Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La conocí una noche cualquiera por BlackPhilip

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Perdón por tardar más de lo normal.
No estoy muy contenta con este capítulo:( siento que me faltó más ganas. El calor que esta haciendo me bajó mucho los animos:'(
Perdón, prometo esforzarme mucho más en el siguiente! </3

¡Muchas gracias Donaldo por tu review ♥

La radio estaba encendida, como casi todos los días en su dormitorio. Era medio día pero la música mixta sonaba a un volumen alto a pesar de tener la puerta abierta. Era sábado, pero no había mucho que hacer, ambas chicas aun llevaban puestas sus pijamas. Amatista pasaba el rato en su celular, y Peridot terminaba los últimos puntos de un proyecto. Llevaba las ultimas tres noches trabajando en eso, y no dormía bien debido al horario escolar y laboral. Por un segundo despegó la vista del monitor y vio a su amiga, en ocasiones envidiaba su actitud despreocupada y floja. El pequeño escritorio estaba lleno de hojas y libros desorganizados, y un par de latas de bebidas energizantes que la ayudaron a quedarse despierta desde la madrugada. Tecleaba con velocidad en su vieja computadora portátil, deseaba acabar pronto para poder tomar una siesta. Parpadeaba, sintiendo el ardor en sus ojos, su espalda le dolía y sentía sus piernas dormidas, pero no se rendía a pesar de las incomodidades físicas. Le quedaba tan poco por hacer.

--Vas a prenderle fuego a esas teclas --Bromeó Amatista--. Ya sabes... Por lo rápido que escribes y eso... -Explicó cuando no vio ninguna reacción por parte de la otra.

Pero Peridot no contestó, quería terminar. En medio de una frase, un par de dedos se le acalambraron, haciéndola soltar un fuerte quejido parando su tecleo. Movió sus dedos por un rato, aprovechando esos segundos para cerrar los ojos y descansar.

--Deja eso por un rato, Peridot.

--Que tu no tengas sentido de la responsabilidad no es mi problema --Su voz sonaba ronca y cansada--. Solo me falta un par de cosas, corregirlo, rectificar los resultados y otras... muchas cosas.

--Tienes la tarde libre, duerme unas horas y luego terminas esa mierda.

La pobre chica agotada lo pensó por unos segundos, en realidad era lo más obvio, descansar unos momentos y terminar más tarde. Pero ella siempre había tenido esa costumbre de querer hacer todo de una vez, no descansar hasta estar segura de que todo estaba finalizado. Pero desistió por esa vez. Guardó todo y apagó el aparato, al retirarse las gafas, masajeó un poco el puente de su nariz, que estaba algo rojizo. Planeaba darse un baño y luego dormir, pero en cuanto se sentó en su cama se olvidó de todo y se recostó. Apenas cerró los ojos, escuchó un golpeteo en la puerta y Amatista saludó animada.

De mala gana, Peridot abrió sus parpados hinchados. Era Jenny, una de las amigas de Amatista. Los saludos entre las chicas sonaban tan ruidosos, como si no se hubieran visto en años, así que, molesta, se cubrió la cara con la almohada y rodó a un lado, dándoles la espalda.

--Parece que alguien esta de mal humor, ¿eh? --Comentó Jenny refiriéndose a Peridot, recargada en el marco de la puerta.

--¿Hay algún día en el que no lo esté? --Bromeó la robusta.

--Bueno, yo también lo estaría si tuviera que ver este cuchitril todos los días --Dijo, pateando un tenni que se encontraba por ahí--. Perra, ¿Alguna vez limpias?

--¿Eres la nueva encargada de piso, o por qué te importa de repente que limpie mi cuarto?

--Oye, deberías darme las gracias, me preocupa que termines como esos raritos acumuladores que salen en la tele.

--Hay todo un maldito patio allá afuera donde pueden hablar --Interrumpió Peridot, malhumorada.

--Hey, tranquila, ¿Cual es tu problema?

--Lleva toda la noche trabajando en un proyecto --Explicó Amatista, tratando de que la otra chica entendiera--, no ha dormido bien en días.

--No es sano hacer eso, chica, deberías dormir un poco.

--Eso intento, gracias --Murmuró Peridot contra la almohada.

--Como sea --Empezó Jenny dirigiéndose solo a Amatista--, solo vine para decirte que haré una fiesta en casa.

--¿No tienes que trabajar todas las noches en la pizzería?

--Mi papá saldrá de la ciudad por algo urgente, y Nanefua esta demasiado ocupada siendo alcaldesa --Aclaró la chica--, así que la pizzería cerrara este fin de semana.

--¿Kofi cerrara la pizzería en fin de semana? Debe ser algo muy importante.

--Y muy aburrido --Completó Jenny.

--¿Qué hay de Kiki?

--Ya sabré que hacer con ella --Contestó despreocupadamente--. En fin, debo invitar a los otros chicos. Te veo allá.

--Cierra la puerta cuando te vayas --Pidió la rubia, adormilada.

--Desearía vivir en los dormitorios junto a mis amigos --Dijo Jenny, antes de irse--, debe ser como una fiesta todas las noches.

Cerró la puerta tras de sí, solo para abrirla unos segundos después, asomando su cabeza.

--Por cierto, puedes ir también si gustas, Peridot.

