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Bird Wings por ReveursAiles

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Chiaki permaneció en la ducha por un largo rato. Sentía una ansiedad que no reconocía haber sentido antes, aún así se sentía tranquilo en otros aspectos.

 

-           Mi mente como nunca esta calmada– susurró para sí mismo mientras cerraba los ojos al sentir el agua cayéndole por el cabello. Pensó en el abrazo de Sora y suspiró, no le eran claras sus emociones con respecto a ello.

 

En la habitación de Chiaki, el batero ya se había recostado. Se había quitado solamente los tenis y hasta se había metido debajo de las colchas con la campera puesta. Tenía calor, pero temía ofender al vocal si se atrevía a acostarse con menos ropa. Presionaba sus dedos nerviosos mientras observaba en penumbras el tejado de la habitación, no creía poder dormir sintiéndose de aquella manera.

 

Chiaki apareció en la habitación secándose el cabello con la toalla, solo podía ver su silueta en la oscuridad. Lo observó abrir un cajón y en la penumbra se vistió con un pantalón y una playera holgados, luego se acercó a la cama. Sora tragó saliva desde el otro extremo. El sonido de las colchas removiéndose mientras el vocal se recostaba lo hicieron colocarse aún más nervioso, también se removió acomodándose, lo que hizo que la fricción de su campera hiciera un sonido bullicioso. Chiaki estiró la mano hacía él y le tocó la ropa.

 

-          ¿Tienes frio?  - le preguntó sin entender.

 

-          ¿Eh? No…

 

-          ¿Entonces por qué te acostaste tan abrigado? – movió la mano hasta tocar sus muslos - ¿Duermes con jeans?

 

-          Eh…

 

-          Sora, quítate la ropa no seas ridículo– el batero no agregó nada y solo se quitó la campera, luego el suéter que llevaba abajo y finalmente los pantalones, haciendo ruido con el cinturón. Tardó un poco ya que sus dedos nerviosos no cooperaban. Finalmente se recostó con la playera y la ropa interior.

 

-          Ahora si – dijo con alivio sin pensar. Chiaki se rió.

 

-          No entiendo por qué te recostaste casi con los tenis.

 

-          Mm… - pensó en si decirlo o no – No quería quedar tan confianzudo – dijo finalmente riéndose también. Chiaki bufó, luego ambos suspiraron casi al mismo tiempo lo que los hizo volver a reír – Chi…

 

-          ¿Qué?

 

-          Esto… ¿estás bien? – el vocal chasqueó la lengua.

 

-          ¿Esperas que te diga qué sucedió?

 

-          No… sé que no lo harás, es por eso por lo que te pregunto si estás bien. -  Sora se volteó intentando vislumbrar algo del rostro del vocal, pero la oscuridad no se lo permitía.

 

-          Estoy calmado… no me preguntes más, no quiero tener que mentir.

 

-          Está bien… no me mientas…  prefiero que solo no me digas nada. – permanecieron un par de segundos en silencio, hasta que Chiaki volteó hacía el lado del batero.

 

-          Sora…

 

-          ¿Sí?

 

-          ¿Puedo preguntar algo personal? – el batero se inquietó, era primera vez que le preguntaba algo por el estilo. Finalmente asintió. - ¿Hay alguna cosa en tu vida… que sientes que no está resuelta y que de cierta manera… la arrastras?

 

