"Ropa, pijamadas y diversión de la pintura"
A los ojos de VÃctor, Yuuri era un Alfa extraño.
Primero, él era completamente adorable y Viktor sólo querÃa abarrotar al joven con afecto. No es que lo hiciera porque eso hubiera sido muy inapropiado para un Omega no ligado a hacer con un Alpha no enlazado.
En segundo lugar, Yuuri se molestó en cada pequeña cosa. Esto lo confundió mucho. No podÃa entender cómo las conversaciones acerca de la intimidad harÃan que cualquier Alfa se molestara. En todo caso, los Alfas solÃan ser los que intentaban que Omegas estuvieran aturdidos.
Tercero, Yuuri no querÃa que hiciera cosas normales de Omega. Yuuri no querÃa ser llamado Alfa, querÃa que VÃctor mantuviera contacto visual y le dijo al ruso que necesitaba expresar lo que sentÃa por las cosas y lo que él querÃa. Fue dificil. No habÃa hecho nada por los últimos doce años de su vida.
Sólo habÃa visto al joven cara a cara durante tres dÃas. Yuuri era amable con él y si algo que sorprendió más que ninguna de las otras cosas que hizo. QuerÃa mostrar su gratitud. Pero no sabÃa cómo hacerlo. En el momento en que lo intentó casi habÃa dado a Yuuri un ataque al corazón.
Yuuri habÃa estado en la habitación de VÃctor, ayudando a reorganizar algunos de los muebles. La habitación no era grande, pero parecÃa espaciosa con el marrón claro de las paredes y alfombra verde oscuro. Yuuri movió la cama desde el centro de la habitación a la esquina izquierda para hacer más espacio. Añadió una cómoda que venÃa con una vanidad y una mesita de noche. VÃctor y él arreglaron las cosas hasta que parecÃan perfectas.
—Con suerte, el sofá vendrá dentro de unas semanas. Asà tendrás un lugar donde sentarte para no tener que sentarte en el suelo— dijo Yuuri con una sonrisa.
VÃctor asintió con la cabeza. —Muchas gracias por ayudarme, Yuuri—
Se inclinó más cerca de Yuuri, haciendo que el hombre más joven retrocediera un poco. VÃctor estaba confundido, ¿por qué retrocedÃa asÃ? Fue curioso.
—¿VÃctor? ¿Qué estás ...?— preguntó Yuuri.
VÃctor respondió suavemente. —Has sido muy dulce conmigo y quiero mostrarte mi gratitud. ¿Me quitaré la ropa?—
El ruso nunca habÃa imaginado que alguna vez hubiera visto a alguien ruborizarse tanto en su vida. Se veÃa muy lindo.
—¿Qué? ¡No no no no no NO! Guarda tu ropa. Simplemente no te quites nada— dijo Yuuri tratando de distanciarse.
Bueno, eso era algo que VÃctor nunca habÃa oÃdo antes.
VÃctor inclinó la cabeza hacia un lado —¿Por qué no? ¿No te gusta mi cuerpo?—
—¡No! Me refiero a eso, ¡espera, ugh! ¡Tu cuerpo está perfectamente bien y no es la razón por la que no quiero que te quites la ropa!— Yuuri ocultó su rostro en sus manos y respiró hondo.
Viktor frunció las cejas y preguntó: —¿Entonces cómo le muestro mi gratitud?—
—Puede demostrarme por ser tu mismo y mantener tu ropa en su lugar mientras estas en ello— suspiró Yuuri suavemente antes de inspeccionar la ropa que vestÃa VÃctor. VÃctor, tu ropa se te está cayendo prácticamente. Estas no son ropas tuyas r ¿verdad?—
Él negó con la cabeza. —No, no lo son. Se me dieron antes de venir aquÃ. ¿Por qué?—
Yuuri no respondió, los sacó de la habitación, cogió a Phichit y Guang-Hong y juntos, tomaron el furgón van Yuuri para conducir a sus pacientes. Y fue asà como VÃctor se encontró en la tienda con un pedido del Alfa para conseguir ropa que encajara. La tienda en sà era agradable, con las paredes en un gris claro y la música era suave. De lo que VÃctor podÃa decir, era una tienda de ropa para hombres y era más alta que la media, especialmente si se comparaba con el habitual japonés, temÃa encontrar pantalones que encajaran.
