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Bird Wings por ReveursAiles

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~ Chiaki

 

 

 

-          Vives quejándote, nunca ayudas en nada pero todos te tenemos que ayudar a ti – gritaba mamá mientras yo la escuchaba desde el baño. Me lavé la cara y me miré los ojos llorosos en el reflejo del espejo  – Nao, ve tú a comprarme un poco de sake, que tu hermano se cree el dueño de casa y no es capaz de recibir órdenes.

 

-          Solo no quiero que hoy también estés ebria – susurré para mi mismo respirando profundamente, no valía la pena ponerse mal otra vez por ella. Escuché la puerta cerrarse, mi hermano pequeño había salido de casa para irle a comprar sus pedidos.

 

Fui hasta la cocina en donde ella estaba buscando algo para comer.

 

-          No hay nada – me dijo cuando yo volví a revisar la nevera.

 

-          Dame dinero para ir a comprar algo, apuesto que Nao no ha comido tampoco.

 

-          No hay dinero, le di lo que me quedaba para el sake. – le di la espalda y me dirigí a la puerta - ¿Dónde vas?

 

-          A alcanzar a Nao, no dejaré que dejes que mi hermano pase hambre por tus vicios. – cerré la puerta con fuerza y no me detuve a pesar de que escuché su grito llamarme un par de veces. Tenía problemas en las piernas, le costaría alcanzarme y probablemente se cansara o se cayera antes de llegar a la puerta. Las vecinas me miraron, escuchaban los gritos y sabían lo que ocurría en casa… todos lo sabían.

 

 

-          ¡Nao! – lo alcancé a solo un par de metros de la botillería.

 

-          ¿Qué? – me miró sin inmutarse.

 

-          Dame el dinero.

 

-          ¿Para qué?

 

-          Para comprar algo para comer.

 

-          No, mamá dijo que le comprara sake – puse los ojos en blanco e intenté quitarle el dinero de las manos.

 

-          Dámelo o nos quedaremos sin la cena.

 

-          Mamá dijo que quería sake – insistió jalando el dinero hacía él.

 

-          ¿¡Que mierda importa lo que quiera esa borracha!?

 

-          ¡Dame el dinero! ¿Qué no te das cuenta? – me gritó con los ojos llorosos – Es la única forma en que no me diga nada…

 

-          ¿Y crees que yo si disfruto escuchándola?

 

-          Al menos borracha nos quiere – jaló sin mucha fuerza el dinero, vi la oportunidad de quitárselo.

 

-          No es la solución – jalé más fuerte su mano y tomé el dinero, pero él se lanzó sobre mí y lo empujé, entonces cayó al suelo – Nao, párate - no me percaté en aquel segundo que se había golpeado, solo cuando lo vi inmóvil el pánico llegó a mí - ¿Nao? – me arrodillé junto a él y levanté su cabeza, entonces noté la sangre - ¡Nao!

 

 

 

 

 

 

Chiaki respiraba agitado, una lágrima le recorrió el rostro completo hasta caer desde el contorno de su labio hasta el suelo. El tercer sollozo se escapaba. Era primera vez desde su adolescencia que soñaba con su hermano.

 

Se levantó de la cama. Aún llevaba el traje del concierto. Había bebido una botella completa de whisky para caer dormido y lo había conseguido, sin embargo jamás pensó que despertaría de aquella manera. Fue hasta el baño y se miró los ojos rojos, el rostro de su “yo” adolescente viéndose exactamente de aquella manera hizo que su pecho se agitara de forma dolorosa.

 

-          No, no, no, no – se jaló con brusquedad el cabello como si con ello consiguiera quitarse los malos recuerdos. Finalmente se agachó y lloró sin poder contenerse, tapó su boca para evitar gritar. Su cabeza estaba en shock, experimentando el pánico que le había dejado el final de su sueño.

 

Sin pensar tomó su celular, le dolía tanto el pecho que temió sufrir un ataque o algo similar, pero al mirar los contactos notó que no tenía a quien llamar. Solo un número le sonaba a una posibilidad de ayuda. Marcó sin pensar como siempre lo hacía.

 

-          ¿Chiaki? – el tono de su voz preocupada le hizo sonreír en medio del dolor. Si… a Sora le importaba, y aunque se negara a reconocerlo, aquello le ofrecía infinito consuelo. Intentó decirle algo pero no podía hablar, la voz no le salía. Cortó. Luego lanzó el celular contra la pared y se agachó abrazándose así mismo. Entendía un poco de sus enredos emocionales, jamás se había perdonado así mismo, y por más que intentara ignorar sus pesares del pasado simplemente los arrastraba mientras cada día tomaban más peso, hasta finalmente cumplir el objetivo de hacerlo caer.

