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VENDETTA por Leviq

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Notas del capitulo:

Van a hallar algunas palabras en italiano, estas estarán en cursiva y marcadas con (*) cuya respectiva traducción encontrarán al finalizar el capítulo.

Después de pasar una muy mala noche, Shuichi despertó a la mañana siguiente sintiéndose angustiado y deprimido. Extendió el brazo hacia su mesita de noche y suspiro aliviado cuando tocó sus gafas de aro grueso. Se las colocó, se recostó sobre las almohadas y, al quedarse pensando en lo sucedido la noche anterior, sus mejillas se tiñeron de rojo. ¿¡Cómo pudo hacer eso!?¿¡Por qué no hizo nada para detener sus caricias!?...pero si lo hubiera rechazado de algún modo, entonces Eiri hubiese sospechado algo. Era obvio que Eiri y Claire sostenían unas relaciones muy apasionadas. No le sorprendió demasiado, Shuichi nunca había...

Sin embargo, ahora tenía que olvidar eso y empezar a preocuparse por la manera en que su madre y él tendrían que evitar la continua presencia de Eiri. Para lograrlo, lo primero que tendría que hacer seria tomar una taza de café, para que lo ayudara a despertar por completo.

Sintiéndose seguro debido a que apenas eran las ocho de la mañana, se puso una bata, y sin colocarse la peluca, salió de su habitación y bajó por la escalera trasera hacia la cocina.
Para calentarse las manos, las aproximó al calor de la antigua estufa Aga mientras esperaba que hirviera el agua de la tetera; después se entretuvo mirando la larga ventana de la cocina. El sol esa mañana brillaba en un cielo azul claro, prometiendo un perfecto día de verano.
¿Cómo podría él evitar a Eiri? Se preguntó. El único recurso era "contraer" una súbita y misteriosa enfermedad infecciosa.-Oe!...hoy te ves muy animado, chibi-.La voz de Tatsumi interrumpió su sueño, al entrar en la cocina con una carga de carbón para la Aga.- No deberías andar por aquí abajo sin esa peluca. Corres el riesgo de que el novio de Claire te descubra-.
-Ya lo sé-. Suspiró shu, mientras Tatsumi vaciaba el carbón, entonces una nube de polvo se levantó y se asentó sobre las sartenes colgadas en las paredes.- Es el colmo con esta cosa-. Añadió shu y estornudó a causa del humo.


-Pues ya la cambiará el extranjero ese-. Dijo Tatsumi encogiendo los hombros. - A propósito, ¿Cómo piensas deshacerte de él? Tanto tu mamá como yo estamos preocupados-.


-Todos lo estamos-.gruñó Shuichi.


-Estuve hablando con el tal Wilkins y, después de darle unos cuantos tragos, me enteré de que ni él mismo sabe cuánto tiempo piensa quedarse su amo. Por cierto que le sorprendió mucho tener que regresar por la ropa. También me dijo que el conde, como él le dice es...eto...no me atrevería a decirle a Claire...es muy mujeriego-.


"No me sorprende", pensó.-Gracias por tus informes, Tatsumi, pero ahora debo regresar a mi habitación antes de que alguien me vea-.


De nuevo en su habitación, Shuichi se sentó junto a la ventana y frunció el ceño mientras reflexionaba.
¿¡Qué clase de hombre era ese que venía almorzar y apenas transcurrida una hora decidía a comprar la casa!?¿Y por qué Belmont Hall, habiendo tantos lugares?
La mansión, que había sido construida por uno de sus ancestros y edificada en ladrillo rojo, era de estilo isabelino y conservaba su apariencia original. La fachada tenía dos gabletes exteriores y uno central más pequeño formando la letra "E". Quizá para un historiador constituyese una reliquia invaluable, pero para cualquiera con un mínimo de sentido común, era claro que la casa era muy...incómoda. 
En los mejores días de verano, el efecto del brillo del sol sobre los ladrillos era de una belleza incomparable. Sin embargo, tales días ideales eran pocos; pero eso no desmeritaba las fallas de aquélla casa, el aire frío se colaba por las junturas de las ventanas, la electricidad había sido introducida hace décadas las cuales a su parecer habían sido más bien siglos, y el único sistema de calefacción que existía eran las enormes chimeneas.

