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La conocí una noche cualquiera por BlackPhilip

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Notas del capitulo: Es un poco corto:(
Disculpen las molestias.

Peridot bebía el jugo de su vaso mientras veía a Amatista y a Garnet discutir por algo que no tenia sentido. El trío de chicas comían en una pequeña cafetería de la zona, sentadas junto a la ventana. Habían ido a conversar y despejarse, pero en algún punto, la de lentes se perdió entre los carros que pasaban y las luces que estos reflejaban. El cielo estaba pintado con tonos anaranjados y rosas. Como todos los atardeceres en Ciudad Playa, era un espectáculo hermoso. Entre sus pensamientos estaban la escuela, los deberes, y claro, Lapis. Había pasado una semana desde la ultima vez que la vio en la tienda. Una semana normalmente era el tiempo limite, si no volvía a ver a ese alguien nuevo, no lo vería jamás. Pero se sentía diferente con aquella mesera, realmente tenía ganas de conocerla, un fuerte interés en ella se lo pedía. Los reflejos del sol naranja chocaban en el armazón metálico de sus lentes, sus ojos brillaban ausentes.

--Tierra llamando a Peridot --Habló Amatista, al momento de arrojarle una uva en el pecho.

La nombrada reaccionó, aventándole como respuesta una servilleta hecha bola, causando risas a Amatista, quien estaba lista para arrojar más fruta pero Garnet se lo impidió.

--Te estábamos hablando. ¿Donde tienes metida la cabeza?

--Calculo --Mintió.

--Demonios, Peridot, tenias que mencionar esa porquería --Se quejó la robusta chica, haciendo un puchero--. Se supone que te invitamos para que pienses en otras cosas ademas de la escuela.

--Debes relajarte más seguido --Comentó Garnet.

Peridot soltó un suspiro, mientras se acomodaba en el sillón. Tomó el vaso de cristal y se terminó el jugo.

--Es raro que Perla no este con nosotras --Mencionó Peridot.

Si, Amatista y Perla habían terminado. Pero Peridot no recordaba ni una vez en que la alta muchacha no estuviera con ellas. Incluso cuando tenían sus discusiones de pareja, ella estaba ahí. Supuso que tal vez, el problema que haya tenido con Amatista era demasiado serio como para apartarse.

--Extraño con quien pelear --Murmuró entre dientes.

--Siempre peleas conmigo --Dijo Amatista

--Es muy diferente discutir con alguien que sabe de que habla, a discutir con un simio.

Garnet contuvo una sonrisa.

--Cierra la boca, duende --Murmuró--. Pero tienes razón. Perla debería estar aquí. El pasado es pasado.

--Hoy tiene clases de ballet --Recordó la morena.

--Una estudiante de ingeniería que baila ballet. Si que es única.

--Como sea, no le gustaría ni el agua de aquí --Comentó Peridot, sonriendo.

--Lo se, se hubiese puesto furiosa al ver que no hay fresas con crema inglesa en el menú --Rió Amatista--. Es su postre favorito --Añadió con un tono melancólico que no pasó desapercibido.

Un silencio gobernó la mesa. Garnet pasó un brazo por encima de los hombros de Amatista como signo de apoyo. Peridot solo la miró, sin saber que decir o hacer.

--Has estado muy callada, Peridot --Divagó Garnet, con intenciones de cambiar el tema.

--Es que... He estado pensando mucho en una chica --Confesó por fin, algo nerviosa pues sería la primera vez que hablaba sobre ella con alguien. Aún cuando en realidad no había mucho de que hablar, apenas si la conocía.

--¿Será este el día esperado? --Bromeó Amatista, subiendo el animo en su voz--. ¿El día en que Peridot deja de ser una amargada solterona y se fija en alguien?

--Por eso nunca te digo nada --Refunfuñó la chica, poniendo los ojos en blanco.

--¿Como se llama? --La animó la más alta a seguir hablando.

--Lapis Lazuli --Las palabras se deslizaron en sus labios, y a Peridot le encantó la sensación.

--No conozco a nadie con ese nombre --Dijo Amatista--. ¿Es de tu facultad?

