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Bird Wings por ReveursAiles

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-          ¡Buenos días! – gritó Sora en cuanto entró al estudio, medio staff volteó a mirarle aliviado de verlo completo.

 

-          ¿Cómo es eso de que estabas en una roca atrapado, Sora? – le exigió saber el manager- ¿Qué tipo de persona, pensante, se sube a una roca en medio del mar en una tormenta? ¿No estarás en las drogas?

 

-          Ey, claro que no– fingió ofensa y movió la cabeza negando de manera insistente. A su espalda, Chiaki permanecía en silencio sintiéndose un poco incómodo con él mismo, se había estado sintiendo así desde que salió de casa acompañado del batero. 


    Sora dio las explicaciones al staff sobre lo que había ocurrido siendo enfático en que había estado siguiendo a un pajarito que creyó conocer hasta aquella roca, entonces se quedó allí contemplando las olas, y para cuando la tormenta azotó la marea ya no había tenido tiempo de escapar. Con alivio la mayoría del staff se rió de él, hasta que relató cómo Chiaki lo había salvado. En aquel momento el vocal huyó hasta el camarín para evitar los ojos de los demás, pero entonces se encontró con alguien esperando allí.

 

-          Oh… Sakura. Buenos días – le hizo una reverencia saludándole con respeto.

 

-        Buenos días Chiaki, te ves distinto– el vocal observó a varios lugares sin saber dónde dirigir la mirada- ¿Te sientes distinto, eh?– Chiaki arrugó el ceño y suspiró, finalmente asintió– Eso es bueno.

 

-          No se me ocurre cómo podría serlo – susurró muy bajo para sí mismo. Sora entró al camarín.

 

-          ¡Sakura!

 

-          ¡Sora! – el batero mayor se puso de pie y caminó hasta el menor, le colocó una mano sobre el cabello – Estuve muy preocupado por ti.

 

-          Lo lamento, parece que todos creyeron que me había caído a un agujero directo al infierno o algo así.

 

-          Mm, yo creí que te habías dormido en un autobús y que te habías perdido al bajarte en cualquier lugar. Ah... cierto, eso ya te ocurrió una vez– Sora le sonrió un poco avergonzado.

 

-          ¡Pero esta vez Chiaki me salvó!

 

-          Ya deja eso Sora, no tienes que decírselo a todos – el vocal lo calló con una voz notoriamente incómoda y molesta que lo descolocó, no respondió. Sakura miró al menor con una disculpa en los ojos pero Chiaki escapó de la habitación apenado por su reacción frente a Sakura, sin atreverse a mirar a ninguno de los dos.

 

-          ¿Y ahora qué le pasa? Nunca actúa así frente a ti…

 

-          Mi culpa – le dijo sin rodeos Sakura – Lo incomodé antes de que entraras aquí.

 

-          ¿A qué te refieres? ¿Cómo? No le habrás… contado acerca de la vez que estuve llorando… ¿o sí?  - el mayor inclinó la cabeza hacia un costado sin comprender, luego pareció ofendido.

 

-          No haría eso, Sora– el batero más pequeño apretó los labios al notar que le había molestado. Sakura le sonrió y volvió a colocar una mano en su cabello-  Me quita un peso de encima verte sano y salvo.

 

 

Chiaki entró en el camarín de Saz y Miyako, y sin pensarlo se arrojó en el sofá. Ambos voltearon a verlo desde sus asientos en frente del espejo.

 

-          Me quedaré aquí mientras Sora tiene visitas– se explicó tapándose los ojos con el brazo. Miyako fue hasta el baño para cambiarse, aunque no se avergonzaba de desvestirse frente a Saz, sí lo hacía frente a Chiaki ya que más de alguna vez éste lo molestó por su exagerada delgadez. De pronto el vocal sintió unos dedos fríos tocando por debajo de su playera, dio un salto. – ¡Sacchan! Mierda, que me diste un susto, no hagas eso… - el bajista le sonrió por su reacción.

