Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

A.S.G 2 por Yukihana-Hime

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

* Los personajes no me pertenecen, son propiedad de su autor. Lo unico de mi autoria seria la historia y no se aceptan plagios o adaptaciones que no haya autorizado.

* Antes de leer, debo aclararte que todo lo escrito es ficcion y es de ese modo como debe permanecer.

* Esta historia contiene temas de clasificacion +18, si eres menor, abstente de leerla o hazlo bajo tu propio riesgo. (Muerte de personaje, incesto, etc...)

* "A.S.G #2" es el capitulo dos de la saga de sangre.

* No hay necesidad de leer la uno para entender esta pero con gusto los invito a leer la primera parte para darle mas entendimiento a este capitulo.

Aclarados esos puntos y estando de acuerdo con ellos, les invito a leer esta peculiar historia.

¡Comenzamos!

Notas del capitulo:

 

 

Sabaku No Gaara es el psicólogo más cotizado del mundo y su despacho es el lugar más importante, es en donde se revelan y guardan grandes secretos de las vidas de las personas de gran importancia en el mundo de la política, los espectáculos, entre otros; todos cargos valiosos dentro del país. Secretos tan íntimos y reprochables que podrían poner a sus dueños en muy mal concepto ante la sociedad.


El profesionista buscaba entre los cajones de su escritorio el expediente del siguiente paciente, que no tardaría tanto para comenzar con la sesión del día. Al encontrar la documentación la tomo y volvió a cerrar con llave aquel cajón. Abrió el folder, empezando a leer algunas de las notas que había iniciado a escribir con anterioridad, recordaba perfectamente como aquel chico había llegado con él hacía unos meses atrás.


...


Después de mucho tiempo y de intercambia simples correos por precaución, al fin había logrado la oportunidad que había tanto anhelado, tras recibir la carta de su mejor amigo y un boleto de avión. Hacía años que Naruto se había marchado y eran pocas noticias que tenia de él o de Madara y sus queridos sobrinos no sanguíneos, todo fuera por protegerles de la familia Uzumaki y los Uchiha, que aun tras años aun no les perdonaban su pecado moralista.


Y ahora, no solo sabía que se encontraba bien y feliz con una gran familia, sino que también el rubio le había pedido que fuera a visitarle, dándole de manera confidencial y solo para él la dirección donde residía actualmente con su familia. Resultando ser Suecia. No dudo mucho para ir a aquel encuentro después de asegurar algunos asuntos en Japón, llego al aeropuerto del país europeo sin problemas y sin levantar sospechas a la familia de los implicados en Japón, quienes le vigilaban seguros de que su gran amistad de infancia, les mantenía en contacto. No se equivocaban, pero nunca les dio ni daría una pista que lograran usar para localizar a su amigo, incluso esa carta que le envió con el boleto fue quemada tras leerla.


Aún recuerda que sonrió de gran manera al ver en la sala de desembarque a su viejo amigo, sintiéndose absurdamente feliz al ser recibido con un gran abrazo de su escandaloso conocido y de su tierna compañía. Después de años, al fin volvía a ver a su pequeño sobrino; el primogénito de su mejor amigo, el pequeño -ahora no tanto con sus 13 años- Tadashi le sonrió no más verlo, abrazándolo incluso después de su amigo. Después de años, al fin pudo tocar a la pequeña Ino y no solo contemplarla en fotografías, la dulce hija del matrimonio era hermosa con los rasgos de su hermano rubio. Se sorprendió gratamente con los gemelos y últimos hijos de su amigo, los pequeños Indra y Ashura, quienes tenían mayor parecido con su padre varón.


Mientras se dirigían hacia la casa del rubio padre escucho atentamente a su ahijado sobre su vida, así como a la pequeña Ino que no tardo en tomarle cariño, los mas pequeños fueron los que mas desconfiaron de él, siendo igual de celosos con su padre doncel como lo era Madara, todo indicaba que no confiaban en los varones con excepción de su padre para que estuvieran cerca de su familia. Al llegar a la casa de Naruto y su familia, no le sorprendió tanto notar que a pesar de que Madara había logrado levantar una empresa de arquitectura bastante importante en el país, su amigo prefería un hogar modesto, en una tranquila localidad.


Una vez a solas cuando los niños se dispusieron a hacer sus actividades diarias, los amigos al fin pudieron ponerse de acuerdo. El dulce rubio le había preguntado sobre su vida a detalle, y él no dudo en complacerlo, no omitiendo nada y expresándole sin dudar la gran falta que le hacia. Para aligerar la situación después de contarle sobre su situación actual, él aprovecho para preguntar sobre su esposo y este le contesto con orgullo lo sobresaliente que era Madara, habiendo conseguido trabajo como arquitecto y abriendo su propio despacho, alejándose de todo lo que tuviera que ver con administración de empresas y siguiendo su sueño, también le pregunto sobre su vida, siendo evidente que su amigo era feliz actualmente cuidando de sus hijos, habiendo tomado unos años de vacaciones -privilegio que gozaba al ser el asistente de su esposo en el despacho- para criar a sus hijos menores.


Realmente le hizo feliz ver que su amigo se encontraba bien, siendo aún el doncel sonriente y escandaloso que conocía. Al regreso de Madara del trabajo disfruto de intercambiar puntos de vista con él y en ausencia del doncel -que preparaba la cena- le contó la situación en Japón referentes a sus familia; todo parecía indicarle que para los Uchiha les eran indiferentes mientras no se reviviera el escándalo ya olvidado, caso contrario con los Namikaze, que aun esperaban encontrarles, Minato era bastante obstinado cuando quería.


La semana que paso junto a la familia había sido de lo mejor, hacía tiempo que no se la pasaba tan bien y libre de pesares, sintiéndose comprendido y apoyado. Pero no todo podía ser miel sobre hojuelas, pues de ese viaje gano un nuevo paciente, un nuevo amigo que Naruto tenia en aquel país y a quien le tenia incluso la suficiente confianza para haberle revelado la razón de su huida de Japón; Yuki Sasuke, un joven doncel de pelo azabache y ojos negros, piel blanca y una personalidad irritante en su opinión pero sabía que no era un chico malo, solo era bastante desconfiado.