Uno de los primeros recuerdos de Shuichi que tenia de su niñez, era el encontrarse muy abrigado en los días de invierno, calentándose con el calor de la lumbre de los enormes leños que ardían en la chimenea. Claire y él habían inventado una broma. Uno de ellos preguntaba: ¿Cómo se viste uno durante una mañana de invierno? Y el otro decía enseguida: ¡Muy rápidamente!
Así que, ¿Cuál sería el motivo por el que un conde siciliano quisiera comprar una casa tan grande e incómoda? No era para retirarse, pues no se veía muy viejo...la verdad es que no debía tener más que unos cuanto años más que él mismo, no obstante, se había comprometido con Claire, así que debía tener intenciones de instalarse en Belmont hall. Aunque, según pensaba Shuichi, Tokio parecería ser un ambiente más adecuado para él.


Aun se quebraba la cabeza en busca de una respuesta, cuando su madre entró a la habitación y le hizo suspender su análisis...


-Shu, esto es terrible!-.se dejó caer sobre un sillón.- Toda la noche he pensado sobre ello y no se me ocurre ninguna manera para deshacernos de Eiri.¿¡Crees que debamos matarlo!?-. Dijo su madre. 


-Jajaja...no lo creo-. Dijo riendo ante las ocurrencias de su madre.


-Anoche le insinué que tu apariencia no era muy buena y, ¿¡¡Sabes lo que me dijo ese hombre!!? Que él te veía muy bien, que estabas extenuado y que después de una noche de descanso te verías mucho mejor. Y, que si para mañana por la mañana no te sentías bien, él mismo subiría a ver a su "amada prometida". Después de eso-. Suspiró.- Creo que es mejor que renunciemos a seguir buscando pretextos. Debí haberte hecho caso, tú tenías toda la razón, ese hombre es odioso y muy mal educado, no debió haber aceptado una invitación que se suponía era para el FUTURO-.


-No es que sea mal educado-. Dijo Shuichi con lentitud.-Por lo menos no del modo en que tú crees. Él tenía toda la intención de quedarse a pasar la noche y tan solo aprovechó la oportunidad que le diste con tu comentario. Si no hubieras dicho eso, entonces él habría salido con que se le había descompuesto el auto o alguna otra disculpa igualmente falsa. Su propósito era permanecer aquí y lo hubiera conseguido de una u otra forma-.


-¿Estás seguro?-.


-Por supuesto, madre. ¿Cuánto tiempo se quedará? no podré bajar sin lentes de contacto-.


-Quien sabe-. Dijo su madre con pesimismo. - Respecto a los lentes, acabo de recordar que durante la tu última visita a casa olvidaste aquí tus lentes oscuros, los cuales tienen graduación y te pueden servir hoy que es uno de esos "raros" días en que brilla el sol se manera esplendorosa-.


-¿También brilla el sol dentro de la casa?-. Preguntó shu con ironía.


-Pues yo he planeado decir que sufres de una fuerte resaca debido a la champaña. Además, que anoche no dormiste bien y por lo mismo estas indispuesto.-


-Lo cual es lo único verdadero del asunto-.dijo Shuichi.



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Shuichi logró quedarse en su habitación hasta el mediodía, y la única interrupción a esa pacifica mañana fue cuando un helicóptero aterrizó sobre el prado.


-¡Madre! ¿Qué pasa?-.


-No lo sé, este lugar se ha convertido en una casa de locos-. Dijo la señora Talbot, depositó sobre la mesita de noche la taza de té que le traía a Shuichi y tomó asiento sobre una silla. - En serio, cariño; imagínate que el tal Wilkins se ha apoderado por completo de la cocina, ¡Está preparando el desayuno para todos nosotros!-.


-¿Está molesto Tatsumi?-.


-Oh, no; ellos se han convertido en muy buenos amigos-. Dijo sonriendo.


Shuichi se volvió hacia la ventana.


-¿Qué hace ese helicóptero allá fuera?-.


-Pertenece a Eiri, en él vino su "ayudante", como él lo llama. Ahora están trabajando en la biblioteca, no pude negarme. Parece que el helicóptero, el ayudante y Wilkins regresarán a Tokio a la hora del almuerzo-.


-¿También se irá Eiri?-. Preguntó Shuichi con un dejo de esperanza.


-No tendremos tanta suerte-. Gruñó su madre.- Creo que se irá por la noche y tendremos que soportarlo todo el día. ¡Maldito sea ese hombre!-.


Shuichi se alejó de la ventana y se dirigió con lentitud hacia una silla.


-Mamá, ¿Qué es lo que sabes en realidad de este Eiri? -.


-Pues que es...muy rico-.