 

-          Oye, ¿ya preparaste tu maleta? Nos iremos mañana a las 11am así que no llegues tarde. El viaje es largo, no podemos retrasarnos.

 

-          No…

 

-          Chiaki, todas las giras es lo mismo, esta vez, en serio no llegues tarde. – el vocal puso los ojos en blanco.

 

-          Déjame dormir– le exigió cubriéndose nuevamente los ojos y volteándose para darle la espalda al bajista. Para su sorpresa, este le dio una nalgada. - ¿¡Oye, qué mierda te sucede!?– la puerta se abrió y el manager los miró sin entender que sucedía.


    Chiaki sonrojado se puso de pie y se marchó hasta la azotea, donde fumó cinco cigarrillos, uno tras otro, intentando controlar su enfado.

 

 

 

 

Luego del concierto, Chiaki se dio una ducha y se tomó su tiempo para secarse el cabello. Salió dispuesto a irse a casa como siempre, pero se encontró con todos sentados en una mesa y el manager esperando por él.

 

-          Compré comida para que comiéramos juntos aquí y así no te pudieras arrancar a tu casa – el vocal lo miró con mala cara – Ya, siéntate a comer, chico. Comparte un poco con tus amigos de vez en cuando– puso los ojos en blanco. Iba a decir que no eran sus amigos, pero prefirió callarse, no estaba de humor para discusiones. Se sentó junto a Miyako, que lo miró algo incómodo e inconscientemente se alejó un poco de él. Éste lo notó.

 

-          Si quieres me siento al otro lado– le dijo notando su incomodidad, pero su tono sonó agresivo, propio de él, entonces Miyako no supo cómo reaccionar.

 

-          Oye, ¿cómo esperas que reaccione diferente? Casi lo mataste en el escenario cuando lo empujaste– Saz le sirvió un vaso con jugo y se lo dio- ¿Vas a comer carne o te paso la ensalada?

 

-          Mm… la ensalada estará bien– el vocal nunca podía responderle de mala manera a Saz, sabía que si lo hacía a diferencia de con el resto, obtendría una respuesta igual de directa o irónicas que las suyas– Gracias… - le dijo cuándo el bajista le tendió un plato con ensaladas. Sora comenzó a dejarle carne de su plato en el suyo.

 

-          Sé que te gusta ésta – le dijo animado. Chiaki suspiró.

 

-          Chiaki tiene mucha atención– dijo Miyako en un tono inocente y algo nervioso, esperaba no molestarlo con su comentario, pero creyó que sería bueno hacerle notar que cuando se quedaba a comer era consentido por los demás. El vocal frunció el ceño.

 

-          SI, dejen sus homosexualidades y coman tranquilos.

 

-          Lo dice el que usa faldita – molestó Saz.

 

-          Lo dice el que debe dejarse la barba para parecer hombre– contrarrestó el vocal, el manager se ahogó y comenzó a toser. 

 

-          Ey – los frenó – Cálmense un poco…

 

-          Estamos calmados – le dijo Saz, esbozando una pequeña sonrisa. La verdad era que le divertía compartir con Chiaki de la manera que fuera.

 

-          Ahora no sé si fue tan buena idea traer la comida aquí… - pensó en voz alta.

 

-          Está bien, me voy– Chiaki iba a pararse pero el mismo Miyako puso una mano sobre la suya, dejándolo confuso.

 

-          Siéntate, nos gusta comer contigo– le dijo sincero. Volvió a tomar asiento confuso sin estar seguro de sí lo había escuchado realmente decir aquello. Tomó sus cubiertos y continuó comiendo en silencio. Aunque quisiera irse, luego de escucharle decir aquello no podría hacerlo, ni tampoco burlarse, en el fondo se sentía agradecido.

 

 

 

 

 

 

 

 

-          Bueno, yo me voy, ya es tarde– el vocal se puso de pie y Sora lo siguió.

 

-          También me voy. Nos vemos mañana. – el resto se despidió levantando la mano, a nadie les sorprendió que se fueran juntos, solo Saz suspiraba amargamente.