Asà que miró la ropa de los estantes y decidió que si acaso podÃa encontrar camisas más fácilmente que pantalones. Oyó a Phichit y Guang-Hong riéndose en el fondo mientras Yuuri trataba de alejarlos. QuerÃa ir allà y ver de qué se trataba, antes de pensar en la cara decepcionada de Yuuri si no llevaba ropa en sus brazos. Suspiró y siguió mirando. Terminó encontrando camisas que le gustaban, todas ellas largas o de tres cuartos de manga. No todos los moretones de sus brazos habÃan desaparecido todavÃa, no querÃa mostrarlos con camisas de manga corta. Los pantalones eran más duros, pero él cavo eventual bastante para durar por una semana.
HabÃa solicitado la asignación de estabilidad a principios de la semana con la ayuda de Yuuri. Era similar al bienestar, pero en lugar de que el gobierno diera fondos, provenÃa de una organización internacional, de esa manera, si hubiera algún recorte presupuestario del gobierno, Omegas en necesidad no se verÃan afectados. No era difÃcil obtener los fondos pero la parte importante del proceso estaba demostrando que el solicitante Omega ya no vivÃa con los abusadores.
La solicitud era más fácil cuando el solicitante vivÃa en una ciudad del santuario. Si lo aprobaban estarÃa obteniendo algo de dinero para cosas que necesitaba, como ropa. Con ese dinero podrÃa pedirle a Yuuri que le ordenara ropa en lÃnea. Esperaba que lo aprobaran.
Entró en el vestuario para probar la ropa cuando oyó un golpe en la puerta.
—Hey, soy yo, Phichit— le dijo la voz. —Si quieres una segunda opinión, estoy fuera—
VÃctor se quitó la camisa. —Bien, gracias Phichit—
Le mostró a Phichit el primer conjunto que eligió y todo lo que consiguió fue un encogimiento de hombros en respuesta. Sobre todo, esa fue la reacción de toda la ropa que probó.
—No te gusta la ropa, ¿verdad?— preguntó Viktor.
Phichit respondió: —Quisiera decir que te quedan bien a ti pero restarÃa mintiendo. Se que estamos en Japón y tu eres Ruso por lo que la búsqueda de ropa que se ajuste a ti mientras expresas quién eres debe ser muy duro. Estas ropas funcionan por ahora. Supongo que tendremos que mirar alrededor o pedir algunos para tÃ. ¡Oh! Pero también estaba pensando. ¡Vamos a dormir esta noche! Tú, yo y Guang-Hong, ¿qué dices? Mañana es domingo y no tenemos citas ni nada. Podemos quedarnos despiertos hasta tarde y levantarnos tarde también. ¿Te gusta esa idea?—
—Eso suena divertido. ¿Seguro que podemos hacer eso? Soy mayor que los dos, ¿no serÃa una de esas cosas inapropiadas?— preguntó Viktor.
Phichit sacudió la cabeza. —¡No! los Omegas podemos tener pijamadas. No hay ninguna regla en Yu-Topia que nos diga lo contrario. Guang-Hong y yo lo hacemos todo el tiempo cuando tenemos pesadillas. Puesto que a nosotros generalmente nos gusta el afecto y hasta encontrar consuelo con otros Omegas, está perfectamente bien si dormimos juntos en la misma habitación. Ahora, si le pedimos a Yuuri que se uniera a nosotros, eso serÃa inapropiado, considerando que podrÃamos quedarnos embarazados si algo ocurriera. No es que lo hiciera de cualquier manera. Es una precaución de la vieja escuela.
Viktor volvió a ponerse la ropa y abrió la puerta. —Ya veo. Qué extraño, cuando era un adolescente en Rusia, solÃa dormir con mi amigo Alfa todo el tiempo. Supongo que nadie vio nada malo en el momento ...—
—SÃ, algunas personas creen que los Alfas no saben cómo mantenerlo en sus pantalones y lo siguiente que saben es que el o la Omega está embarazada debido a la fiesta de pijamas. Tonto, ¿verdad?— Phichit soltó una risita.