--No.

--¿Vive con nosotras en los dormitorios?

--No

--¿De qué facultad es?

--No es de la universidad.

--Oh, ya, es una compañera del trabajo.

--No.

--La escuela y el trabajo son a los únicos lugares que vas. ¿Donde conociste a esta famosa Lapis?

--La... La conocí en el club.

Ambas chicas soltaron un pequeño: "Oh". Y nada más.

--¿El club X-travaganza? --Preguntó Amatista, y la rubia supo por su expresión que su amiga se burlaría de ella.

--Si --Admitió, algo fastidiada--. Es una chica bastante guapa, la verdad.

--Lastima que no la volverás a ver --Soltó Amatista, riendo.

--¿Tú qué sabes?

--Lo suficiente para saber que jamás vuelves a ver a las chicas que conoces en un bar.

--Que curioso. Porque la vi al día siguiente en el trabajo --Contestó Peridot, a la defensiva.

--¿En serio? --Esta vez, Amatista sonó menos burlona y más interesada.

--Si. Entró a la tienda y hablamos.

--¿De qué?

--Economía... creo...

--¿Economía? ¿Economía, Peridot? --Amatista tenia una expresión de incredulidad absoluta-- ¿Hablaste de economía con una chica linda?

--Si, ella me dijo algo similar. Se que suena estúpido, pero tenia contexto --Se excusó Peridot--. Lapis es tipo... alma libre, hicimos chistes bobos sobre comunismo y capitalismo.

--¿Alma libre?

--Ya sabes, chica artística.

--Ahora tengo mucha curiosidad de ver como termina esto.

--¿Tienen cosas en común? --Preguntó Garnet, uniéndose al tópico.

--¿Aparte de un sentido del humor ñoño?

--No lo se --Le respondió a Garnet, después de darle un ligero golpe a Amatista con el pie, debajo de la mesa--. Hasta el momento son más diferencias.

--Pero te gusta --Acotó la alta chica--. Tal vez te gusta porque son diferentes.

--Me gusta porque es tan irreal --Dijo Peridot--. La veo y pienso que es perfecta. Es... bellisima, y tiene mucha actitud. Parece tan alocada y sabia a la vez --La ilusión en sus palabras se evidenciaba--. Si, somos distintas, pero realmente quiero conocer su mundo, y tal vez ser parte de él.

--Vaya... Parece que nunca has tenido una novia, Peridot --Comentó Amatista, apoyando su rostro en una mano--. Hablas como una adolescente enamorada de algún ídolo de pop.

--¡Claro que he tenido novias! --El rostro de la chica estaba ardiendo.

--La novia de preescolar no cuenta --Bromeó Garnet en el tono neutral que siempre usaba. Amatista estalló en carcajadas.

--¡He salido con muchas chicas! --Exclamó Peridot, molesta--. ¡Con chicas lindas!

--Esta bien, Peridot, eres toda una Casanovas --Chanceó la chica de cabello lila--. Pero los polos opuestos no sirven. Lo se por experiencia --Colocó ambos codos en la mesa, tratando de usar una posición más seria--. Si, se atraen, pero al final no llegan a nada.

--Si, pero-

--Solo trató de aconsejarte. No te ilusiones mucho.

Peridot no respondió, solo negó ligeramente y observó por la ventana. Necesitaba volver a ese bar para verla de nuevo, pero no quería ir sola. No le gustaba salir en la noche sin compañía. Así que volvió la mirada a sus amigas.

--¿Podríamos... volver a ir? --Preguntó la rubia, algo apenada.

--¿A donde?

--Al jodido Coney Island --Respondió con sarcasmo--. Al Club X-travaganza.

--Pensé que no te había gustado el lugar.

--Sabes que quiero ir para ver a Lapis --Murmuró molesta la chica, entre dientes.

--Si, solo quería oirte decirlo en voz alta --Peridot gruñó ante esa respuesta.

--Iremos esta noche -Concordó Garnet.

--No tienes que ir si no quieres. Se que no te gustan mucho ese tipo de lugares.