La nombrada levantó su brazo, con el pulgar arriba, solo como señal de que la había escuchado. En cuanto volvió a escuchar la puerta cerrarse, acomodó su cuerpo entre la sabana, buscando una posición cómoda. Amatista bajó el volumen de la música hasta convertirla en un murmullo mecedor. Luego de un minuto en silencio, su amiga habló.

--¿Peridot?

La chica solo soltó un sonido como contestación.

--Cuando termines tu tarea, vayamos con Jenny.

--Tú tienes que estudiar calculo --Recordó Peridot--. Mañana tienes examen de recuperación a las 12

--Estudiaré mañana temprano --Solucionó--. Acompáñame a la fiesta, seguro solo será una pequeña reunión.

--No lo se... --Suspiró.

--¿Irás a ver a tu novia?

Peridot se dio cuenta de que no había pensado en Lapis desde que inició la semana, estuvo tan apurada y estresada que no tuvo tiempo de ir a verla. Tampoco creía poder hacerlo ese día, tomaría una siesta, terminaría el proyecto y posiblemente volvería a dormir. "Y comer. No te olvides de comer", se recordó a si misma.

--¿Eso es un si o un no?

--No creo que la vea esta semana --Respondió por fin.

--Entonces vayamos, diversión entre amigas, Garnet, Perla, tú y yo.

--En realidad no tengo muchas ganas...

Y dicho eso, cerró los ojos, durmiendo al fin.

_____

Y a pesar de haber dicho que no le interesaba, ahí estaba con sus amigas rumbo a la casa de Jenny. La zona residencial no quedaba tan lejos de la universidad así que no tenían problema con caminar. Aquella noche el cielo oscurecía en tonos púrpura, completamente despejado, sin una sola nube. La luna brillaba tan blanca como todas las cálidas noches de verano. Apenas eran las 7 de la noche, así que todavía había varios grupos de personas y familias disfrutando su sábado.

Peridot iba detrás de Garnet y Amatista. Nuevamente Perla no estaba para completar el cuarteto y aquello ya le empezaba a parecer bastante inusual, pues estaba tan acostumbrada a ver a la blanca chica. Pero dejo de pensar en ello a medio camino. Su rostro se veía mucho más relajado y fresco, había terminado el proyecto a tiempo y tuvo oportunidad de dormir otro rato, así que todo parecía estar bien.

--¿Donde se ha metido Perla? --Cuestionó Peridot-- No la he visto desde que esta holgazana no quiso lavar la ropa.

--Si, ¿Qué ocurre con ella, Garnet? No puede estar 24 horas en clases de ballet.

--Ella habló conmigo ayer --Dijo la alta, cortamente.

--Naturalmente. Eres su compañera de habitación --Observó Peridot--. ¿Le pasa algo malo?

--¿Donde esta?

Garnet solo suspiró y sin prisas, desenfundó su celular y empezó a buscar en el, deslizando su dedo por la pantalla. Después de unos segundos, finalmente se los mostró. Era un mensaje de la chica pálida con una fotografía adjunta, en la que ella y Steven posaban juntos mirando a la lente. Ambos se veían tan felices. Peridot se sintió algo confundida al ver que había ido a ver al chico sin decirles, sin planificar un viaje juntas. Iba a decir algo, pero Amatista fue la primera en protestar.

--¿Fue a visitar a Stevo sin decirnos nada? --Exclamó, molesta-- ¿Qué diablos? ¿Por qué haría eso?

--Escuchen-

--Ella sabe lo importante que es Steven para nosotras --Se unió Peridot--, se supone que vamos juntas con él.

--Peridot-

--No lo vemos hasta fin de semestre, y también lo extrañamos, ademas-

--¡Que egoísta! --Interrumpió la chica de cabello lila-- Al menos debió avisarnos.

--Nosotras también queremos verlo.

--Necesitaba distanciarse un poco.

--¿Y nosotras no? --Preguntó la rubia, indignada-- ¿No nos frustramos? Claro que nos gustaría alejarnos, visitar a Steven y olvidarnos de los problemas. Pero no lo hacemos, y no lo hacemos porque ella nos pide que esperemos, que vayamos juntas, que "afrontemos" los problemas. Y ella es la primera en huir --Al finalizar respiró hondo, no había parado de hablar.

--¿Terminaron? --Cuando las chicas no dijeron más, continuó-- Entiendo que estén molestas, yo también lo estoy. Pero debemos entenderla, necesita un tiempo a solas.

--Lo sabemos --Rebatió Amatista--, pero no deja de ser injusto.

--No esta mal tomarse un descanso de la vida aveces.

--No, supongo que no --Aceptó Peridot, más calmada.

--Nosotras somos su familia, y debemos apoyarla dándole su espacio.

--¿Cual es el gran problema en todo caso? --Cuestionó Amatista, fastidiada.

--Ella nos lo dirá cuando crea que es tiempo.

--Que será dentro de cien años porque le encanta escondernos cosas.

--Amatista --Reprendió Garnet nombrándola con voz severa, que la invitaba a guardar silencio.

--Solo digo... --Refunfuñó.

--Extraño a Steven... --Comentó la de lentes, con voz melancólica.

--Yo también. --Susurró la más alta.