Viktor rió suavemente. —SÃ, muy tonto—
Salieron de la tienda tan pronto como VÃctor encontró ropa de cama. Phichit querÃa caminar por las tiendas un poco más. Durante sus caminatas decidieron entrar en una tienda de mascotas. La tienda no era grande. Los animales estaban en jaulas en el lado derecho de la pared mientras que los accesorios para las mascotas y el cajero estaban adyacentes.
VÃctor miró lentamente a todos los animales cuando uno en particular llamó su atención. Era un caniche con los ojos más dulces. Su corazón se derritió. Le encantaban los perros y siempre querÃa tener uno. Se estremeció ante la memoria de cuando le habÃa pedido a Alfa un perro. Necesitaba encontrar una forma de dejar esos malos recuerdos. Sonrió al perro y alcanzó la jaula lo suficiente como para que el perro le lamiera la mano. Se rió y susurró dulces palabras en ruso al animal.
Esto no pasó desapercibido por todos los demás.
Phichit habÃa estado preguntando acerca de hámsters. Lamentablemente, no habÃa hamsters, pero el empleado prometió darle una llamada cuando recibieron más. Él sonrió en agradecimiento y estaba a punto de salir cuando vio Yuuri mirando a VÃctor interactuando con el perro. Él compartió una sonrisa de conocimiento con Guang-Hong y se acercó a la oreja de Yuuri.
—Imagina la expresión de su rostro cuando le des el perro— susurró Phichit a Yuuri.
Los ojos de Yuuri se abrieron y sacudió la cabeza. —No puedo hacer eso con los fondos que me dan. Quiero decir, conseguirle ropa y muebles para su habitación es una cosa, pero un perro es un asunto completamente diferente—
Él tenÃa un punto. Como trabajador de caso, Yuuri tenÃa acceso a fondos en forma de una tarjeta de débito que ayudarÃa a Omegas que no tenÃa el subsidio de estabilidad conseguir las cosas que necesitaban. TenÃa que ser muy estricto en cómo se gastaba el dinero. No podÃa ir a comprar animales. ParecerÃa bastante sospechoso para los contadores que supervisaban los fondos. Yuuri miró el rostro de Phichit y le dedicó una sonrisa de disculpa antes de llamar a VÃctor para que pudieran marcharse.
VÃctor no querÃa dejar atrás al perro. Los quejidos que escuchó cuando le quitó la mano y se levantó lo mataron. Se hizo una promesa a sà mismo que, si se aprobaba para el subsidio de estabilidad, volverÃa a salvar al perro de estar en una jaula. Hizo todo lo posible para ignorar los gemidos que el perro le daba mientras se alejaba con sus tres compañeros. Trató de no mostrar que eso le molestaba. De alguna manera, VÃctor comprendió al perro. QuerÃa amor y afecto tanto como el perro. Los recuerdos de Alfa eran como su propia jaula, iba a necesitar ayuda para liberarse de ella.
Se estremeció ante la idea de hablar con alguien sobre lo que le habÃa pasado. Estaba avergonzado y confesar a un extraño no era atractivo. TemÃa que lo juzgaran por sus elecciones. No todo el mundo era como Yakov o Yuuri. Ya sabÃa que Yuuri no era una persona de juicio. Sin embargo, algo acerca de decirle a Yuuri lo que le sucedió le hizo sentirse aún más avergonzado que hablar con un extraño.
No estaba seguro si estaba dispuesto a exponer esa parte de él. Si fuera a ayudar, serÃa mejor hacerlo ahora. Asà que una vez que llegaron a casa, le preguntó a Yuuri si podÃa conseguirle una cita con un terapeuta. Yuuri parecÃa muy emocionado y sonrió y de inmediato se puso en el teléfono. De alguna manera logró conseguirle una cita para ver al terapeuta que el próximo martes.
Se decidió que la pijamada seria en la habitación de Guang-Hong porque tenÃa la cama tamaño queen. VÃctor también tenÃa una, pero no querÃan ponerse demasiado ruidoso y arriesgarse a despertar a Yuuri. Las habitaciones en el extremo de este estaban más aisladas para mantener el sonido dentro. Teniendo en cuenta el hecho de que era diez años mayor que Guang-Hong, VÃctor pensó que era demasiado viejo para dormir. Decidió que, por lo menos una noche podÃa hacerse el humor. Al ser llevado a la habitación con Phichit no pudo evitar reÃrse del entusiasmo. Mientras caminaban en Guang-Hong estaba en Facetime una vez más.