 

-          Una vez pude con esto, podré otra vez… – se dijo así mismo mientras se limpiaba con las palmas de las manos las lágrimas que le empaparon el rostro. Aún con el pecho agitado se puso de puso de pie pero el sonido de un golpe en la ventana llamó su atención, se dirigió hasta el ventanal siguiendo el sonido y encontró allí el pequeño pajarito de matices marrones. Impresionado abrió la ventana y lo observó, el ave confianzuda se apoyó en su mano sin que siquiera Chiaki se esforzara por intentar tomarla. – Pero… ¿Qué…? –  de pronto el timbre sonó asustándola y haciendo que se alejara. Chiaki se limpio la nariz e intento respirar un par de veces más para calmar los sollozos, el timbre volvió a sonar. En su mente no se le ocurría siquiera quien podría ser a esas horas, lavó su rostro y evitando nuevamente el doloroso recuerdo de su reflejo, salió del baño y fue hasta la sala para abrir la puerta de entrada.

 

Carraspeó antes de abrir, pensó en la posibilidad de que fuera algún vecino en problemas, pero en cuanto giró el picaporte se percató de que no era el caso.

 

-          Chi… ¿Estás bien? – Sora lo miraba con el ceño fruncido, obviamente preocupado. Sus hombros estaban agitados. Se dio cuenta de inmediato que se había apresurado para ir hasta él luego de su llamado.

 

-          No debiste… molestarte en venir – a media frase notó lo fatal de su voz, agachó la mirada. Sabía que se veía desastroso.

 

-          Te dije que si me volvías a llamar vendría... – Sora quiso agregar más, decirle que desde el otro lado de la llamada lo había escuchado llorar aunque no estuvo seguro hasta que lo vio. Ambos permanecieron quietos en la entrada, incómodos, Sora conteniéndose y Chiaki avergonzado. – No te has cambiado… 

 

-          Ah, no… Esto, ¿vas a pasar? – abrió más la puerta para dejarlo entrar y luego cerrar detrás de él. Sora era la persona que más había estado en su casa, aun así no habían sido demasiadas veces.

 

-          ¿Rompiste otra vez tu celular? – Sora detuvo la mirada en el celular trisado en el suelo, el vocal ni siquiera lo había notado.

 

-          Se cayó – mintió.

 

-          Siempre se “cae” – lo molestó el batero sabiendo cómo era el vocal.

 

-          Mm… – Chiaki se sentó en el sofá confundido, no sabía que esperar de la visita de Sora, no le gustaba tenerlo allí mientras él no se podía sostener emocionalmente. Aunque en el fondo también sabía que no deseaba pedirle que se fuera. - ¿Quieres beber algo?

 

-          Claro.

 

-          ¿Whisky?

 

-          Mm… prefiero vino.

 

-          Bien. – el vocal se dirigió hasta la cocina y abrió el cajón de los licores. Aprovechó esos minutos en soledad para limpiarse más los ojos, estaba seguro de que el maquillaje lo delataba aún más. Volvió a la sala donde Sora se había sentado y le tendió un vaso, luego le sirvió el vino e hizo lo mismo. – No tengo copas – se disculpó.

 

-          ¿Y eso?

 

-          Se cayeron. – dijo con una leve risita estando seguro que Sora lo entendería. Le sonrió, pero no fue capaz de reír, no podía sentir ni un atisbo de alegría viendo a Chiaki en aquellas condiciones. – Esto… acabo de recordar que tu auto estaba descompuesto, ¿cómo llegaste tan rápido?

 

-          Ah, justo cuando salí de casa un vecino estaba saliendo en su auto y le pedí un aventón, aunque debí correr un par de calles…

 

-          ¿Corriste? – Sora asintió avergonzado, el vocal bufó – Eres un exagerado.

 

-          No siento que lo sea – le contestó de forma seria.

 

-          Tu sentir suele ser exagerado – le criticó el vocal. El batero suspiró, bien sabía que Chiaki actuaba de aquella manera para defenderse así mismo, sin embargo no dejaban de ofenderlo sus palabras.

 

-          Mídete, que si vine aquí es porque estoy preocupado por ti.

 

-          No debes hacerlo. No te considero mejor persona porque lo hagas.

 

-          Chi, ¿podrías… dejar de actuar de esta manera?

 

-          No tenemos una amistad, tenemos una relación de trabajo. – Sora cerró los ojos conteniéndose y se puso de pie para evitar estar cerca de él, realmente estaba enfadado. Le dio la espalda con el vaso en la mano.

 

-          No Chiaki, no tenemos solo una relación de trabajo.  No me hagas hablarte sobre amistad porque me haces sentir patético cada vez que lo niegas. – el vocal se quedó en silencio, por su tono de voz se daba cuenta que estaba enfadado, y aunque la idea de considerar a Sora como un amigo le brindaba cierto alivio, algo en ella le molestaba profundamente y no era solamente su rechazo al aprecio.