Retomaron su camino en silencio, cerrando el tema. Peridot reflexionaba y entendía a su amiga, había ocasiones en las que lo mejor era huir y regresar con nuevas ideas en la mente. No sabía que era lo que la perturbaba tanto pero estaba segura de que tal vez era algo más serio de lo que creía, pero aun así, no estaba contenta. Tal vez era un sentimiento egoísta, celos de que Perla pasara un fin de semana al lado de un ser querido tan amable y maravilloso como lo era Steven. Y sabía que sus amigas pensaban igual. Steven era alguien muy importante en sus vidas, quizá más para Amatista, Garnet y Perla aunque le costara aceptarlo. Era el único hijo de Pink, y aunque Peridot nunca tuvo la oportunidad de conocerla, sus amigas siempre la habían contado historias hermosas en las que narraban lo que hizo por ellas. Como las ayudó a encontrar su lugar en el mundo, como las cuido cuando todos las rechazaron, no solamente a ellas sino a muchas más. El pequeño Steven creció con ellas, siendo educado y amado por su familia. Desgraciadamente, cuando Steven cumplió los siete años, Pink falleció a causa de una enfermedad, ellas quedaron devastadas por la perdida, pero tuvieron que salir adelante por el pequeño. Y ahora él era un chico de 14 años, tan vivo y brillante como su madre. Peridot no lo vio crecer, lo conocía desde hace tan solo tres años, pero lo quería demasiado, era como el hermano menor que nunca tuvo. Sonrió al recordar las vacaciones que pasaban juntos, el chico vivía en otra ciudad la mayor parte del año por la escuela, pero en primavera, verano y navidad volvía a casa. Lo cual la hizo darse cuenta de lo cerca que estaban las vacaciones de verano.

--Falta poco para que Steven vuelva --Anunció Peridot, emocionada--. ¿A donde iremos?

--No hay mucho que hacer en esta pequeña ciudad --Respondió Garnet--. Supongo que será lo de siempre, desayunar todos los días en la Gran Rosquilla e ir a la playa.

--Deberíamos llevarlo a acampar.

--Es una linda idea, pero tú vas a quedarte a cursos extraordinarios --Mencionó Peridot, con una sonrisilla maliciosa--. Tendríamos que ir sin ti.

--Cierra la boca --Dijo entre dientes, causando que la rubia riera--. No necesito esos estúpidos cursos, puedo aprobar sola.

--¿O sea que repetirás el semestre? --La voz de Peridot era burlona-- ¿No te dará vergüenza que nosotras nos graduaremos y a ti te faltaran clases?

--Eso suena menos jodido que deberle dinero a la universidad

--¡Yo no le debo a la escuela! --Se defendió.

--¿Y por qué te matas trabajando todo el año?

--¿Y como es que tu pagas tu maldita carrera si solo trabajas en vacaciones? --Estaban jugando, pero esa duda era real.

--Solo lo hago para pagar las colegiaturas y eso, lo demás lo consigo con buena actitud --Explicó Amatista, con orgullo.

--¿Como es eso? --Preguntó ahora Garnet, algo confundida.

--Ya saben... Por ejemplo, si necesito un libro, me hago amiga de alguien que lo tenga y lo llevo a la fotocopiadora.

--¿Y como pagas las copias? --Cuestionó Peridot, divertida

--Coqueteo un poco con el empleado.

--¿Y si es chica?

--Coqueteo con la chica.

--¿Pero y si es una chica hetero?

--La invito a una fiesta con chicos guapos.

--¿Y si no hay fiesta?

--Ya no sigas, Peridot, Amatista te dará una respuesta a todo --Rió Garnet.

Las chicas siguieron preguntando y riendo. Peridot se sentía bien, tenia tiempo sin divertirse con sus amigas. Claro que le emocionaba ver a Lapis y hablar con ella, pero le hacía falta volver a unirse con las chicas. Cruzaron por una esquina y Peridot cesó sus risas casi de golpe, involuntariamente se pegó a la pared como si se estuviera escondiendo, lo que desconcertó al par. A unos metros de ella estaba Lapis, esperando a cruzar, tan distraída en su celular para darse cuenta de que cerca estaba Peridot. La rubia se sintió nerviosa, como siempre lo hacía cuando tenia a aquella chica en frente. Vestía un cardigan bohemio, un short negro y blusa blanca de tirante, varios collares con abalorios de colores adornaban su cuellos.

--Hey, mira, es esa chica Lapis --Le susurró Amatista, y Peridot agradeció su discreción--. Luce como la clase de novia que te prohibe comer carne y usar plásticos del número 7

Peridot la miró extrañada unos segundos.

--Se del tema, tuve algunas así.

--¿Debería ir a saludarla? --Dudó la rubia volviendo a ver a la chica distanciada, sintiéndose como una preadolescente.

--Deberías invitarla a venir --Sugirió Garnet sonriendo.

--No creo que pueda ir, creo que esta yendo a trabajar.

--Eso es lo de menos --Dijo Amatista--, invítala solo para que sienta que la incluyes en tus planes. Para que se sienta aceptada.

--¿No se sentirá más bien molesta? --Cuestionó Peridot, indecisa-- Tal vez lo tome como: hey, yo si puedo ir a fiestas y tu no porque tienes que trabajar.

Amatista no respondió, se quedó pensando unos segundos, como analizando lo que comentó su amiga. Pero luego añadió con rostro algo dudoso:

--A las chicas nos gusta que nos inviten a fiestas, ¿Cierto?

--No.

--Habla por ti --Bufó--. ¿Tu no quieres que vaya?

--¿Qué? Claro que quiero, pero-

--Entonces invítala.

Peridot miró a Garnet, en busca de una sugerencia sensata. Pero en su lugar Amatista siguió hablando.

--¿Como quieres caerle bien si no le muestras ningún interés?