—Phichit y VÃctor están aquÃ, asà que hablaré contigo más tarde ¿está bien Leo?— Dijo con una pequeña sonrisa.
Leo gruñó. —Muy bien, fue genial hablar contigo, guapo—
—¡L-Leo!— Guang-Hong se sonrojó y envió a Phichit una mirada cuando empezó a molestarlo.
VÃctor se rió mientras el adolescente bajaba del teléfono y enterraba su cara en una almohada. —¿Me parece que va bien las cosas entre Leo y tú?—
—S× asintió, levantándose de su almohada. —Se estaba quedando con mi vecino cuando era un estudiante de intercambio y nos hicimos amigos. Presentamos alrededor del mismo tiempo asà que ... —
Phichit parpadeó. —¿Lo hiciste con él? ¿Es eso lo que estás tratando de decir?—
—¡No! No lo hicimos. Quiero decir, quizás lo hubiera querido pero no pensé que yo fuera su tipo— admitió Guang-Hong. —nunca he estado con alguien asà ... Asà que no lo harÃa—
—¿Cómo fue tu primera vez ¿VÃctor?—
El ruso se quedó mirando por un momento, no esperando recibir esta pregunta a primera hora de la noche. SerÃa grosero no responder y fue una bueno y respondió. Él sonrió mientras dejaba entrar el recuerdo en su mente. Si lo pensaba más, podÃa recordar los sentimientos exactos que experimentó durante todos esos años.
Él respondió. —Estaba saliendo con el Alfa con el que compartà mi primera vez. Lo mantuvimos en secreto porque no querÃamos que los chismes llegaran a nuestras familias. Aún con la forma en que funcionan nuestros cuerpos, Rusia no es la más amable con las relaciones entre personas del mismo sexo. Mis padres trataban de emparejarme con una buena Alfa femenina para aparearme... De todos modos, mis padres se fueron a un retiro de parejas con nuestra iglesia y me dejaron solo en casa. Él vino a visitarnos y estábamos flirteando y besándonos. Estábamos en cuchara en mi cama y no recuerdo quién preguntó, probablemente yo pero empezamos a quitarnos la ropa y nos exploramos el uno al otro. Estaba emocionado, feliz, nervioso y asustado de una vez. Él era gentil y tranquilizador asà que nos lo pasamos de maravilla. Nunca me he arrepentido.
Levantó la vista para ver a Phichit y Guang-Hong escuchando atentamente. Se sentÃa raro hablar de su primera vez, no lo habÃa pensado en tanto tiempo. Aunque no lo mencionó fue también la primera vez que lo contó y le dijeron. "Te amo". Iba a guardar ese pequeño detalle para sà mismo; TenÃa que guardar algunos secretos. Miró a Phichit suspirar contento antes de hablar.
—Mi primera vez fue con esta chica de mi pueblo. Éramos muy buenos amigos, pero su matrimonio fue arreglado con otra persona y ella me preguntó si podÃa ser su primera experiencia con un Omega. Ella es una Alfa y asà que confié en ella y tuvimos sexo. Mis padres no saben que eso sucedió y tampoco mi ex novio -explicó Phichit-, me gusta pensar en esto como. "Mi verdadero compañero no va a ser mi primero, pero seguro que será mi último. "
A VÃctor le gustaba esa idea de encontrar a su verdadero compañero. Pensó que lo habÃa encontrado cuando era más joven, pero no lo era. Alfa nunca se habÃa unido a él tampoco, lo que lo habÃa matado cuando estaba en la relación. Fue una gran cosa que nunca sucedió.
El resto de la noche fue pura diversión, contaron historias divertidas que les habÃan sucedido cuando eran jóvenes. VÃctor se echó a reÃr cuando Phichit le contó una historia particular que involucraba casi liberar un elefante del zoológico. Cómo era posible, no estaba seguro. No se habÃa reÃdo tan fuerte desde hacÃa mucho tiempo, tanto que se sorprendió de lo mucho que le dolÃan sus costados simplemente por reirse.