--No quiero que Amatista vuelva a beber de más y pase lo de la otra noche.

--Admite que solo quieres ir para conocer a la novia de Peridot --Dijo Amatista, sonriéndole a la morena.

--Tal vez --Admitió, sonriendo por el rostro rojo de la de lentes.

--Bueno, parece que algo bueno salió del "burdel de cabina".

_____

Pronto la ciudad se sumergió en una capa azulada oscura. El trío avanzaba por las bulliciosas calles. El verano se acercaba más y más, y traía consigo a turistas de todo el país. La música atacaba de todos lados, los géneros se mezclaban hasta ser irreconocibles, luces aquí y allá, gente en todas las direcciones. Todo mezclado con el playero aroma de arena mojada, pues el muelle quedaba a pocas cuadras.

Avanzaron por los mismos pasajes y callejones para llegar a aquel club, ahora Peridot notaba lo oculto que estaba el lugar en realidad. Llevaba puesto un tank top verde con el bordado de un alíen en el lado izquierdo, y un par de jeans negros. Un pequeño collar con una piedra verdosa adornaba su pecho. En realidad quería usar algo más distintivo pero sin querer se vio envuelta en los consejos de Amatista. "No seas demasiado obvia", le había dicho. Y ella le hizo caso. Cada vez que subía un escalón más, entendía menos lo que sus amigas decían, se escuchaban como balbuceos lejanos por la poca atención que les ponía.

Abrió la puerta, dejando entrar a las chicas primero. En seguida notó algo diferente en el pasillo. Ahora colgaban aros de luz neón, eran un detalle pequeño pero demasiado hipnótico. Entraron al bar y sintió un ligero golpeteó en el hombro. Era Garnet, indicándole que ellas iban a estar en una mesa. Sin perder más tiempo se encaminó a la barra. Apartaba con cuidado a las personas hasta que finalmente se pudo sentar en el mismo banco alejado de la otra noche. Esperó un momento hasta que por el rabillo del ojo vio la delgada figura de Lapis. Esta tenia los brazos cruzados y la miraba con una sonrisa algo incrédula.

--Hey --Fue lo único que dijo, como si fuera su saludo característico.

--Hola...

--Al fin te animaste a regresar.

--Lo siento. Ha sido una semana pesada --Empezó Peridot, hablando rápidamente--, realmente quería venir pero-

--Oye, oye --Interrumpió Lapis, riendo--. Estaba bromeando. Te entiendo, no tienes que disculparte --Al ver a la chica dudosa, añadió--. Es bueno verte.

Peridot no dijo nada. Vio como la de cabellos azules abría y le entregaba una cerveza fría. La rubia agradeció y tomó la botella. La necesitaba para distraerse y calmarse, ¿Por qué ahora le resultaba difícil hablar con ella? "Porque nunca hemos hablado. Cruzar palabras no es hablar", se respondió a si misma.

--¿Qué tal la noche? --Fue lo primero que se le ocurrió decir a Peridot.

--Un chico, un sueco o algo así, pidió un Tequila Sunrise --Explicó, haciendo ademanes con las manos--, tardamos varios minutos en entendernos, tardé otros varios minutos en prepararlo, y al final aprendí una nueva palabra.

--¿Y cual es esa nueva palabra en sueco o algo así?

--Trollop.

--¿Que significa...?

--No tengo ni la menor idea, pero debe ser gracias porque me lo dijo cuando le entregué su bebida.

--Por Lapis, la políglota --Brindó, levantando ligeramente la botella para después beber un trago. A lo cual Lapis respondió con una pequeña reverencia.

Ambas chicas rieron ligeramente antes de reanudar la conversación.

--¿Vienes sola?

--No, no, con unas amigas. Ellas... --Se volteó un poco hacía la pista pero no pudo encontrarlas-- Están en algún lado...

--¿En algún lado? --Sonrió Lazuli.

--¿Tienes una camisa de Mary Jane Girls? --Preguntó de repente la rubia señalando la prenda azul que tenia Lapis. Quería cambiar de tema.