Lo conoció al segundo día de su visita, el doncel había llegado junto a Naruto -en un viaje al supermercado que hizo el rubio- y se desplazo como si la casa fuera propia, siendo recibido por los niños como un tío. Todo fue curioso para él, sobre todo cuando después de la presentación el doncel azabache se entretuvo con los pequeños, inmiscuyéndose en la conversación que tenían Naruto y él de vez en cuando.


Sasuke trataba muy bien a los pequeños, con Madara tenia un mutuo respeto casi siempre silencioso y con Naruto era una amistad de perro y gato, pero podía ver claramente el cariño que se tenían, razón por la que acepto el pedido de Naruto dos días antes de marcharse; viajar de regreso con el doncel azabache y ayudar a Sasuke a encontrar a su pareja, la cual había resultado que vivía en Japón y que tuvo que dejar al doncel en Suecia pues solo había ido de vacaciones al país durante dos meses.


Para no levantar sospechas a quienes le vigilaban acordaron que Sasuke seria su paciente, detalle que incluso resulto beneficioso pues al parecer el doncel era bastante antisocial, encerrándose en un circulo muy pequeño de amigos que giraba alrededor del rubio y su familia, así como de otra chica de nombre Hinata, la cual trabaja en un despacho de abogados en Japón y que era una firma de abogados socia del bufete en el que trabajaba Sasuke, una amistad a través de la computadora.


Además de ser un apoyo para el azabache, quien no tenía muy buena relación con su familia; una madre ausente trabajando todo el día e importándole poco lo que haga su único hijo y su padre del mismo modo pero trabajando casi todo el año en el extranjero, recibiendo escasas visitas del varón, o al menos esa había sido su situación siete años atrás, actualmente Sasuke se había mudado a ese país por capricho de su madre despechada por ser abandonada por su padre. Fue de ese modo que tras un año de residir en ese lugar Naruto conoció a Sasuke, frecuentándose por asuntos del trabajo cuando el matrimonio comenzaba a realizar los tramites legales para su negocio.


Fue de ese modo que la semana termino y él debió volver a Japón junto a un doncel al que apenas y conocía pero al que debía ayudar por petición de su mejor amigo. Debía apoyarlo emocionalmente, así como a adaptarse al nuevo país, darle alojamiento mientras encontraba un departamento -que solo tardaron en encontrar 5 días-, ayudarle a encontrar a su novio, entre otras cosas, en lo único que no le ayudo, fue en encontrar trabajo, ya que el doncel solo pidió su transferencia a la filial de Japón.


::::


::::       


Alzo la mirada cuando la puerta de su consultorio fue abierta sin aviso, dejando entrar a su paciente más reciente. Frunció levemente el ceño, la cabellera negra del chico se encontraba desordenada y se veía más pálido de lo normal, preocupándole bastante al ser ya de por sí de piel bastante clara, sin ignorar sus ojos ónix mostraban nerviosismo. Sin intercambiar palabras, el doncel se sentó en el diván en silencio y con la mente en otro lugar.


Gaara ya se había acostumbrado a su interacción, por lo que aguardo a que fuera el doncel el primero en hablar, en la mayoría de las sesiones Sasuke prefería permanecer en silencio y él respetaba eso, pues su relación doctor-paciente no había iniciado precisamente por petición del azabache sino como una pantalla. Lo poco que habían hablado era sobre la familia del doncel y el cómo se sentía con respecto a la soledad en la que vivió aun con sus padres, hasta que al fin se sintió feliz y comprendido por Naruto y su familia, así como con su pareja.


Regreso su vista al documento, como psicólogo tenia gran paciencia, no estaba ahí para forzar a sus pacientes a hablar sino que estaba para escucharlos cuando ellos estuvieran dispuesto a contar sus preocupaciones, miedos e incertidumbres, así como sus alegrías, ilusiones y deseos. Él estaba ahí para que ellos se desahogaran y poder aconsejarlos en algunos casos, así como animarles a seguir adelante, más no involucrarse en sus vidas de forma directa pues debía dejar que fueran sus pacientes quienes dieran el siguiente paso solos. Es lo único que podía hacer por ellos, escucharlos y apoyarlos silenciosamente, y Sasuke no era la excepción.


Continúo leyendo los papeles fingiendo ignorar al contrario, pero observándolo en secreto; le notaba ansioso, sumergido en su mente intentando seguramente ordenar sus pensamientos, algo muy grande debió pasarle, solo esperaba que no fuera algo malo y que hicieran retroceder la actitud del doncel, quien le había prometido ser un poco más sociable. Sin sorpresa, el azabache tenía problemas depresivos, los cuales se dieron al no tener atención de ninguno de sus padres y por estar todo el tiempo en casa solo, sin amigos pues su personalidad chocaba mucho con las demás personas a su alrededor y su gran inteligencia lo orillaron a considerar a casi todos como estúpidos, lo que provocaba que siempre se metiera en problemas. Justo cuando repasaba el medicamente que el doctor le receto para poder conciliar el sueño, Gaara se vio interrumpido por el doncel.


— Lo encontré.


El psicólogo alzo la mirada ante el leve murmullo que pudo escuchar gracias al silencio de la habitación. Cerro la carpeta para poner atención. El doncel se recargo en el respaldar del sillón, intentando relajarse.


— Lo encontré, pero no tuve el valor de hablarle. —Continuo el oji-ónix mirando el techo.— Iba saliendo de una limosina en compañía de familiares o eso creo... tenían facciones idénticas.


— Pero lo has encontrado. —Hablo mirando minuciosamente al doncel, ahora entendida porque se veía tan intranquilo.


— Si... ¿eso es bueno? —Cuestiono al no saber cómo sentirse aun cuando lo medito desde que llego.


— Tu eres quien decide eso. —Respondió el pelirrojo y el contrario solo asintió, mirando nuevamente el techo.


Sasuke realmente agradecía que Gaara fuera tan respetuoso, no inmiscuyéndose en su vida como otros psicólogos -a los que había acudido antes- que querían regir su vida, imponerle un estilo de vida diferente de golpe.


— Ahora que lo he vuelto a ver...—Sasuke busco las palabras adecuadas, quería encontrar el sentido a su contradicción.— No sé qué hacer.