 

-          Tampoco busco hacerte sentir mal… – reconoció Chiaki aprovechando que Sora no lo miraba, su voz aún no se recuperaba del todo – Pero tú me haces sentir un poco… atacado, cuando dices ese tipo de cosas. – Sora volteó a mirarlo, por primera vez en mucho tiempo lo escuchaba reconocer de forma sincera como se sentía. Miró su rostro, no dejaba de preguntarse qué le tenía tan mal, porque su maquillaje marcaba lo que parecían ser lágrimas. Además de sus ojos rojos, su compostura no era la de siempre, nunca lo había visto tan dañado. Se sentó junto a él y suspiró, no lo miró, ambos miraban al frente.

 

-          Olvídalo… no me importa si no quieres llamarme amigo… Sé que de todas formas nos tenemos confianza. – Chiaki asintió sin saber que agregar a ello. El vocal sentía un nudo en el pecho que aún no tenía intenciones de disolverse, la pesadilla aún vívida en su mente y la sensación del pánico estaban presentes. La presencia de Sora lo hacía sentir incluso más vulnerable pero ya no podía llorar, las lágrimas no salían aunque se sintiera ahogado. Cubrió su rostro con sus manos. Sora lo miró y apretó los labios, sabía que no le diría que sucedía. De pronto Chiaki se puso de pie y aunque se sentía un poco acongojado, logró decir con voz rota.

 

-          Traeré algo para que duermas en el sofá y no tengas que volver a… tu casa… - Sora lo miró prácticamente escapar hasta la que sabía era su habitación. Lo siguió, porque algo en él le decía que no debía dejarlo solo, pero no tenía idea de cómo podía ayudarlo. Lo vio en la habitación respirando con dificultad, su espalda temblaba levemente y secó su cara con su brazo, solo entonces el batero entendió que se le habían escapado un par de lágrimas. El vocal tomó una colcha gruesa de su armario y cuando volteó vio a Sora en la puerta, observándolo con ojos tristes. El batero realmente no pensó, se aproximó a él, quitó la colcha y la dejó sobre la cama. Chiaki lo observó confundido, entonces Sora lentamente lo envolvió con sus brazos, acomodando una de sus manos por su cintura hasta su espalda y la otra sosteniendo su cabello, por primera vez se permitía darle un cálido abrazo. No estaba seguro de si era lo correcto considerando la manera de ser del vocal, pero no había podido pensar en otra cosa cuando lo vio temblar. Chiaki dudó de cómo responder. Su cuerpo no rechazaba el tacto de Sora, al contrario, lo sentía agradable… sin embargo le avergonzaba simplemente dejarse sentir aquello.

 

-          Sora… - pensó en pedirle que lo soltara.

 

-          Shh… no pasa nada… está bien. Ahora todo está bien.  – Chiaki pensó un poco en sus palabras, era justamente lo que necesitaba escuchar. Le sorprendía como siempre se rio de aquella frase tan repetitiva y usualmente vacía para él, y sin embargo ahora le aliviaba escucharla de Sora. – Todo está bien – volvió a repetir con una voz tímida sintiéndose avergonzado. En su fuero interno suplicó que el vocal no se riera de él, pero para su sorpresa, Chiaki respondió rodeándole la cintura con sus brazos y apoyando el rostro en su hombro. Si bien no lloró, los minutos en que se dejó sostener por el batero le dieron la tranquilidad que necesitaba para volver a recuperar la compostura.

 

Permanecieron un largo rato abrazados. Sora se atrevía por momentos a acariciar su cabello o su espalda mientras se concentraba en escuchar los suspiros y la respiración de Chiaki. Mientras tanto este disfrutaba del calor que emanaba del cuerpo de Sora. Sin darse cuenta sonreía desde su posición en donde los ojos ajenos no lo veían.

 

-          Chi… - lo llamó el batero cuando estuvo seguro de que ya estaba bien.

 

-          ¿Sí? – su voz ya sonaba clara.

 

-          Apestas… - Chiaki estalló de la risa y levantó el rostro separándose un poco de él, solo una distancia leve.

 

-          Es que no me bañé y tengo aún el traje - se explicó sin vergüenza y divertido.

 

-          Lo sé – le dijo el batero. Chiaki notó la cercanía que había entre ambos, solo unos centímetros de lejanía entre sus rostros, pero entonces soltó su cintura y se alejó.

 

-          Tomaré un baño… 

 

-          Bien, yo… me acomodaré en el sofá entonces – Sora miró sin muchas ganas la colcha gruesa que el vocal había sacado del armario. Chiaki le hablo mientras le daba la espalda para ir al baño.

 

-          No… duerme en la cama, de todas formas es grande, dudo que sea molesto que durmamos juntos- Sora no estaba muy seguro de lo que escuchaba, pero no preguntó más al respecto. Oyó medio minuto después el sonido de la ducha caer. Miró la cama con un poco de nervios, esperaba no hacer ni decir nada que Chiaki pudiera usar en su contra al siguiente día.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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