fortuna, conseguimos que se casaran y contigo en camino Mikihisa por fin cumplió sus responsabilidades con la familia- Yoh estaba pasmado, ¿Su padre dejo sola a Asahona porque su madre lo esperaba? ¿no sabía que Asanoha también lo estaba?.
-¿Ustedes sabían de mí?- pregunto de pronto Hao poniendo ansioso a Yoh.
-Claro, ellos llevaban un año saliendo, ella tenía 5 meses de embarazo cuando Mikihisa se casó, pero tú eres un bastardo, no tienes ningún derecho al apellido Asakura.
-En otras palabras, ella debía arreglárselas sola, aun siendo la pareja inicial de ese Mikihisa.
-Exacto.
Hao cabizbajo dio media vuelta alejándose a toda prisa, Yoh fue tras el tomándolo del brazo deteniendo, sin embargo, al hacerlo él lo miro con resentimiento, dolor y tristeza.
-De no haber sido por ustedes ella seguiría viva- le retiro el brazo con brusquedad yéndose.
-Que chico, no me extraña viniendo de esa mujer- Yoh se dio la vuelta, molesto, casi mostrando los dientes.
-Púdrete-los dos ancianos e incluso Anna quedaron boquiabierto.
-¿Disculpa?.
-Lo que escucharon, no se atrevan hablar mal de su madre, ella lo dio todo tratando de darle una vida mejor, perdiendo la vida incluso, ustedes son dos sacos de arrugas amargados, no les importa los sentimientos de las personas, los manipulan como muñecos, con la mierda de excusa “todo es por el bien de la familia Asakura”, maldita sea, ¿Por qué no murieron ustedes en lugar de mis padres?.
Se abrió paso entre ellos dando fuertes pisotones, camino directo a su habitación cerrando la puerta de un azotón, camino en círculos por la habitación respirando en jadeos cayendo de rodillas al piso, recordando la expresión ultima expresión de Hao y como lo consideraba también responsable de perder a su madre, ahora lo odiaba, todo aquel amor desapareció, le dolía el pecho, no podía levantarse, solo gatear hasta la cama recargándose contra ella.
Desde ese día, no volvió a salir de su cuarto, el estómago le dolía del hambre, aun así, no le importaba, no podía dejar de pensar en Hao, se preguntaba diario por su bienestar, por su día a día. ¿Por qué su padre no hizo nada contra su arreglado matrimonio?, ¿No le importo dejarla sola en el embarazo?, ¿No tuvo interés por su otro hijo?.
-Yoh, hora de la comida- Anna igual a los días pasados golpea a la puerta, de aseguro solo por órdenes de los ancianos, el recuerdo de las muchas compartidas con Hao atravesó su mente generándole más dolor. La noche cayo, camino a la puerta pegando la oreja contra la madera, al no escuchar nada salió, se dirigía al ático, si no mal recordaba las cosas de su padre fuero guardadas hay, al llegar se topo con varias cajas, prendió la luz iniciando la búsqueda, tratando no hacer tanto ruido movía caja por caja, perdió la noción del tiempo, se detuvo sentándose sobre una caja, el polvo le hacia cosquillas en la nariz, repaso con la vista la habitación, se levantó y continuo, al fin de mover unas cuantas cajas la encontró, tenía el nombre “Mikihisa” escrita en uno de sus lados, la arrastro por su peso, no fue cerrada con cinta abriéndola con facilidad, prácticamente guardaron todas sus cosas, busco sin tener una idea clara de que hallar, revisaba todo, los bolsillos de los pantalones y camisas, el reverso de las fotografías. Sentía el frio de la madrugada, se había quedado dormido sobre la ropa de Mikihisa, soñoliento asomo la cabeza adentro de la caja, ya casi vacía, siguió tomando una billetera, al abrirla vio una foto donde aparecían los tres, sus padres y el, con nostalgia la saco para seguir revisando, al tocar un borde de la misma la sintió mas gruesa, al hacer más presión y mover el pulgar sobre la tela descubrió una fisura, adentro tenia un sobre, el cual fue doblado varias veces y por la presión amoldado sin hacer bulto, el sobre con el destinatario escrito una de sus caras se conservaba en buen estado, sin más rodeos la abrió leyendo el contenido.
“Asanoha, sé que deberás estar molesta, querrás tirar esta carta lejos de tu vista y con justa razón, después de todos estos años me pongo en contacto contigo por este medio, sin llamar o irte a buscar, pero deberás de creer en mis razones, yo era joven y ambicioso, realice algunas transacciones no del todo legales, ya había sido comprometido con Keiko Asakura e iba rechazar el compromiso, sin embargo, mi actual suegro descubrió mis acciones ilegales y las uso en mi contra cuando descubrió nuestra relación, incapaz de quitarle las pruebas de las manos y mi miedo a las consecuencias accedí al matrimonio, lo sé, fui un cobarde, escogí la vía mas sencilla y te deje sola con nuestro hijo creciendo en tu vientre, ¿Por qué ahora te lo cuento? ¿Qué busco conseguir? Hace unos días te vio junto a nuestro hijo, quedé paralizado, la vergüenza no me permitía acercarme a ti, desde entonces, tu y nuestro hijo han rondado en mi cabeza día y noche, decidido me senté hablar con mi esposa, iba a enfrentar las consecuencias y no huir de ellas, sin embargo, nosotros ya teníamos un hijo también y para mi sorpresa al plantearle la idea de querer volver a formar parte de tu vida si me lo permitías, ella lo comprendió, no se molestó ni se sintió indignada, tal vez triste. Quiero integrarme en la vida de ambos, te brindare toda la ayuda que necesites, estoy seguro que Yoh se llevara bien con él, es un niño amigable y de buen corazón, sin embargo, tú tienes la última palabra”.
Aparto la carta por el riesgo de mancharla con las lágrimas, las cuales brotaron al finalizar la lectura.
-Papa- tomo la foto pegándola a su pecho, volvió a guardar las cosas en las cajas y acomodo todo el desorden, tomo la carta y la foto volviendo a su habitación secándose las lagrimas.