— ¿Por qué? —Pregunto ocultando perfectamente su curiosidad, después de todo encontrar a ese hombre era el motivo de su viaje al país oriental. — ¿No venias a buscarlo? ¿No buscaba una continuidad de lo que quedó inconcluso?


— Ya lo encontré...—respondió el azabache inseguro, como si todo hubiera sido un sueño.


— ¿Y solo querías verlo?


— Si. —Contesto tranquilamente, después guardo silencio por algunos segundos. — Pero también quiero hablar con él... vine a estar con él... Vine a este país por él.


Después de aquellas palabras ninguno dijo más, terminando la sesión nuevamente en silencio.


::::


::::       


Se tallo los ojos y dio un bostezo, se encontraba cansado pero aún tenía un largo día de trabajo. Miro el reloj de pared, pronto Sasuke llegaría para una nueva sesión y tenia curiosidad de si en esta ocasión si hablaría, desde el día en que encontró a su pareja este no había vuelto hablar en las sesiones. Al parecer aun no reunía la valentía para buscarle a pesar de que ya sabia donde encontrarle.


La puerta fue abierta, por lo que sus ojos se dirigieron con rapidez a la entrada. El azabache entro con velocidad dirigiéndose directamente al sofá de siempre en donde se recostó. El doncel no dijo nada, pero como psicólogo con experiencia sabía que ese día el oji-ónix hablaría en esta ocasión y que solo esperaba que se acercara. Razón por la que dejo el asiento detrás de su escritorio para dirigirse al sillón que estaba enfrente del doncel. En cuanto tomo asiento el contrario empezó hablar.


— Por fin me acerque. —Hablo con tranquilidad, como si buscara creerse esa realidad.— Salí de trabajar mas temprano de lo normal y tuve el impulso de acercarme a su trabajo, mi intención nunca fue hablarle... pero... pero sin notarlo me acerque a él en cuanto lo note saliendo del edificio y cuando él me vio se sorprendió.


— ¿Y que hiciste?


— Estaba por fingir también sorpresa cuando él inmediatamente me sonrió y abrazo, haciéndome preguntas sobre que estaba haciendo ahí. —Se abrazo a si mismo, recordando la sensación del abrazo de su pareja.— Se despidió de la persona con la que estaba y me invito a una cafetería cercana para hablar...—se levantó para caminar alrededor del pelirrojo, incapaz de quedarse quieto de la emoción que sentía pero sin saber como expresarlo. — Hablamos de muchas cosas, especialmente que hago aquí en Japón.


— ¿Se lo dijiste? —sado, después de todo Sasuke era bastante orgulloso. 


El azabache se mordió el interior de su mejilla, escondiendo su rostro del psicólogo para que no viera su sonrojo, asintiendo con una sonrisa a espaldas del contrario. Estaba realmente feliz, no había pensado llegar a ese punto cuando se dejo llevar por Naruto que le insistió a buscar a quien era su pareja.


— Fue vergonzoso cuando sonrió. No se ni de donde salió el valor para confesarle que vergonzosamente vine a buscarlo.


— ¿Te dijo como se sentía por ello?


— Me dio un pequeño golpe en la frente mientras me decía lo feliz que le hacía que viniera por él. También se disculpo por haberme dejado sin una manera de contactarlo, pero que había tenido prisa para regresar a Japón para no levantar sospechas a sus familiares de que estaba en Suecia.


— ¿Su familia? ¿Sospechas?


El doncel miro a su psicólogo confundido, recibiendo la misma confusión de parte del pelirrojo. Hizo memoria sobre todo lo que hasta ese momento le había dicho, encontrando el fallo en la comunicación.


— Pensé que Naruto te lo había dicho.


— ¿Naruto? —Pelirrojo frunció el ceño, cada vez más confundido.— Que tiene que ver Naruto con que tu novio oculte cosas de su... Oh... Entonces siempre tuviste forma de encontrarle...


— Si pero tampoco era como si pudiera acercarme como si nada. Su familia podría hacer preguntas sobre como nos conocimos.


El profesional asintió de acuerdo, entendiendo ahora todo el asunto. Anoto unas cuantas cosas en su block y retomo la charla.


— ¿Estás feliz de por fin poder hacer contacto con él? —El doncel asintió. 


Sasuke miro hacia la ventana pensando si continuar o no, tenía cosas que decir, pero aún le era extraño hablarle sobre sus problemas a alguien mas, especialmente a un psicólogo como lo era él oji-marina, a quien podría considerar un amigo pero su trato era realmente superficial.


Sabía que estaba haciendo todo eso como un favor por Naruto, aunque el pelirrojo le hizo saber con anterioridad que también lo hacia porque quería y quería que se llevaran bien. Y hasta el momento el varón no había hecho ningún intento de curiosear en su vida, no le cuestionaba nada ni le reprochaba sus acciones, esperaba paciente a que él se animara a hablar y dijera lo que quisiera decir. No era una relación forzada la que tenían y se sentía a gusto con él. Suspiro.


— Bastante. —Acepto, regresando a su lugar frente al contrario.— Estuvimos hablando de muchas cosas. Entre ellas me pregunto por el lugar donde me estaba quedando y por cuanto tiempo planeaba quedarme en el país.


— ¿Qué le respondiste?


— Que un amigo me había ayudado a buscar un departamento cerca de la plaza...—intercambiaron una leve sonrisa ante la mención de su relación— Y que realmente no tenía planeado regresar a Suecia, que había venido a estar con él si lo encontraba...—sus mejillas se tornaron carmín, avergonzado de haber dicho eso en voz alta de nuevo. Tosió un poco para quitarse el bochorno y continuar hablando.— Pero que también había tenido la transferencia en el trabajo cuando me ascendieron. Sonrió aún más por eso, incluso se rio...


— Supongo que no se creyó que realmente vinieras por tu trabajo.


— Yo también lo creo. —Suspiro derrotado.


Sasuke comenzó a jugar con sus manos, bastante nervioso. Al notarlo Gaara espero a que continuaran pero le notaba indeciso, intento no presionarlo pero se notaba que el azabache deseaba decirlo pero no encontraba como, para ayudarle le pregunto tranquilamente, fingiendo desinterés.


— ¿Quedaron de verse mañana o algo así?