-Y eso es todo... ¿verdad?-.


-Supongo que es un hombre de negocios-.


-¡Supones!, pero no sabes. Ni siquiera conoces su verdadero lugar de procedencia, ni de qué clase de familia proviene. Por Wilkins sé que es un mujeriego, y eso porque éste se lo confió a Tatsumi. ¿Ha estado casado con anterioridad?-.


-No lo sé, cariño...no lo sé...-. Dijo preocupada su madre-.


-Pues será mejor que lo averigües lo más rápido posible. No puedes permitir que la pobre de Claire se vea forzada a un matrimonio con un hombre del cual no sabemos nada. Hasta podría ser un criminal, un estafador o cualquier clase de delincuente. No podemos estar seguros de sus actividades-.


-¡Shuichi!-. La señora Talbot vio espantada a su hijo.- ¡No puedes pensar así!-.


-Uf!-.suspiró el pelirosa.- Pero es obvio que es muy rico y que es un misterio su interés por esta vieja casa en la que tendrá que gastar una fortuna para restaurarla-.



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A pesar de lo que habían hablado Shuichi y su madre, a la hora del almuerzo tanto la señora como su esposo cayeron de nuevo víctimas de la simpatía de Eiri, por lo que Shuichi lo vio furioso tras la seguridad de sus gafas oscuras.


Eiri vestía unos pantalones sueltos color beige y una camisa de seda con los primeros botones sin abrochar y que se ajustaba perfectamente sobre su torso. Shuichi sintió que sus rodillas empezaban a golpear una con la otra al inclinarse Eiri hacia él para darle un ligero beso en la mejilla.


-Ah, cara*. Tu madre me ha dicho que... no te sientes bien-.


-Es la v-verdad-.Dijo shu con tanta firmeza como pudo y odiándolo por el tono de irónica diversión en su voz.

 

-Según parece, la única copa de campaña que te vi tomando debe haber tenido un efecto demoledor-.


"¡MALDITO, DEBE TENER OJOS EN LA ESPALDA!", pensó Shuichi enojado, pero recuperó la compostura para responder: -Ya sabes cómo son estas cosas-. Dijo shu con un frío encogimiento de hombros y tratando de controlar el temblor de sus manos.


-Oh, sí, cara*...comprendo exactamente lo que sucede-.


Shuichi lo miró con recelo, sin estar seguro a lo que se refería.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la llegada de su madre y el ruido producido por el helicóptero al despegar.


-Ah, signora*. Usted ha sido muy gentil al permitirme tratar un negocio urgente. Le agradezco mucho su comprensión-. Dijo con un exagerado tono de gratitud.

¡Era el colmo! Sus padres parecían embobados por completo ante la labia y los suaves modales de aquel sujeto. ¡PERO ESO JAMAS LE SUCEDERIA A EL!


-Y yo te agradezco a ti tu amabilidad al permitir que tu señor Wilkins preparara el almuerzo-. Expresó la señora Talbot con una sonrisa que a Shuichi le pareció tonta e impresionada.


-ha sido un placer, signora*-. El padre de Shuichi le ofreció un brandy, pero Eiri declinó con una sonrisa. -Me pregunto si...por la tarde... podría...volver a ver la casa-.dijo Eiri con timidez. Shuichi se sobresaltó, y puso alerta sus instintos de inmediato...ese titubeo no era propio de ese sujeto.


-Por supuesto, mi querido muchacho-.Respondió el padre de shu.- A Claire le encantará acompañarte, ¿No es verdad, hija?-.


"No me puede estar pasando esto". Pensó shu y se sintió desalentado por el rumbo que tomaba la situación. No era posible que su padre fuese tan... ¡ESTUPIDO! Su madre también asentía feliz... ¿¡¡PERO QUE DEMONIOS LES PASABA!!??


-Yo creo que...-.Intentó responder el pelirosa.

 

-No digas tonterías-. Contraataco su padre.- Por cierto, también podrían aprovechar para visitar los jardines. El aire fresco le hará bien a ambos-.


-Va bene*-. La voz de Eiri fue estudiadamente cortes al levantarse de la silla, aunque Shuichi se dió cuenta del ligero tinte de burla que apareció en sus dorados y relucientes ojos al mirarlo a través de la mesa. - ¿Vamos, cara*?-. Ronroneo Eiri y le extendió la mano. Si Shuichi no se hubiera sentido tan asustado, se hubiese reído de la mirada de angustia de su madre al fijarse, demasiado tarde, en la forma tan astuta en que habían sido manipulados su esposo y ella.