Al dÃa siguiente se despertó emparedado entre los dos jóvenes Omegas. HabÃa sido un largo tiempo desde que habÃa estado alrededor de otras Omegas y fue agradable. HabÃa algo en la calidez que le hacÃa querer disfrutar del dÃa. Por desgracia, realmente tenÃa que ir al baño. Se desenredó de los dos chicos y salió de la habitación lo más suavemente posible.
Después de ir al baño, se cambió un par de la nueva ropa y salÃa de su habitación al mismo tiempo Yuuri estaba dejando el suyo. Fue muy divertido saber que Yuuri no era una persona de la mañana. Salió de su habitación como un zombi, haciendo que el ruso se riers entre dientes al ver (que llamó la atención de Yuuri cuando oyó la risa).
—¡Buenos dÃas, cabeza dormida!— VÃctor saludó alegremente.
Yuuri gruñó en respuesta. —¿Cómo diablos puedes ser tan feliz por la mañana?—
—¿Cómo no puedo? Es un dÃa hermoso— respondió.
Yuuri iba a responder cuando Mari entró en el pasillo. —Oh gracias a Dios que estás despierto. Pensé que iba a tener que echarte agua otra vez—
—Buenos dÃas Mari— dijo VÃctor.
Ella le sonrió de nuevo. —Buenos dÃas a ti también, Viktor. Yuuri, papá necesita algunos suministros de oficina, mamá necesita algunas cosas de la tienda de comestibles y necesito algunas cosas de la tienda de mejoras para el hogar. Los pintores desperdiciaron demasiado para pintar algunas habitaciones. ¿Quieres pintar las habitaciones?—
—Bien. Yo pintaré las habitaciones. ¿Qué color quieres que sean las habitaciones?— Yuuri dijo letárgicamente.
Ella le entregó la lista de suministros. —Estoy pensando en un azul pálido o helado—
—Eso suena amoroso. ¿Puedo ayudar a Yuuri también?— Preguntó VÃctor emocionado.
Los hermanos lo miraron con incredulidad. Normalmente, eso era algo que Mari dirÃa que no. Los huéspedes no se supone que ayudar con el mantenimiento de la posada, que estaban allà para recuperarse, no para eso. Pero ella no estaba preparada para VÃctor preguntándole repetidamente mientras explicaba por qué era una gran idea.
Mientras VÃctor hacÃa eso, Yuuri comÃa un poco de desayuno y bebÃa café para ayudarlo a despertarse. Cuando consiguió las llaves del coche vio a su hermana, quebrada bajo la implacabilidad que era VÃctor Nikiforov. Lo siguiente que supo fue que VÃctor estaba en el coche con él para ayudarlo a hacer recados. Yuuri tanto admiraba como temÃa el poder de persuasión del hombre mayor.
Viktor estaba fascinado por todas las cosas que tenÃa la tienda. También discutió con Yuuri acerca de gastar dinero. —Pero Yuuuri, si la lista dice que esta marca de papel, entonces tienes que comprar esta marca—. —Yuuuuri a tu Madre no va a gustarle con la marca más barata en su cocina! Tu debes saber que no sabe Lo mismo—. —Yuuuri debemos conseguir pinceles de correspondencia Vamos a ver a un profesional ¿Crees que necesitamos esos ponchos de plástico para que no se pinte en nosotros mismos No está bien ¿Qué tal los guantes No? Fiiiineee. ¿Qué hay de los delantales Yuuri? Yuuuuuuri!—
Cuando volvieron, VÃctor estaba más que preparado para pintar algunas habitaciones. Las rejillas de ventilación estaban cerradas por lo que no se extendió el olor de pintura húmeda para el resto de la posada. VÃctor insistió en que se harÃan más rápido si pintaban la misma habitación juntos en vez de esparcirse. Yuuri se negó a discutir y por lo tanto, pintaron juntos mientras VÃctor estaba canturreando melodÃas. Estaba prácticamente teniendo el tiempo de su vida haciendo una tarea tan mundana.
—Debes realmente gustarte pintar— dijo Yuuri.