 

-          No tienes que irte conmigo… puedes quedarte a compartir– le dijo Chiaki mientras salían del lugar.

 

-          No… a decir verdad estoy cansado, aunque dejé mi perro en casa de una amiga que lo cuidara y la verdad… no tengo muchas ganas de llegar a casa y estar solo. – el más pequeño volteó a mirarlo con la boca abierta.

 

-          ¿Qué es esto? ¿Una nueva manera de pedirme asilo? – Sora rió.

 

-          ¿Puedo dormir contigo esta noche? – Chiaki se ruborizó. Intentó esconder la mirada pero no se negó por una simple razón: dormía mejor con Sora.

 

-          Mañana deberás irte muy temprano para ir por tu maleta.

 

-          ¿Eso es un sí? – Chiaki asintió – Entonces… - le dijo muy animado – Podemos ir a buscarla ahora y así mañana dormimos hasta más tarde– en cuanto salieron del recinto para ir al estacionamiento, el frío les estampó en la cara.

 

-          Mierda, que frío hace… - se detuvo por la sensación que le congelaba la cara.

 

Sora tomó sus manos y las acurrucó entre las suyas, luego las acercó hasta su boca. Chiaki permaneció sin entender que hacía hasta que sintió el vapor calentándolas sutilmente.

 

-     ¿Qué…? – lo miró embobado unos segundos, sintió un poco de rubor en sus mejillas y quitó su mano escondiéndola en su bolsillo– No hagas eso, Sora… - le susurró con falsa molestia. El batero notó su vergüenza y se mordió el labio aguantando una pequeña risita. Caminaron hasta el auto mientras aún se escuchaba la risa del más alto– Sora – le llamó una vez ya dentro – Me siento un poco cansado… No estoy acostumbrado a compartir con los demás,  creo que eso me afectó- aceptó notando su agresividad en unos instantes atrás - Necesito espacio así que no abuses de mi humor hoy– advirtió. Sora bufó.

 

- Como si solieras tener buen humor…

 

 

 

 

-          ¿Puedo dormir con calzoncillos? – le preguntó Sora.

 

-          Recuéstate sin nada si quieres– Chiaki hacía su maleta mientras el batero se acostaba en la cama.

 

-          Bien, sin nada entonces– se metió a la cama prácticamente trotanto para que Chiaki no lo mirara, éste solo se rió. Aunque para sus adentros, ciertos nervios aparecían ante la posibilidad de que ambos estuvieran desnudos en la misma cama. Sora se tapó hasta el cuello sintiendo frío por la desnudez e intentó hacerse el dormido, pero era un mal actor y se movía demasiado, además a ratos olvidaba cómo respirar. Chiaki lo observó mientras estaba junto a la cama y en un impulso también se quitó toda la ropa. Se metió debajo de las sábanas, apagó la luz de la lamparita y se acercó a Sora, este cuando sintió la piel desnuda de Chiaki tras rozarle el muslo con la mano, se petrificó.

 

-          Chi… - le susurró con algo de sorpresa.

 

-          Silencio… no digas nada… - ambos se buscaron para abrazarse bajo las sábanas. Sora apreciando la cercanía le besó la frente.

 

-          Gracias por dejarme dormir aquí– Chiaki sonrió pero no dijo nada, sobre su ombligo sintió algo y se removió un poco.

 

-          Tus vellos me hacen cosquillas– Sora rió.

 

-          Espero no nos enredemos– de pronto el comentario se le hizo sumamente gracioso a Chiaki y soltó una risotada que sonó con eco en la habitación– Cálmate, no era tan gracioso– le pidió a pesar de que también se reía aunque más por la reacción del más bajo.

 

-          Sí lo fue… además… no tienes tanto vello y yo casi no tengo, tampoco – el vocal sigilosamente bajó la mano hasta rozar sobre la entrepierna de Sora, haciéndolo dar un salto por la sorpresa.