-          Mmm… sí – la respuesta había venido a su mente con bastante claridad. El vocal permaneció en silencio esperando que el batero le hablara un poco más al respecto, aunque ya se había planteado que debía ser comprensivo si no sucedía. - Creo que por años he arrastrado a mi padre… - susurró. Chiaki tragó saliva con algo de impresión pero continuó en silencio – Él… es una persona dura y siempre me ha rechazado de alguna manera, no estoy seguro del por qué, pero siempre ha sido así desde que puedo recordar… A veces creo que trata de quererme pero simplemente no puede. Las veces en que me mira a los ojos es solo para burlarse de mí – suspiró. Chiaki pensó en animarlo de alguna manera, quiso tomar su mano pero se retuvo así mismo, como cada vez que sentía la necesidad de ser afectivo. – Recuerdo un día en que rompió mi batería. Había ahorrado mucho para poder comprar todas las piezas, y ni siquiera estaba terminada pero ya ensayaba con ella a diario. Claro que le molestaba. Pero más que el ruido en sí, la posibilidad de que yo me convirtiera en músico. La rompió con sus puños, parecía un demente… tal vez sea estúpido decirlo ahora pero aún siento un sabor amargo cuando recuerdo aquello… Nunca se preocupaba por mí, jamás preguntaba nada más que con el objetivo de burlarse, no importaba lo que hiciese o cuánto me esforzara. Por mucho tiempo intenté lograr un “gracias” de su parte, un “¿cómo estás?”, incluso cuando me fui de casa esperé una despedida o tal vez solo una sonrisa de “hasta pronto”, pero jamás hubo nada de eso.

 

-          Aún te duele… - susurró Chiaki con voz suave, casi imperceptible. Sora suspiró, nunca se había atrevido a hablar de ello con nadie y tampoco se le había ocurrido que la primera persona sería precisamente Chiaki, el único que tenía la personalidad para burlarse de él sin pretextos. Pero muy por el contrario, sentía al vocal en sintonía con él.

 

-          Más que dolor… soy consciente de que lo arrastro conmigo. Principalmente me di cuenta cuando tuve novia… No demostraba mis emociones, no la escuchaba, de cierta manera la ridiculizaba, me acomodaba ser de aquella manera… era como él. – Sora sintió de pronto la mano de Chiaki rozar la suya que descansaba sobre la colcha. Solo un roce pequeño, tímido. – Así que un día se fue y yo solo no la busqué… Algún día me gustaría disculparme con ella - Chiaki suspiró, continuó tocando los dedos de Sora con los suyos. Sora cada tanto movía los suyos para acariciar los del vocal también.

 

-          ¿También era de aquella manera con tu madre? – preguntó en un susurro acomodándose más cerca del batero.

 

-          No, con ella era diferente, no exageradamente diferente pero si lo suficiente como para catalogarlo como respetuoso.

 

-          ¿Nunca intentaste saber por qué solo contigo era de esa manera? – la voz de Chiaki sonaba profundamente preocupado y realmente lo estaba. Sora lo percibió y sin pensar demasiado terminó por tomar su mano y acariciar su dorso. El vocal al estar concentrado en la conversación ni siquiera lo notó.

 

-          Si… pero pensé en que realmente no quería saber la respuesta.

 

-          Entiendo… - permaneció en silencio pensando en Sora unos instantes, se sentía agradecido de que le hubiera expuesto su herida, tenía un gran deseo de acercarse más pero no lo consideró oportuno – Eres una persona muy fuerte… - Sora se impresionó de oír aquello.

 

-          No es cierto.

 

-          Si lo es…

 

-          No es cierto Chi, todos lidiamos con batallas supongo.

 

-          Sí, pero no todos son capaces de darse cuenta del daño que hacen… ¿Cómo serías capaz de superarlo si ni siquiera notas cuál es la consecuencia que dejó en ti? Le ganas la batalla si eres diferente a él… le ganas a tu padre. – Sora se quedó pensando en las palabras de Chiaki y cómo le resultaron directas y ciertas. Solo él podía ser tan indiscreto para disparar de esa manera su opinión. De pronto Sora lo escuchó desvariar – Como yo debería ganarle a ella…

 

-          ¿A quién?  - Chiaki reaccionó de forma tardía la pregunta de Sora, solo entonces notó que había hablado en voz alta.

 

-          Ah… no… no es nada – el vocal se sintió culpable por no poder confesarle su herida a Sora de la misma manera en que él lo había hecho, pero temía las repercusiones.  Sora suspiró decepcionado y él lo notó – Decirlo en voz alta es traerlo de vuelta del todo y hacerlo aún más real – se explicó – No estoy preparado para eso.