-¿Q-que es lo que quieres ver primero?-. Preguntó en forma nerviosa shu cuando salieron ambos del comedor.


Eiri pareció reflexionar un momento.

 

-Prefiero que seas tú quien me guíe, querida-. Respondió con suavidad y tomó a Shuichi de la mano, lo que le hizo estremecer temeroso.



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-Tus explicaciones han sido... muy...buenas-. Dijo Eiri con una risa ronca y seca al terminar su visita a la galería de los músicos, la cual miraba hacia el vestíbulo.


-Gracias, Eiri-. Respondió shu en forma recatada y sonriendo con malicia. Si él se había aburrido no era su culpa-. Pensó shu con satisfacción. Nada había de la historia, arquitectura, pinturas o muebles de la casa que no se hubiera ocupado de detallarle.

 

-Creo que has omitido solo un detalle-. Murmuro Eiri a Shuichi cuando este se dirigía a bajar la escalera.

 

-No se me ocurre qué...Oh!-. Se volvió hacia el enorme retrato que le llamaba la atención a Eiri.


-Supongo que son tu hermano y tú-. Lo miro con irónica diversión.- Me sorprende que no me lo hayas enseñado tú misma.-


-Si-. Contestó shu, agradecido por el hecho de que las gafas para el sol ocultaron su angustia.- Por supuesto que entonces éramos mucho más jóvenes.-Dijo shu observando el cuadro, Claire y él habían sido pintados abrazados por la cintura y las cabezas muy juntas, con la casa y los jardines a sus espaldas. El parecido de Claire con el original no era muy bueno, pero el joven pintor había captado muy bien la expresión divertida de Shuichi, habiendo puesto mucho cuidado, según lo recordaba él, en la representación de su inusual y largo cabello rosa que le llegaba un poco más debajo de los hombros.


-Tu hermano es muy...bello-. Dijo y se volvió a mirarlo.

 

- Él mismo está convencido de ello-. Comento Shuichi con ligereza.- ¿Bajamos?-.


-Por supuesto-. Sonrió Eiri y le tomó la mano.-Dime, ¿También en carácter son ustedes parecidos?-.

 

-¡Cielos, no!...mi hermano Shuichi es... estoy segura de que no le importará que te lo diga, pero es muy aburrido. Vive enterrado entre libros en Tokio y todo lo que hace es leer y leer…a ti no te gustaría-.Terminó shu en la forma más desafiante que pudo.


-Te equivocas, cara mía*, yo debo amar a toda tu familia. Espero con ansias el día en que tu hermano regrese de su viaje. Quizá suceda esto el día de nuestra boda-.


-No lo creo-. Dijo Shuichi mientras lo conducía al jardín. - Mi hermano es un recluso y nunca va a ningún lado. Esta demasiado ocupado tratando de escribir su tesis como para que se moleste en algo como una boda-. -"Por favor que cambie de tema"-. Deseo Shuichi.


-Querida, no eres justa con tu hermano. Hace tan solo 2 semanas me decías que es tan inteligente que ganó una beca para estudiar en la universidad de Tokio y que obtuvo el primer lugar en su clase-. Le rodeo la cintura con uno de sus brazos. -¿Sobre qué tema escribió su tesis tu aburrido hermano?-. Pregunto Eiri con una risa suave, tomándole la mano libre y llevándosela a los labios, besando uno a uno los dedos.

Una vez más, igual que le había sucedido la noche anterior, Shuichi se sintió de pronto confuso y sin aliento ante la proximidad del rubio. Su corazón empezó a latir en forma desaforada.
-Sobre los normandos-. Dijo shu hipnotizado por el brillo de esos ojos dorados.- La expansión del imperio normando en el sur de Europa. Sí, creo que...sobre ese es lo que está escribiendo-. Añadió de prisa.


-Es un tema muy interesante-. Dijo Eiri y le soltó una mano, pero manteniendo aun su abrazo. -Tu padre me contó que la familia Talbot había tenido un castillo normando, que ahora está en ruinas, ¿verdad?-. Preguntó Eiri.

 

-Así es; fue construido por Richard Talbot, quien provenía de D'arcy, en Francia, llegó a Inglaterra acompañando a Guillermo el Conquistador, lo cual estoy segura ya te dijo mi padre-. Añadió shu en forma cínica.