VÃctor se encogió de hombros. —Es calmante. Cada primavera, mi padre queria que vuelva a pintar nuestra cerca. Cada primavera porque, cuando el invierno terminaba, la pintura comenzaba a pelar y no parecÃa atractiva. Asà que en un fin de semana, me despertaba brillante y temprano para pasar un dÃa entero pintando nuestra valla. Es curioso que las cosas simples sean las que más extrañas haciendo—
—¿Extrañas a tus padres?— Preguntó Yuuri.
Él asintió con la cabeza en respuesta. —Por supuesto. Ellos son mis padres después de todo. No los he visto desde que tenÃa quince años, cuando me echaron. No hay un dÃa que pase donde no pienso en ellos. Tal vez algún dÃa los vea de nuevo—
—Lo siento mucho de haberlo mencionado, VÃctor. No deberÃa haberlo preguntado— exclamó Yuuri.
Se volteo y sonrió al joven Alfa. —Esta bien. No hay manera de que lo supieras. No tienes que disculparte—
Para aliviar el estado de ánimo, VÃctor tomó su cepillo y untó un poco de pintura en la mandÃbula de Yuuri. El hombre lo tomó como un desafÃo y comenzó una guerra de pintura. Afortunadamente estaban en la última habitación y estaban casi hecho y prácticamente cubierto de pintura. VÃctor se habÃa movido hacia atrás para evitar el cepillo cuando se tropezó y cayó.
Yuuri trató de atraparlo, pero fue arrastrado hacia abajo en su lugar. Por desgracia, también aterrizó en la parte superior de VÃctor que estaba riendo. Se quedó inmóvil cuando sintió que las sacudidas le corrÃan a través de él. Sus ojos azules se encontraron con los marrones. Respiró y captó el olor de una brisa del océano procedente del Alfa. Una vez que Yuuri se apoderó de sà mismo, se puso nervioso y retrocedió mientras se disculpaba profusamente. Después de la pintura habÃa terminado, cenaron y se separaron durante la noche. (después de una ducha ordenada por Mari)
El martes lo encontró levantándose al amanecer para prepararse para su cita con el terapeuta. Estaba aterrorizado, si era sincero consigo mismo. SabÃa que era algo que iba a tener que hacer. Asà que respiró hondo y se metió en la furgoneta con Yuuri. (Los terapeutas de Phichit y Guang-Hong estaban de vacaciones y se especuló que estaban juntos aunque nadie se preguntó por qué).
—Estarás bien— dijo Yuuri tranquilizadoramente después de que su nombre fuera llamado. —Solo se honesto. Si no estás listo para hablar de las cosas, diselo que el terapeuta sabra que hacer. Estaré aquà cuando salgas.
Viktor asintió y entró en la oficina del terapeuta. No estaba seguro de si la falta de luz debÃa ser terapéutica. Le ponÃa nervioso. La luz de la lámpara en la oficina era tenue, pero el sofá en el centro de la habitación parecÃa acogedor. Se sentó cuando el terapeuta se presentó y le dijo que se sintiera cómodo. No creÃa que pudiera sentirse cómodo aquÃ. El terapeuta, Akira era un apuesto hombre de cuarenta años. Se sentó elegantemente y sacó su pluma y papel.
—Asà que eres un ciudadano del santuario— comenzó Akira. —Ha sido difÃcil dejar atrás tu vida en Rusia para llegar a un paÃs completamente nuevo? —
VÃctor respondió. —No fue tan difÃcil como pensé que serÃa. Una vez tuve la oportunidad de dejar a Alum- mi ex Alfa detrás—
—Usted puso en el cuestionario que no estaban vinculados. ¿Puedo preguntar por qué?— Preguntó Akira mientras se levantaba.
VÃctor miró al hombre. —Creo que es un poco, demasiado personal para ser preguntado tan pronto ¿no crees?—
—Sólo estoy tratando de entender tu trauma para poder ayudarte mejor. ¿No es por eso que has venido a buscar ayuda?— preguntó Akira, caminando detrás del sofá.
VÃctor estaba a punto de responder cuando sintió las manos de Akira sobre sus hombros. El hombre aspiró el olor del Omega. Al instante, se llenó de temor, su ritmo cardÃaco subió y su mente le gritaba que huyera. No podÃa moverse, apenas podÃa respirar. Cerró los ojos y respiró hondo.
Yuuri.
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