— Me... me pidió que me mudara con él. —Confeso al fin el doncel, mirando directamente al varón en busca de una respuesta.— Dijo que si ya había viajado hasta aquí para estar a su lado y que si ambos nos queríamos no había motivo para posponer ese paso...


— ¿No quieres? —Pregunto mirando la expresión del doncel que de forma inconsciente hacia muecas.— ¿O es que sientes que es muy repentino?


Gaara comprendía que tal vez para el azabache, quien era bastante reservado y le gustaba tener su espacio personal le fuera difícil aceptar una propuesta así.


— Me tomo por sorpresa. —Admitió.— Y claro que pienso que es muy repentino.


— Entonces, ¿te negaste? ¿O le dijiste que lo pensarías?


El pelirrojo se levantó sin parecer brusco, dirigiéndose a un mueble cercano en donde tenía una cafetera, sirviendo dos tazas, una para el doncel y la otra para él, dándole tiempo a su paciente para continuar la charla.


— Es cierto que vine desde otro país para verlo, —continuo el doncel, mirando como el pelirrojo servía la bebida— sin embargo, jamás he vivido con nadie que no sea mi madre y a ella apenas le veía el rostro. He vivido solo por mucho tiempo...


— Vivir solo hasta ahora no impide que puedas vivir con alguien en algún momento. —Le indico el oji-marina regresando y entregándole la taza al azabache, quien agradeció.


— Lo sé. —Tomo un sorbo— Pero... Solo estuvimos un mes juntos en Suecia en una relación.


— ¿Creí que habían sido dos?


No es que hiciera mucha diferencia en realidad, pero Gaara quería aclarar ese punto, después de todo, el tiempo era algo importante para sus pacientes y el debía tomarlo en consideración.


— El estuvo dos meses en Suecia pero en realidad nuestra relación solo duro un mes. —Aclaro el azabache.— Las primeras semanas apenas nos conocíamos y realmente yo no lo trataba... incluso nuestra relación se dio muy rápido... Si lo pienso detenidamente y con la mente fría, es estúpido que haya venido hasta Japón por un hombre que apenas conocí y que me dijo palabras bonitas. —Bufo, considerándose un estúpido ahora que lo decía en voz alta.


El varón pelirrojo sonrió de lado, tomando café al tomar asiento y leer sus anotaciones, debía corregir ese punto. Ingenuamente había asumido que durante esos dos meses habían tenido una relación pero ahora aceptaba que Sasuke no hubiera salido inmediatamente con aquel varón, primero debieron conocerse.


— Con sentido común ese es un pensamiento correcto, pero con los sentimientos el sentido común no existe...


Como psicólogo, sabia que no siempre lo que era común para todos era lo correcto y que en ocasiones, era ese mismo sentido el que lastimaba a sus pacientes, haciéndolos sentir extraños entre los suyos e incomprendidos, aislándolos por simplemente ver la vida de diferente manera. No siempre lo poco común era malo.


—...Te lo dice alguien que ha escuchado millones de historias.


El doncel sonrió levemente ante la respuesta, sintiéndose comprendido de nuevo por su doctor.


— Entonces, ¿no crees que me enamore muy rápido?


— ¿Conoces sobre "el amor a primera vista"?


— Nunca me ha pasado.


— A mí tampoco. —Le confeso juguetón.— Pero que ni tu ni yo lo viviéramos, no significa que no existe. A lo largo de mi carrera he conocido a muchos que dicen enamorarse a primera vista, algunos son verdaderos pero otros no. Incluso Naruto es uno de ellos...


— Oh, si, he oído eso. —Acepto Sasuke, recordando la cara de tonto enamorado de su amigo rubio cuando le conto lo que fue conocer a Madara.


— Bueno, a diferencia de él, tú te diste la oportunidad de conocerlo antes de amarlo.


— ¿Crees que el amor a primera vista es malo? —Pregunto curioso el azabache, por el tono de hablar del contrario lo considero.


— No creo que sea malo; el amor no es malo, somos nosotros los que lo volvemos dañino, toxico. —El pelirrojo tomo un sorbo de su bebida.— Hay ocasiones en los que deberíamos dejar ese sentimiento por el bien de los demás pero no lo hacemos. Y en el caso del amor a primera vista, bueno, en esos casos siento un poco de pena por esas personas, a diferencia de quienes primero conocemos y tratamos a nuestra pareja para sentir un fuerte sentimiento, ellos simplemente lo sienten, tan fuerte que puede dañarlos.


Sin notarlo, el pelirrojo comenzó a pensar primero en su amigo rubio, quien no tuvo oportunidad de no amar a Madara, pues simplemente lo vio se enamorar, llegando al trágico final; además de rememorar su propia situación.


— ¿Gaara? —Llamo Sasuke, preocupado al verle sumergirse en sus pensamientos.


— ¿Eh? Ah... Lo siento...—El pelirrojo tomo aire, alejando sus pensamientos. — Regresemos a ti. —No muy convencido, el azabache asintió.— ¿Qué es lo que sentiste cuando lo conociste por primera vez?


— No le preste realmente atención al principio. —Admitió riendo, recordando aquel encuentro.— Ese día había sido invitado por Naruto y Madara para acompañarles al cine, no tenia nada mejor que hacer, así que acepte. Estaba más entretenido con los niños, que fijándome si era guapo o no el invitado de ellos cuando me lo presentaron, sin embargo, a las horas Naruto empezó a molestarme diciendo que él no dejaba de verme y ni así realmente lo mire.


— ¿Entonces él se acercó primero?


— Si. — Sasuke sonrió ladino, divertido recordando a un supuesto varón galán, confiado en sus tácticas de seducción. — Se creía un experto en todo, por una hora intento ligar conmigo pero solo podía pensar en él como uno de esos varones que se cree miel para moscas.


Gaara soltó una leve risa, si, él también conocía tipos así, muchos de sus pacientes eran de hecho personas importantes que tenían una actitud de dominar el mundo pero que no servían ni para pasar la noche.


— Vaya conquistador si no logro atraer ni tu mirada a él. —Sasuke rio, dándole la razón.