--Ah, si. --Involuntariamente bajo la mirada para ver el estampado-- ¿También te gustan?

--No, no realmente, en realidad solo las conozco porque una chica en los dormitorios pone sus canciones a todo volumen.

--Suena como una dama con buenos gustos --Respondió Lapis, risueña--. No como otras chicas... --Dijo esto mirando de reojo a Peridot.

--¿Estas diciendo que tengo mal gusto?

--Eso depende, ¿Te gusta alguna canción de Janet Jackson?

--Ehh... No.

--¿Cher? ¿Bonnie Tyler? ¿Cyndi Lauper?

--Espera, ve más despacio --Comentó Peridot-- Cher, Bonnie. Diablos, siento que estoy hablando con mi tía... ¿Cyndi Lauper, en serio? --Cuestionó la rubia, sonriendo de lado.

--Lo dices como si fuera mala música.

--No, es solo que... --Se detuvo, alzando los hombros-- Creí que gustaría Lana del Rey o... The Neighbourhood, o algo de chicas alternativas.

--Tal vez debas dejar de hacerte ideas sobre mi... --Comenzó Lapis, inclinándose hacia adelante-- Y conocerme de una vez.

--Claro... Tienes razón.

--¿Que hay de ti?

--¿Qué hay de mi?

--¿Qué te gusta escuchar? --Preguntó Lapis, con curiosidad pura.

--No lo se... cualquier cosa que pongan en la radio. No soy muy afín a la música ---Confesó Peridot.

--Supongo que tampoco eres de bailar mucho, ¿o si?

--No, para nada --Contestó desanimada. Parecían no tener nada en común--. No tengo madera de artista. Solo soy buena para operaciones o formulas.

--Vaya. Eres demasiado modesta para ser universitaria.

--No, solo quiero impresionarte fingiendo ser modesta --Bromeó.

--Creí que habías dicho que los números también bailan.

--Si, pero no también.

--Muéstrame. --Incitó Lapis, emocionada--. Baila un poco

--No se baila en la barra --Se excusó Peridot, y tomó un sorbo de su bebida.

--Vamos, Peridot.

--No, paso.

--¿Como sabre que los números no bailan bien si nunca los he visto bailar?

--¿Esa es la manera de ganarse tu amor? ¿Bailando? --Cuestionó la rubia, sin dejar de sonreír.

--¿Cual es la tuya? ¿Resolviendo ecuaciones e integrales?

--No se baila en la barra --Repitió, tratando de finalizar el tema.

Pero Lapis no aceptó el "No" como respuesta. Pronto comenzó a mover su cuerpo siguiendo el ritmo de la música, en su rostro había una sonrisa tan sincera y divertida, que Peridot quedó atónita. Sus pasos eran suaves y atractivos, la pequeña rubia pensó que había conocido a una diosa.

--Dices que no se baila en la barra... --Dijo Lapis sin dejar de bailar-- ¿Y qué estoy haciendo yo?

Peridot no pudo evitar reír, y rindiéndose al fin, le siguió el paso a Lazuli, bailando con ella a pesar de que una barra de madera las separaba.

--¿Ves? No es el fin del mundo.

Lapis y Peridot siguiendo bailando, la de lentes se sintió avergonzada al principio, pero conforme miraba más el brillo en los ojos de la otra chica, ese sentimiento de pudor se esfumaba. Algunas personas que estaban cerca las miraban, unos hacían mofas de ellas, pero otros las animaban entre risas. Peridot sabía que se veían ridículas, o al menos ella, pues sus pasos de baile eran muy limitados. Pero realmente lo estaba disfrutando. Ambas se detuvieron y estallaron en risas.

--Bueno, a los números solo les falta soltarse más --Comentó Lapis, una vez que Peridot volvió a sentarse.

--Tal vez si me enseñarás podría hasta voguear --Rió.

--Suena genial. Seriamos un gran dúo --Siguió la chica--. La pista sería nuestra y nadie podría retarnos.

--Tal vez nos hagamos artistas famosas.