-Por cierto que él parece muy orgulloso de su linaje-. Dijo Eiri. -Me ha dicho que es muy raro que a la fecha haya aun descendientes en línea directa, de padre a hijo, desde aquella época.-


-Si-.Dijo Shuichi con amargura.-A papá le apasiona ese tema. Yo...es decir Shuichi, estudia historia, pero también opina que nuestro padre está obsesionado-. Su padre, Ralph Talbot, proveniente de una de una larga línea sucesoria inglesa, cuyos antepasados habían migrado a Japón hacía mucho tiempo atrás, estaba muy orgulloso de sus raíces y no perdía oportunidad de hacer hincapié en ello. Por otro lado su madre, de ascendencia Japonesa y aunque orgullosa de su país, no compartía la misma pasión desmedida de su esposo por el origen de su linaje.


-Me gustaría ver ese castillo normando-. Dijo Eiri mientras se acercaban a una especie de caseta que se encontraba alejado de la casa. - Como sabes, yo vengo de Sicilia, y mis antepasados también eran normandos-.


-Algo así me imagine, el apellido Tancredi es muy interesante, hubo un rey normando llamado Tancredo. Yo...-. Corrigió rápidamente shu.- Bueno, eso fue lo que me dijo mi hermano. Me refiero a que es un nombre extraño...-. Se maldijo en su interior al no ocurrírsele nada para cubrir su error.


-Puede haber confusión en los nombres-. Dijo Eiri con calma aparentemente sin notar la confusión de shu. - Mi hogar en Sicilia es un castillo normando, así que ya comprenderás por qué estoy tan interesado en uno inglés-. Sonrió.- Por supuesto que no vivo allá. Ya tengo varios años residiendo en Tokio y a Sicilia regreso solo a pasar las vacaciones. Ahora, mi hogar... ¿O debería decir nuestro?... estará en este país-.

 

-S-si-. Susurro Shuichi al entrar a la caseta.-Este lugar no es muy interesante y está muy oscuro y...-. Su voz sonaba como si no fuera la de él y le faltaba el aliento.


-En realidad no está tan oscuro-. Dijo Eiri con suavidad.-Aunque, por supuesto, la luz no nos hace falta para nada-. Y con delicadeza lo despojó de sus gafas oscuras.


-¡No! por favor...-. Imploró Shuichi, mirando a ciegas en dirección a Eiri.- Debo llevarlos puestos, no puedo...-.


-No los necesitarás, por lo menos durante los siguientes minutos-. Murmuro el rubio y, rodeándolo con los brazos, lo hizo acercarse.

 
Shuichi se estremeció, pero no pudo desviar la mirada. La expresión divertida de Eiri pronto cambio de un modo que un inexperto Shuichi no pudo observar por falta de sus lentes, pero que le provocó un temblor instintivo en todo el cuerpo. Los labios de Eiri se posaron sobre los suyos y le delinearon con suavidad el contorno de la boca con besos ligeros, antes de hacerlo acercarse a él de forma salvaje, y cerrar la boca posesivamente sobre la de Shuichi, quien pareció perder el aliento. Shuichi se sentía como si se estuviera ahogando, una flama de deseo surgió al hacerse más profundos los besos y se aferró a él en ciega búsqueda de apoyo, respondiendo en forma apasionada al dominio invasor de la lengua de Eiri.

Shuichi emitió un pequeño quejido cuando la boca de Eiri abandonó la suya para efectuar un lento viaje a lo largo de su cuello, que le hizo sentir un estremecimiento de placer.
-Si bella, bella carissima*-. Dijo Eiri con voz ronca, acariciándole la espalda. A Shuichi no se le ocurrió protestar cuando Eiri empezó a desabotonarle el vestido…un cuarto de segundo después su mente reaccionó.

-Déjame ir por favor...yo-. Rogó shu mientras Eiri trataba de tranquilizarlo besando su cuello.


-Calma, carissima, Stai ferma*. Tranquilízate, querida, recuerda que pronto nos casaremos-.


-¡NO!-. Gritó Shuichi sin poderlo evitar, alejándose de Eiri ya arreglándose la ropa.

 

-Oh, si-. Dijo Eiri al acercarse a Shuichi y le comenzaba a acariciar la mejilla.- Te aseguro que pronto nos casaremos-.

 

 

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Traductor:

 

*cara: querida.

*signora: señora.

*va bene: Esta bien.

*cara mia: querida mía.

*Si bella, bella carissima: Si hermosa, querida hermosa.

*carissima, Stai ferma: querida, quédate quieta.

Notas finales:

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