 

-          Chi… - el batero se acercó como lo había querido hacer unos instantes atrás el vocal, fue lo suficiente como para apoyar su frente en su hombro y con la mano rodearle el cuerpo, en un medio abrazo. Chiaki se quedo quieto, ya era la tercera vez en que Sora lo abrazaba y comenzaba a sentirse avergonzado –  Por hoy… ¿puedes dejarme abrazarte? – el vocal volteó un poco su rostro notando lo cerca que estaba Sora, ya podía verlo con la poca luz del amanecer que se asomaba – Mañana no diré nada al respecto. – Chiaki lo miró a los ojos y la mirada del batero se clavó en él. Siempre había sentido una fuerte conexión con él en el escenario, al mirarse podían comprender fácilmente al otro pero nunca sintió que sus ojos fueran tan expresivos como aquella noche. Estaba seguro de que Sora necesitaba abrazarlo tanto como él, y estuvo seguro de que en ese preciso instante no le lograba esconder nada. Finalmente asintió y se volteó con rapidez entre las sábanas, pegando su cuerpo al de Sora y rodeándole con uno de sus brazos la cintura, el batero le rodeó la espalda y acarició su cabello. Chiaki acomodó su rostro en el hueco de su cuello y en cuanto se quedaron quietos y el silencio se apoderó de la habitación, notó que podía escuchar el latido de Sora, que le aliviaba de una manera que no entendía. – Buenas noches…

 

-          Descansa – le susurró con una voz cariñosa que por primera vez dejaba salir frente a alguien. Sora volvió a acariciarle el cabello, se le escapó una sonrisa que agradeció Chiaki no pudiera ver.

 

Por la tarde Sora fue el primero en abrir los ojos. Cuando pensaba en estirarse notó que había alguien pegado a él y para su sorpresa, Chiaki dormía aún entre sus brazos, exactamente en la misma posición en la que se habían dormido. Recordó en un segundo todo lo que había sucedido y se avergonzó de sí mismo cuando la sonrisa se le volvió a dibujar en la cara. Observó al vocal dormir con el cabello desparramado por todos lados, tenía leves rizos en él y un gran volumen por haberse acostado con el cabello húmedo. El batero se quedó por largos minutos observando el rostro de Chiaki profundamente dormido, con el ceño relajado, sin aros, sin maquillaje, diferente a como solían verlo. Con cuidado tocó con la punta de sus dedos sus labios causándole una leve cosquilla, Chiaki arrugó el rostro y se rascó los labios con los dientes. Sora rió levemente y suspiró. Se preguntó así mismo desde cuando era que le gustaba el vocal, pero no lo recordaba, solo estaba seguro que desde el inicio había causado una fuerte impresión en él, y aunque al resto de la banda los intimidaba un poco, a él siempre le agradó su actitud, era creativo y divertido, y además muy diferente a todos las personas que había conocido.

 

Cuando el hambre le ganó se levantó con cuidado de no despertar a Chiaki y fue hasta la cocina. Abrió la nevera, tomó unos huevos, buscó una sartén y comenzó a freír. Tomó la tetera y comenzó a escarbar buscando un poco de té, cuando estaba agachado buscando en la alacena escuchó los pasos detrás de él.

 

-          Así que basta con que te lleven a la cama una noche para que tomes esta confianza, ¿eh? – le bromeó a sus espaldas Chiaki. De pronto el vocal vio un ave descansando en la ventana de la cocina, le pareció ser la misma del día anterior. Sora lo observó abrir los ojos con impresión y cuando siguió el camino de su mirada no alcanzó a ver nada, el ave se había ido.

 

-          ¿Qué? ¿Qué miras? – Chiaki se sintió tonto al pensar que podía ser la misma ave, no tenía sentido que volviera otra vez.

 

-          No, no es nada… Oye se te queman los huevos –  Sora se volteó preocupado a observar el sartén pero notó que estaban bien.

 

-          No, no se están quemando… - dijo confundido.

 

-          ¡Já! – carcajeó - ¡No hablaba de esos! – le gritó Chiaki mientras caminaba por el pasillo de vuelta a su habitación para vestirse.

 

-          Idiota – pensó fingiendo molestia mientras miraba la fritura, luego observó la ventana y se peguntó, “¿Qué habrá estado mirando?”


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