Lapis sonrió, pero esta vez la dicha estuvo ausente. Pudo ver a la joven bajar la mirada hacía sus delgadas manos, jugueteando con un trapo. Su cabello caía y le cubría un poco el rostro. Peridot sintió su desánimo y se preocupó.

--¿Ocurre algo? ¿Dijo algo malo?

Ante la pregunta, el rostro de Lapis se levantó y la miró como si se acabara de despertar de alguna ilusión. Segundos después, volvió a sonreír.

--Por supuesto que no --Aseguró, amable--. Es solo que... me hiciste pensar, es todo. He visto ir y venir a tanta gente.. tantos planes... planes que sin querer terminan siendo mentiras.

Peridot no supo que decirle, sabía que sus palabras de aliento se sentirían vacías, pues no conocía la vida de esa chica. Optó por el silencio como la mejor opción.

--Es mi culpa --Rió Lapis, retomando la conversación luego de unos segundos en silencio--. Soy una chica que se ilusiona muy rápido. Perdón si te hice sentir incomoda.

--Para nada. Yo... Nosotras no tenemos que convertirnos en mentiras --Se atrevió a decir Peridot--. Tal vez el universo si trataba de decirnos algo después de todo.

Al escuchar eso, la chica de cabello azul soltó una risa avergonzada y asintió.

--Entonces --Empezó Lapis, sonando otra vez animada--, cuéntame sobre ti. Solo se que eres universitaria y que te gusta el color verde.

--No recuerdo haberte dicho que me gusta ese color...

--Te debe gustar, has usado ese color las dos veces que has venido aquí.

--Bueno, acertaste, me gusta --Asintió Peridot--. ¿Qué puedo decirte? Trabajo para pagar mi universidad, me gusta arreglar aparatos electrónicos, y... es todo. Soy bastante aburrida.

--A mi me pareces buena chica --Comentó Lapis, sonrojando a Peridot-- ¿Qué hay de tu familia?

La rubia pensó antes de responder.

--Bueno, mi madre y yo no nos llevamos tan bien --Fue lo único que respondió.

--Lamento oir eso, Peridot.

--Esta bien, en realidad no me molesta. Ella era demasiado estricta conmigo --Continuó Peridot--. Tuvimos una pelea antes de mudarme al campus y no hablamos desde entonces.

No dijo más. Agradeció que Lapis no le preguntara sobre la discusión, no le gustaba hablar del tema. De repente sintió la mano de la chica sobre la suya. Su piel se sentía fría, pero el contacto era agradable, suave. Sin pensarlo dos veces, la tomó de la mano, apretándola un poco. Se sintió extrañada al contarle algo tan personal a una chica que conoció en un bar, pero por alguna razón se sentía a salvo con ella. Entrando en razón, soltó la mano de Lapis, avergonzada, pues sintió que podía parecer una loca ante ella.

--¿Qué hay de tu familia? --Preguntó Peridot, para dejar de hablar de ella.

--No somos muy unidos. Mi madre vive en una ciudad, mis hermanas en otras, yo en otra. Solo nos vemos en navidad o cuando alguno muere --Dijo con simpleza.

--Vaya, debe ser muy solitario.

--Aveces... --Suspiró.

Ambas se miraron en silencio, apoyándose mutuamente. Cada una tenía sus pensamientos y problemas diferentes. Lapis escuchó que un cliente la llamaba. La rubia la vio alejarse. Observó trabajar a la chica, incluso cuando servía copas o cervezas le parecía perfecta. Tuvo la oportunidad de conectar con ella por un momento. Quizás no eran parecidas en casi nada, pero al parecer eso no significaba que no podrían llevarse bien. Intentó buscar a sus compañeras entre las personas, y las encontró en uno de los sofás del lugar. Por un segundo se sintió tan egoísta por obligarlas a acompañarla, pero ya encontraría la forma de devolverles el favor. Después de un rato, Lapis regresó, secándose descuidadamente las manos con la ropa, gesto que hizo reír a la de lentes.

--Realmente siento que te estorbo aquí --Declaró Peridot, avergonzada.

--Tranquila. Es muy temprano todavía, no hay mucho trabajo. ¿Te quedaras toda la noche como la otra vez?