La chica lo pensó, en realidad tenia sentido. Si no empezaba a tomar confianza, jamás conocería a Lapis.

--Si vas a hacer algo --Comenzó Garnet--, te recomiendo que sea rápido. No creo que este parada ahí para siempre.

Abrió la boca para decir algo pero antes de que eso pasara, Amatista la empujo ligeramente, acercándola un poco. Peridot respiró hondo y se acercó a Lapis. La ultima vez que habló con ella, todo había salido bien, así que se sentía algo más segura. Terminó al lado de ella, y al no saber como saludarla, decidió darle unos toques en su hombro. Lapis giró su rostro, haciendo que su cabello se removiera ligeramente. La recibió con la misma hermosa sonrisa.

--Parece que es una cita vernos cada sábado --Dijo Lapis.

--Si, lo se, es... genial.

--Pero sería más genial verte más seguido --Comentó la chica divertida, haciendo sonreír a Peridot como una boba.

Tuvo ganas de decirle lo linda que se veía, pero se resistió, estaba segura de que terminaría viéndose como una rara.

--¿V-Vas al trabajo?

--Si, ¿Iras al club?

--No, no, de hecho voy a... --Se detuvo al ver a Amatista apurándola con una seña--. ¿Quieres ir a una fiesta?

--¿Una fiesta? --Rió Lapis.

Peridot solo asintió de más nerviosamente.

--¿Cuando?

--Ahora mismo.

--¿Ahora mismo? --Repitió, menos emocionada--. No puedo.

--Te puedo dar la dirección --Propuso la de lentes, jugando con sus dedos--. Podrías darte una vuelta más tarde.

--Mi turno termina a las tres de la mañana. Creo que llegaría muy tarde.

Peridot sabía que era una tontería. Ahora se sentía tan apenada por quitarle el tiempo a la chica, que la miraba a los ojos.

--Si, lo se, lo siento, no se que pensaba, yo-

--Dame la dirección. --La interrumpió, sorprendiendo a la rubia. Abrió las notas de su celular y se lo pasó a la otra para que escribiera ahí.

Peridot lo tomó y empezó a teclear la dirección de la casa, sus dedos le temblaban ligeramente. Cuando terminó, lo devolvió a su dueña.

--Veré que puedo hacer --Fue lo ultimo que dijo antes de alejarse para cruzar la calle.

Antes de poder reaccionar, sus amigas ya la empujaban para seguir por su camino

_____


Peridot terminó sentada en las escaleras de la casa, jugueteando con un vaso desechable que llevaba vació un buen rato. Estaba rodeada de caras familiares, chicos que veía casi todos los días en el campus, pero aun así no se integraba a ellos. Las luces se mantenían tenues, en un tono sepia uniforme, había series de luces de colores en todos lados, iluminando los rostros de sus compañeros riendo y bromeando entre ellos. Algunos bailaban en la sala, guiados por la música que sonaba alta, no tan fuerte como para ensordecer, no tan baja para ser ignorada. Podía ver a Kiki entre la gente, la pobre estaba apurada de aquí a allá guardando objetos frágiles y marcos de fotos, se notaba que no estaba de acuerdo con la dichosa fiesta. Amatista se había despegado de su lado desde el instante que atravesó la puerta y la había perdido de vista. Garnet estaba sentada en uno de los sofás, hablando con algunos de sus compañeros de la facultad. Pero ella prefirió quedarse ahí, en realidad no era muy unida a esos chicos, discutió con la mayoría por una u otra razón y no quería entrometerse en las relaciones de sus amigas, así que se conformaba con observar y disfrutar de la música. Chicos subían y bajaban, pero las escaleras eran lo suficientemente amplias para no tener que moverse. Estaba tan concentrada en adivinar el significado de una pintura cerca a la pared cuando escuchó que bajaban corriendo las escaleras. Era Jenny, que en cuanto la vio detuvo su carrera.

--Hey, ¿Qué haces aquí sola, Peri? --Preguntó Jenny, con una lata de cerveza en la mano-- Baila un poco, te hará bien.

--Creo que estoy bien aquí.

--Oye, pero diviértete, o no te vuelvo a invitar --Animó la morena, se veía ligeramente briaga--. Ven, vamos, mueve tu cuerpo.

Le ofreció su mano y estaba a punto de levantarla cuando vino un grupo de amigos de Jenny y se la llevaron con ellos, entre risas y gritos. Los chicos desaparecieron en la cocina y Peridot solo sonrió. Sacó su celular y se entretuvo entre las fotos, redes sociales y demás. Grabó uno o dos vídeos, solo para burlarse de los chicos después. Su reloj marcaba las 12:43 am cuando un foco parpadeo encima de ella, su mirada permaneció en la débil luz hasta que esta paró de fallar. Escuchó como en el fondo empezaba a sonar In A Gadda Da Vida de Iron Butterfly. Y para completar una serie de eventos, la puerta se abrió al instante. Lapis entró a paso lento, mirando a todos lados, algo perdida. Parecía que sus movimientos se coordinaban con la música, y Peridot se preguntó si todo era real. Despertó de su ligero trance cuando vio a la chica asomarse por todos lados, se levantó torpemente, casi tropezando y caminó a su encuentro.

--Lapis --La nombró ilusionada cuando la tuvo enfrente--, viniste.

--Me las arregle --Contestó con simpleza, alzando los hombros.

--Vaya, eres increíble.