 

-          Yo… ¿puedo tocarte también? – Chiaki asintió con algo de timidez. La mano de Sora recorrió con lentitud sugerente el costado derecho del vocal y luego bajó, para su sorpresa casi no sintió vellos, y si no hubiera sido por la textura directa de su entrepierna no se hubiera dado cuenta que estaba tocando más– Oye… te depilas…

 

-          Claro que lo hago, recuerda que uso faldas. Aunque no lo hago siempre.

 

-          Ah, entiendo porque a veces usas pantalón, entonces.

 

-          De hecho… sí – ambos rieron. Sora continuó tocando pero solo dio palmaditas a ciegas, temió sobrepasarse. Por su lado, Chiaki sonrió y siendo menos tímido y siguiendo su impulso, ensalivó sus dedos sin hacer ruido y los llevó hasta los testículos del batero sin previo aviso, rozando con cierta delicadeza con la punta de los dedos la zona de manera circular. Sora sintió una fuerte necesidad de presionar o morder algo, pero al no poder hacerlo, cerró fuerte los ojos.

 

-          Mm...

 

-          ¿Se siente bien? – le batero asintió. Chiaki rió un poco al notar lo tenso que estaba – Me gusta poder tocarte… tan libremente… - paseó sus dedos por sus muslos y volvió a rozar con sus dedos largos la zona, esta vez tomando la entrepierna de Sora y dándole una pequeña caricia. Notó la erección– Eres muy fácil de excitar ,Sora – bromeó.

 

-          No me toques así si no quieres que suceda… - su voz avergonzada enterneció al vocal.

 

-          No te hubiera tocado si no hubiera querido que así fuera… - la voz ronca de Chiaki sorprendió a Sora, diciéndose a sí mismo que realmente habían cosas que no conocía sobre él, pero que le eran sumamente atractivas cada vez que las descubría.

 

-          ¿Tocarás más? – le preguntó con algo más de confianza.

 

-          Creo que puedo hacer algo mejor… - Sora se congeló. Sintió a Chiaki moverse entre las sábanas y bajar.

 

-          Chi… yo… - pretendió detenerlo, se sentiría enormemente avergonzado si el nivel al que lo excitaba Chiaki lo hacía terminar en cuestión de segundos, fue lo primero que le preocupó, pero fue tarde. Sintió la oleada de calor en cuanto el vocal se llevó a la boca su erección– Aah… - estiró la mano y estrujó la almohada, había sido prácticamente un ataque. Cuando se acostó desnudo no pensó en que eso podría pasar, ni siquiera se lo imaginó. Chiaki sacó la erección de su boca y volvió a meterla, esta vez chupando con algo de fuerza haciendo que Sora diera un salto por la mezcla de dolor y placer– Mg... – el vocal evitó pensar en sí mismo, se concentró en las reacciones del batero y dejó una de sus manos acariciar la zona bajo el abdomen. Podía sentir los músculos de Sora tensándose a medida que lamía. Con la otra mano sostuvo la erección mientras jugaba con ella en su boca, se sorprendió de lo bien que se sentía hacer aquello. Acarició la punta del glande con sus labios y quiso ponerse a prueba así mismo lamiendo desde la base de sus testículos hasta la punta nuevamente, luego volvió a meterla en su boca por completo y en un gemido suyo, la vibración hizo a Sora tensionarse hasta el más mínimo musculo.

 

-          Mm…

 

-          Ahh… no hagas eso… - le pidió al sentir la vibración de su boca.

 

-          Mm… - lo repitió el vocal solo por jugar. Sora abrió la boca dejando salir un gemido bastante alto que los sorprendió a los dos.