— Le dije algo parecido y eso lo desanimo. — Siguió contando el doncel. — Se alejo de mi lado hasta que tuve un problema con la pequeña Ino que insistía en querer un peluche de una de esas maquinas de monedas que debes sacar con un gancho. —Gaara asintió, recordando haber jugado de esas en su juventud junto a un doncel rubio. — Nunca he sido bueno con ese tipo de juegos. La garra nunca me ha querido y he perdido dinero en vano con mis intentos. Él me ayudo a conseguírselo y fue ahí donde yo le preste atención. Cuando él se ofreció a conseguirlo fue cuando realmente me digne a mirarlo. Y sus ojos...—Suspiro enamorado, recordando los sentimientos de aquel momento. Sus mejillas se empezaron a tonar rosas.— Es vergonzoso decirlo...


— No tienes que decirlo si no quieres.


— ¿No tu trabajo es hacerme hablar? —Pregunto simplemente para calmar su desbocado corazón.


— No. —Sonrió de lado.— Mi trabajo es escucharte y aconsejarte, pero es tu decisión que decirme y si vas a escucharme.


Sasuke mordió su labio inferior, no sabiendo como sentirse con esa franqueza de parte del varón, quien realmente esperaba un poco mas de insistencia.


— Sentí una atracción extraña cuando lo miré...


— ¿Extraña? —Enarco una ceja.— ¿Creí que dijiste que no fue amor a primera vista?


— Y no lo fue. —Aseguro, pasando una mano por su cabello al no saber como explicarlo.— No fue amor, solo curiosidad por él. Era una sensación extraña, como si lo conociera desde hace mucho o como si fuéramos iguales... por eso confié rápidamente en él. Fue algo dentro de mi, nuevo y excitante lo que me atrajo hacia él. —Se mordió el labio inferior por la vergüenza— Con el pasar de los días fue cuando empecé a sentir el deseo de estar a su lado, de poder tocarlo. Con la convivencia llego el amor. Me gusto, le guste. Nos besamos y continuamos juntos, hablando o simplemente en compañía...—Sasuke guardo silencio, avergonzado de lo que acababa de confesar.— Re... Regresando al tema de la mudanza...—tartamudeo, cambiando el tema y el pelirrojo no dijo nada sobre ello.— Acepte... acepte sin pensarlo...


— ¿Te arrepientes ahora de haber aceptado?


El doncel lo medito unos segundos antes de negar con palabras y con movimiento de cabeza.


— No, solo estoy ansioso. —Asintió, aceptándolo el mismo.— No sé qué ocurrirá en esta nueva etapa pero quiero averiguarlo. Si estoy con él siento que nada puede salir mal.


— ¿Cuándo te mudaras con él?


— En tres días tiene el día libre por lo que me ayudara con la mudanza. Aunque no tengo muchas cosas en realidad, acabo de llegar al país. —Ambos intercambiaron una sonrisa burlona, pues el doncel no había traído mas que lo esencial con él.


— ¿Como crees que será vivir con él?


— Agradable. —Contesto con convicción.— No me gusta mucho el bullicio, pero él no es escandaloso, todo lo contrario, es tranquilo y ordenado por lo que no creo que haya problemas. —Respondió dando un bostezo.


— ¿Como te encuentras? —Cuestiono algo preocupado por el estado del doncel, durante la sesión había bostezado en varias ocasiones y sabia que tenia problemas para conciliar el sueño.


— Bien, pero estoy cansado. —Se tallo los ojos.— En estos días que no había podido acercarme a él, no había podido dormir bien. —El psicólogo asintió, anotando algunas cosas en su block.— Incluso las pastillas tardaban en hacer efecto por mi desesperación, pero ahora que he hablado con él de repente me siento cansado.


— Te despertare en cuanto acabe tu horario.


El doncel solo asintió, agradeciendo y recostándose en el diván. Era extraño que aceptara algo así pues nunca había logrado conciliar el sueño alrededor de un extraño pero Gaara le daba confianza, así que cerro los ojos y se dejo envolver por Morfeo.


::::


::::       


— Hable con Naruto, le he contado todo. —Hablo mientras miraba por la ventana.


— ¿Y qué te dijo?


— Se alegro y me pido que le mandara saludos de su parte... y a ti también.


El pelirrojo asintió, agradeciendo el detalle. Él también quisiera hablar con su mejor amigo tan libremente pero era mejor así, pequeños correos de cuentas falsas y llamadas cortas de vez en cuando. Tal vez Minato no contaba con una fortuna económica como los Uchiha, pero tenia varias conexiones tanto en la policía como en la política, no por nada era un gran abogado.


— ¿Como ha ido todo? —Pregunto tranquilamente, mirando la espalda del azabache.


Era su primera sesión desde que el doncel se había mudado con su novio hacia una semana, y al ser la primera vez que su paciente compartía casa con alguien que no fuera un pariente de sangre, le preocupaba su estado mental. Aunque le sorprendía bastante lo relajado que parecía el doncel e incluso lo comunicativo que estaba siendo en esa ocasión.


— Bien, vivir con él es relajante. —Respondió volteando a ver a su medico.— Ha modificado su horario para llegar al departamento temprano y poder cenar conmigo. Me cuenta sobre su día y me pide que le hable del mío. Es muy atento, escucha todo lo que le digo. Me gusta la libertad que tengo en el tiempo que llego de mi trabajo y él llega, el tiempo que pasamos juntos es agradable y cuando estamos juntos...—Sasuke guardo silencio avergonzado por lo que estaba por decir.


— ¿No crees tener problemas con él? —Comprendiéndolo, el varón prefirió cambiar el rumbo de la charla.


— No, tenemos muchos gustos parecidos por lo que nos entendemos muy bien y entendemos que el contrario necesita su espacio en ocasiones. él es bastante comprensivo conmigo...—regreso la mirada al pelirrojo.— Por cierto...—se acercó al sofá para sentarse— Llamo de nuevo.


— ¿Y qué hiciste? —En secciones anteriores, el doncel le había dicho que había recibido llamadas de parte de su madre.


Una llamada después de un mes y medio desde que dejo Suecia revelo que esa mujer apenas se había dado cuenta que su hijo no estaba en casa. Sasuke le había dicho sobre su ascenso y le aclaro que le dejo una nota pues aunque la espero una semana para explicarle antes de viajar nunca la vio, y él no podía posponer mas el viaje. Cuando le conto a su madre sobre su nueva ubicación, ella demando que regresara, algo que tenía sorprendido y preocupado al azabache.