--Es una linda casa --Comentó Lapis, mirando a todos lados--. ¿Es tuya?

--No, no --Sonrió ante la pregunta--, es de una... ¿Amiga?... ¿Compañera?... ¿Conocida? --Divagó, no sabía como explicar su relación con Jenny

--¿A tu amiga compañera conocida no le moleste que este aquí?

--No, estoy segura de que no conoce a la mitad de las personas aquí.

Al decir eso, un breve silencio se hizo presente, ambas miraron sus pies, a las luces, a la pared. Parecía que las dos habían quedado en blanco.

--Quieres algo de beber? --Preguntó Peridot, apuntando a la cocina.

Como respuesta Lapis tomó la mano de Peridot con una sonrisa, y la chica se sonrojo un poco antes de guiarla a la mesa de bebidas. Caminaron por la sala, Lapis no dejaba de observar curiosa la casa. En la cocina, varios universitarios miraban a la de cabello azul, unos atraídos por ella, otros algo confundidos porque la desconocían.

--La cerveza esta en la hielera --Comentó la rubia, sirviéndose del ponche--, aunque supongo que también el ponche tiene alcohol así que...

--No creo haber tomado ponche antes --Confesó Lapis, tomando un vaso y sirviéndose--, tal vez porque no suelo ir a fiestas de universitarios.

--Se que no hay luces color neón ni Bailes pero... al menos hay bebidas gratis.

--Valió la pena venir --Dijo, al momento de tomar un trago.

--¿Como lo hiciste?

--Logré convencer a mi jefe de dejarme ir más temprano --Explicó Lapis-- a cambio de ir medio turno el viernes.

--Diablos, lo siento --Se disculpó, sintiendo genuina culpa.

--Esta bien, en realidad quería venir.

--¿Quieres ir arriba? Para hablar... ya sabes, sin tanto ruido --Añadió lo ultimo, nerviosa.

Lazuli rió y comenzó a avanzar antes que ella. La rubia pensó en lo mucho que desearía tener esa confianza. Al subir las escaleras, se dio cuenta de que ahí estaban algunas parejas, besándose, hablando a susurros, entrando a las habitaciones. Pensó en Kiki y lo enojada que estaría si irrumpieran en su cuarto. También sintió un ligero olor a marihuana, cosa que no la sorprendió, incluso en los dormitorios llevaba a oler tan distintivo y fuerte aroma. La música de abajo se escuchaba ahogada y los pasillos se veían más oscuros por la escasa iluminación. Caminaron hasta un rincón cualquiera, frente a una ventana. Nuevamente permanecieron en silencio, Peridot observaba con suma atención unas colillas de cigarro en el suelo. Jenny tendría mucho que limpiar acabando la fiesta.

--Descubrí que trollop no es gracias.

--¿Ah, no? ¿Qué es entonces? --Preguntó Peridot, luego de unos segundos recordando a que se refería.

--Ramera --Soltó Lapis.

La de lentes abrió ligeramente los labios y frunció el ceño, en una mezcla de confusión y sorpresa.

--Ese chico me llamó ramera --Reafirmó--, tal vez porque tardé en hacerle su maldito sunrise.

--Vaya cretino --Escuchó la pequeña carcajada de la chica.

--Aunque me han dicho cosas peores.

--A mi también me han insultado muchos clientes --Confesó Peridot.

--¿Sabes? Una pelea mucho en esto de los bares, pero no me imagino lo frustrante que debe ser atender a una mujer que quiere hablar con el gerente.

--Oh, Dios --Murmuró la rubia, sonriendo--. Si tuviera un dolar por cada vez que me han pedido traer al gerente.

--Me comprarías un lindo collar --Completó Lapis, bromeando.

--En realidad parece que tienes varios --Replicó la de lentes, señalando los accesorios de la otra--, y de muchos colores.

--¿Qué te puedo decir? ¿Por qué usar solo uno cuando puedes usar varios?

Desde abajo alcanzó a escuchar como cambiaba el ritmo de la música, sabía que Crema Agria se había instalado para hacer su trabajo como Dj. Aún así se escuchaba tan lejano, sentía como si solo estuvieran ellas dos en esa casa. Y pronto se dio cuenta de que era la primera vez que estaba a solas con ella, sin luces cegadoras ni clientes molestos, solo ellas dos, frente a frente, la una con la otra en un pasillo con poca luz. Y eso la hacía sentir nerviosa, quizás incluso presionada. Sin decir ni una palabra, Lapis se deslizó hasta el suelo, Peridot la siguió sin dudarlo quedando ambas sentadas en medio del corredor. Era un silencio que no era del todo incomodo, disfrutaban su compañía la una con la otra, hombro a hombro, sin necesidad de decir palabra alguna. La rubia sacó su celular, no porque quisiera revisar algo o porque se estaba aburriendo, en realidad ya era un gesto involuntario de ella. Pero al instante se arrepintió, pues tenía un fondo de pantalla de su serie favorita. Se preguntó que tan ñoña se vería ante los ojos de alguien tan genial como Lapis.

--¿Camp Pinning Hearts? --Preguntó la chica, y Peridot no pudo detectar rastro alguno de burla.

--¿También te gusta? --Cuestionó la rubia, casi al instante y emocionada.

--Es buena.

--No puedo creerlo --Susurró--, es decir, no conozco a muchos que la vean.

--Lo se, yo tampoco, es una lastima que no la vean. Aunque no he tenido oportunidad de ver la quinta temporada. Ya sabes, el trabajo y eso.