 

-          ¡Aah! – se tapó la boca casi con una bofetada. Chiaki se rió de él pero no le dio demasiada atención, volvió a lamer la zona sorprendiendo al batero por la dedicación que estaba poniendo en los detalles, nunca le habían hecho sexo oral de aquella manera. Cuando Chiaki se quedó sin ideas de qué más probar, fue que quiso comenzar a embestirlo con la boca, mantuvo un ritmo lento al comienzo, torturando a Sora que, entre golpe y golpe de calor, terminó por enredar sus dedos en el cabello del vocal y guiarlo casi como una súplica para que aumentara el ritmo, pero primero Chiaki no lo permitió, tomó su mano y la quitó de su cabello  solo para torturarlo un poco más. Solo en cuanto saboreó el liquido preseminal le permitió guiarlo al ritmo que necesitara para terminar. Para sorpresa de Chiaki, la tarea no le resultó difícil, le gustaba demasiado llenarse los oídos de su respiración y sus gemidos ahogados. A ratos los suspiros y la respiración le temblaban, en aquellos momentos quería causarle más placer para escucharlo mucho más tiempo de aquella manera, pero bien sabía que estaba por terminar.

 

-          Chiaki… - Sora apenas si lograba articular las palabras por la tensión acumulada – Voy a…  - quiso avisarle, jaló con suavidad su cabello para que se alejara de su erección, pero Chiaki no lo hizo– Aaaaah… mierda…. Mmmg. – el batero sintió como la parte baja del abdomen se acalambraba mientras el liquido caliente salía de él. Chiaki no lo pensó demasiado, siquiera alcanzó a saborearlo, solo lo tragó. Por su parte el batero presionó con tanta fuerza la almohada mientras sentía que el orgasmo lo consumía, que luego los dedos le dolieron. Se quedó con la mente completamente nublada mientras los oídos le zumbaban, sintió al vocal darle un par de lamidas más a la zona un poco hinchada, estaba seguro que jamás se había aguantado tanto y por ello se sentía aturdido. Chiaki subió entre las sábanas y sin decirle nada se acomodó sobre su brazo y suspiró. Notó una leve molestia en la mandíbula y quiso reírse de sí mismo pero se aguantó, si pensaba demasiado en lo que acababa de hacer terminaría por echar a Sora de su casa. Tocó con la punta de su dedo el pecho del batero... era consciente de que como con nadie, realmente se perdía en él cada vez que lo tenía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

-          Estoy exhausto – le dijo el vocal mientras bajaban del auto para entrar al hotel.

 

-          ¿Comeremos juntos? – les preguntó animado su manager.

 

-          Yo paso, solo quiero irme dormir– en cuanto dijo las primeras palabras, Saz colocó los ojos en blanco y Miyako optó por desviar la mirada. No era nada nuevo, pero los frustraba tener que escucharlo escapar cada vez que planeaban compartir.

 

-          Pero Chi… - comenzó a protestar Sora. El vocal levantó la mano haciéndolo callar, parecía hastiado y el batero no pudo evitar pensar que era por su causa, se calló y cuando pensaba en dejarlo ir notó que tenía su casaca en la mano – Chi, espera, toma tú… - el vocal se giró y le soltó sin medir el tono.

 

-          Deja de pegarte todo el tiempo a mí, Sora –  lo miró a los ojos un par de segundos antes de seguir con su camino, ni siquiera notó que Sora levantaba su casaca para devolvérsela. El batero caminó de vuelta hasta el auto donde lo esperaban lo demás.

 

-          Sora… - lo llamó Miyako al verlo fruncir el ceño - ¿Irás con nosotros o prefieres ir a comer con Chiaki? – el único que se había percatado de tal escena había sido Saz, que optó por  enfadarse en silencio.

 

-          Iré con ustedes– le sonrió Sora al guitarrista mientras un ardor de sentimientos desagradables crecía en su estómago. 

 

 

Chiaki permanecía respirando con dificultad apoyado en frente del espejo del baño. No dejaba de mirarse hipnotizado porque no le gustaba lo que veía, estaba actuando fuera de su control.