Según lo dicho por Sasuke, Shizune Yuki no era una madre que se preocupara sobre donde estaba y mucho menos cuestionara sus decisiones demandando cosas, y el hecho de que ahora que la mujer le exigiera algo ahora, lo tenía molesto, ansioso, irritado y preocupado. Especialmente lo ultimo porque la mujer no ha dejado de llamar para pedirle que regresara.


— No conteste, aunque si escuche el mensaje de voz que dejo. —Respondió irritado, acariciando su cuello.


— ¿Y que decía? ¿Lo mismo que el anterior?


— Si, sigue ordenándome que regrese a Suecia. No entiendo su actitud. —Bufo.— ¿Desde cuándo se preocupa por mí? —Pregunto al aire, bastante molesto.— Además, no es como si mi padre fuera a regresar y necesite mi presencia para fingir ser la madre perfecta.


La voz del doncel empezaba a mostrar su molestia e inconformidad sobre el asunto, pues no seria extraño -aunque a su pensar si imposible- que su padre fuera a regresar y esa fuera la insistencia de Shizune para que regresara, no seria la primera vez que lo quería en casa para fingir que eran una madre y su hijo unidos, esperando al padre que pocas veces estaba, fingiendo de ese modo ser la familia perfecta.


— ¿Y si tu padre realmente regreso? —Pregunto Gaara, abarcando un tema delicado del doncel pero que el profesional sabia que mientras mas hablara sobre eso, se libraría de la carga que le generaba.— ¿Nunca has pensado en contactarlo por tu parte?


— Ni siquiera se donde trabaja mi padre. —Confeso, restándole importancia con un movimiento de mano.— Seguramente le fue infiel a mi madre y esta ni cuenta se dio, incluso podría estar en estos momentos con esa aventura.


— ¿Y tu como te sientes con eso? Por supuesto, asumiendo que fuera verdad.


— No me importa realmente. —Alzo los hombros, restando importancia al asunto. — Le quiero, es mi padre pero realmente hace mucho dejo de importarme lo que hace con su vida. De pequeño me dio cariño pero conforme crecí... bueno, digamos que deje de ser "su hermoso doncelito" para ser "el desastroso doncel que solo le daba problemas" ...


Suspiro para calmar su corazón, no lo decía pero realmente le dolió la actitud que tomo su padre para exigirle ser el mejor y lo frio que se volvió cuando fallaba. Gaara se dio cuenta de lo que ocultaba pero guardo silencio, anotando en sus notas ese detalle.


— Aunque, sentiría pena por mi madre.


— ¿Pena? ¿Por qué?


— Porque a pesar de todo, mi madre está muy enamorada de mi padre. No sé cómo se fijó en ese hombre tan frio.


— Bueno, es solo una suposición. —Dijo Gaara, notando que al doncel realmente le dolía imaginar ese escenario.— Regresemos al tema de tu madre, ¿qué harás con ese asunto?


— No volveré, ni siquiera sé que quiere. —Respiro profundo, relajando sus hombros. — Soy mayor de edad, no puede exigirme nada.


— ¿Y qué harás si viene a Japón?


— No creo que venga, su trabajo como medico la tiene tan ocupada que no tiene tiempo de sobra. Además que es su vida, no creo que solo porque no estoy la deje por mí ahora si antes no lo hizo. En algún momento se rendirá de llamar, ni siquiera entiendo su exigencia. No quiere darme explicaciones del porque le molesta. No sé si es porque vine a este país o porque simplemente me fui.


— ¿Cuál crees tú que sea el problema?


— No tengo idea. No hay nada que ella tenga de que quejarse. Nunca está en casa y desde que yo también comencé a trabajar, casi ni nos veíamos. Lo peor es que me está molestando tanto que él se ha dado cuenta


— ¿Él te ha preguntado sobre las llamadas de tu madre?


— No, aunque he visto que desea hacerlo, pero parece que espera a que yo le hable primero sobre esas llamadas que ya no contesto e ignoro.


— ¿Piensas decirle?


— Lo hare. —Asintió.— No quiero que esto sea un problema entre nosotros.


— ¿Crees que te diga que tienes que volver? ¿Qué se ponga del lado de ella?


— Es bastante responsable así que probablemente me diga que regrese para hablarlo adecuadamente con ella, que todo esté en buenos términos con mi única familia y para que pueda vivir aquí con él. —Sasuke lo medito, escuchando desde ya la voz de su pareja diciendo eso.—Incluso podría decir que me acompañara para presentarse. —Suspiro.— Aunque eso es algo que no deseo.


— ¿Por qué? —Pregunto Gaara atento a todo. — ¿Crees que ella lo trate mal?


— Mi madre es una buena persona, es amable con otros, no obstante, siempre esta ocupada. Y, aunque suene mal que un hijo hable así de su madre, la verdad es que no sé cómo reaccione cuando se entere que vine tras un hombre.


— ¿Entonces no planeas hablar con tu madre?


— No por ahora, lo hare una vez que se calme.


— ¿Y como sabrás que se ha calmado si no hablas con ella?


— Lo sabré cuando deje de llamar cada hora y mejor espere un día a que la llame.


— ¿Y si tu pareja insiste?


— Le hare ver que yo soy quien mejor conoce a la mujer que me dio la vida y yo sabré manejarla.


El celular del doncel interrumpió la siguiente pregunta del pelirrojo, quien con un gesto de mano le invito a ver al causante de la notificación. Sasuke saco el aparato de su mochila sonriendo levemente al leer el mensaje.


— ¿Me puedo ir?


— ¿Es importante?


— Es él, dice que salió temprano y quiere llevarme algún lado.


— Nos vemos mañana. —Le sonrió animándole.


Por lo regular el pelirrojo no hubiera permitido la interrupción de una sesión, pero al tratarse de ese doncel, que estaba haciendo un esfuerzo para abrirse al mundo, no seria él quien le detuviera, le cortara las alas que apenas abría.


— Gracias.


::::


::::       


— ¿Qué debería hacer? —Consulto nervioso, mordiéndose la uña.