--Me gusta pensar que la quinta temporada no existió --Acotó Peridot.

Lo siguiente fue una Peridot explicando con mucha energía sus puntos y comentarios sobre la serie y sus personajes, Lapis también participaba dando sus opiniones. La de lentes aprovechó también para explicar sus ships y el por qué de estas. El rato pasó y el dúo seguía con el tópico de la serie, dialogando emocionadas como niñas. Peridot no podía creer que tenia algo en común con la chica que tanto le atraía, estaba tan entretenida que ni siquiera notó que hablaban y reían como si se conocieran de toda la vida. Cuando todas las opiniones y comentarios quedaron aclarados, ambas concluyeron juntas: el show era genial. Finalizaron con otra ronda de silencio, escuchando las risas estruendosas y los gritos de emoción que ocurrían abajo. Pero ambas se quedaron ahí, perdiéndose la fiesta con tal de estar juntas.

--Se tan poco de ti --Comentó Lapis.

--Ahora sabes que me gusta Camp Pinning Heart.

--No conoces a alguien solo por saber que le gusta una serie. Deberías contarme más sobre ti.

--Bueno, ¿Qué te gustaría saber?

--No lo se. Cualquier cosa.

--Eh... Soy la mejor de mi clase, bueno, siempre lo he sido --Respondió Peridot, con desdén--, escogí mi carrera porque los números son lo único que importa en la vida, o eso me enseñó mi madre --Una leve sonrisa se le formó en el rostro--. Me inscribía a clases avanzadas, aveces me pedía desarmar y volver a armar aparatos electrónicos. Cuando no lo hacía bien se enfurecía y llamaba a mis hermanas para humillarme frente a ellas.

--Eso suena horrible.

--En realidad, las ayudó mucho, no querían estar en mi situación y hacían todo bien.

--¿Fue por eso que discutiste con ella? --Preguntó Lapis, con voz suave y comprensible.

--Algo así --Musitó.

--¿Y tus hermanas alguna vez le hicieron frente? --Las palabras salían con cuidado de la boca de la chica, tratando de no ofenderle.

--No, creo que no --Dijo, frunciendo el ceño, como si tratara de recordar algo--, no las veo desde que me fui de casa así que no estoy segura.

--¿Las extrañas?

--No realmente, son iguales a ella, siempre discutíamos por todo. Era como si cada cosa que hacía estaba mal.

Se entretuvo en el hipnótico patrón del cardigan de Lapis, buscando las palabras para contarle lo sucedido con su familia.

--El día que me fui, hubo gritos por todos lados --Comenzó Peridot, acomodando el armazón de sus lentes en una seña de nerviosismo--, yo estaba furiosa con mi madre. Estaba harta de la manera que quería controlar mi vida. Mis hermanas llegaron para defenderla y nos dijimos cosas horribles. Me dijeron cosas horribles --Repitió, bajando la mirada--. Mi madre también me maldijo. Hace tres años que no se nada de ellas, y creo que así esta bien.

Para cuando acabo, tenia la mirada fija en la ventana que había en el pasillo, perdida entre el oscuro azul. Ignoró por un instante el hecho de que estaba en una fiesta. La cálida mano de Lapis se unió a la de ella y la apretó ligeramente para hacer que la mirara a la cara. Cuando lo logró, le ofreció una sonrisa fraternal y no la soltó.

--Aveces nuestros seres queridos son crueles, nos rechazan, nos niegan... --Susurro suavemente, sonando como la voz de la razón-- Pero tu puedes escoger a tu propia familia, personas que te amen incondicionalmente.

La chica escuchó atenta, pensando de inmediato en sus amigas, en Steven, y la forma en la que era feliz con ellos, mucho más de lo que fue con su verdadera familia. Observó la delgada mano de Lapis, fantaseando en que ella también fuera parte de su vida.

--¿Por qué nunca antes te había visto? --Peridot sonó tan soñadora, tan enamorada-- Esta ciudad es muy pequeña, y solo te conocí hasta ahora.

--Llegué hace 6 meses.

"Lo sabía", pensó la rubia. En seguida pensó que provenía de una ciudad grande.

--En realidad vengo de un pueblito de por ahí --Confesó Lazuli, apenada.

--Eso es imposible --Comentó Peridot--, nunca he oído a una chica de pueblo decir "dictadura social".

--¿Conoces a muchas pueblerinas?

--No... pero no suena a algo que diría una.

--Crecí en un pueblo, pero viví los últimos ocho años en Empire --Explicó Lapis, riendo al segundo al ver la cara de sorpresa de Peridot--. Ahí descubrí el arte y la cultura popular.

--¿C-Ciudad E-Empire? --Tartamudeo anonadada-- ¿De un pueblo a Ciudad Empire?

--Suena como todo un musical, ¿Verdad? --Se burló-- Una chica que se harta de cosechar zanahorias y ordeñar vacas, y huye de casa para triunfar en la gran ciudad. Salvó porque la vida de ciudad en realidad no es tan fácil.

--¿Huiste de casa?

--Podría decirse. Le robé dinero a mamá y pedí aventón hasta el siguiente pueblo --Narró Lapis--. Fui a una estación de autobuses, y llegué a una gran y peligrosa ciudad.

--¿Los últimos ocho años...? --Rebobinó, pensativa-- ¿Cuantos años tienes?

--24

--¿Llegaste con 16 años a Empire?