--No, no, en realidad solo vine a verte --Soltó, antes de darse cuenta de lo que dijo.

--¿En serio? ¿Solo viniste para verme? --La voz de Lazuli sonaba singularmente conmovida.

--Ehh... Bueno... si... --Contestó, sin verla a la cara.

--Eso es muy lindo, de verdad. Gracias.

--¿A qué hora te vas tú?

--Mi turno termina a las 3 de la mañana --Respondió Lapis.

--Debe ser caro pagar taxi a esas horas todos los días --Razonó. Ella con una noche pagando el servicio tuvo suficiente.

--No pago taxi --Contestó la la chica, como si fuera una verdad obvia.

--¿Tienes a alguien que te lleve?

--No, me voy caminando.

Al escuchar eso, Peridot quedó sorprendida por la temeridad de la muchacha.

--¿Caminando? --Repitió, asombrada-- ¿A esa hora? ¿Tú sola?

--Nunca pago transporte para nada. Camino a todos lados.

--¿No es peligroso?

--Evito las calles --Aclaró mientras se recargaba en la barra--. Camino por toda la playa hasta llegar a casa.

--Si, pero... ¿No te da miedo?

--No puedes tener miedo siempre --Se justificó--. Deberías ver la costa en las madrugadas. Tan oscura que no puedes ver más allá de la ensenada. Tan fría. Tan tranquila.

--Veo que te gusta la playa.

--¿A ti no? --Exclamó casi ofendida--. El mar es hermoso, es... libre.

Peridot notó tristeza en la ultima palabra. Entendió que había mucho más de ella que desconocía.

--No hay luna más bella, que la que se refleja en el agua --Continuó Lapis.

--Vaya. Lo describes como todo un paraíso.

--Lo es --Luego, el rostro de la chica se transformó, como si se le hubiese ocurrido una idea increíble--. Déjame enseñarte esta noche. ¡Acompáñame al muelle!

Lapis estaba emocionada, no necesitaba ser un genio para saberlo. Estaba tan excitada como una niña a punto de mostrar una parte de su mundo. Y Peridot se sintió tan culpable.

--Lapis, no puedo, al menos no hoy. El campus esta lejos de la playa. Además, no vengo sola.

--Oh... --La ilusión de su rostro disminuyó poco a poco, y Peridot se sintió mucho peor--. Tienes razón, no me acordaba.

--Te prometo que-

--Esta bien --Interrumpió con una sonrisa calmada--. No tienes que prometerme nada

--Pero-

--Queda para después, ¿De acuerdo?

--De acuerdo.

Rápidamente echó una mirada hacía sus amigas. Las veía a lo lejos, Garnet seguía sentada, observando algo en alguna esquina, se miraba aburrida. Amatista estaba a su lado, hablando con una chica desconocida. Pronto sería hora de irse. Así que aprovechó lo que pudo y siguió hablando con la chica, haciendo preguntas cualquiera solo para conocerla más. Después de varios minutos riendo, había olvidado por completo la botella, el tiempo, el ruido, incluso a sus compañeras.

--Ojala pudiera venir todos los días --Dijo Peridot, al final de una carcajada.

--Ojala pudieras venir los viernes --Acotó Lapis--. Hacen Bailes y dan trofeos a los primeros lugares.

--¿Concursos de baile?

--No, no --Corrigió entre risillas--. Es más bien... modelar.

--¿Modelar?

--Te vistes y modelas dependiendo la categoría --Explicó Lazuli--. Se llaman Bailes. Ya sabes, como en los 80's

--Cada día es una enseñanza --Comentó la rubia, divertida.

--Seria genial que los vieras con tus propios ojos.

--¿Tu participas?

--Aveces --Miró hacía la pista de baile--. Pero estos chicos son mejores.

--Pensé que descansabas los viernes --Mencionó, algo confusa.

--Descanso los viernes, ¿Por qué?

--Por nada, solo me parece algo raro venir al lugar donde trabajas en tu día de descanso.