Sasuke no sabia como enfrentar el nuevo reto que su novio ponía a su relación, al menos ese era un gran reto para él, quien había pasado de una vida soltero a seguir a su enamorado a otro país, dejando atrás a su único familiar con el que todavía tenia una relación, sino solida al menos existente. Si bien su pareja respeto su deseo de esperar hasta que él lo considerar conveniente para presentarle a su madre, pidió de su tiempo para presentarle a su familia.


— Lo que tu desees. Si crees que estás listo para afrontar a su familia, ve. Si no, pide más tiempo. Seguramente te lo dará. Y nadie debería obligarte a hacer algo a lo que no te consideres capaz aun.


— Lo sé, pero no es no esté listo, en realidad no tendría problemas con conocer a sus padres, mi deseo es que nuestra relación sea seria, pero...


— ¿Qué te detiene?


A su parecer, si el doncel estaba listo para enfrentar a la familia de su pareja y deseaba una relación formal en todo sentido con su pareja, no entendía porque se detenía justo en ese momento, donde el simple hecho de conocer a tu próxima familia política es un paso importante para una relación.


— Que se tratan de los enemigos de Naruto...—respondió para mirar hacia la ventana, evitando cualquier contacto visual con el psicólogo que no dijo nada, pero se tensó ante sus palabras.


Ambos sabían la historia de su amigo en común y del mismo modo el tipo de familia a la que Sasuke estaba por entrar si su relación seguía avanzando. Conocían parte del terreno que estaba por pisar y las consecuencias de dar un paso en falso, después de todo, nadie juega con esa familia y sale bien librado.


— Naruto te diría que no te preocuparas por él. —El pelirrojo le miro con una sonrisa ladina, seguro de su respuesta.— Él ya es feliz junto a Madara y sus hijos, así que tú debes de pensar en tu propia felicidad.


— Lo sé, ese tonto es así de noble. — recordando a quien llego a considerar un hermano durante los años de convivencia.— Pero yo no soy Naruto, y no soy tan amable como él. Todo lo contrario, soy bastante rencoroso.


— El rencor no lleva a ningún lado, especialmente cuando no es tu problema. —Le recordó.


— Naruto es mi amigo, así que si es mi problema. —se miraron a los ojos, esperando vencer en esa batalla de miradas. Saliendo victorioso el varón.— De acuerdo no es mi problema como tal, pero me es imposible. Se que podría arruinar la cena si alguno de ellos menciona algo contra ese rubio. él me ha contado lo que se habla entre su familia sobre ellos y aunque dudo que saquen un tema a si de intimo frente a un recién conocido, siempre existe la posibilidad y en ese caso... Ellos no saben que lo conozco así que...—Busco las palabras para continuar.— Me gustaría evitarle problemas a él.


— Entonces habla con él, resuelvan juntos este problema si es que desean seguir adelante. No hay mejor manera para entenderse que hablando. —Aconsejo el psicólogo con calma, entendiendo perfectamente al doncel, pues el mismo no reaccionaria bien si alguien insultara a su amigo en su presencia.— Y estoy seguro que tu pareja entenderá perfectamente, después de todo, es de los pocos Uchiha que aun respetan a Madara.


— Lo sé, lo sé...—suspiro— Hablare con él y llegaremos a un acuerdo, aunque probablemente lograra convencerme.


— ¿Y has sabido sobre tu madre?


— Si, al fin dejo de llamarme todo el día y espero a que la llamara. —Dijo Sasuke regresando al diván de la habitación y tomando asiento, bebiendo el café que le dio el profesional casi al llegar.


— ¿Dejo de insistir en que regreses?


— Se podría decir que dejo de insistir en convencerme y paso a la acción.


— ¿Sucedió algo?


— Cuando me contesto me regaño por ignorarla y sin darme tiempo a que le explicara correctamente y le diera mi versión de los hechos, simplemente dijo que había notificado a mi padre y que él también quería que regresara a casa. Que vendría a Japón a buscarme para llevarme con él por las buenas o malas. ¿No crees que es extraño?


No era una pregunta en la que Sasuke buscara respuesta, pues ni él como hijo la tenia. De lo que ambos estaban seguros los dos, era que ese comportamiento e insistencia de que el doncel regresara a su hogar era bastante extraña.


::::


::::       


Dio un brinco cuando la puerta de su oficina fue abierta de manera abrupta, mirando sorprendido al doncel que entro de manera rápida y que cerro con fuerza la puerta, recargándose en ella para deslizarse hasta el suelo. El silencio invadió el lugar. Gaara se mantuvo quieto sentado detrás de su escritorio sin saber que decir o hacer, eran las diez de la noche, hacia tiempo que no tenía pacientes, además de que ese día se suponía que habían cancelado la sesión porque el doncel acudiría a una cena con la familia de su pareja para conocerla, por lo que estaba confundido de verle de esa manera, todo alterado, perdiendo la elegancia y la seriedad que lo caracterizaba.


Sasuke miro alrededor, como si hubiera salido de algún trance y evaluara donde estaba, no entendiendo como llego ahí. Cuando sus oscuros ojos se encontraron con los claros, rompió en llanto. No podía creer lo que estaba pasando y agradecía internamente al menos haber logrado llegar con la única persona que además de su pareja, podría verle derrumbarse sin hacerle sentir mal.


El pelirrojo dio un pequeño brinco nuevamente en su asiento cuando un grito desgarrador salió del contrario para continuar con un lastimero y doloroso llanto. No entendía la situación pero Gaara no dudo en levantarse rápidamente y dirigirse hacia el doncel, el cual al sentir su presencia cerca, se abrazó fuertemente a él, buscando un salvavidas para su situación.


— Tranquilo...


Aun con un poco de incomodad, ya que el contacto físico con sus pacientes no era común, Gaara le regreso el abrazo con fuerza al doncel, intentando de darle un poco de contención, demostrándole que no estaba solo en ese situación que parecía ser tan abrumadora.


Sasuke no paraba de llorar a viva voz, era la primera vez que lo veía de esa manera, buscando e intentando aferrarse a algo que lo mantuviera en ese mundo. Algunos balbuceos salía de los delicados labios del azabache pero el pelirrojo no lograba entender nada de ellos. Como pudo, lo coloco entre sus piernas, recargando ahora él su espalda contra la puerta y envolviendo al menor entre sus brazos.