 

No dejaba de pensar en que cada día se exponía más en frente de la banda, cada día se mezclaban emociones más evidentes no solo con Sora, sino que con Saz y Miyako. No quería admitir que estaba notoriamente enlazado emocionalmente a ellos aunque para cualquier persona fuera obvio, el ser consciente de aquel hecho le hacía sentirse común, y de paso, vulnerable. Ninguno de sus cercanos podría comprender la importancia que tenía para Chiaki defenderse de aquellos sentimientos de apego, le aterraba la idea de querer lo suficientemente a alguien como para sufrir su partida. Nadie podría saber aquello porque Chiaki jamás lo había dicho, ni pretendía hacerlo.

 

Se dio una ducha para calmarse, y se dijo así mismo muchas veces que nada de lo que le ocurría era culpa de Sora, lo que lo llevaba a plantearse nuevamente el alejarlo como lo mejor para este, pero temía que ya le fuera demasiado doloroso.

 

-          Tantos años en soledad con el único fin de evitar esto… y aquí estoy, arruinándolo todo.

 

Buscó en su maleta algún pijama pero notó que tenía guardado el suéter de Sora. Sin siquiera saber en qué momento este lo guardó allí, se lo colocó para dormir y se metió a la cama sintiendo hambre, pero luego de un leve ejercicio de respiración y concentración se durmió.

 

 

En su sueño caminó por un pasillo largo que reconoció como el del edificio que lo llevaba hasta su casa de infancia. Algo lo jalaba hasta allí. Entró, encontrándose con su madre y su hermano menor. La mujer mayor le estaba probando un uniforme de escuela para medir el avance de su costura.

 

-          Quédate quieto Nao.

 

-          ¿Es para mí? – el pequeño parecía no tener más de seis años. A pesar de que Chiaki sabía que era un sueño sus emociones estaban temblando en su interior, recordaba perfectamente a su hermano con aquella edad.

 

-          No, es para el hijo del vecino.

 

-          Pero yo también quiero ir a la escuela… - la mujer entrecerró los ojos midiendo con los dedos los centímetros faltantes en la costura.

 

-          No tenemos dinero para eso.

 

-          Pero Chiaki si va a la escuela… - el pequeño giró en dirección a la puerta y miró en los ojos del vocal, a este se le secó la boca por la sorpresa de ser visto– Ya estás en casa… - Chiaki no podía hablar, ya tenía ganas de llorar - ¿Por qué te quedas en la puerta? – le costó dar pasos adelante, pero lo logro sintiéndose completamente fuera de lugar en el contexto. Su madre lo miró de reojo y lo ignoró.

 

-          Vayan a preparar la cena– le dio una palmada en el trasero al niño – Ve, ve– lo incentivó, este corriendo fue hasta donde estaba el vocal e intentó tomar su mano para jalarlo hasta la cocina. Chiaki sintió su mano demasiado fría y rechazó el contacto - ¿Qué te pasa? – el niño parecía no entender - ¿Es porque estoy helado? – el vocal asintió – Pero si sabes que estoy muerto– el niño levantó los hombros e insistió en tomar su mano, esta vez Chiaki lo permitió. Sintió que el frío de su piel se traspasaba hasta llegar a su pecho y se instalaba.

 

Lo miró unos segundos más mientras buscaba con sus pequeñas manos cubiertos entre los cajones, eligiendo cuchillos demasiado grandes para sus dedos pero que de todas maneras usaba con habilidad. Bien sabía Chiaki que Nao había aprendido a cocinar con tan solo cuatro años, él mismo le había enseñado para aquellas tardes en que su madre no estuviera o simplemente la borrachera le impidiera cocinar. Intentó secarse las lágrimas pero estas salían sin control, poco a poco la imagen borrosa por sus ojos húmedos comenzó a alejarse hasta transformarse en oscuridad abrazada por el silencio de la noche. Pestaneó un par de veces sintiendo el frío en sus pestañas húmedas, se inclinó hasta sentarse.