--No me gusta quedarme encerrada en casa, es todo --Dijo la chica, mientras alzaba los hombros. -- Oye, ¡Deberíamos participar en un Baile! ¡Juntas!

--Me viste bailar, creo que estamos de acuerdo en que tal vez no es lo mio --Bromeó.

--Oh, vamos ¿Por qué siempre te limitas, Peridot?

La pregunta la tomó desprevenida, y la dejo pensativa unos segundos. Realmente no sabía que responder. Cayó en cuenta de que había estado rechazando los planes de Lapis, poniendo excusas porque eran diferentes a lo que ella estaba acostumbrada. Podría no llegar a nada con Lazuli y sería culpa suya por no abrirse más a las posibilidades.

Antes de poder decir algo, sintió su celular vibrar. Disculpándose torpemente, sacó el aparato y vio que era un mensaje de Amatista, diciendo que ya tenían que regresar.

--Tengo que irme --Anunció Peridot, desanimada.

--¿Vendrás otro día?

--Te lo aseguro.

Peridot le entregó un billete para pagar su cerveza pero la chica se lo devolvió, con una mueca juguetona.

--La casa invita --Fue lo único que dijo.

Cuando la rubia estaba a punto de irse, Lapis se inclinó en la barra para tomarla del rostro y darle un pequeño beso en la mejilla como despedida. Peridot sintió el calor subiendo por su rostro y no necesitó un espejo para saber que estaba completamente roja. La chica le sonrió coqueta y desapareció al otro extremo de la barra.

_____

Una vez afuera del club, Peridot soltó un largo suspiro, esperando que la fría brisa la ayudara a bajar el sonrojo. Pero no serviría de nada, pues Amatista estaría ahí para hablar del tema hasta llegar al edificio.

--No me imaginaba que tu novia fuera tan guapa --Comentó Amatista.

--¡No es mi novia!

--Fue grosero de tu parte no presentarnos --Reclamó Garnet, aunque su voz sonaba tan seria como siempre.

--Apenas la estoy conociendo.

--Yo te presenté a todos mis ligues, incluso si solo llevaba una hora de conocerlos --Recalcó la chica de cabellos lilas.

--Porque los llevabas a nuestro dormitorio --Respondió Peridot entre dientes.

--Debes presentarnos a tu novia, Peridot --Insistió la más alta, usando un tono casi maternal.

--¡Que no es mi novia!

--Pero te gustaría que lo fuera --Rió Amatista--. Te pusiste tan roja por un besito.

--¡Bueno, si! ¡Me gusta! ¡Me gusta mucho! ¿Hay algo de malo en eso? --Estalló la diminuta rubia.

--¡Hey, Lapis! --Saludó Amatista a la nada para engañar a su amiga. Soltó una nueva ola de carcajadas al ver que la chica se volteaba asustada.

Garnet también se unió, e hizo algunas pequeñas y sutiles bromas.

Peridot no tuvo de otra que ser el blanco de esos chistes en todo el camino

-----

El cuarto estaba a oscuras, salvo por la luz de la luna que entraba por la ventana. La calmada respiración de Amatista le hacía saber que la chica estaba dormida. Peridot llevaba un buen rato dando vueltas en el colchón. Se cubría con la sabana, se descubría, la enredaba entre sus piernas, la hacía de lado, y volvía a cubrirse. El sonido del viento meciendo las ramas de los árboles cercanos solían dormirle, pero no estaba funcionando esa vez. Observaba con atención la pequeña línea de luz que se asomaba por su puerta, si viera una sombra pasar podría entretenerse imaginando quien y porque estaría alguien de pie a esa hora. Pero no ocurrió. No podía dormir. Eran las 3:36 am. Se preguntaba si Lapis ya había llegado a casa, si seguiría caminando en la arena, si en ese momento pudieron haber estado juntas viendo las olas subir. Se acomodó boca arriba mirando el techo, tratando de concentrarse en dormir.

Pero había una pregunta que le martillaba con fuerza en la cabeza.

"¿Por qué siempre te limitas, Peridot?"

Notas finales: Trollop no significa gracias:p 
¡Muchas gracias por leer! 

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