Pasaron varias horas en la misma posición, abrazados en el suelo y con el llanto del doncel rompiendo el silencio del consultorio. Con el pasar del tiempo el azabache se tranquilizó, pero nunca dejo de aferrarse al pelirrojo, se sumergió en un estado de trance en el que apenas era consciente de lo que sucedía a su alrededor.


Gaara miro el reloj de la pared, las dos de la madrugada, se sorprendía que estuvieran allí tanto tiempo, pero con el ataque de desesperación que había tenido el azabache lo comprendía, había estado a nada de tener un ataque de ansiedad que se calmo al hablar y asegurarle que no estaba solo, que todo se resolvería. Por la posición no podía ver los ojos del contrario, así que no sabía si estaba dormido o no.


El psicólogo pensó que era momento de que al menos se levantaran de ahí y por lo sucedido era de sabios suponer que el doncel no querría ir a casa, así que debía llamar a la pareja del contrario para avisarle que por esa noche se quedaría con él. No había intercambiado muchas palabras con el varón Uchiha pero sabia que quería bien a Sasuke y estaría preocupado por él toda la noche si no llegaba a dormir a casa, aun si se hubieran peleado.


Además de que debía llamar a su propia casa para explicar su tardanza y pedir que prepararan la habitación de huéspedes para el visitante de esa noche. Se movió un poco, un tanto torpe debido al adormecimiento de sus músculos al haber estado tanto tiempo en la misma posición, no obstante, de inmediato sintió el agarre de las manos ajenas sobre su camisa más fuerte, comprobando que el doncel estaba despierto.


— Vamos, acuéstate en el sofá en lo que preparo las cosas para irnos a mi casa. —Pidió, manteniendo un tono de voz relajante, demostrando que era amigo y no enemigo.— Te prepare un té para que te tranquilices. 


No hubo contestación y tampoco algún tipo de movimiento de parte del azabache, por lo que con mucho esfuerzo se levantó con todo y el doncel, cargándolo estilo princesa hasta el sofá mas grande, en donde lo recostó con delicadeza, cualquier movimiento brusco podría alterar mas a su paciente. Aunque tuvo que usar un poco mas de fuerza para deshacerse del agarre que este tenía sobre su camisa.


— No quiero estar solo...—dijo en un murmullo.


Sasuke vivió muchos años en la soledad creada por su familia, su padre ausente casi todo el año y su madre de igual modo, a excepción de los días en que su padres les visitaba, donde Shizune fingía siempre estar a su lado y que eran inseparables, todo para crear al lado de su padre la imagen de una familia feliz. Aun así, siempre solo, hasta que conoció a Naruto y su familia, quienes no dudaron en abrir la puerta de su casa y recibirlo con los brazos abiertos, dándole un lugar especial para él.


Convivio con ellos y olvido lo que era la soledad y mas cuando le presentaron al familiar de Madara, aquel joven que se robo su corazón con solo semanas de haberse conocido, y que hasta ese momento reparaba no le había dejado solo en ningún momento, ni cuando él tuvo que regresar a Japón se sintió solo, pues recordaba todo aquello que convivieron durante dos meses, fue simplemente su deseo de verlo lo que venció al final y sucumbió a buscarlo.


— No me iré, solo iré a prepararte un té.


Poco a poco, el doncel aflojo el agarre, dejando caer sus manos cual peso muerto. El pelirrojo se dirigía a la cafetera que tenía para momentos así, a veces sus pacientes sufrían ataques de ansiedad y los ayudaba a tranquilizar una buena taza de té. Preparo rápidamente dos tazas -una de té y la otra de café- para regresar con el doncel que aun parecía ido. Estaba realmente preocupado por el estado de Sasuke, podía decir sin equivocarse que el contrario no era una persona fácil de perturbar, incluso si hubiera tenido una pelea con su pareja no estaría en ese estado, así que algo realmente grave debió ocurrir.


Podría haber sido durante la cena, talvez antes o después, pero por el momento solo eran suposiciones de su parte. Tendría que primero dejar que el doncel se tranquilizara.


— Aquí tienes. —Dejo la taza en la mesita del centro, mientras se sentaba justo en el suelo frente al doncel.


Pasaron unos minutos hasta que Sasuke por fin se movió, sentándose con lentitud como si apenas pudiera mover su cuerpo por culpa del dolor, y no era un dolor físico sino emocional, que por experiencia el psicólogo sabía que era de los peores. El mayor dolor para un ser humano no es el físico; sino aquel que te roba la ilusión por la vida.


Con la misma lentitud con la se sentó, Sasuke estiro el brazo para tomar la taza, tomando apenas pequeños sorbos del té que para si no tenía sabor alguno. Había tenido que dejar su mente en blanco, pues de lo contrario, no hubiera dejado de llorar, gritar y reprocharle al destino, cupido o al mismo mundo su desgracia. Actuaba por impulso, sin realmente pensar sus acciones, fue de esa misma manera en que llego al consultorio de Gaara después de salir corriendo de la mansión Uchiha.


— Me siento sucio...—susurro mientras tomaba un pequeño trago.


Gaara estaba realmente sorprendido de ver como Sasuke tomaba del té como si nada, aun con su advertencia de que estaba caliente cuando tomo la taza. Le vio hacer una pequeña mueca al quemarse la legua pero ni aun así el doncel se detuvo, siguió bebiendo el té. Supuso que en ese momento, el dolor físico que podría sentir el doncel estaba siendo un alivio, como si con el dolor físico pudiera contener el emocional, una salida superficial que utilizaban algunos de sus pacientes, no era saludable y él les ayudaba a no continuar con ese método, no obstante, por esa ocasión haría esa excepción. Sasuke necesitaba un alivio, algo que lo retuviera en la realidad.


— ¿Deseas darte una ducha?


Sabia que el doncel no lo había dicho de forma literal, pues a pesar de su estado, aun portaba la ropa de gala con la que había asistido a la cena familiar de su novio, no obstante, tal vez el baño ayudara a aliviar un poco su estado emocional.


— No creo... yo...—No sabia que decir, todo brotaba por salir de sus labios pero él quería retenerlos dentro de su boca, temiendo que si los decía en voz alta fuera...


— La realidad. —Dijeron a la vez los dos. 

Notas finales:

Yukihana: ...Continuara>>


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).