 

-          Mierda, otra vez… - secó sus ojos con rabia y luego tocó su pecho, sentía ardor y frío, se abrazó así mismo. Le era insoportable la soledad posterior a sus sueños, sin tener nadie a quien contarle sus miedos y sobre todo, nadie con quien sentirse protegido. El hilo de sus pensamientos lo llevó a Sora y casi de manera inconsciente se levantó sintiendo el frío del piso, se colocó las botas que tenía a mano y luego tan solo salió de la habitación. Llegó al pasillo alumbrado por una fuerte luz y rezó para no ser visto por nadie en tan solo ese suéter. Fue hasta la puerta que tenía pegado casualmente un sticker de Spiderman en ella. El vocal suspiró – Si eres un niño…- con frío empujó el picaporte de la puerta notando que estaba abierta.

 

Dentro de la habitación semi oscura descansaba el batero con un brazo levantado sobre su cabeza y otro en su abdomen, estaba ligeramente inclinado a su derecha.

– Sora… -susurró para intentar despertarlo– Sora… -el más alto roncaba suavemente con los labios entreabiertos- ¡Sora! – Chiaki se frustró y le levantó la voz, sin embargo este no despertó. Suspiró. – Está bien… - se quitó las botas y rodeó la cama recostándose en el otro extremo pero pegándose a Sora de todas maneras a su costado izquierdo. El batero se volteó inconsciente y lo envolvió en un abrazo. Chiaki sonrió y lo abrazó de vuelta, sabía que estaba dormido– Gracias…

 

El vocal comenzó a relajarse en el calor del abrazo de Sora, pero en cuanto se estaba por dormir, este último despertó, respirando bulliciosamente por la nariz para luego estirarse y notar que había alguien junto a él.

 

-          ¿Chi?

 

-          Si…

 

-          ¿Qué haces aquí? – el vocal arrugó el ceño mientras el batero revisaba su celular – Oh, ¿ya son las cinco de la mañana?

 

-          Mm, eso parece– el vocal se pegó a Sora, haciendo notorio para este que no se encontraba bien del todo.

 

-          ¿Qué sucedió? – bajó hasta quedar a su altura y el más bajo lo acurrucó con las colchas para asegurarse de que no le entrara frío, luego hizo lo mismo consigo y acercó su rostro al de Sora, casi tocándole la nariz.

 

-          Pesadillas.

 

-          ¿Cuándo duermes conmigo no hay pesadillas? – negó con la cabeza como respuesta – Deberías dormir siempre conmigo entonces.

 

-          Me gustaría… - admitió, luego suspiró y colocó una de sus de sus manos en la mejilla del más alto – Lamento mucho lo de hoy– Sora bajó la mirada evidentemente triste– No fue por ti, me sentía mal y quería estar solo…

 

-          Entiendo que te hostigo Chiaki...

 

-          No lo haces… solo no estoy acostumbrado a compartir demasiado con la banda y últimamente superé mi limite y eso me… afectó, supongo – agregó lo último notando que estaba dejando salir demasiadas palabras, siempre le sucedía lo mismo con Sora, en cambio este aunque intentaba entenderlo evitaba incomodarlo con preguntas.

 

-          Chi, solo dime que quieres estar solo. Yo lo entenderé – prometió. El vocal suspiró y lo abrazó.

 

-          Lamento hacerte sentir mal Sora, realmente es lo que más lamento– el más alto acarició su cabello.

 

-          No es la gran cosa, no te preocupes– el batero acarició su cabello unos segundos – Deberías desenredarte el cabello de vez en cuando…

 

-          Jamás.

 

-          Odias peinarte… - Sora recordó el tumulto de insultos que le soltaba a las estilistas y peluqueras que lo peinaban para los conciertos.

 

-          Es que me duele.

 

-          Eres un exagerado– Chiaki se abrazó a él con un poco de fuerza.

 

-          Hum… sí… Más últimamente en que todo se ha hecho más intenso.

 

-          Te entiendo… - Sora pensó en sus sentimientos por el vocal, pero no sabía que este también estaba pensando lo mismo.

 

-          Sora... – la mezcla de voz ronca en un tono dulce hizo que el batero se sintiera derretir.

 

-          Dime… - susurró.

 

-          Creo que… me enamoré de ti.

 

 


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