--Realmente eres buena para las matemáticas --Jugó Lazuli

--¿16 años?

--Si, bueno, no fue fácil. Me tomó tiempo encontrar un trabajo y un lugar donde vivir --Comenzó--. El primer año dormía en refugios, aveces me dejaban quedarme la noche en algún patio. Comía la horrible comida callejera del muelle, era lo único que podía pagar luego de vender casi todas mis cosas. Nadie quería contratar a una menor de edad. Estaba perdida, atrapada ahí.

La de lentes escuchó atenta, no tenia ni la menor idea de que Lapis había pasado por algo así completamente sola, en un lugar tan grande como lo era Empire.

--Una noche helada de invierno, entré a un edificio para calentarme, no había nadie cuidando. Habían personas, pero nadie me volteaba a ver, me adentré más y... --Se detuvo, mirando a un punto cualquiera, con una expresión de nostalgia-- De repente conocí los Bailes. Había gente de todo tipo, modelando, bailando, gritando, luces, alcohol. Yo no sabía que era aquello. Vi por primera vez el vogue, el arte.

La muchacha hablaba muy vivaracha, haciendo ademas y expresiones. Peridot estaba fascinada.

--Seguí yendo a ese lugar, hablé con personas, me hice amigos de algunos. Al poco tiempo me invitaron a vivir con ellos --Lapis sonrió de una forma especial--. Ya tenia un hogar. Me enseñaron su vida y me invitaron a formar parte. Aprendí a sobrevivir en la ciudad, a bailar, a expresarme a través de un vestido, a través del vogue. Solo tenía 18 pero sentía que mi mundo era fantástico --Finalizó con un suspiro.

--Suena como algo increíble, ¿P-Por qué dejarlo? --Preguntó, pero añadió al instante-- Quiero decir, me alegro de conocerte pero... eras muy feliz allá.

--Aveces tomamos decisiones extremas --Respondió, alzando los hombros sin tanto animo.

Ahora tenia esa pregunta encajada en su mente. Lapis parecía ser mucho más feliz en Empire, con sus amigos, rodeada de lo que le era importante.

--¿Cuando me enseñarás lo que es el vogue? --Curioseó, tratando de animar a la chica.

Lapis volvió en si, y sonrió. Sin decir nada, se puso de pie y comenzó una coreografía, sin perder tiempo. Sus movimientos eran tan estilizados y simétricos, sus brazos y muñecas danzaban tan coordinados en mímicas y en formas geométricas, su delgado cuerpo bailaba flexible dejando completamente perpleja a la más pequeña. Finalizó la danza, respirando ligeramente agitada.

--Se ve mucho mejor cuando compiten dos bailarines, pero puedes darte una idea --Comentó Lapis, volviendo a unirse a Peridot en el suelo.

--¡Eso estuvo increíble!

--Deberías intentarlo, se siente genial.

--¡No hay forma de que yo pueda hacer eso! --Exclamó Peridot, emocionada-- El vogue es fantástico. Tu eres fantástica.

--Vaya, gracias --Sonrió--. Mi novia lo odia...

Al escuchar eso ultimo las palabras de Peridot se ahogaron en su garganta y se convirtieron el balbuceos incomprensibles. La sonrisa se le congeló en el rostro y poco a poco se transformó en una mueca. Se sentía algo abrumada ante la revelación. "Claro que Lapis tiene novia, estúpida", se dijo, "la chica es genial". Entre todas las emociones mezcladas la inseguridad se hizo presente. Tan solo podía imaginar como era la novia de Lapis, seguramente tan increíble e interesante como lo era la moderna chica.

--¿Peridot?

--No sabía que tenias... novia --Dijo, tratando de sonar tan normal como hace unos momentos.

--Bueno... realmente no me gusta llamarla novia porque... --Replicó algo inquieta--. Una novia quiere y alienta a su pareja... ella... --No terminó su frase, desvió el rostro a un lado.

Se veía incomoda, incluso molesta, hablando del asunto. Su gesto era de hastío puro. Peridot no estaba segura de que estaba pasando, quería preguntar, pero parecía algo muy personal. Esperó unos minutos en silencio. La música seguía sonando de abajo, se enfocó en una pareja que entraba a escondidas al baño, veía vasos tirados por ahí, cigarros apagados por donde sea, el olor de marihuana era un poco más fuerte que antes. Se preguntó si todo eso estuvo ahí desde antes y por qué no lo notó. Tal vez hablar con Lapis la hizo olvidar de todo, al contagiarse de su tranquilidad, pero ahora que ambas quedaron en blanco parecía que poco a poco iba reapareciendo la suciedad. Lazuli tenía novia. Claro que estaba desanimada pero no quería que eso la hiciera desistir de ser su amiga. Si, a ella le gustaba mucho pero quería intentar una amistad, con tal de poder estar cerca de ella. Con una mueca, la rubia de preguntó que tan tóxico se oiría eso en voz alta.

--Se llama Jasper --Informó Lapis, despertando a la otra de sus pensamientos--. La conocí en un bar en Empire.

Peridot sintió un escalofrío al oír eso. "Los bares no son lugares para conocer a tu chico ideal", eso le había dicho una de sus hermanas mayores hace tiempo atrás, "Nada bueno sale de los bares". Pero ella conoció a Lapis es un bar, y todo parecía marchar bien, ¿o acaso era cuestión de tiempo para acabar mal? Se convencía de que podrían salir buenas relaciones de los clubs, que solo porque a algunos les falló no quiere decir que todos correrán la misma suerte.

