—…entonces —Draco hizo una pausa, suspiró—, vamos a revisarlo una última vez, a ver si te entiendo. ¿Qué piensas hacer, Harry?
Era el último viaje que tendrían en el expreso Hogwarts; recién graduados, todavía con los sentimientos a flote y confundidos sobre la mayor parte de las cosas que se les presentaban a continuación. O así ocurría con un grupo considerable de los estudiantes.
No con él.
Tenía la cabeza apoyada en el hombro de su novio, una de sus manos entre las suyas, jugaba con sus dedos. En el asiento opuesto, Zacharias era la única compañía con que contaban, y estaba lo bastante acostumbrado como para no fingir que lo empalagaban, como solía hacer en quinto y sexto año.
—Mientras Zach esté estudiando para ser Inefable y yo en la Academia de Aurores, tendremos un piso en el lado muggle de Londres —Comenzó, sonriendo. Podía visualizarlo, si sólo cerraba los ojos—. Es obvio que tendrás que quedarte en la Mansión un tiempo, adaptarte a llevar la fortuna Malfoy, y seguramente vas a terminar como un agente importante de Gringotts o un pocionista talentoso. Cuando haya terminado la Academia, si quieres, nos casaremos y-
—…y tendrán dos hijos, y el primero será un Malfoy y el segundo un Potter. Preferiblemente, una niña y un niño —Completó Zach, que no superaba esa broma, ni siquiera con el paso de los años. Aunque ya no sonaba tan descabellado como cuando estaban en cuarto y no sabía a dónde lo llevaban sus emociones, sólo que quería a Draco cerca.
—Dime que no estás pensando en serio en tener hijos —Pidió Draco, con el entrecejo un poco fruncido. Harry le besó la mejilla y relajó su expresión enseguida.
—No estoy pensando en serio en tener hijos —Repitió, todavía con una sonrisa.
—No le creas, no le creas nada…—Murmuró Zach, frente a ellos.
—Oh, es que no le creo. Conozco a mi Harry —A pesar de lo que decía, lo hacía con un tono suave, y su mano apretó las de Harry, que no hizo más que acurrucarse junto a él y hablarle de sus planes a futuro. Draco no se rehusó a nada.
Cuando el tren se detuvo, tomaron una profunda respiración, se hicieron a la idea de que sería la última vez que bajarían de ahí también, y descendieron. En el andén, entre las cabezas de familiares y amigos, alcanzó a divisar el cabello rubio platinado que caracterizaba a los Malfoy, y más lejos, el desordenado de su padre, que se inclinaba para rascar tras las orejas a Padfoot y Helga, que no se perdían su llegada del colegio.
Zach se les adelantó, despidiéndose con un "hasta luego". Se verían en menos de una semana, era seguro, cuando se fuesen a reunir con Cedric.
Draco capturó su atención, ofreciéndole la mano. Él volvió a sostenerla y apretó sin fuerza; temores sobre qué harían, qué pasaría, se desvanecían poco a poco.
—Puff meloso —Le susurró, besándole la cabeza, y Harry sonrió y se dijo que nada saldría mal, de estar así.
Tiró de la mano de Draco cuando bajó del tren. Él se dejó jalar entre la multitud, uniéndose a su risa y negando con incredulidad.
Harry sabía que, para lograr lo que tenía en mente, sólo necesitaba trabajar duro y seguir teniéndolo a su lado. En especial lo último.