--Y me sentí tan atraída a ella --Soltó, con la misma voz con la que alguien confiesa una culpa--, no la conoces pero es tan incontrolable, la típica bruta salvaje.

La de lentes asintió algo incomoda.

--Es tan diferente a mi, y estúpidamente quise ver que resultaría de esa relación.

No recordaba haberla visto tan sería antes, indignada y fastidiada. Involuntariamente comenzó a aborrecer a aquella Jasper solo por el efecto negativo que esta tenia sobre Lapis.

--Pero... Pero al principio parecía algo bueno --Recordó, triste--, era divertida, incluso amable. Sentí que por primera vez podría amar y ser amada de vuelta. Pero eso no ocurrió.

La melancolía con la que Lapis hablaba estaba matando a Peridot. Era la primera vez que la veía así y pensó que jamás quería volver a oírla tan triste, que era tan maravillosa para sentirse así.

--Una tarde llegó y me dijo que se iba, que ella no iba a seguir viviendo en mi "falsa cortina de arte y revolución" --Dijo lo ultimo haciendo la seña de las comillas--. Y yo, torpe y enamorada, la seguí al final del camino. Terminamos en Ciudad Playa --Añadió amargamente por el recuerdo de haber abandonado su vida.

Ansiosamente, Lazuli empezó a estrujar su vaso de plástico. La más chica no la presionó a continuar, solo escuchaba en silencio. En realidad estaba impresionada de la forma en la que Lapis podía ocultar sus problemas, cuando la veía solo pensaba en la divertida chica que le gustaba la música retro, ahora estaba conociendo su lado más vulnerable.

--Llegamos a su casa... Y ahí inició el problema --Farfulló--. Digamos que... es una relación que murió en cuanto subí al autobús. Bueno, la verdad, no creo que haya sido una relación alguna vez, fue más... un capricho. Lo comprendí muy tarde.

--¿Por qué no terminan? No vale la pena estar anclada a una relación así.

--No tengo a donde ir, no tengo dinero para pagar un boleto o sobrevivir por mi cuenta, no gano lo suficiente como para rentar --Contestó la chica, frustrada--, y no quiero volver a dormir en muelles, nunca más. Me siento completamente sola sin mi familia de Empire.

Peridot nunca fue buena para consolar o aconsejar, se sentía completamente impotente, inútil. Cuidadosamente, tomó la mano de Lapis, como lo había hecho cuando ella estaba mal. Ante eso la chica soltó una risilla débil y la tomó con fuerza, transmitiendo apoyo, igual que antes.

--Todos cometemos errores, Lapis --Comenzó Peridot, despacio--, lo hermoso de ellos es que podemos solucionarlos.

--Eso suena lindo.

--Si, lo se, lo escuché en la radio.

Ambas rieron un poco.

--Pero es cierto --Continuó--, pudiste sobrevivir en Empire con 16 malditos años, estoy segura de que podrás hacer que Jasper se joda.

--Nada me gustaría más que eso.

--Además me tienes a mi, puede que creas que soy una universitaria inútil, pero estoy aquí.

--No creo que eres inútil --Rió Lapis--. En estos momentos, tener a alguien es la mejor ayuda que puedo recibir.

Sus miradas se encontraron, y la de lentes se arrepintió de no haberla visto a los ojos con tanta atención antes. El color azul de sus pupilas era tan hermoso y mítico, parecía que llevaba el mar en ellos. Estando a pocos centímetros de ella podía apreciar su belleza tan natural, la piel que parecía tan suave, los labios que embozaban tan preciosas sonrisas. Y notaba que Lapis la miraba con la misma admiración con la que ella lo hacía, haciendo arder su rostro. Seguía sintiendo el calor de su mano. Tenia tantas ganas de besarla, y quería creer que el sentimiento era mutuo. La joven estaba en una relación en la que no recibía el amor y admiración que se merecía. Peridot no podía odiar más a Jasper.

Aquel momento que compartía con ella parecía una fantasía, y realmente quería besarla. Había decidido tomar la iniciativa, iba a hacerlo. Pero su nombre se escuchó por todo el pasillo. Pronto, se sintió como si ambas despertaran de un trance, sobresaltándose por la interrupción. Amatista la llamaba ruidosamente mientras se acercaba. Cuando por fin las encontró arrinconadas en el suelo no pudo evitar sonreír con sorna.

--Hey, tu debes ser Lapis, Peridot habla muchísimo de ti --Contó Amatista, haciendo sonreír a la chica. Peridot no estaba tan contenta.

--¿Qué quieres, Amatista? --Preguntó la rubia de mala gana.

--Ya es hora de irnos, vamos.

--¿Qué? ¿En serio?

--Garnet ya está llamando un taxi.

Peridot se levantó del suelo, quejándose un poco por sus piernas adoloridas, Lapis la siguió.

--Debo irme.

--Esta bien, yo me quedaré otro rato --Sonrió Lapis.

--¿En serio? ¿Conoces a alguien de aquí?

--No, pero de eso se tratan las fiestas, de conocer.

La chica sonrió por la confianza de Lapis, deseó poder verla así todo el tiempo, avanzó por el pasillo siguiendo a Amatista. Antes de bajar las escaleras observó por ultima vez a Lapis, que se despedía moviendo de arriba a abajo los dedos de su mano derecha.

Notas finales:

¡Muchas gracias por leer!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).